Hellsing no me pertenece.
Dedicado a mi Yumie~ 33
Ella acababa de morir ante sus ojos, Yumie, su Yumie, su Yumiko, esa chica que podía ser la niña mas dulce o la mujer mas testadura y poderosa.
Yumiko, esa dulce niña que se había criado con ella, su princesita, aquella que aportaba la feminidad a las dos.
Yumie, esa chica tan fuerte con la que se había entrenado y a la que solo ella podía controlar.
Su mejor amiga, su compañera, su hermana. Su persona más preciada. Aquella que siempre la animaba y la hacia seguir adelante.
Aquella persona que le daba fuerzas para luchar, aquella mujer que pensó que siempre tendría a su lado como en cualquier misión, en cualquier batalla.
Recordaba cada momento junto a ella como si acabara de ocurrir. Recordaba el día que conoció a esa chica que parecía una dulce niña y en la que habitaba un animal salvaje.
La recordaba golpeando a aquel niño que la había tirado del cabello y la recordaba con una sonrisa tímida sentada junto a ella en uno de sus pupitres.
La recordaba tratando de arreglar el destrozo que se había hecho en el pelo con tal de imitar al padre Anderson.
Recordaba las miradas de admiración que ambas le dedicaban al padre Anderson, recordaba el momento en el que ambas se habían unido a Iscariote XIII, recordaba los momentos de dolor y los de alegría junto a ella.
Y en aquel momento solo podía contemplar sus restos y al hombre que le había arrebatado a su Yumie, el dolor de la bala atravesando su quijada era lo de menos y mientras veía a aquel monstruo pelear contra ese hombre solo podía desear que fuera el asesino de aquel que hubo sido su modelo a seguir acabara con el hombre que se la había arrebatado, porque su fe ya daba igual, porque ya no importaba nada, porque la había perdido.
