En mi vida guiando humanos tontos había aprendido a tomarles cariño, aunque nunca lo admitiría en voz alta frente a Tikki... o cualquiera de mis compañeros.
Pero ellos tenían razón, los humanos tenían su encanto y Adrien era un claro ejemplo; esa tarde después de que un humano desconocido trajo mi queso, él se sentó conmigo frente al televisor. Sintonizando uno de los muchos programas que se emitían ahíy no una serie o película por Internet como era su costumbre... Cielos, ¿cuántas cosas tienen que inventar los humanos para ser felices?
Como sea, esa tarde tenía una razón para ver esos tontos programas que solían aparecer y que, según me había dicho, detestaba.
La razón era Marinette.
Y eso me asombró, no porque la acción fuera rara en Adrien, que siempre que podía hacer algo para apoyarlos lo hacía. O lo intentaba.
El asombro surgía de que estaba viendo por convicción algo que detestaba sólo por la chiquilla de coletas, con la que había bailado durante toda una tarde la semana pasada.
No perdí tiempo para acercarme a él, sólo para detallar mejor sus facciones al verla y cualquier cosa que ocurriera. Tenía el presentimiento de que algo divertido iba a pasar y como es normal, no me equivoque.
Ya que no paso mucho tiempo antes de que en la televisión aparecieran decenas de fotografías de mi chico, provocando que mi quijada se fuera al suelo junto con la de Adrien.
En especial por lo qué el excéntrico humano que aparecía en cámara dijo: Creo que la hija del panadero está enamorada.
En ese momento la burla surgió desde lo más hondo de mi kwami ser, sin deseo de detenerla: ¡Mira! Otra admiradora secreta.
Broma que pareció no ser escuchada por Adrien, que en ese momento era incapaz de quitar su mirada de la pantalla plana.
Con los labios entreabiertos y la mirada desconcertada.
Y aunque después ella quiso negar cualquier sentimiento romántico por él, yo no le creí.
Después de todo, esos balbuceos y ademanes raros no podían ser sólo casualidad. ¡Sólo los hacía frente a él!
Esa conclusión no tardo en venirme de golpe varios meses después, cuando Adrien pidió que lo destransformara en una dulce situación.
Provocando que mi quijada se desacomodara de nuevo.
Porque adentro de la jaula indestructible que, se iba llenando lentamente de nata montada estaba ella.
Parada frente a mi chico, ambos con los ojos cerrados.
Quise gritar su nombre en ese momento, aunque no pude hacerlo por pedido de Tikki, que me había ofrecido la mitad de un macarron después de que la chiquilla confirmara que Adrien se había quitado el anillo.
Todo con los ojos cerrados mientras que yo le daba vueltas mentalmente a la situación.
Adrien estaba enamorado de Ladybug, por alguna razón que no he podido entender, ya que lo decidió apenas la conoció. Y estaba completamente seguro de que ella estaba enamorada de mi chico... aunque tampoco estaba seguro de cómo había sucedido.
Aunque tomando en cuenta cómo eran los humanos, era bastante seguro que fuera en un momento cualquiera que hiciera ver a Adrien cool... o algo así.
Eso, debía de ser suerte. ¿No?
Suerte de la que produce Tikki, ya que para los humanos es muy importante enamorarse y todas esas cosas empalagosas.
Aunque a mi me dejaba muy frustrado todo eso.
¿Cómo demonios no sé enteraban?
En definitiva los humanos no dejan de estar ciegos sin importar los años que pasen.
Pero, ¿qué importa?
Por ahora estoy seguro de que puedo divertirme con esto.
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