Hola! Reedité el primer capítulo, ya que cuando empecé la historia no tenía claro como la iba a continuar, y como ha tomado vida propia, este primer capítulo quedaba muy fuera de contexto, así que lo modifiqué un poco, otra importante aclaración, El relato esta ubicado a 7 años antes de la línea temporal actual, cuando Trafalgar tendría aprox. 19 años.

One piece es propiedad de Eiichiro Oda

Trafalgar Law llevaba caminando demasiado tiempo para su gusto, el pescador que los había traído les dijo que acá podrían encontrar a la persona que buscaban, pero no dijo en que parte y la isla era moderadamente grande, lo suficientemente grande como para tenerlo caminando sin parar, bufó aburrido, había decidido ir al pueblo sin Bepo, ya que no quería alborotar a la gente con la presencia de un oso parlanchín.

Y ese fue el consejo del pescador, evitar cualquier alboroto si no quería problemas y era lo último que Trafalgar deseaba, el quería su embarcación y largarse.

Pasaron unos cuantos minutos cuando visualizó el pueblo, decidió irse al bar de la isla, nunca nadie sabia tanto como los barman del mundo, ellos conocían todos los secretos y todas las historias, sí se iba a dirigir allí.

El lugar no era el mas acogedor ni tampoco un lugar que llamara a las fiestas, todo lo contrario, el lugar era una especia de taberna de mala muerte.

Un sujeto gigante con mala cara atendía la barra mientras que otro mas delgado y enfermizo limpiaba las mesas, con un hondo suspiro Trafalgar Law se sienta en la barra y sin mirar al barman le pide una botella de sake.

-¿Tienes dinero muchacho?, acá no hacemos caridad -dijo el hombre con la voz tan ronca que pareciese tener una lija en la garganta.

Sin siquiera mirar al hombre, Trafalgar saca de su abrigo una bolsa llena de berries y la coloca sobre la mesa, con un gruñido de aceptación el hombre le entrega la botella.

-Hola Francis- se escuchó del otro extremo del bar, era la voz de una mujer que saludaba al barman, Trafalgar ni se inmutó con la extraña presencia.

-Katrina querida, ¿qué te trae por acá? ¡ven acércate te sirvo un vaso!- dijo el hombre con un saludo tan cordial que parecía haber cambiado de personalidad, lo que si le llamó la atención al muchacho.

-Gracias Francis, tinto por favor- dijo la chica mientras se acercaba a la barra y saludando de paso al hombre de las mesas- Eugene, como te ha ido?

-Muy bien señorita, muchas gracias- Dijo este tímidamente.

Con un rápido movimiento, el barman saca una botella de vino tinto desde un aparador y con gran maestría le sirve una copa a la recién llegada.

-Cortesía de la casa- dice mientras le entrega la copa a la chica que se había sentado un par de asientos lejos de Trafalgar, quien solo pudo gruñir ante tal acto.

-Veo que tienes un nuevo amigo Francis- pregunta la chica reparando por primera vez en el extraño- quien voltea sorprendido y molesto, ya no quería hablar con nadie.

-Es un forastero- responde con cansancio, nunca le gustaron los forasteros con pinta de piratas.

La chica intrigada levanta su copa de vino y camina hacia Trafalgar Law.

-Mi nombre es Katrina- dice la chica estirando su mano

Trafalgar ignorándola sigue bebiendo su sake, sin inmutarse.

-Vaya! No eres muy expresivo- y sin aviso, se sienta en el banquillo que estaba junto al joven, quien solo gruñe, expresando que su presencia no le era agradable, acto que poco le importó a la chica quien sin permiso, le comienza a hablar-

-¿Cuál es tu nombre?-

Gruñido

-¿estas de paseo?

Gruñido

-No, no estas de paseo, ¿Negocios? ¿Placer?...mmmm… ¿tráfico de órganos?

Se bebió el último sorbo de su botella con apuro…-Viejo! Acá esta lo del sake - y sin mirar a nadie se larga del bar, buscaría información en otro lugar, dejando a la chica riendo por su comportamiento.

-Katrina, no hagas problemas, ese idiota ha de ser pirata y sabes muy bien que no nos gustan los problemas, déjalo en paz hasta que se largue de la isla- dijo el viejo mirando con preocupación como la chica seguía atenta a la puerta con la clara intención de seguir al chico-

-Tranquilo Francis, llevo mucho tiempo en esta isla, no haré nada que la perjudique de algún modo- y sin esperar más, bebió su copa de vino de un solo sorbo y con un abrazo repentino se despide del barman- ¡nos vemos luego Francis!- y rápidamente salió en busca del joven, dejando al barman con un fuerte dolor de cabeza-

Maldita sea!, su idea de relajarse y buscar información en el bar se había ido al carajo, ahora tendría que regresar a su campamento improvisado y volver en otro momento al pueblo para buscar la información, tenía claro que su estadía en esa isla iba a ser un poco larga, no sabía cuanto exactamente, pero ya tenía ganas de largarse, todo era tan extrañamente tranquilo, la gente lo miraba con suspicacia, sin embargo, se veían muy calmados y arrogantes, tendría que decirle a Bepo que se mudarían a un hotel, uno cómodo y agradable, si, eso necesitaba, una siesta en una cómoda cama…

-¡Oye!- escuchó la voz de la chica del bar.- ¡ mierda! -¿Qué demonios quería? Acaso no había quedado claro en el bar que no tenia intención alguna de entablar una conversación?.

-¡oye¡- volvió a escuchar, pero esta vez mas cerca. ¡carajo ella venía corriendo hacia el! Maldita sea!- y Trafalgar comenzó a caminar mas rápido, con la clara intención que ignorarla-

-Espera!- notando como el chico comenzaba a ir mas rápido!.- Espera! Se te quedó tu espada en el bar!.

Con que solo era eso, que idiota, Trafalgar Law se volteó para agradecerle por traerle su espada, sin embargo, cuando la vio, ella no traía su espada, solo estaba ella.

Cuando por fin la chica lo alcanzó, el pregunta -¿y mi espada?

-En tu espalda- dijo simplemente con una gran sonrisa…lo había engañado.

Trafalgar Law se sintió completamente ridiculizado, un calor en su rostro lo invadió, se dio media vuelta y siguió caminando.

-Oye! Espera- le dijo tomándolo del brazo-

-¡Que quieres Maldita sea! Déjame en paz- le grito a la chica completamente indignado y soltándose de su agarre.

-Lo lamento, no quería burlarme de ti, ni molestarte de ninguna forma- dijo la chica apenada, pero con tal cinismo que no pasó desapercibido por Trafalgar.

-Entonces que quieres.- Dijo sin detener su marcha, no se detendría, caminaría todo el tiempo hasta que la chica se aburriera y se fuera.

-Eres nuevo en esta isla, solo quería darte la bienvenida- dijo con una sonrisa, mientras caminaba a su lado.

-Ya la diste. Ahora vete-

-Eres muy grosero, ¿donde están tus nakamas?, porque es claro que eres un pirata-

Trafalgar la miró con asombro, el descaro de la chica no tenía límites.

-Eso no es de tu incumbencia, además ¿por qué asumes que soy un pirata?-

-No pareces pescador, ni Marine, de hecho todo en ti grita que eres un pirata - dijo sencillamente.

-¿y si lo fuera? Que te importa a ti-

-Nada en realidad, solo avisarte que no intentes nada que pueda perjudicar este lugar, digamos que yo cuido esta isla y prefiero prevenir que escuchar lamentos después.- dijo encogiéndose de hombros.

-Ja! ¿tú?- digo sin temor de parecer grosero, total ella lo había deducido por sus propios medios, no tenía que aparentar nada.

-Si, yo, ¿algún problema con eso?- dijo la chica sin ofenderse.

-No pareces muy fuerte, de hecho eres bastante baja- lo dijo con la clara intención de ofenderla. Aunque en realidad así era.

La chica era mucho mas baja que él, tenia el pelo café oscuro, quizás un poco mas claro que el café de sus ojos, casi negros, su nariz era respingada y con su tez mate, los labios rojos, maquillados claramente resaltaban intensamente, además vestía sin mayor accesorio que una blusa larga roja y unos pantalones ajustados negros.

-Pues aunque no lo parezca, soy lo suficientemente fuerte para sacar a todos los piratas o marines que estorben con las actividades normales de las personas que viven acá- dijo con soberbia.

-y que haces, ¿los acosas hasta que se hartan de ti y se largan?- dijo con sarcasmo.

La chica detuvo su andar, Sin embargo, volvió a sonreir.

-¿por qué te ríes?-dijo molesto.

-Porque puedo matarte en el momento que yo quiera- y se dio la vuelta, de regreso al bar.