Creo que tengo una mala costumbre por escribir en un lado y despues cambio a otro lado, en fin, he regresado con una nueva historia. No le dare muchas vueltas al tema.
¡Ingenua Azrael del pasado! Han pasado años desde que estuve en el fandom de KHR, han pasado muchas cosas y perdí un poco el hilo de esta historia, sin embargo, la estoy retomando y se han hecho cambios en los primeros capitulos por lo que los estoy editando.
Disclaimer: los personajes de esta historia no me pertenecen ni nada relacionado con ellos, yo solo los junto como me sea más divertido.
Capítulo 1
Sus lágrimas habían dejado de correr en algún momento, pero el dolor persistía atosigándolo. Recordándole lo difícil que podía ser estar sin ella, ese agujero que nos acompaña cuando perdemos a alguien. A su mente venía su amada, los momentos felices y los tristes. Todo eso lo atesoraría, dejó de estar acostado en posición fetal. Nadie, absolutamente nadie, debía verlo perdiendo la compostura.
Como si el mundo lo hubiese ralentizado después de lo acontecido, con languidez se arregló el traje negro de siempre (en ese momento le pesaba demasiado usarlo) y salió a enfrentarse a la realidad.
En el velorio todos y cada uno de sus conocidos se encontraban apesadumbrados esperándolo, ella había sido una buena mujer, capaz de hacer que cualquiera olvidara sus penas con verla sonreír; ella fue el sol del joven león de Vongola y ese sol se había extinguido por su culpa. Deseo ser más fuerte, deseo poder regresar el tiempo y nunca llevarla con él a Italia.
Si tan sólo la hubiese escondido en Japón en este momento ella seguiría junto a ellos, pero… ¡Dios, porque no podía hacerlo! Ahora tenía que enterrarla y cuidar del hermoso cielo que ella le había dejado. Nono se acercó a él, su rostro viejo y lleno de arrugas expresaba el dolor que sentía por el joven que veía como uno de sus hijos. Lo abrazó y le dio el pésame. _Ahora tienes que vivir por él – susurró el capo antes de permitir que otro le diera el pésame.
Escondido tras una de las columnas veía con calma todo el evento el asesino a sueldo número uno. Reborn no entendía cuál era la desgracia: la gente moría y nacía, era el ciclo de la vida. El que unos se adelantan a esto era problema de ellos. Bufo molesto cuando se acercó Nono a pedirle que comprendiera el dolor de Iemitsu pero, ¿cómo comprenderlo? Si él nunca había amado tanto a alguien como para sentir dolor por ello.
Nono al ver que no podría solucionar el problema con el hitman simplemente giró la cabeza de una lado a otro y lo dejó solo ya era la hora de llevar a Nana a su lugar de descanso.
Los pocos parientes que aún seguían contactando con la castaña y los conocidos cercanos de Iemitsu se encaminaron al panteón en Sicilia, en donde se encontraba una pequeña cripta donde ella esperaría a Iemitsu hasta el final de sus días. Ese día fue uno de los más pesados y largos para el líder de la CEDF, al finalizar la ceremonia, algo sencillo, el rubio se quedó quieto sin moverse, pasaron las horas y el seguía allí a lado de la tumba escoltándola por esa noche.
El noveno regreso a la mansión de Vongola junto con Reborn, no había mucho que pudieran hacer por el hombre. La mafia era así inevitablemente te arrastraba hasta obligarte a vivir con la muerte y la traición. Al llegar a la mansión fueron recibidos por una de las sirvientas a las que les había encargado el infante por única ocasión.
_Noveno – dijo inquieta. – Gracias a Dios que ha regresado. – Esa frase era algo desconcertante, esperaba nada malo hubiera sucedido con el niño.
_¿Qué sucede? – pregunto parco el asesino.
La chica tembló ante la oscura presencia del hombre que se decía no tenía corazón, temerosa observó al noveno. Lo que tenía que decir no era importante pero se le había indicado que cualquier cosa concerniente con el niño se le debía informar inmediatamente.
_El niño no ha dejado de llorar y tiene una fiebre muy alta, ya lo consultamos con el doctor y le ha dado un medicamento pero aun así no ha dejado de llorar.
Timoteo suspiro agotado, era natural el pensar que se enfermara, ahora sin su madre sería difícil para ambos, para el pequeño Tsunayoshi y para Iemitsu. Nono le pidió que se retirara cuando llegaron a la habitación. En el centro de la gran cama de roble sobre las blancas sábanas se encontraba Sawada Tsunayoshi, quien apenas contaba con seis meses de vida.
El llanto del bebé era estridente y ensordecedor molestando a Reborn, quien se acercó a la entrada junto a Timoteo, él tomó al bebé entre sus brazos y comenzó a calmarlo hasta que el niño dejó de llorar.
_Reborn – llamó el capo de Vongola, el asesino, quien estaba por salir de la habitación, apenas volteo cuando ya tenía al infante entre sus brazos. Lo tomo con cuidado como si se fuese a deshacer entre sus manos.
El pequeño tenía la piel tersa y blanca como la nieve, sus ojos eran dos enormes piedras cafés que brillaban hermosamente con inocencia y su cabello era una mata revuelta color chocolate. Nadie podía negar que fuera la viva imagen de Nana. El asesino y el bebé se miraron fijamente por unos segundos antes de que Tsuna riera alegremente, eso desconcertó al asesino puesto nadie se había atrevido a reír frente a él.
Con cuidado lo acomodo en su brazo derecho y siendo atraído a él acarició una de sus mejillas sonrosadas con la punta de sus dedos, el bebé rió aún más y antes de que esos largos dedos se escaparan cogió en el aire el dedo índice del asesino entre sus dos manitas. Reborn no podía quitarle la vista de encima parecía encantado con el niño que le provocaba una paz interior que jamás pensó sentir.
Timoteo observaba curioso la interacción entre el hitman y el pequeño Tsunayoshi, quien sin darse cuenta había flechado al asesino más temido de todo el mundo. Sin hacer mucho ruido puesto Tsuna se había quedado dormido entre los brazos de Reborn, salió de la habitación y se encaminó a su despacho. Pronto regresaría el padre del niño, y de acuerdo a su intuición las personas que intentaron hacerle daño a su hijo no saldrían indemnes. Lamentablemente los que asesinaron a Nana lograron escapar pero posiblemente los encontrarían pronto.
Pasadas las doce de la noche Iemitsu regreso, arrastró los pies hasta la habitación en donde dormía su hijo, con pereza se quitó los zapatos y se recostó a lado del bebé que dormía sin preocupación alguna. Con delicadeza lo apresó entre su pecho y sus brazos, esperaba no despertarlo. Así durmieron hasta el mediodía.
Nono se encontraba en su oficina firmando papeles, escucho como alguien tocaba la puerta permitiendo la entrada firmó el último papel antes de prestar atención. Frente a él se encontraba Reborn, parecía un poco conmocionado, sonrió cariñosamente al darse cuenta de que en ese pequeño lapso de tiempo el hitman había desarrollado un fuerte lazo con Tsuna.
_¿Para qué me llamaste?
_Reborn hay una importante misión para ti, debido a los recientes eventos Tsuna se encuentra en una posición desprotegida. Aún no se han encontrado a los asesinos de Nana y temo que quieran volver a buscar al pequeño. Orégano me ha confirmado que su objetivo era matar a Tsuna pero Nana se interpuso y la terminaron. – Suspiro, le dio la espalda al asesino. – Iemitsu, a pesar de lo que crea, no se puede quedar con su hijo eternamente. Pronto sus obligaciones con CEDF lo reclamaran, sin embargo, tú – Reborn se tensó ante ese comentario, ya imaginaba que le pediría – al no tener ninguna misión importante te encargaras del hijo de Iemitsu.
No sólo será que veles por su bienestar, también es necesario que lo eduques en cuanto a los conocimientos necesarios para poder sobrevivir, aun cuando deseemos que una vida inocente como la suya no se vea involucrada en un mundo como el nuestro, Tsuna nació para la grandeza dentro de la mafia por ello nunca podrá escapar de ella. Así que te nombro su tutor.
Reborn se encontraba impávido ante la misión del noveno, el niño tenía algo especial, él también lo percibió. Aunque en ese momento se preguntaba si era el adecuado para cuidarlo, él tenía las manos cubiertas de sangre y Tsuna era un niño inocente. Suspiro cansado, de todas formas no había otra cosa que hacer; el sólo pensar que ese niño podía estar en peligro era suficiente para tensarlo y ponerlo inquieto. Sería una misión muy larga pensó mientras León jugaba en una de las plantas de la habitación.
++++ Cuatro años después ++++
Corría a prisa debía alcanzar a su amigo, en cuanto lo encontrara él ganaría el juego. Giro en el siguiente pasillo apenas lograba evitar a las sirvientas, su intuición le decía que debía entrar a la siguiente habitación que viera, al final del pasillo encontró una puerta, se estiró hasta estar de puntillas y jalo del pomo abriendo el portal.
Era una de las tantas habitaciones de la mansión, similar a la suya, en el centro de la pared derecha, contraria a la puerta por donde entró, estaba una bonita cama tamaño king size adornada con doseles de madera color caoba en cada lado había dos pequeñas mesas de noche, la izquierda tenía un reloj de manecillas y la derecha un pequeño florero a diferencia de la suya que tenía un retrato de él y su padre y otro de su madre, quien posiblemente estaba en la cocina. Se adentro pasó junto al escritorio que se encontraba en la esquina inferior izquierda a lado del gran balcón.
La puerta del balcón se encontraba abierta dejando entrar la suave brizna de la primavera que revoloteaba las blancas cortinas, siguió hasta salir, ignoró las advertencias de su padre y de Reborn de que no debía estar fuera del edificio principal de la mansión por nada del mundo, su intuición no le advirtió de ningún peligro (siempre seguía su intuición, como la vez de que por descuido uno de los perros de vigilancia se soltó y lo persiguió por todo el patio cuando entrenaba con Reborn). Camino hasta la barandilla que dividía la habitación con el jardín, se asomó hasta encontrar lo que buscaba, allí escondido entre los árboles se encontraba su amigo. Quiso saltar y acercarse pero no podía, por lo que, le hizo señas hasta que lo vio.
Su amigo de un momento a otro desapareció, Tsuna no se asustó puesto era normal, su madre lo hacía también, giro a su derecha e allí se encontraba su amigo. A pesar de ser un adulto como Reborn o su mamá jugaba con él sin importarle lo tonto que pudiera parecer el juego.
_¡Te encontré Giotto-nii! –Dijo feliz el niño de cuatro años.
El ancestro de los Vongola sonrió con ternura, ese niño extrañamente podía verlo rondando por los pasillos de lo que antiguamente fue su hogar, se hinco hasta quedar a la altura del niño y le acarició el suave cabello castaño; curiosamente no era la única persona a quien veía ese niño. La puerta se abrió Giotto observó calmado a la persona que entraba, se levantó y colocando su mano en la espalda del castaño lo llevó al interior de la habitación. Esperaba nadie se enterara de su pequeña travesura sacando al futuro capo de Vongola.
Cerrando la puerta tras de sí, estaba Nana o por lo menos el fantasma de ella, la mujer sonrío radiante al ver a su pequeño custodiado por otro de los fantasmas que habitaban la mansión. Años atrás cuando ella rondaba cerca del despacho del jefe de su marido había escuchado que los herederos de Vongola tenían ciertas características especiales que eran tener una gran intuición que les avisaba sobre los peligros o sorpresas que les pudieran provocar y el poder ver a sus ancestros si ellos lo deseaban.
Su adorado hijo corrió hacia ella la abrazo suavecito parecía que esa intuición le informaba que si ejercía alguna fuerza en ella desaparecería en cualquier momento. Ella lo acarició con ternura, sonriendo le limpio una pequeña mancha que estaba en su nariz.
_Ya es hora de la comida Tsu-kun, pronto Reborn san te buscara. – le informo.
Tsuna asintió feliz, esperaba que ese día su mamá pudiera comer con su papá y él; Iemitsu siempre conseguía tiempo para comer con su hijo y Reborn. Los tres salieron de la habitación, se dirigieron al comedor en donde seguramente la comida ya esperaba por el pequeño décimo. Tsuna se tropezó con la alfombra cayendo de bruces golpeándose el rostro. Nana quiso ir a ayudarlo pero eso era imposible. Tsuna con pesar se levantó hasta quedar sentado y comenzó a llorar. Nana se iba a acercar a consolarlo pero Giotto la detuvo, ella lo miró con reproche, sin embargo, Primo le señalo al frente.
Reborn se encontraba molesto, llevaba más de una hora buscando a Tsuna y no lo encontraba, Iemitsu que por un incidente de Dios llegó temprano, comenzó a caer en la histeria por no hallar a su pequeño hijo. Ahora lo encontraba llorando por un pequeño raspón, ese niño sí que era torpe, lo levantó.
_Mira Dame-Tsuna – comenzó a llamarlo así después de darse cuenta que misteriosamente el niño hablaba un casi perfecto japonés sin que nadie se lo enseñara. – Ya es la hora de la comida y tu torpe padre anda haciendo alboroto. ¿Dónde estabas?
El niño secó sus lágrimas con su antebrazo _ Estaba jugando con Giotto-nii, Oka-san vino a decirme que ya era la hora de la comida – Reborn elevo una ceja ante lo que le decía el niño, ya varias veces se había justificado con lo mismo, siempre hablaba sobre Giotto o su madre, a veces entendía que mencionara a su madre, nunca la había conocido y seguramente por ello la incluía en sus juegos pero ¿Giotto?
_Oye, Tsuna, ¿Cómo es Giotto?
El niño se detuvo por un momento a pensar, rascó su mejilla antes de contestar.
_¡Giotto-nii, es increíble! Siempre es amable y me sonríe cuando me ve.
Eso no había esclarecido ninguna de las dudas del asesino pero ya no importaba, los niños tenían amigos imaginarios, seguro escucho el nombre en alguno de los pasillos y le gusto.
En el comedor se encontraba Iemitsu esperando a su hijo. Después de la muerte de su esposa el líder de CEDF no dejaba salir a su primogénito a ningún lado, Tsuna no conocía a nadie fuera de la mansión y tampoco tenía amigos de su edad, él pensó que quizá su hijo se volvería antisocial pero era bastante amigable con la gente, siempre y cuando le dieran confianza. Era tímido y algo torpe pero sin duda tenía un gran corazón, justo como lo había sido Nana cuando estaba con ellos.
Reborn entró con Tsuna y los tres se sentaron a comer, llegaron hasta el postre y Tsuna comenzó a removerse inquieto, los dos adultos le prestaron atención, cohibiéndolo un poco.
_¿Que sucede Tsuna? – Iemitsu fue el primero en hablar.
Tsuna lo miró inquieto, pensaba con cuidado lo que iba a decir. Abrió la boca por un momento pero las palabras eran tan difíciles, su madre que ahora se encontraba a lado suyo, le sonrió y con un gesto le pidió que hablara.
_Papá – únicamente a su madre la llamaba en japonés - ¿Cuándo vamos a comer con Oka-san?
Esa pregunta descolocó a Iemitsu puesto Tsuna casi no preguntaba sobre su madre, sin duda alguna se le hacía extraño pero ¿Ahora qué le decía?
_Bueno, Tsuna…. Verás, tu madre – Iemitsu siguió tartamudeando por unos minutos más molestando al arcobaleno quien volteo decidido a decirle la verdad a su alumno pero al ver los enormes ojos color chocolate lo dudo por un momento.
_Tsuna, tu madre ya no se encuentra con nosotros está en otro lugar, uno muy lejano al que llegaremos eventualmente, por ello no puede comer contigo.
Tsuna negó con la cabeza fuertemente, ellos mentían su Mamá siempre había estado con él, le contaba cuentos en las noches cuando no podía dormir y le había enseñado a hablar japonés, ellos mentían.
_Mamá está aquí, ¡Reborn eres un mentiroso! - ¿Acaso no podían ser considerados? Su mamá estaba a lado de él. Nana lloraba, por fin había alcanzado la realidad a su pequeño hijo. Tsuna al ver a su madre triste salió corriendo a su habitación. Había sido un niño malo, pidiendo algo que al parecer no le podían dar. Nana lo siguió, necesitaba consolar a su pequeño niño.
Iemitsu deseo correr tras su hijo pero Reborn le pidió que se tranquilizara, tarde o temprano Tsuna se enteraría del asunto.
En su habitación Tsuna lloraba porque al fin entendía el que nadie pudiera ver a su madre, ella que era tan amable con él.
_Tsu-kun – escuchó a su espalda – Tsu-kun
Tsuna se sentó aun llorando y miró a su madre con detenimiento buscando la falsedad en su imagen, ella parecía tan real. Nana se sentó a lado de su hijo, acariciando su espalda, con ese toque tan suave que parecía ser el viento, esperó a que se calmara, Tsuna dejo de llorar un momento.
_¿Soy un niño malo? – Pregunto, Nana sonrió antes de contestar con un simple no – Entonces – hipo – ¿Por qué no podemos estar juntos los tres?
Nana se quedó muda un instante, ¿Cómo explicarle lo que ni ella entendía? Tsuna que se encontraba cansado por el llanto, se quedó dormido antes de que ella pudiera contestarle algo, por suerte quedó lejos de la orilla, ella tendría problemas si se caía fuera de la cama.
Acarició sus suaves cabellos y comenzó a cantar una canción que su madre le cantaba cuando ella era una niña.
Iemitsu suspiro derrotado, ya había anochecido y seguro su hijo ya se encontraba durmiendo. Dio media vuelta, mañana hablaría con él sobre su amada esposa y lo llevaría a verla. Una suave voz lo detuvo por un momento, un segundo… no, eso era imposible. Pego el oído a la puerta, ¡Era la voz de su esposa! Conmocionado abrió la puerta. Su esposa estaba allí a lado de su hijo cantándole, parpadeo por unos segundos, tiempo suficiente para que ella desapareciera. Dejo de agarrar el pomo de la puerta, era sólo su imaginación. Se acercó a su hijo y lo acomodo dentro de las cobijas. Beso su frente antes de retirarse, mañana visitarían a su esposa.
++++ Diez años después ++++
Después de visitar la tumba de su madre, Tsuna dejo de hablar sobre lo que veía, nunca le comentó a nadie sobre su madre, quien lo acompañaba a todas partes y como influía ella en él. Pronto tanto Iemitsu como Reborn parecían haberlo olvidado. Tsuna dejo de ver a su madre y a Giotto cuando cumplió los diez años, fue un día solitario y triste para él; sin nadie que lo consolara tardó en recuperarse pero ahora era un recuerdo agridulce; Nana lo apoyó bastante y debía admitir que gracias a ella había tenido una infancia relativamente normal.
El castaño preparaba el desayuno desde hacía algunos años, era otra de las cosas que le había enseñado su madre. En esos momentos estaba esperando a Gokudera, el chico le agradaba, casi podría decir que era su primer amigo dentro de la mafia, aunque en ocasiones era algo extremo con su devoción hacia él, la que se vio exponenciada después de que Xanxus aceptara a Tsuna como el décimo.
Para ese momento Tsuna todavía no tenía guardianes oficiales, sus guardianes a puertas cerradas eran Lambo y Gokudera; dentro de su mente también contaba a Mukuro, su mejor amigo de la infancia.
Gokudera y Lambo no podían estar ni un segundo tranquilos cuando ya se estaban peleando, Reborn siempre le cobraba todo lo que destruyen haciéndolo trabajar duramente en cada entrenamiento, pero era divertido estar con ellos. Gokudera lo visitaba con frecuencia, él no tenía permitido salir fuera de la mansión sin Reborn. En esos momentos su tutor se encontraba en una misión y él estaba encerrado en la mansión de Lombardía con unos cuantos sirvientes de confianza del Noveno, sólo Gokudera sabía que él estaba allí.
Reviso que la sopa tuviera el sabor correcto. Perfecto. Saco los platos de una de las gavetas y ordeno la mesa, tenía el presentimiento de que Gokudera llegaría en cualquier momento, escucho el timbre, una de las sirvientas se presentó junto con el guardián de la tormenta, al parecer lo estaba escoltando.
_¡Décimo, buenos días! – Saludo entusiasta el peliplata, Tsuna simplemente sonrió.
Ambos se sentaron a comer con tranquilidad, Gokudera hablaba y hablaba sobre como en Japón existían seres míticos que él deseaba ver y lo hacía prometer que para la próxima lluvia de estrellas Tsuna debía acompañarlo puesto los ovnis se escondían en este tipo de eventos. Tsuna sólo asentía y sonreía ante lo que decía el bombardero, a veces dudaba de su salud mental. Aunque también dudaba de la suya y de la de su padre o de Reborn, olvídenlo mejor dicho dudaba de lo cuerdos que parecían estar el resto de la humanidad. Eso debía ser falso.
Paso la mañana agradablemente, mientras lavaba los platos, uno se rompió cortando a Tsuna en el proceso. Gokudera alarmado buscó el botiquín, pero el castaño no estaba prestando atención a eso, su intuición le avisaba que pronto serían atacados en donde estaban. Sin aclarar nada se acercó a Gokudera que seguía buscando un curita en una de las gavetas y lo tiró al suelo.
El guardián de la tormenta se sonrojo por la acción de su amado décimo, sin embargo, no duró mucho cuando una explosión voló la pared de la cocina creando una cortina de polvo y escombros, por suerte a ellos no les había caído ninguna roca y solo contaban con unos raspones. Gokudera dejo de sentir el peso del décimo, a ciegas saco un par de dinamitas de su camisa, estaban bajo ataque y él debía proteger a su jefe, aun con su determinación el polvo era tan denso y blanco que apenas le permitía ver su manos, agudizó sus sentidos en busca de cualquier ruido. Se quedó quieto por un momento escuchó los pasos finos de alguien a su izquierda un par de metros delante de él por donde se abría el boquete de la pared, debía atacar al enemigo con sus dinamitas pero su cerebro lo detuvo, en su ataque podría lastimar a Tsuna. Se levantó y contuvo las ganas de toser para evitar ser encontrado, se movió despacio al origen del ruido que provocaba la pelea, estuvo tentado a llamar a Tsuna pero delataría su posición. Aprovechando que no lo veían buscaría a los perpetradores que osaron atacar a Vongola y los detendría.
No tuvo que caminar mucho cuando escucho el sonido de las balas, una le rozó la mejilla provocándole una pequeña herida sangrante. Corrió en dirección al sonido sin importarle que le vieran, le urgía encontrar al décimo y asegurarse que no lo hubiesen dañado con un arma, encontrándose pronto fuera de la nube de polvo. Tsuna peleaba, en su frente se podía ver la llama de la última voluntad al igual que en sus guantes, dos hombres se enfrentaban a él, pero ninguno de ellos era capaz de atinar un golpe en la fuerte defensa del joven, Gokudera aspiró el aire limpio del patio y busco un arma entre los atacantes de Tsuna pero ninguno de ellos traía una consigo. Por un momento se desconectó del peligro y sus ojos brillaron con emoción, el décimo era… ¡Increíble! Su nivel de pelea se lo debía a Reborn-san, lo entrenó de una forma perfecta, claro que Tsuna también era un genio y eso influía en su gran estilo de pelea.
Escondido entre los árboles se encontraba un compañero de los atacantes, al ver cómo el niño que debían matar ya había noqueado a uno de sus compañeros decidió dar el último golpe, con cuidado se colocó en posición, acomodo el arma que traía y apuntó, fallar no estaba en su vocabulario y el deshacerse en ese momento del objetivo evitaría más muertes innecesarias para la organización.
Gokudera se detuvo en su admiración para su ídolo y busco al que portaba el arma, de no reaccionar a tiempo una tragedia sucedería. Frente a él escondido tras un árbol se encontraba el hombre faltante e intentaba matar al décimo, corrió rápidamente a impedirlo, el tiempo corrió lento a sus ojos, permitiéndole captar una cantidad mayor de información pero aun con toda la predicción que pudiera hacer de los movimientos del asesino, el hombre ya había jalado del gatillo, pensó en aventarse en la dirección de la bala pero estaba demasiado lejos de su trayectoria y tan cerca del hombre.
La bala se acercaba inminente a su objetivo, segura de sí misma sin ninguna interrupción pronto atravesaría la tibia carne del niño que seguía peleando, sin embargo, otra bala veloz y fiera la golpeó desviándola lejos de su objetivo, perdiéndose en algún lugar lleno de escombros sin poder siquiera cumplir su objetivo. Gokudera cogió por sorpresa al hombre faltante, con una patada certera lo obligó a soltar el arma y de inmediato le soltó un derechazo que chocó contra su sien dejándolo inconsciente, las peleas de corto alcance no eran lo suyo, suspiró aliviado al ver como Tsunayoshi aún se encontraba con vida. Había sido un milagro el que la bala fuera desviada.
El polvo por fin cayó dejando ver al salvador de Tsuna, orgulloso y soberbio aún con el arma en mano apareció el arcobaleno del Sol, su rostro furioso hubiese hecho que las plantas se marchitarán, anduvo hasta su pupilo, que se limpiaba la sangre del rostro y miraba con pena al último hombre que no alcanzo a noquear.
_Dame-Tsuna - Un escalofrio recorrio la espalda del castaño. - Por no terminarlos lo más rápido posible recibirás un castigo. - Tsuna se mordió el labio para no replicar, era mejor dejar que las aguas se calmaran. - Gokudera - El nombrado se quedó tieso donde estaba. - Compartiras el castigo con Dame-Tsuna, la mano derecha debe proteger a su Jefe por sobre todas las cosas y quien terminó protegido fuiste tú.
Gokudera se hinco y pidió disculpas, la adrenalina disminuyo y la culpa vino junto con el alivio. Tsuna se paró frente a él y olvido esa parte de dejar que todo se calmara.
_No puedes culpar a Gokudera, Reborn, él también fue de ayuda.
Reborn, golpeó a Tsuna en el rostro. - Da gracias a que llegué a tiempo o ahora serías un cadáver como ellos - señaló al hombre muerto que estaba junto a Tsuna - Gokudera debió llevarte a un lugar seguro y comunicarse con nosotros. Ambos deben comprender que este mundo es más peligroso de lo que parece. - Siseo, ambos chicos lucían apaleados pero Tsuna no se retractó de sus palabras. Reborn contó hasta diez para calmarse, había soltado su ira y preocupación contra su pupilo y su guardián, checo rápido que ninguno tuviera alguna herida grave. Los dos se encontraban bien, a excepción del golpe que le dio a Tsuna, el cual se empezaba a hinchar. Sin dejar que la culpa lo carcomiera los mando dentro de la mansión a recoger sus cosas, esa ubicación no era segura y lo mejor era regresar a casa.
Eran las diez de la noche cuando pisaron territorio Vongola, Iemitsu se encontraba histérico esperando a que llegaran y ver que su hijo se encontraba a salvo, Tsuna se mantuvo callado mientras su padre lo abrazaba y aunque pregunto por el golpe de la mejilla se mantuvo en silencio por lo que Iemitsu supuso que había sido un daño colateral del ataque y dejó a su hijo ir a descansar. Inquieto se quedó frente a la puerta de la habitación de su hijo sabía que no debía dejarlo solo y mucho menos desprotegido, se había confiado porqué Reborn se encontraba con él, pero casualmente apareció un pista y se le encomendó al asesino la misión de rastrear la información y asegurar su veracidad, los asesinos de su esposa se estaban movilizando de nuevo y les habían colocado una trampa en la que cayeron con facilidad, le hirvió la sangre al pensar que casi lograron su objetivo. Tenía que hablar con el Noveno y corregir su plan de acción.
Reborn fue al despacho del noveno para entregarle la poca información conseguida, el Noveno le pidió que esperaran a Iemitsu. El líder de CEDEF y el Noveno Vongola escucharon al asesino relatarles el ataque a la mansión en Lombardía y como evito que lograran su objetivo, naturalmente Reborn se guardó el altercado que Tsuna y él tuvieron. Una vez que termino con ello tanto Iemitsu como Timoteo se miraron entre ellos. Ninguno quería dar pie a ese pensamiento pero era la respuesta más lógica en ese momento.
_ Hay un traidor en Vongola - Expresó Iemitsu. - Es demasiado coincidente que alejaran a Reborn con una pista falsa.
_ No era falsa - Interrumpió el asesino atrayendo la atención de los otros dos. - El informante es hábil y evitó que nos encontráramos frente a frente, dejó un nombre antes de desaparecer.
_¡Casi matan a mi hijo por un estúpido nombre!
_Calma Iemitsu. - Ordeno el Noveno. - Reborn no lo estaría mencionando si no fuera información de vital importancia.
_Franco Grigio, es un diplomático al que también mataron a su esposa por la misma fecha que murió Nana, si nos dejamos llevar por su posición estaremos cortando nuestra visión. - Se adelantó a los reclamos del León de Vongola. - Su esposa era de una familia importante en Rusia, se dice que era la heredera de una de las mafias más importantes del país pero nada se ha confirmado, ella estaba en estado de cinta pero ambos perdieron la vida, esa información se mantuvo oculta de los medios.
El silencio rondó entre ellos por largos minutos, al Noveno no le convencía lo que se insinuaba, en el momento que Nana tuvo a su hijo ¿Cuántas mujeres estaban embarazadas o tenían a un heredero de la mafia? Por el momento era necesario investigar esa pista y mantener lejos a Tsunayoshi por si volvían a atacar.
_Por ahora sacaremos a Tsunayoshi de Italia y lo mandaremos a Japón junto a Reborn. No puedes ir con ellos Iemitsu o levantaras sospechas. - Iemitsu lucia apesadumbrado por tener que dejar ir a su hijo pero por su protección estaba dispuesto a esconderlo hasta el fin del mundo. - Mientras Reborn y Tsuna parten tendrás que reunir información sobre los herederos de grupos mafiosos, grande y pequeños, que nacieron en fechas cercanas a la de tu hijo. Sobra decir que esta información no debe salir de aquí y si necesitan compartirla solo haganlo con quienes tengan confianza.
Iemitsu ni Timoteo querían dudar de sus subordinados pero por el momento necesitaban estar alertas, la muerte de otro heredero de Vongola desestabilizaria el orden de la Cosa Nostra. Lal Mirchi tocó la puerta para llevarse a su jefe y Reborn decidió ir a dormir, mañana seria un largo día.
El sol inoportuno se asomó por una de las ventanas de la habitación, ya era más de medio día y el astro estaba en su máximo esplendor, el castaño se removió incómodo, el día anterior fue complicado y no tenía ganas de hacer nada pero como el destino nunca sería amable con él. Un objeto cayó sobre la sábana, el castaño siguió adormilado hasta que recordó un pequeño detalle: Reborn, su sádico tutor no lo dejaria descansar y era imposible que Reborn olvidara que él lo había retado el día de ayer.
Trato de ponerse de pie de un solo golpe pero como era común se enredó entre las sábanas cayendo de la cama y quedando envuelto como un capullo, una explosión resonó en su habitación. Tsuna chilló ante el ruido, por poco se había salvado.
_Ya estás levantado – afirmó más que preguntar su tutor.
Tsuna se movió cual gusano hasta quedar enfrente del pelinegro quien lo miraba con diversión al notar que no podía deshacerse de los amarres de la sabana, ambos se quedaron en silencio por un momento, el tocar su pleito de ayer parecía un buen tema para hablar y volver a discutir, sin embargo Tsuna lo dejo pasar, el día anterior lo reflexiono y sabía que su tutor solo estaba asustado de perderlo pero nunca lo diria, asi que actuo normal.
_¡Reborn! - Llamó molesto a su tutor quien lo pisó suavemente mientras Tsuna se seguía retorciendo – Suéltame
_ ¿Por qué te ayudaría Dame-Tsuna? Tú solo te enredaste – dijo mientras reía, de un momento a otro cambió su humor y el aura sería que lo seguía se presentó poniendo alerta a Tsuna, lo siguiente que le dijera podría ser importante – Tsuna, prepárate nos vamos de Italia son órdenes del noveno.
Tsuna se quedó callado, ¿dejarían Italia? Los nervios comenzaron a atacarlo de inmediato, él nunca había salido más allá de la mansión y si lo había hecho eran ocasiones tan esporádicas que no recordaba lapsos mayores a dos años entre cada una de ellas. Un miedo atroz se deslizó por su cuerpo, tampoco conocía a nadie afuera, era un total ignorante del mundo exterior, recordar aquel detalle lo perturbó. Todo su mundo exterior era el que podía ver a través de las ventanas. ¿Por qué ahora lo dejarían ir tan lejos?
Reborn no despego la mirada de las constantes muecas de su alumno, él era un libro abierto. Recordó las ocasiones en las que le había dicho que aprendiera a ocultar sus emociones pero nunca aprendió, era confiado y amable con todos, ingenuo al estar recluido en la mansión pero su padre jamás dejó salir a su hijo por temor de que los asesinos lo encontraran. Lamentablemente, parecía haber un infiltrado en Vongola y estaba soltando información sobre Tsuna, necesitaban ir a un territorio neutral.
_ Deja de pensar tanto las cosas. – Tsuna se sentó, se había deshecho de las sabanas mientras pensaba. – Ahora prepara tus cosas el vuelo es dentro de cinco horas.
_¡¿Reborn, a dónde vamos?!
_ A Japón, el país de tus padres.
Como adverti arriba, esto es solo una edición del primer capitulo, los cambios no son tan bruscos ya que retome este par de capitulos como el tronco, he de admitir que estoy satisfecha con los nuevos detalles que incluí.
Tratare de no desaparecer por años así que para todos los que marcaron esta historia como favoritos y le dieron follow lews llegara la notificación de un triple update. Espero con todo mi oscuro corazón que lo disfruten.
Atte: Siempre suya Azrael
