Notas: Bueno, Homestuck y todo lo referente a ese universo le pertenece a Andrew Hussie, sólo escribo ésto por entretenerme a mi y a quien le interese leer.

Espero que les guste, es una serie de Drabbles, no se aún cuántos serán pero no creo que sea una serie larga. Realmente tal vez ni siquiera tengan relación unos con otros. Si posteriormente decido contar una historia, ya se enterarán, mientras tanto, disfruten.


Desayuno.

Cuando te decides por salir de la cama aquella mañana, es tan solo porque el olor de café recién hecho te ha invadido las fosas nasales. Sales como de costumbre de tu habitación, sin detenerte siquiera por un pantalón o algo aparte de los calzoncillos que llevas puestos, tus gafas picudas las llevas en la mano y te las colocas segundos antes de girar hacia la cocina y recargarte en el umbral, te gusta observar a tu hermanito ingeniándoselas para preparase algo comestible, si no fuera porque desde niño le enseñaste cómo usar la maldita cafetera, estas seguro de que ni eso podría prepararse. Estúpido muchachito mimado, algo debió joderse desde muy temprana edad en el menor y sabes que es tu culpa ¿de quien más?

– ¿Qué preparas?

Dave se sobresalta, el ligero movimiento casi pasa desapercibido, pero no para ti. Conoces bien el lenguaje corporal de tu hermano.

– No te escuché despertar. –Dice el pequeño, girándose con una sartén caliente y un par de huevos estrellados, ambos con las yemas quebradas y las orillas quemadas, casi puedes apostar a que no tienen gramo de sal. Dave ha depositado los huevos en un plato y se ha sentado en la diminuta mesa, listo para comer su desayuno.

– ¿Están buenos? –Le preguntas tras ver su cara de asco cuando da el primer bocado, eso solo te causa algo de risa y él al notarlo finge que come un delicioso manjar digno de dioses.

Toda esa pose de chico cool que te aprendió a ti no sirve de nada cuando perfectamente sabes lo que el chico piensa. Caminas tras él, asegurándote de despeinar sus cabellos, molestándolo antes de apropiarte de la estufa, preparas un nuevo par de huevos ésta vez usando mantequilla en vez de aceite y un poco de sal mientras tu hermano sirve dos tazas de café. Le colocas el plato de huevos que acabas de preparar frente a él y tu tomas los que él había preparado, te sientas a su lado y bebes el amargo líquido caliente, sientes la mirada avergonzada de tu hermano pero tienes los ojos cerrados. Sabes que se tomará como burla a sus dotes culinarias tu mimo reciente pero tampoco es que vayas a desmentirlo, prefieres que piense eso a que te estás ablandando.

Después de todo, el desayuno que el menor ha preparado no es tan terrible.