Vuelvo al fandom IchiRuki y a Fanfiction con este oneshot que se me ocurrió después de leer el capítulo de hoy -476-. Contiene spoilers del mismo, supongo. Es un tanto sentimentaloide y personalmente prefiero las cosas graciosas pero éste me salió bastante cursi, ya que son sentimientos. En fin, mejor juzguen ustedes :)

Disclaimer: Bleach pertenece a Kubo Taito. Este oneshot a mí, y lo escribí por mero entretenimiento.


Hogar

Era hora de volver a casa. Ya habían cumplido con su misión, el objetivo estaba completo y todo volvía a estar bajo control.

Sin embargo, no estaba nada feliz.

Quizá era egoísmo, o alguna clase de capricho, pero no quería irse tan pronto. Ichigo seguía peleando, arriba en el cielo. Y ella no había podido preguntarle todas las cosas que había querido. ¿Cómo estás? ¿Qué hiciste durante todo este tiempo? ¿Qué piensas sobre mi ascenso a teniente? ¿Cómo están las chicas? ¿Yuzu pregunta por mí? ¿Tú te preguntaste por mí...?

Pero no habían podido charlar nada. Apenas si habían tenido tiempo para verse e intercambiar un par de frases; pero casi todas de parte de ella, él no había hablado mucho. Eso sí, en cuanto se vieron Ichigo le dijo "Te ves genial desde la última vez que te vi...". Por supuesto que sí, tonto. Cambié para ser mejor para ti, para no estar por debajo de tu poder, para que sigamos siendo los mismos compañeros de siempre. Si Ichigo seguía mejorando sin límites, ella no podía quedarse atrás; debía esforzarse también. Y eso había hecho durante aquellos dos años de separación.

Había logrado ser teniente. Se había entrenado tanto que el pelo le molestaba la mayor parte del tiempo, y por eso en un arrebato de impulsividad se lo había cortado con la mismísima zampakutoh.

A nadie le había gustado ese cambio de look. Ni a ella le gustaba. Pero ahí va Ichigo y le dice que se veía genial.

Y ahora aquí estaban. Ella a punto de irse y él peleando.

Rukia miró hacia Ichigo una vez más, no cambiaría nunca. Gracias a Dios.

Ichigo era inmutable, no cambiaba a pesar del paso del tiempo. Eso había reconocido ella al verlo. Él seguía siendo el mismo muchacho testarudo y excesivamente fuerte que Rukia había conocido, y sin embargo seguía siendo igual de débil en algunos aspectos. Ichigo sin amigos no era nada. Se desvanecía toda fuerza de su interior en cuanto se hallaba sólo y sin apoyo. Rukia se descubrió comparándolo con el hogar.

El hogar es un lugar que nunca cambia, que siempre está ahí para ti, pero que si lo abandonas deja de ser igual de cálido que antes. El hogar siempre te espera, siempre te resguarda. Nunca se olvida de ti. Ichigo era igual.

La pena la invadió mientras observaba aquel cuerpo más crecido que hace dos años y el reiatsu de él le llenaba las entrañas. Respiró profundo, esperando recordar el aroma de aquel mundo. Su mundo.

Esperando recordar cómo se agitaba su pecho con el simple hecho de sentir su presencia tan cercana a la suya. Era como si un colibrí bailara en su interior. Hace tanto que no sentía aquella emoción que la disfrutó por unos instantes eternos, hasta que abrieron la puerta senkaimon y se dio cuenta de que había cometido un error. No estaba volviendo a casa.

Se estaba yendo de ella.


N/A:

Corto y conciso, como me gustan :9 Gracias por leer, espero con ilusión que comenten. Un besazo.

Abarai Ebril