Capítulo 1. Un semana de verano de 2002.
Pleno mes de agosto. Jueves. Hace un calor y una humedad insoportables. En la ciudad de Tokio, el bullicio habitual sigue su curso normal. En las instalaciones de la División de Vehículos especiales, todo es calma y normalidad. Muchos mecánicos están parados, hay poco trabajo. No hay nadie del personal de la segunda sección. Todos están de vacaciones de verano, mientras los de la primera sección, se mantienen, empapados en sudor, alerta ante posibles emergencias.
En el despacho de los oficiales, la capitana Shinobu Nagumo, más sola que la una, justo termina el papeleo del día. Coge el periódico, donde se sigue hablando del accidente del puente de la bahía, del cual a penas han pasado 7 meses. Los recuerdos de lo sucedido le rondan la cabeza. La detención del que había sido su amante, Yukihito Tsuge, y el posterior juicio, en el que le condenaron a 1890 años de cárcel. Al contrario de lo que pueda parecer, Shinobu se antepuso rápidamente a este suceso, e incluso ha olvidado rápido a Tsuge.
De repente, suena el teléfono.
(Shinobu) ¿Diga?
(Goto) ¿Shinobu? ¡Hola, que tal!
(Shinobu) ¡Goto! ¿Que pasa? ¿Te aburres mucho sin mi?
(Goto) -se ríe- Más o menos, Shinobu. ¿Cómo va todo por ahí?
(Shinobu) Demasiado tranquilo. Estoy muerta de calor, empapada en sudor, y llevamos 3 días sin ni una sola salida. ¿Por qué se ha tenido que estropearse el ventilador que compraste... justamente hoy? -mientras se abanica empapada en sudor-
(Goto) ¿Y te quejas por eso? Yo no estoy mucho mejor que tú. Llevo una semana en este campamento de cadetes, supervisando a los muchachos. Entrenando, entrenando y entrenando. Y teniendo que dormir con todos los hombres en un cuarto pequeño y que apesta a pies. ¡Estoy harto! Por cierto, ese ventilador lo compré de oferta, supongo que por eso ha durado tan poco.
(Shinobu) -echa un suspiro de resignación- Lo sabía.
(Goto) ¡Ah! Me olvidaba. A nuestro regreso pasado mañana, Ota se viene con nosotros.
(Shinobu) ¿Ota? No me digas que...
(Goto) Sí, es lo que estás pensando. Los del campamento de cadetes Labor de Okutama se han cansado de él. Los de arriba han aprobado su traslado de nuevo a la segunda sección. Parece que su jefe se ha cansado de sus métodos de instrucción extremadamente agresivos.
(Shinobu) Me das lástima, Goto. Tener a Ota otra vez en la segunda sección. Es un excelente piloto y nadie tiene su puntería. Pero... con ese carácter tan agresivo...
(Goto) Por eso no vais a tener muchas quejas.
(Shinobu) ¿Eh? ¿A que te refieres? -preguntando a Goto con gran curiosidad-
(Goto) Parece que últimamente la situación familiar de Ota es bastante complicada. No ha entrado en muchos detalles con los demás, pero parece ser que tuvo una pelea bastante fuerte con sus padres hace un par de semanas.
(Shinobu) ¿Y eso?
(Goto) Ya sabes. Las típicas diferencias entre padres e hijos. Intenta hacer ver que es el de siempre. Pero tiene menos hambre de lo normal, no responde a Noa o a Shinohara cuando se meten con él, o ya no trata a sus cadetes cómo si fueran basura humana.
(Shinobu) ¿Lo que me estás diciendo, es que Ota... se ha vuelto "humano"?
(Goto) ¡Premio! ¡Has ganado un millón de yenes!
(Shinobu) Me conformo con un ventilador nuevo. Dios... que ganas tengo de ducharme.
(Goto) No me digas eso, que me haces correr la imaginación. -se ríe estúpidamente- ¿? ¿Shinobu? ¿Shinobu?
Ante esta última impertinencia de Goto, Shinobu cuelga el teléfono sin pensarlo dos veces. Ahora sabe que Isao Ota, antiguo piloto de la segunda sección, volverá a su antiguo puesto. A ella no es que le importe mucho, no es su sección y no le afecta para nada. Alguien llama a la puerta del despacho, es Gomioka, piloto de la primera sección.
(Shinobu) Adelante.
(Gomioka) -asoma por la puerta- Buenas noches, capitana. ¿Todavía sigue trabajando? Con este calor...
(Shinobu) Sí, mal que me pese. Pero ya he terminado. Me voy para casa.
(Gomioka) Antes de irse, el jefe Shige quiere hablar con usted sobre un asunto. Creo que es algo relacionado con unas piezas nuevas para nuestros Labors.
(Shinobu) De acuerdo. Muchas gracias, Gomioka. Te dejo al cargo de todo.
(Gomioka) Entendido, capitana. A sus órdenes.
(Shinobu) Hasta mañana.
Shinobu baja a los talleres para hablar con Shige, pero parece que se ha ido a cenar con sus hombres. Se marcha. Durante el trayecto en su coche desde el trabajo hasta la casa de su madre, Shinobu no puede quitarse de la cabeza lo que pasó medio año atrás. Le da miedo pensar que un suceso tan rocambolesco cómo ese vuelva a suceder.
Mientras, en ese mismo instante, en el campamento de cadetes Labor de Okutama, todos los miembros de la segunda sección están cenando juntos en el comedor del campamento. Ota se levanta de la mesa, dando gracias por la cena y se retira, con una expresión seria en la cara. No se lo ha comido todo. Todos se quedan mirando, excepto Goto. Se están preocupando realmente con la situación de Ota.
Después de la cena, Noa y Shinohara salen a dar un paseo nocturno. Se tienen que esconder con prisas tras un árbol, ya que se encuentran a Ota, solo, tirando piedras a un pequeño estanque, mirando hacia la luna llena resplandeciente en medio del cielo, con una mirada triste en la cara. Noa le dice bajito a Shinohara.
(Noa) Tenemos que saber que le ocurre. Al final me está poniendo triste a mi también.
(Asuma) No seas boba. Sea lo que sea, no debemos meternos en su vida privada. Pero te doy la razón en que algo serio le pasa. No es normal en un tipo tan bruto cómo Ota, que se comporte de esa manera.
(Noa) -encarándose a Asuma- ¡Claro que debemos meternos! ¿No recuerdas lo que nos ha dicho tantas veces el capitán Goto? Somos un equipo y debemos estar atentos a su buen funcionamiento.
(Asuma) ¬ ¬ Tú solo piensas en el trabajo.
(Noa) No, no es eso. Es evidente que está sufriendo. Pero si él mismo no nos dice que le pasa, no podremos ayudarle.
(Goto) Eso es evidente, chicos.
Noa y Shinohara dan un sobresalto del susto. El capitán Goto está justo detrás suyo, espiando a Ota. Sale de detrás del árbol y se dirige hacía él. Ota está sentado sobre un tronco de árbol, se friega los ojos, quizás para limpiarse las lágrimas. Se levanta rápidamente y le hace el saludo militar con la mano.
(Ota) Capitán.
(Goto) Descansa, Ota. La luna llena de esta noche es realmente esplendida, no crees? -mirando hacia el cielo-
(Ota) Sí...
(Goto) Oye, Ota. Ya sé que os he soltado este discurso rallado un montón de veces. Pero cabe que te recuerde, que cómo miembro de la segunda sección que vuelves a ser, formas parte de un equipo y que la relación con tus compañeros tiene que ser lo más fluida posible.
(Ota) -exclama enfadado... pero enseguida se vuelve a poner todo triste- ¡Ya lo sé, capitán! … Di...disculpe. No es por eso.
(Goto) Entonces... que es? No puedes esconder tu secreto para siempre.
(Ota) Le ruego que me de un par de días. Le prometo que cuando volvamos a Tokio, se lo explicaré todo. Creo que a mis compañeros también les debo una explicación. ¡Sobre todo a Izumi y Shinohara!
Noa y Shinohara salen de detrás del árbol, riendo bobamente y frotándose la mano en el cogote.
(Goto) De acuerdo. Cómo quieras, Ota. No voy a presionarte para que nos lo cuentes ahora mismo. Además, creo que será mejor que nos lo cuentes con todo el equipo presente. A la capitana Nagumo también le interesa bastante el asunto.
(Ota) Gracias, capitán.
(Goto) Y si puedes, Ota... alegra un poco esa cara. Si no por tus compañeros, hazlo al menos por tus antiguos cadetes. ¿Quieres que crean que estás así por tu expulsión?
(Ota) … -se queda serio sin decir nada-
(Shinohara) Me temo que sus antiguos cadetes estarán saltando de alegría por eso, capitán.
(Ota) ¡Cállate, Shinohara! Me voy a dormir. -se marcha frunciendo el ceño-
(Shinohara) Lo ves, Noa. Parece que el capitán ha conseguido hacerle hablar.
(Noa) Sí, pero seguimos sin saber que es lo que realmente le pasa. -con expresión de preocupación-
(Shinoahara) No le des tantas vueltas, mujer. Ya ha dicho que cuando volvamos a Tokio, lo escupirá todo.
(Noa) -echando un suspiro- Eres tan insensible, Asuma.
(Shinohara) ¿A que viene eso? Yo también estoy preocupado, pero no hay por qué obsesionarse. Ya conoces a Ota; seguro que en poco tiempo volverá a ser el de siempre.
(Noa) Ojalá tuvieras razón. Pero tengo el presentimiento que es algo importante.
(Shinohara) … -Se queda mirando a Izumi con algo de consternación-
(Noa) -Da un gran bostezo y se estira los brazos- Estoy muerta de sueño. ¿Vamos a dormir? Mañana nos espera un día duro.
(Shinohara) ¡Es verdad! Mañana por fin es el último día que tenemos que estar en este sitio abandonado de la mano de Dios. ¡Por fin volveremos a la civilización!
Todos se van a dormir; el campamento se queda silencioso y a oscuras. Al cabo de dos días, los miembros de la segunda sección de vehículos especiales emprenden el camino de vuelta a Tokio en un minibús de la policía. Excepto Mikiyasu Shinshi, que desde el año anterior trabaja en una empresa de programación en Shinjuku... y Kumagami, que está realizando un programa de formación en Francia con una división de Labors de la Gendarmería de París para un año, el resto, es decir, Noa Izumi, Asuma Shinohara, Hiromi Yamazaki y por supuesto el capitán Goto, siguen ahí. Hasta entonces, había estado con ellos un oficial joven en sustitución de Kumagami: Kojiro Shirokawa, un joven piloto bastante formal y bien educado, pero sin ninguna aptitud especial cómo piloto de Labor. Había pedido el traslado a las Fuerzas de Autodefensa. Por otro lado, el piloto que sustituía a Ota hasta aquel momento, Yamahiro Tadawa , un joven piloto de carácter rebelde y algo solitario, muy buen piloto, esa misma semana había sido trasladado a la 3ª sección de vehículos especiales, la cual se encuentra en la prefectura de Saitama, fronteriza con la de Tokio. Ese día nadie imagina que en cuestión de pocas semanas se volverá a formar la segunda sección casi cómo había sido unos pocos años atrás. El único que no volverá a la Policía hasta al cabo de unos años, será Shinshi.
Llegan a las instalaciones de la división de vehículos especiales. Ese edificio que a pesar de estar tan cerca de Tokio, está tan apartado de la ciudad. Los mecánicos les reciben con los brazos abiertos, sobre todo a Ota, al que no veían desde la crisis del puente de la bahía. Ota también se alegra, pero responde con cierta timidez y con una sonrisa un poco forzada. El resto de miembros de la segunda sección también se alegran mucho de estar allí de nuevo. Ota avisa al capitán, quiere contar lo que le pasa y le pide ir al despacho de la jefa. Goto llama a la puerta de la oficina de los capitanes y Shinobu pide que se espere un momento. Dentro hacía tanto calor, que la capitana está con la camisa desabrochada y el sostén al aire. Se abrocha la camisa con prisas y les da paso.
(Shinobu) ¡Adelante!
(Goto) Buenos Días, Shinobu. Tu sección favorita ya ha vuelto.
(Shinobu) Ahórrate tus chistes baratos, quieres. Y bien. Anoche me llamaste para hablar de un asunto...
(Goto) -dice todo irónico- El asunto de Ota. Los muchachos ya están aquí, y el aludido también. Quiere confesar sus travesuras y mostrar su culpabilidad.
(Shinobu) Déjate de sarcasmos y diles que entren, por favor.
Los cuatro miembros de la segunda sección entran y saludan a la capitana Nagumo. Todavía no se han puesto el uniforme. El capitán Goto va directamente al grano.
(Goto) Oficial Ota. Ahora ya estamos todos reunidos cómo pediste. Supongo que ahora nos querrás explicar el por qué de tu comportamiento tan secreto e introvertido con tus compañeros.
(Ota) Sí, capitán. Antes que nada, os quiero pedir perdón por mi comportamiento tan extraño...
(Shinohara) -dice en voz baja- ¬ ¬ Extraño, dice. Ojalá siempre se comportará así; viviríamos más tranquilos. O _ o ¡Aaaaayyygggghhhh! -Izumi le pisa el pie para que se calle-
(Ota) ...de estas dos semanas a todos vosotros. Lo siento mucho, os pido disculpas.
(Izumi) ¡Tranquilo! No es nada. -mientras se ríe estúpidamente-
(Ota) El caso... es que tengo motivos para estar así. Pero no me di cuenta que esto afectaría al correcto funcionamiento de la escuela de cadetes y mi relación con mis antiguos compañeros.
(Goto) No tienes por qué preocuparte por eso. Eso no tiene nada que ver con tu traslado de vuelta a la segunda sección.
(Shinobu) Pero... ¿A que te refieres con lo de "tengo motivos para estar así"?
(Goto) Buena pregunta, Shinobu. Si señora.
Ota se pone a andar dentro del despacho y se sienta sobre la mesa del capitán Goto, mirando por la ventana, y de espaldas a los demás. Y empieza a confesar-lo todo, muy serio y triste.
(Ota) … Hace 2 semanas, cuando ya era de noche, mi madre me llamó a la escuela de cadetes. Me dijo que si al día siguiente podía ir a verles a casa, porque tenían algo muy importante que decirme. A mi me extrañó mucho. Les dije que sí. Tuve que pedir permiso al capitán, para que me diese el día libre. Al día siguiente cogí mi coche y me fui para mi antigua casa, en Iwate. Cuando llegué...
(Goto) Te encontraste algo inesperado que no imaginabas que pudiese suceder nunca.
(Ota) Más o menos, capitán. Más o menos. Me invitaron a un té, les hablé sobre mi trabajo y mi vida de policía en Tokio, todo eso. Pero cuando llevaba poco más de una hora allí... mis padres se pusieron serios. Veía a la que había sido mi madre llorosa, y al que había sido mi padre, temblando. Estaban nerviosos y extraños.
(Shinohara) Un momento... ¿Que quieres decir con lo de "a la que había sido mi madre"?
(Ota) ¿Es que acaso no lo has pillado todavía, idiota? Yo soy...
(Goto) Adoptado. … ¿No es así? -mirando intrigante a Ota-
Ota da un sobresalto. Y sus compañeros se estremecen. Los capitanes lo disimulan mejor y sólo ejercen cómo meros espectadores.
(Ota) … Así es, capitán. De repente, descubrí que me habían criado mis tíos, durante 23 años, sin que yo supiese nada. Acaso os podéis imaginar que de repente, un día cualquiera os dijeran "Lo siento hijo, pero nosotros no somos tus padres auténticos y no sabemos nada de ellos." … ¿Lo podéis imaginar!? -girando su cara hacía atrás gritando furiosamente-
(Hiromi) ¿Te explicaron algo de tus padres auténticos? ¿Siguen vivos en alguna parte? ¿O están...
(Ota) Sí. Pero... hubiese preferido no saberlo nunca.
(Izumi) ¿Por qué dices eso? Ahora querrás saber que ha sido de tus padres auténticos. ¿Verdad?
(Ota) No... no. ¡No quiero saber nada!
Ota se pone las manos sobre la cabeza, está muy tenso. Pero sigue explicando.
(Ota) Ellos... mis padres adoptivos...
(Goto) Te explicaron que había sido de tus padres biológicos.
(Ota) Así es, capitán. Por lo que me explicaron... mis padres biológicos eran unos auténticos miserables. Para ellos, robar y amenazar, era natural. Estaban metidos en negocios sucios con la Yakuza. Al final acumularon muchas deudas ilegales... y me abandonaron cuando tenía 4 años. Huyeron de Japón hacia un país occidental... ¡y me abandonaron cómo a un perro!
Ota llegó al clímax de su tensión. Las lágrimas le caían por las mejillas. Pero consiguió mantenerse firme y aparentemente sereno para seguir contando su historia. Una historia que hubiese preferido no saber nunca.
(Ota) … Después de esto, toda la familia de los Ota se reunió. ¡Ja! Obviamente pensaron que un niño de 4 años no les entendería y ante mis narices dijeron "¡Un hijo de esos padres será un monstruo!"
(Shinobu) Y eso es lo que te atormentaba estos días... o lo que te ha forzado a cambiar cómo persona. Lo sentimos mucho, Ota. De verdad. Sabes que cualquier cosa que necesites, puedes contar con nosotros.
(Ota) Muchas gracias, capitana Nagumo. Se lo agradezco de veras. Ahora que sé la verdad... las dudas me invaden. No paro de pensar en si mi modo de ser, mi comportamiento bruto y agresivo que he tenido siempre, en realidad es herencia de esos padres biológicos tan horrorosos. Le he dado muchas vueltas.
(Izumi) Pero... ¡ahora sabes quien eres realmente! Aunque seas una persona algo tosca, maleducada e insensible, sabemos que eres un policía de verdad. No conozco a nadie con un sentido de la justicia tan fuerte como tú, Ota. Ni con un sentido del deber tan fuerte como tú, Ota. Nos lo podrías haber explicado antes, no tenías por qué esconderlo.
(Ota) ¿Y si realmente soy una persona despreciable? ¿Y si llevo la misma mala sangre que esos padres? Tengo miedo de mi mismo. Y lo que más miedo me da, es mi forma de actuar cómo policía Labor.
(Goto) ¡Vaya! Es sorprendente que por fin te hayas dado cuenta de eso. Aunque te haya tenido que pasar esto para que lo reconozcas. ¿Significa eso que abandonas el barco? ¿O realmente quieres cambiar cómo persona?
(Ota) -se encara al capitán Goto- ¡De eso nada, capitán! Tengo claro que estoy donde quiero estar. Me gusta mi trabajo y no pienso renunciar a él. Pero... quizás tenga que cambiar para seguir en él.
(Shinohara) ¡Idiota! -Ota se le queda mirando sin decir nada- Si estás donde estás es por tus capacidades y aptitudes. Y esas incluyen tu agresividad y tu gatillo fácil. La excelente puntería que tienes no la habrías conseguido nunca de no haber disparado siempre tu arma a la primera de cambio en cualquier circunstancia.
(Ota) Pero...
(Izumi) Asuma tiene razón. Nosotros no creemos que seas ningún miserable. Jamás lo hemos pensado, ni lo pensaremos. Eres un gran compañero y todos estamos muy contentos que hayas vuelto a la segunda sección.
(Hiromi) Ota... no tienes por qué cambiar cómo persona. Creo que lo que realmente necesitas es... buscar la verdad. Saber que ha sido de ellos. Serían malas personas, pero... ¿Y si están arrepentidas? ¿Y si quieren volver a verte?
El capitán Goto se levanta de su silla y cómo si fuese un colega, coge a Ota con el brazo por el cuello, queriéndole decir algo muy importante.
(Goto) Buena observación, Hiromi. No sólo no tienes que cambiar cómo persona, sobre todo porque una persona no puede cambiar su personalidad de la noche a la mañana cómo si nada. Cómo si interpretase un personaje en una obra de teatro o ante una cámara. Aquí todos te aceptamos tal cómo eres. Tienes tus defectos, es cierto. Pero... dime alguien aquí presente que no los tenga. Vamos, Ota, contéstame.
(Ota) Pues... esto...
(Goto) Izumi, una chica que le pone nombre de perro a su Labor y que es menos femenina que un palo de escoba.
(Izumi) ¡Capitán! -se enfada-
(Goto) Shinohara. Él también tiene una historia familiar muy triste. Un hermano mayor que se suicidó, un padre con el que no se habla, y una madre que murió cuando él era un niño. Y mírale. Tiene menos sensibilidad que un camionero.
(Shinohara) Tampoco se pase, capitán.
(Goto) Hiromi. Un monstruo de 2 metros, que a pesar de su aspecto amenazador, es un blando y un trozo de pan incapaz de matar a una mosca.
(Hiromi) -se sonroja-
(Goto) Y finalmente...
(Shinobu) Te agradecería que no me metieras en tus análisis de personalidad, Goto. Es un problema de "tu" sección. ¿De acuerdo?
(Goto) Vaya, me has cortado el rollo. Bueno... no importa. Lo que te quiero decir, Ota, es que tú, cómo tus compañeros, te tenemos en cuenta no sólo por tus aptitudes cómo piloto de Labor, sino también cómo miembro de un equipo llamado segunda sección de vehículos especiales y cómo persona que se merece un respeto y agradecimiento por su servicio público por parte de los ciudadanos. Eso no debes olvidar-lo nunca. ¿Entendido?
(Izumi) Además, estamos muy contentos por tu regreso. ¡Te echábamos mucho de menos! Sin ti esto se había vuelto muy aburrido. -se ríe con cierta tristeza-
(Shinohara) Y no te lo tomes cómo un insulto eh. Al contrario, es toda una alabanza.
(Hiromi) Es verdad. ¡Ánimo, Ota!
(Ota) Sí... capitán... Hiromi... Asuma... Noa... Gracias. Gracias a todos. Ahora me siento mucho mejor.
Todos sonríen aliviados, y Ota también. Ahora se siente mucho mejor consigo mismo. Sabe que ahora tendrá que buscar que ha sido de sus padres auténticos. Pero no tiene prisa. En cuestión de días su atención y sentimientos estarán centrados en otra persona.
Al llegar la noche, Goto y Shinobu están solos en el despacho de los capitanes. Llaman a la puerta, es Shige, el jefe de mecánicos.
(Goto) ¡Adelante!
(Shige) Con permiso, capitanes. Esto... tenia un par de cosillas para comentarles.
(Shinobu) Las nuevas piezas hidráulicas para los AV-02 Variant de la primera sección. Lo siento, Shige, me había olvidado por completo.
(Goto) ¿Y cual es el otro asunto?
(Shige) Nos hemos enterado de lo de Ota. ¡Menuda historia! No me gustaría estar en su pellejo. ¿Sea lo que sea, podemos hacer algo por él?
(Goto) No te preocupes por él, créeme. Ahora ya está mucho mejor. Confesar los males que nos atormentan por dentro es un muy buen remedio. Mi abuela que en paz descanse me lo explicó muchas veces.
(Shige) Se me había ocurrido que mañana mismo podríamos hacer una fiesta para animarle. De todas formas, íbamos a hacer una para celebrar su regreso a la segunda sección. O mejor aun. ¡Darle una sorpresa! Oh... no, ¡Aun mejor! Buscarle una novia despampanante que le haga olvidar todos sus problemas.
(Goto) Ya. Crees que si tuviera una chica a su lado, lo llevaría mucho mejor.
(Shinobu) Los hombres todo lo solucionáis a base de sexo.
(Shige) Perdón, ¿decía algo, capitana?
(Shinobu) ¿Eh? ¡No! ¡Nada, nada! Por cierto... sobre esas piezas...
(Shige) Ah, sí. Las traerán mañana mismo a primera hora. Tardaremos unas 15 horas en instalarlas en los Labors de la 1ª sección. Así que durante ese tiempo estarán inutilizados. Lamento las molestias, capitana.
(Goto) -apalancándose en su silla y poniéndose las manos detrás de la cabeza- Vaya, que fastidio. La 2ª sección tendrá que encargarse de todas las posibles emergencias que surjan en este tiempo. Bueno... pues gracias por el aviso, Shige. Ahora avisaré a los chicos que mañana tendrán que hacer horas extras.
(Shige) ¿Ota también, señor? ¿Ya está bien? -preguntando con cierta preocupación-
(Shinobu) Por supuesto. Te lo acaba de decir Goto, no? Pues entonces, todos tranquilos.
(Goto) Ay, que mala eres. -mientras lanza una mirada burlona a la capitana Nagumo-
(Shige) Eso es todo, capitanes. Con su permiso me retiro.
(Shinobu) De acuerdo, Shige. ¡Que descanses!
Los dos capitanes se cambian de ropa para marcharse. Shinobu se marcha primero. Justo cuando Goto apaga la luz y va a cerrar la puerta, suena el teléfono. Goto tiene que volver a encender la luz del despacho y contestar.
(Goto) Vaya, a que pesado se le habrá ocurrido llamar a estas horas de la noche. -se pone al teléfono- Segunda sección de vehículos especiales. Capitán Goto al habla.
(Kanuka) Buenas noches, capitán. ¿Cuanto tiempo, verdad?
(Goto) ¡Vaya! ¡No me lo puedo creer! ¡Kanuka Clancy! Hacía casi dos años que no sabíamos nada de ti. ¿Cómo va todo por la ciudad de los rascacielos?
(Kanuka) -con voz triste y apagada- Bien... bien... cómo siempre. Bueno... esto... ahora estoy en Tokio. He llegado hace media hora al aeropuerto de Narita.
(Goto) ¿Que estás en Tokio? Vaya, podrías habernos avisado y te hubiésemos recibido cómo es debido. Claro que a ti esas cosas "tan japonesas" no te van, verdad?
(Kanuka) Supongo, capitán.
(Goto) Bueno, si estás en Tokio, es que los americanos quieren algo de nosotros.
(Kanuka) No... no vengo por eso. Esto, yo...
(Goto) ¿Ah no?
(Kanuka) Mañana si no le es molestia, vendré a verles. A usted y a mis antiguos compañeros. Tengo que hablar con usted de algo, necesito pedirle una cosa.
(Goto) ¿Pedirme una cosa? Kanuka... ¿Va todo bien? Te noto, no sé, cómo decirlo... triste, esa es la palabra.
(Kanuka) Sabía que a usted no se le puede engañar. Le veré mañana. Adiós.
Goto cuelga el teléfono y se queda pensativo. Se había quedado con la curiosidad de saber el por qué del regreso tan repentino de Kanuka Clancy a Japón, en esas fechas y en aquel momento de la noche. Piensa que haciendo unas cuantas llamadas, quizás lo sabe, pero decide esperar a que llegue Kanuka la mañana siguiente y le explique el por qué. Goto se marcha finalmente a casa y la división de vehículos especiales se queda en silencio y a oscuras. Mañana tendrá un nuevo miembro.
