Bueno ¿Por dónde comienzo?, les haré un resumen… mi nombre es Matsuri, soy una estudiante promedio de preparatoria, tengo 17 años y también tengo una creencia muy grande: los hombres son unos idiotas y las relaciones son inútiles, algo raro en una adolescente para especificar, pero muy cierto –a mí parecer- y al tener esta creencia esto me conlleva a una norma muy importante y esencial en mi vida: nunca confiar en los hombres.

Sé que por la manera en que estoy contando todo esto algunos pensaran que soy una despechada más, pero no, jamás eh tenido una relación o algo así, solo que me puse a pensar y a analizar todas las relaciones a mí alrededor y esa fue a la conclusión a la que llegué. No dudo que haya unos buenos hombres y malas mujeres pero mayormente se ve el caso de una mujer que es engañada mientras que el otro dice que es un error y que la amaba pero sin embargo este ciclo se vuelve a repetir, también aunque en verdad la ame si ve a una mujer desnuda toda se va al caño y después tratan de excusarse; sé que no siempre es el caso, pero eso no cambiara mi opinión.

También no soy una chica muy sociable, mis amigos más cercanos son Sari, Yukata y Mikoshi, no me hablo mucho con mis compañeros a diferencia de Yukata o Sari, bueno… Mikoshi solo con dos personas más o tres pero tienen amigos aparte y yo no, y no me quejo así lo quise. Pero si hay una cosa de la que debo quejarme, de hecho alguien, más específico un chico y para variar un mujeriego… al inicio ni siquiera existía para él, luego de la noche a la mañana me vino con sus repentinos coqueteos y buscaba una oportunidad para quedarnos a solas y me propone cosas que no son de mi agrado total, Sabaku No Gaara, esa es mi molestia de todos los días porque yo lo que más desprecio son a los hombres así.

Toda la escuela sabe que juega con las mujeres, que ninguna ni siquiera logró clasificar como su novia y que además él no va tras ellas sino que ellas a él, como lo oí presumir antes sus amigos que son otros patanes excluyendo a dos o tres, y eso me enferma, como también que crea que no sé qué quiere llevarme a la cama con tan baratos cortejos pfff… hasta yo podría hacerlo mejor, ósea que no sea muy obvio ante su plan yo sé muy bien que debe llegar a su meta de acostarse con cien chicas diferentes y que conmigo llegaría a ese número, de tan solo recordarlo me llena de rabia.

Hace una semana.

Era la primera hora de clases y el profesor estaba ausente, tuvo una emergencia así que esa hora la tendrían solo para charlar, obviamente en volumen moderado, lo cual la mayoría estaba haciendo excepto una pequeña castaña que no sabía que hacer… pues su amiga Sari aún no llegaba, Yukata estaba en otro grupo muy entretenida y no quería molestarla y por último Mikoshi había faltado.

Suspiró.

-Dios… ¿Qué hago?, ya me sé todos los temas – Dijo mientras se tiraba sobre su mesa.

De repente sintió que alguien se sentaba delante de ella pero no se tomó la molestia ni de ver quién era, de seguro un compañero cambió de lugar para conversar mejor.

O eso creía

-Te propongo algo divertido – Escuchó en su oído mientras le acariciaban los cabellos lo cual hizo que se levantara estrepitosamente quedando cara a cara con ese color aguamarina hermoso.

No respondió nada esperando a que con esto la tomaran por una persona apática y se fuera como lo hacían los demás, pero para el pelirrojo esto simplemente lo tomó como timidez, una rara ya que no había sonrojo ni tartamudeo y ella si lo miraba directo a los ojos atravesándolo con ese color azabache, lo cual lo atraía más.

-Si aceptas no estarás aburrida, te lo prometo – Le guiñó el ojo dándole una sonrisa encantadora.

Aún nada, ni un solo sonido, solo bajo la mirada.

-¿Sabes? Me gusta mucho tu cabello – Dijo en un intento de cortejo mientras tomaba las puntas.

-Es el color más común según las últimas encuestas – Respondió fríamente mientras abría un cuaderno cualquiera para que entendiera el mensaje ´´Aléjate´´ que estaba dejando muy claro.

-Pues también me gustan tus ojos – Trató de calmarse, cualquiera se hubiera sonrojado o incomodado ante tal contacto y ella lo hizo, de la mala manera, pareciera como si su contacto la quemara o algo así, lo cual lo hacía dudar a él mismo sobre sus métodos de cortejo.

-No son de un color llamativo – De nuevo fue demasiado cortante.

Esto le comenzaba a desesperarlo. Y si no era así, sería de la otra manera.

-Ah… - Miró resignado para abajo – Seré directo Matsuri, me atraes y quisiera que nos divirtiéramos, ¿Sabes a lo que me refiero? – Puso una mano en su hombro – Quién sabe tal vez en el futuro lleguemos a ser algo serio.

Tenía que estar bromeando pensó toda fastidiada, si quisiera promesas baratas jugaría en la lotería…. además ¿Quién sabe cuántas cayeron ante ese truco tan barato? Era obvio, sexo y adiós, ella no estaba para eso

-Me vuelves a tocar y juro que te castro Sabaku No – Amenazó tajante la chica que se marchaba orgullosa de haberlo puesto en su lugar.

En lo único que podía pensar el pelirrojo era en cuanto lo prendía y que si solo era así de ardiente hablando, ni se la quería imaginar en la cama.

-Me la pones difícil pequeña, pero no sabes cuánto me motiva eso – Y no mentía se había enredado con chicas tímidas, rudas, fresas, de todo tipo y lo más raro es que de lejos parecía tan tímida, con sus amigos lucía tan segura de sí misma, hacían literalmente cualquier estupidez, quién iba a imaginar que esa era la misma chica que cuando los profesores la paraban para responder algo parecía que en cualquier momento sus piernas se derretirían y tartamudeaba o que su cabeza en cualquier momento iba a sacar humo junto con su cara tan roja como un tomate. Sin duda esa chica era un caso que él con gusto resolvería.

Mientras que de lejos otra castaña había presenciado toda esa escena, sin duda se arrepentía de haber dejado sola a su amiga por dos simples razones:

Había una posibilidad de que la lastimara.

Ella era suya, solamente suya.

Y nadie se lo impediría, ni siquiera él.

Ya era la hora del receso y el pelirrojo hace ya un rato se había rendido con su búsqueda, sabía que por ser pequeña iba a ser difícil encontrarla entre toda la multitud, pero no pensaba que al final sus cortejos se irían en su contra por confundirla con más de 16 chicas diferentes, o más bien dicho ex's. Ahora ya estaba en su zona con sus amigos, charlando sobre ese pequeño problema que tenía, sin saber que ahí estaba escondida su víctima que agradecía todas las películas, series y a investigation discovery por haberle dado esa curiosidad para practicar estas cosas antes, en verdad no esperaba que alguna vez fuera de utilidad.

-Así que te tuviste una crisis existencial – Reía Naruto ante el cuento de su querido amigo pues era raro ya que como parecía un chico serio ya atraía al género femenino y para rematar se actuaba muy encantador cuando se acercaba lo cual ya hacía que las chicas estuvieran a sus pies.

-No te burles, es demasiado astuto ¿Sabes? Es como si ya todas mis estrategias, que hasta da miedo – Comentó un poco ensimismado.

-Solo porque no funcionó con dos, no significa que sea una adivina, solo estas aterrado de que no haya caído – De alguna manera con lo que había dicho el azabache esperaba calmar a Gaara.

-Estúpidos…no es que no haya funcionado, yo me sé todas esas técnicas – Pensó con amargura mientras los observaba, pues digamos que tenía mucho tiempo para desperdiciar en algunas cosas porque se leyó un libro de 1000 páginas respecto al tema de los cortejos.

-Pero hablando enserio Gaara… hay otras chicas con las que aún no te has acostado, ¿Por qué no ir con ellas de una buena vez y acabas con esto?

-Simplemente porque quiero que la número cien sea un reto ¿sabes? Se sentiría como algo muy fácil, además ella es interesante Naruto – Cerró los ojos con una sonrisa que dejo confundido a sus amigos que no daban crédito a lo que escuchaban.

-¿Interesante? ¡¿Interesante?! Pu-pues… ah ni sé con qué atacar – Se deprimió Matsuri puesto que ese comentario la alteró solo un poco. – Eres un idiota rojito.

Iba a seguir con sus pensamientos hasta que volvió a la realidad… su triste realidad de estudiante, tenía la suerte que ya era el receso hasta que.

-Tenemos que hablar contigo querida – Dijo una pelinegra que no sabía de donde había salido.

-Disculpa pero no las conozco, con su permiso – Se iba a levantar pero una rubia la empujo para que se sentara.

-Mira de aquí no te vas ¿entiendes? – Ese era el momento en donde se pregunta dónde estaban sus amigos y las autoridades del colegio.

-Seré directa – Habló una morena – Estamos aquí para saber cuál es el problema para que rechaces a nuestro Gaara.

-Ay no… - Fue lo único que pudo decir nuestra protagonista que tragó en frío, pues no se esperaba que un grupo de diez personas estuvieran en su contra.