Holi~ Holi~ Esta vez les traígo mi primer JackxLacie, salido de un sueño que una amiga tuvo y me conto, y pues, ¿Por qué no hacerlo una historia? Si no esta nada mal… y pues, ¡he aquí el resultado a todo eso!
Sin más que decirles, espero sinceramente les guste.
Muchos saludos a mi amiga Miku, y gracias por tan peculiar idea. (Pesé a que ella no tiene FF)
Disclaimer: Pandora Hearts no me pertenece, si no, a Jun-sama.
En un antiguo reino existió una familia, esta misma tenía dos hijos, los cuales eran el príncipe Oswald y la princesa Lacie.
Oswald era del tipo callado, muy reservado; al contrario de Lacie, ella era mas alegre y aveces llegaba a parecer hiperactiva, le gustaba conocer cosas nuevas, a pesar de que estaba muy limitada, consecuencia del nacer con los ojos rojos, tenía prohibido mostrarse ante la mayoría de la sociedad, ya que los ojos rojos significaban la mala fortuna, o bien llamada una chica del infortunio.
Un día ella paseaba por los pasillos del palacio dando algunos saltos, lucia un sencillo vestido color blanco que le llegaba hasta la rodilla, su cabello era largo hasta los tobillos y de un brillante color negro.
-¡Hermano Oswald!-Canturreo Lacie mientras abría las grandes puertas que conducían al jardín. Paseo la mirada y cuando visualizo a su hermano corrió hasta él.
Oswald estaba durmiendo bajo un árbol, con un pajarito acurrucado sobre su cabeza, lo cual le causaba gracia a Lacie, las leves risitas de Lacie lograron hacer que Oswald entreabriera sus ojos, los de él eran de un color violeta a diferencia de los de ella.
-¿Acaso piensas ir así al baile de esta noche?-Consultó Oswald con gran pereza.
Lacie solo frunció un poco el ceño y se dio media vuelta y comenzaba a pararse en las puntas de sus pies descalzos y luego en solo sus talones, así repetidas veces.
-Vamos Lacie, hablame-Le siguió insistiendo.
-Simplemente no me apetece ir a ese aburrido baile-Le dijo aun sin mirarlo.
Oswald se puso de pie aun con aquel pajarito en la cabeza y abrazo por detrás a su hermana menor.
-Pero si este baile es para celebrar el cumpleaños dieciséis de nuestra querida princesa.
Ella cambio su semblante a uno mas triste, mas bien algo melancólico.
-No creo que haya motivo para celebrar un cumpleaños más para un monstruo como yo-Le dijo Lacie y luego solo sintió como los cálidos labios de Oswald se posaban sobre su mejilla.
-No lo eres, me pareces hermosa-Le dijo con una leve sonrisa, Oswald no acostumbraba a sonreír, simplemente cuando sonreía lo hacía por ella.
-Gracias, Oswald-Le dijo con una sonrisa y luego salió corriendo de nuevo hacia a los adentros del palacio, donde al fin se dejo agarrar por la servidumbre, la cual llevaba parte del día buscándola para comenzar a arreglarla.
-Señorita Lacie, deje de estar jugando por favor-Le dijo una joven sirvienta que sostenía en sus brazos una toalla blanca.
Lacie la ignoro y siguió jugando en la tina de baño, tomando burbujas entre sus manos y luego soplandolas.
-¡No me haga llamar a su madre!-Le amenazo entonces, Lacie dio un leve bufido y salió de la tina.
Poco rato estuvo solo estaba usando sus prendas menores, que eran su camisón. Se encontraba sentada enfrente de un tocador con un gran espejo donde se ella solo miraba fijamente al reflejo de sus ojos mientras la misma sirvienta de antes le cepillaba su largo cabello.
-No creo que sus ojos traigan infortunio-Comento de la nada-, son preciosos, y si usted llegase a conseguir esposo, a este le fascinaran sus ojos, se lo aseguro.
-No creo tener en mis planes casarme-Dijo Lacie cerrando un poco los ojos.
-¿Acaso no le gustaría tener hijos?
Lacie lo medito un poco y luego, poniendo sus manos sobre el tocador mientras sujetaba uno de los cepillos, suspiro.
-Supongo que cualquier mujer normal soñaría con su esposo perfecto, unos hijos, dinero, y tener todo en su vida asegurado-Le comenzó a explicar sin una pizca de emoción-, yo solo desearía no vivir en la realeza, y mucho menos tener estos ojos.
-¿De que habla señorita? Cualquier persona desearía estar en su lugar.
-No le veo nada bueno estar atrapado en un palacio toda la vida forzado a seguir las reglas de "como una princesa debe ser".
La muchacha se quedo callada, Lacie solo suspiro y dejo que ella continuase con su trabajo. Al terminar de cepillar su cabello lo dejaron así para ya comenzar a arreglarla.
Le trajeron gran variedad de vestidos, ella miraba todos gustosamente y al final tuvo que decidirse por un vestido de combinaciones rojas y negras que fue escogido por su madre.
Tenía que usar un muy ajustado corsette color rojo con encajes negros, la falda del vestido era clásica y larga de color negro encima llevando otra falda de tela mas ligera que se abría en corte de "A" y se ajustaba a su cintura con un pequeño lazo en la parte de atrás.
-Que incomodo-Comento Lacie inconforme mientras terminaban de arreglarle el cabello, con dos trenzas a los costados de su cabeza le hicieron una coleta algo apretada, ya solo el flequillo le quedaba tapándole la frente-. Me voy-Dijo mientras se ponía de pie dispuesta a marcharse.
-Espera ahí jovencita, levanta ese vestido-Dijo su madre en tomo amenazante y Lacie sujeto las faldas del vestido y lo levanto dejando ver sus pies descalzos-, no nací ayer-Continuó al ver confirmadas sus expectativas.
-Se nota-Dijo Lacie para sus adentros y regreso hasta donde su madre para ponerse unos tacones negros de encaje y al fin ya ser libre, más o menos, aun le faltaba soportar el baile.
Salió de la habitación y comenzó a andar en los pasillos hasta detenerse en una puerta algo vieja, donde antes dormía su abuela. Entro en silencio y tomo de un estante un par de aretes con unas piedras esmeraldas las cuales estaban amarradas a unos hilos de oro que las sujetaban; se los puso y salió camino al pasillo principal que conducía al salón de fiestas. Asomo la cabeza por detrás de una de las grandes cortinas y miro a toda la gente disfrutando de la fiesta ya.
-Si no asisto supongo que no habrá diferencia-Murmuro mientras dejaba de mirar y se iba en dirección contraría al baile hasta que fue detenida por su hermano.
-¿A quien estamos celebrando hoy?-Preguntó con un tono falso ya que la respuesta era mas clara que el agua.
-Pero yo no quiero salir allí a fingir que soy alguien que no soy-Le intento debatir Lacie.
-Tú ya eres alguien, y mientras mas pronto lo aceptes, mejor.
-Todos aquí dicen que soy un error…
-Yo no digo eso, sonríe y ve ahí-Le dijo callando a Lacie.
Ella suspiro profundamente y se forzó una sonrisa para luego salir al salón, al verla la mayoría de la gente aplaudí, luego se escucho en un eco un «Feliz Cumpleaños».
Los adultos murmuraban cosas al verla, otros solo gozaban la fiesta.
Los y las infantas se acercaban a felicitar a Lacie, eran muy pequeños e inicentes; de los muchachos jóvenes, algunos se acercaban con molestia, otros lo hacian naturalmente; las muchachas casi ninguna parecía querer acercarsele, en su mayoría se la pasaban murmurando entre sí.
-Lacie-Llamo una voz melodiosa.
-Disculpen-Dijo Lacie con una sonrisa amplia y una leve reverencia que fue correspondida por los que se encontraban con ella.
Camino hasta la mujer que le había hablado, su madre.
-Lacie, quisiera presentarte a la reina vecina-Dijo su madre en tono dulce presentandole a una mujer de largos cabellos blancos y ojos naranjas que sonreía fríamente.
-Mucho gusto-Dijo Lacie fingiendo una amable sonrisa.
-El gusto es mío, me hablado mucho de ti-Le dijo la reina.
Lacie no supo que decir y simplemente se quedo sonriendo como una boba.
-Bueno, a lo que hemos venido-La reina estaba ahogando una risa.-¿Le dirás tú, o yo?
-Como usted guste-Contesto amable la madre de Lacie.
No comprendía que sucedía ahora.
-Considero oportuno decirle que ha sido comprometida con mi hijo Revis-Continuó la otra.
Lacie quedo exaltada, aterrada por lo anteriormente dicho.
Un pequeño «¿Qué?» logro salir con dificultad de sus labios. Mil y un pensamientos inundaban su mente, ¿por qué a ella? ¿Por qué ahora?
-Gusto en conocerte, Lacie-Dijo un muchacho de cabello blanco y ojos morado claro que ahora estaba frente a ella extendiendole la mano, tenía unos cinco años más que ella por lo menos.
Ella lo miro con asco, pero se forzó nuevamente a sonreír.
-El gusto es mío-Se vio forzada a decir la frase de siempre mientras tomaba la mano del chico y este la halaba hacia sí.
-Eres más linda de lo que imaginaba-Le dijo, mirándola fijamente hacia sus ojos carmín.
Lacie sonrió con molestia sin decirle nada.
-Los dejaremos solos para que se puedan conocer mejor-Anuncio la reina mientras se marchaba con la madre de Lacie.
-¿Te gustaría bailar conmigo?-Le pregunto Revis con una sonrisa.
«-No me queda de otra-BufóLacie para sus adentros.»
-Con gusto-Dijo Lacie mientras dejaba que el otro le tomara con una mano con la cintura y le sujetara la otra mano mientras ella colocaba su mano en el hombro de Revis y comenzaban a bailar.
Para Lacie, el bailar era otra simple formalidad sin sentido, años practicando distintos tipos de baile, equilibrio, llevando libros hasta incluso una vela sobre la cabeza para el equilibrio, todo para dar gusto a la sociedad.
Ambos paseaban por él salón bailando y dando una que otra vuelta, todos miraban, hasta Oswald, tenía el ceño fruncido y una mirada que parecía decir: «Suelta a mi hermana o te arranco la mano».
Cuando la música paro, ambos hicieron una leve reverencia.
-¿Mi hermano se casara con alguien también?-Pregunto con un hilo de voz sin mirarlo a los ojos.
-No, solo tú-Le contesto, esa respuesta hizo que algo dentro de Lacie se terminara de desbordar.
Solo pensaba, que por sus ojos era una suerte el haber conseguido alguien que quisiera casarse con ella, por eso pasaba lo que pasaba.
-Discúlpame, Revis-Dijo en un tono muy humilde-Debo retirarme un momento, volveré.
Revis solo asintió con la mirada y Lacie se dio vuelta caminando tranquilamente hasta llegar a una de las puertas que conectaba con los pasillos, cuando ya nadie miraba, ella comenzó a correr tan rápido como podía.
Llego hasta el jardín y miro rápidamente alrededor, no había nadie para su suerte.
Camino apresurada entre los arbustos y se quito sus finos zapatos y luego el vestido, como siempre, tenía bajo este el mismo sencillo vestido blanco de siempre; dejo sus cosas ahí y fue hasta otros arboles que se encontraban cerca del muro.
Había una bolsa de tela tirada al suelo, estaba tapada por hojas.
Todo esto había sido la gota que derramo el vaso, siempre pensó en escapar, pero hasta hoy hubo motivo firme.
Subió a lo mas alto del árbol y paso sus pies a la barandilla del muro y miro hacía abajo, era una caída de al menos dos metros, pero no importaría ahora, ni nunca. Salto sin pensarlo y cayo de pie, pero el golpe fue duro y se puso de rodillas en el suelo para reponerse un poco. Cuando el dolor paso, se levanto y saco de la bolsa una caperuza color negro y se la coloco, ocultando su cabello y su mirada.
La noche comenzaba a helar, cada paso que daba era levemente doloroso, el frío del suelo calaba su piel, y cada vez que una piedra se le encajaba emitía un leve quejido.
Su aliento al exhalar se notaba mucho, temblaba, sin importarle lo que le pasara, no volvería.
Llego el momento en que la temperatura de su cuerpo baja a paso rápido, más rápido de lo que ella avanzaba y termino por caer rendida al suelo, todo se volvió negro ante sus ojos, quizás ya era su hora al fin…
¿Un tanto raro el final para el primer capitulo?
Quizás…
¡Gracias por leer!
¿Review?:3
