PPG no me pertenece.

Antes de comenzar un anuncio; ¡No es incesto! ¡Esto es un AU y los chicos no guardan relación de sangre! ¡Graaaacias!

Advertencia: Crack, crack puro. Relaciones ambiguas. Menciones de alcohol y marihuana. Menciones de sexo. Lenguaje soez. Posible tensión sexual. Personajes promiscuos. Humor extraño. Bromas de mal gusto.


La casa olía a humo de marihuana, la suave brisa que se filtraba por la enorme ventana apenas y podía dispersarlo, pero para Boomer era un olor asqueroso que lo tenía más que fastidiado. La música estridente y de la cual no entendía ni una silaba lo hacían apretar los dientes. Sus ojos ardían, no solo por el humo, sino por culpa de la pantalla de su ordenador; a pesar de tener las luces encendidas y que fuera de día tenía el brillo al máximo y el color blanco del programa que usaba le lastimaba los ojos sin descanso.

Levantó la mirada, observando a su alrededor. La sala estaba perfectamente limpia, al fondo a su izquierda estaba la enorme y pulcra cocina, a la derecha y por ese pasillo amplio estaban las habitaciones y la sala de aseó, la puerta del final era el cuarto de lavado; donde estaba la lavadora y la secadora. Paredes pintadas de blanco y el piso con lozas negras, en las paredes colgaban cuatros de paisajes y posters de cantantes, y un miserable calendario cerca de la entrada.

Desvió la mirada por donde estaba. En el sofá individual frente suyo estaba Butch, observando la enorme televisión que estaba en el centro de la sala y balanceaba el control remoto, sus labios se movían un poco siguiendo la letra de la canción. En la mesa de cristal que estaba en el centro descansaba un paquete de seis cervezas, de las cuales tres estaban abiertas y esparcidas por la mesa. Butch descansaba su cabeza en uno de los reposabrazos del sofá de cuero café oscuro y sus pies sobre el otro.

Los ojos del rubio viajaron al sofá más grande, en el cual estaba Brick recostado y con un cigarrillo entre sus manos. El humo salía por la punta encendida y brillante del papel. Los ojos adormilados del pelirrojo estaba fijos en la pantalla donde un grupo de ocho chicas bailaban y cantaban algo que Boomer no comprendía, y estaba seguro que los otros dos tampoco sabían que decían. Boomer regresó la mirada a la pantalla de su ordenador portátil y observó su trabajo.

Debía entregar un proyecto dentro de dos días y llevaba más de la mitad, si se apresuraba lo suficiente podría terminarlo ese mismo día, quizás no dormiría pero valdría la pena. La canción cambio y por el rabillo del ojo observó a Brick dar una calada al cigarrillo y a Butch tomar la cerveza que estaba cerca suyo. El rubio suspiró y se masajeó el puente de la nariz, el olor a marihuana se intensificó y ahora un grupo de cuatro mujeres cantaban y bailaban en la pantalla, el sonido aumentó y Boomer gruñó.

Su proyecto era realmente importante y el otro par no paraba de molestar. Se levantó y dejó el ordenador en la mesa de cristal, caminó hasta la enorme cocina. El sonido no se amortiguó, pero Boomer se sintió más aliviado al ver el plateado del lugar en vez del blanco de la sala. Le habían dado una cerveza, pero no había probado el líquido en ningún momento. Abrió el inmenso refrigerador y tomó la jarra de agua potable que estaba ahí. Se sirvió en un vaso enorme de cristal y tomó la mitad de golpe, el agua fría le congeló momentáneamente el cerebro.

Con vaso en mano salió de la cocina, para regresar a su deber, se detuvo en seco al ver que hacían sus compañeros. Brick estaba recargado en el reposabrazos de su sofá, en dirección donde estaba Butch, mientras que el moreno se había girado para ver al otro. Butch mantenía una mano sujetada al respaldo de su asiento para no caer. El pelirrojo posó su mano en la nuca de Butch y comenzó a exhalar el humo en su boca. Boomer observó como Butch inhalaba el humo del pelirrojo. Boomer caminó a su lugar.

No era la primera vez que los veía hacer eso; pasar el humo del cigarrillo de uno a otro, a Boomer no le importaba si ambos decidían morirse de lo mismo, pero simplemente no podía comprender la insistencia de ambos de hacerlo de esa manera. Bien podría Brick exhalar el humo desde su lugar y este llegaría a Butch sin problemas, pero al parecer a ambos les gustaba hacerlo más… espectacular. Estaban tan cerca que parecía se estaban devorando, de no ser por el humo que pasaba de una boca a otra, Boomer aseguraba que solo se estaban besando.

Brick le dijo que se llamaba smoke swapping. Boomer dijo que eso se llamaba ganas de coger con el compañero de departamento. Butch dijo que ya lo habían hecho. El rubio no supo si creer en lo que dijo Butch, pero prefirió no indagar más en el tema, no quería detalles de cómo ese par habían cogido como animales en celo por, posiblemente, todas las superficies del departamento. Era algo que Boomer no necesitaba saber.

El rubio se sentó en el sofá individual que le correspondía, juntó sus rodillas a su pecho y se hizo más pequeño en el cómodo sofá. Comenzó a esparcir las pequeñas gotas del vaso por la superficie del mismo y observó el espectáculo que prontamente se acabó. Butch regresó a su puesto y cambió al siguiente vídeo musical, Brick se volvió a recostar y miró sin muchas ganas la televisión. Habían estado a menos de tres centímetros de juntar sus labios y regresaban a sus quehaceres sin importarles nada más.

–Deberías fumarlo directamente–. Dijo, mirando a Butch.

El moreno levantó los hombros. –Yo no fumo–.

–Da igual si lo inhalas de manera pasiva–.

–No te pongas celoso–.

–No estoy celoso–. Se defendió. –Pueden morirse los dos por mí respecta–.

Butch se carcajeó y Boomer frunció el ceño. No era la primera vez que el otro le hacía malas jugadas y le ponía palabras en la boca. De reojo observó a Brick que parecía dormitar, al parecer terminaría dormido en cualquier momento y no pensaba intervenir en la conversación. Boomer regresó la mirada al televisor, ahora eran doce varones y el rubio seguía sin comprender que decían pero el ritmo era agradable y los movimientos eran tan asombrosos que era imposible no mirar atentamente.

–¿Quieres intentarlo? –.

Giró al sofá más grande, observando a Brick quien se sentaba mejor en su lugar. Su cabello alborotado debido a que estaba acostado y la cinta que lo sujetaba estaba fuera de su lugar, un par de mechones caían en los hombros del pelirrojo. El cigarrillo estaba a un cuarto y Brick se lo mostró al rubio, Boomer frunció las cejas y se recargó en el reposabrazos de su asiento. Realizó una mueca de asco.

–No voy a fumar esa porquería–. Respondió.

–Hablo del humo–. Recargó la cabeza en el respaldo. –Siempre te quedas viéndonos cuando lo hacemos, ¿quieres intentar? –.

Era cierto que cada que los atrapaba haciendo el pase de humo los observaba. Las primeras veces se congeló en su lugar y las posteriores solo ocupada su lugar de siempre y miraba en silencio. Nunca interrumpía pero tampoco hacía nada para retirarse del lugar. Las primeras veces no se había movido ya que se petrifico pensando que el par estaba besándose, pero las siguientes simplemente se mantenía callado hasta el final de la acción. Boomer apretó el vaso y sintió como si un secreto suyo había sido descubierto.

–No–. Respondió. –No quiero llenar mis pulmones de esa mierda asquerosa–.

–Es legal–. Comentó Butch casualmente y se ganó una mirada fulminante de Boomer.

Fuera o no legal, Boomer no se iba a meter esa mierda al sistema. No estaba loco y ellos podían irse al infierno. Regresó la mirada al pelirrojo, que dio una calada más, haciendo más pequeño el cigarrillo y exhalando después de un rato; el humo se arremolino a su alrededor para después desviarse hacia la ventana y ser arrastrado por el viento. Sus ojos se encontraron y Boomer se mantuvo en silencio.

–Eres mayor, Boomer–. Dijo Brick con voz ronca. –Nada de lo que hagas será ilegal y es tu decisión, si no quieres no hay problema–.

El rubio se mordió la lengua y observó el agua que comenzaba a calentarse. Desde que tenía memoria lo más ilegal que había hecho había sido irse a vivir con ese par de descolocados sociales sin el consentimiento de su madre; su madre como conferencista siempre estaba lejos y no tenía alguien al que llamar padre. En la escuela tenía tantos amigos como una roca de ojos. Conocer al dúo había sido algo que le dio un giro diferente a su monótona y aburrida vida.

Tenía veintidós años, era mayor de edad en varios lugares del mundo ya. Miró de reojo a Brick, quien le observaba con ojos caídos, miró a Butch y este parecía más concentrado en las chicas que bailaban en minifalda que en el dilema que Boomer experimentaba. En algunos momentos se había preguntado que se sentiría eso. Butch siempre cerraba los ojos y parecía bastante cómodo con la mano de Brick en la nuca, una vez incluso lo vio recostarse en Brick después de que todo el humo fue pasado.

Se mordió el labio. Desconocía la relación del par, en algunas ocasiones eran compañeros de piso que peleaban por ver quién haría las compras o quien lavaría la ropa. Otras tantas los veía actuar íntimamente, como susurrarse cosas a una distancia extremadamente corta o algunos toques que no sabía si eran normales entre supuestos amigos. Sabía que no tenían pareja y que ambos gustaban de ir a centros nocturnos donde terminaban con chicas toda la noche. Pero nadie le aseguraba que ellos no estuvieran en una relación liberal. Boomer no quería meterse donde no lo llamaban.

Regresó la mirada a Butch y este cantaba la canción que Boomer, para variar, desconocía. Miró a Brick y este le miraba con calma. Boomer tenía veintidós años, estudiaba ingeniería computacional, no sabía si prefería hombres o mujeres, lo más ilegal que había hecho era mudarse de su hogar sin avisarle a su progenitora e iba a intentar el dichoso smoke swapping con un amigo cercano del cual no sabía si este mantenía una relación con otro de sus amigos. Iba a joder algo, Boomer sabía que iba a joder algo pero no sabía qué.

Dejó el vaso cerca de su ordenador y caminó al sofá grande. Se sentó frente a Brick y lo observó fijamente. El pelirrojo fue quien se acercó, Boomer cruzó las piernas e impidió que Brick se acercara más pero al pelirrojo no le molestó. Una vez cerca, lo más cerca que Boomer permitió, Brick dio la última calada al cigarro y dejó la colilla en el cenicero de la mesa, arrojándolo sin cuidado. Regresó la mirada al rubio y pasó su mano derecha por la nuca de Boomer.

El rubio apretujó el borde de las mangas de su camiseta, quería mantener su insoportable corazón quieto pero este latía tan rápido que le comenzaba a faltar el aire. No podía evitar estar nervioso, siempre que trataba algo nuevo se ponía nervioso y su estomago se retorcía, sus mejillas se teñían de rosa y sus orejas también; se lamentaba estar dándole ese espectáculo a Brick en primera plana. Más el pelirrojo no comentó nada.

De un fuerte jalón acercó más a Boomer y el rubio abrió la boca, apenas separando los labios. Observó como Brick giraba la cabeza ligeramente y la distancia entre ambos se comenzó a cerrar, no sintió un peso en sus labios, pero si sintió una suave brisa. El olor de la marihuana llegó a su nariz y recordó como había visto incontables veces hacer a Butch. Comenzó a succionar el humo poco a poco, dejando mucho fuera pero no podía hacer más.

Sus ojos estaban fijos en los de Brick, el rojo de los iris del pelirrojo eran brillantes y estaban parcialmente ocultos bajo las pestañas. El color de ojos de Brick siempre captó la atención del rubio, más nunca los había visto de tan de cerca. La mirada de Brick, que estaba en los labios de ambos, subió y se encontró con los ojos azules. Boomer saltó e intentó alejarse, pero el pelirrojo lo sujetó con ambas manos y lo mantuvo firme. Boomer sentía sus ojos arder por el humo y su garganta quemar.

Comenzó a toser con fuerza, sacando el humo que había almacenado en la boca y se esparció entre ellos. Las manos calientes de Brick lo obligaron a verlo de frente, Boomer abrió los ojos para ver al otro pero el humo le lastimó y terminó lagrimando. Se quejó e intentó retirar las manos del otro pero no pudo, y terminó llevando una de sus manos para cubrirse. Una mano extranjera llegó y le retiró la mano, le sostuvieron de las muñecas y Boomer estaba agonizando; ¿cuánto humo era? ¿Por qué no acababa? Intentó aguantar la respiración pero no pudo.

Siguió tosiendo agresivamente y retorciéndose intentando evitar el humo. Cuando el suplicio terminó y lo soltaron, se levantó y corrió a la enorme ventana, donde comenzó a toser e intentar expulsar el resto de humo que pudo quedarse dentro suyo. La boca le sabía a rayos, sus ojos lloraban y daba por hecho que estaba enrojecidos. Se llevó una mano a la garganta y la masajeó, esperando sentirse mejor. A sus espaldas escuchó la risa de Butch y se giró a verlos con el ceño fruncido.

–Hijos de puta–. Soltó con voz ronca. –Dijeron que no me iban a obligar a nada–.

Butch continuó carcajeándose y Brick sonrió con malicia, y levantó los hombros con desinterés. Boomer se sintió traicionado, pero no podía esperar menos de unos sujetos que no ponían una línea límite entre la amistad y el acoso. Enrabiado, rodeó el sofá donde estaban los otros dos y tomó su ordenador, y caminó a una de las habitaciones, antes de desaparecer por el pasillo escuchó el grito de Butch.

–No te enojes, Boomer–. Una risa corta sonó. –Sabes que te queremos–.

Boomer se encerró en la habitación de Brick, la cual era la más ordenada de las dos en el departamento, y maldijo a ese par sin fin. Le habían dicho que no le obligarían y lo traicionaron, el humo de marihuana era insoportable por sí solo, ahora que lo tuvo tan cerca suyo lo detestaba con toda su alma. Cuando descubriera donde escondía Brick sus cigarrillos los iba a triturar y dárselos en su café de la mañana, a ver si así seguía fumando esa mierda. A Butch le rompería todos sus posters de cantantes chinas y reírse de lo lindo.

Las horas pasaron y por suerte su proyecto fue suficiente para olvidar su molestia, se concentró en cada dígito que escribía sin molestarse en pensar en el dúo de afuera. Cuando el reloj marcó las dos de la mañana cerró su ordenador completamente satisfecho. Entrelazó sus dedos y estiró los brazos, desasiéndose del dolor que sentía y se conectó al mundo fuera de su mente. Se sorprendió al escuchar todo en silencio y más aún el que Brick no hubiera llegado a sacarlo.

¿Se habrían ido? No sería la primera vez que se iban de improviso… pero por muy brutos que fueran siempre procuraban mantenerlo informado. Curioso salió de la habitación haciendo el menor ruido posible, cuando llegó a la sala observó los sofás fuera de lugar y la mesa pegada a la pared que daba a la cocina. En el centro de la sala observó botellas de licor de distintos tipos vacías y unas cuantas llenas; el lugar olía a alcohol y en la televisión seguían esas canciones que no entendía.

Se acercó lentamente a los bultos que estaban en el centro del campo minado de botellas y encontró a ambos más muertos que vivos. Butch miraba la televisión con una botella en la mano y una almohada bajó su mentón, y el resto de su cuerpo pegado al suelo. Brick descansaba la cabeza en la espalda del moreno y mantenía los ojos cerrados pero un firme agarré en una botella. Por esas cosas el rubio se preguntaba qué relación tenían sus compañeros de piso. El primero en notarlo fue Butch.

–¡Pero miren quien salió de su cueva! –. Vociferó divertido. –¿El bebé ya esta calmado o sigue enojado? –.

Boomer frunció el cejo y apretó los dientes, se acercó. –No me llames así–.

Butch ensanchó su sonrisa y arqueó una ceja. –¿Rubiecito, te gusta más? –.

El joven iba a replicar cuando una tercera voz intervino, primero como una risilla pero terminó convirtiéndose en una carcajada. Boomer no encontraba nada divertido en usar eso como un apodo, además de que era estúpido era obvio. Rodó los ojos, molesto, y estaba dispuesto a regresar a la habitación para volver a encerrarse, cuando Butch lo detuvo. El moreno lo llamó y le realizó señas para que se acercara, pero el rubio solo se detuvo.

–No enojes, estamos jugando–. Boomer notó el seseo de Butch. –Ven, acércate, quédate con nosotros–.

–No quiero lidiar con borrachos un sábado a las dos de la mañana–.

–Pero yo si quiero que lidies con nosotros, además, esta casa funciona por democracia–. Comentó Brick y levantó su mano, señalando el techo. –Quien vote para que Boomer lidie con los borrachos levante la mano–.

Boomer estrechó los ojos cuando Butch levantó la mano y Brick mantuvo la suya en el aire. En esa casa había de todo, menos democracia. Le habían prometido no obligarlo a nada antes y terminó inhalando humo de marihuana de mala manera, ¿ahora lo querían como niñera? No, gracias. Se cruzó de brazos, molesto ante lo infantil que eran los otros dos.

–Se supone que son mayores que yo–. Comentó con veneno. –Deberían actuar como adultos–.

–Estamos siendo adultos al votar democráticamente–. Respondió Butch, girándose a verlo.

–Ni siquiera sabes que significa democrático–.

–Calla y ven, mocoso. Hemos ganado–.

Los mayores se levantaron, dejándole espacio al rubio que se acercó arrastrando los pies. Fue obligado a sentarse en el centro y no se sorprendió; esos dos tenían un algo por dejarlo en medio siempre que pudieran. En sus hombros los otros dos dejaron caer sus cabezas y se cayó en un silencio solo ocupado por canciones que Boomer, en verdad, no comprendía nada. Captó el olor del alcohol de los otros y de no ser porque estaba acostumbrado a eso habría salido a vomitar desde hace rato.

–No entiendo cómo pueden gustarte estas canciones chinas, ni las entiendes–.

–Son coreanas, inculto. Y llevo siete años con Brick sin entenderlo y vivimos bien–.

–Jodete–. Terminó Brick.

Un sábado en la madrugada normalmente la pasaban los alumnos universitarios de tres maneras; de fiesta, estudiando o durmiendo. Boomer no creía que alguien pasara una madrugada siendo la recargadera personal de un par de ebrios. Sintió una mano agarrarlo por la cintura y miró de reojo a Butch, que parecía se desmayaría en nada o caería en coma etílico. El moreno mantenía la mirada fija en el televisor.

–Boomer–. Dijo y suerte a Dios que el nombre del rubio no tenías eses.

–Que quieres ahora–.

–Quiero tener sexo contigo–.

No era la primera vez que Butch le decía eso, ni sería la última. Prácticamente desde que conoció a Butch este le acosaba sexualmente, hasta cierto grado. Si bien nunca llegó a toques en lugares indeseados, si lo acorralaba le decía cosas bastante vulgares cuando tenía oportunidad. Las primeras veces pensó que iba enserio, pero Butch podía decir que iba a tragarse el perro de la vecina y parecía que lo haría. Después descubrió que el moreno decía eso a cualquiera que encontrase remotamente atractivo, véase una de las profesoras de Boomer o uno de los hombres de la construcción de tres cuadras.

Al principio pensó que Butch lo hacía solo para burlarse de la poca actividad intima del rubio, pero después, y gracias a Brick, descubrió que Butch era algo muy cercano a un ninfómano. No necesitaba o quería tener sexo las veinticuatro horas los siete días de la semana, pero era lo suficientemente activo como para tener sexo cuatro días a la semana; vaya joda. Eso también lo hacía tomar enserio aquella vez en la que Butch le dijo que había tenido sexo con Brick, y el pelirrojo no ayudó precisamente cuando guardó silencio.

–Tienes a Brick, díselo–. Butch gruñó. –O la bonita chica que encontraste la otra noche, parecía muy dispuesta a que la cogieras en el baño–.

Butch se quejó ante las palabras de su compañero y se restregó al rubio como si fuera un gato. Boomer se alejó ligeramente para evitar el aliento alcohólico de su compañero. La música seguía resonando y Boomer se preguntaba porque los vecinos aún no llegaban a decirles nada; aunque posiblemente la pokerface de Brick, la cara de maldito de Butch y la cara de fastidio de Boomer los mantenía al margen del departamento. El rubio empujó a Butch cuando sintió el aliento de este en su cuello.

–¡Deja de joder, Butch!–. Exclamó molesto.

El otro se volvió a quejar. –Te va a gustar–.

–Y una mierda me va a gustar–. Colocó una mano en el pecho de Butch y lo empujó con fuerza.

–¿Eres virgen o qué? –.

Boomer durmió a Butch de un agraciado y bien merecido puñetazo.


No se que estaba pensando, pero quería escribir algo como esto xD Tengo un segundo capitulo planeado, pero no más allá. No se si poner esto en ranking M en lugar de T. La dejare en T por el momento y ya veré si la cambio.

Yo y mis experimentos xD

Saludos :)