Oliver, sintió que era el momento perfecto, para ser completamente sincero con ella. Nunca antes había sentido la necesidad de hablar sobre sus sentimientos. Sobre como ella influía en su vida. Porque eso es lo que hace Felicity, casi sin darse cuenta.

—Todo el tiempo que estuve fuera, nunca pude...confiar completamente en alguien. Y cuando eso dura mucho, dejas... de ver a las personas como personas. Ves... amenazas. U objetivos. Y cuando decidí volver a casa, yo... no sabía cómo desconectar esa parte de mí. Entonces entré en tu oficina. Tú fuiste la primera persona que pude ver como una... persona. Simplemente había algo acerca de ti.

—Sí, estaba masticando un bolígrafo.

—Era rojo. – Y esto provocó que Felicity sonriera. El realmente se había fijado en ella. Se había fijado en algo tan insignificante, como lo era aquel bolígrafo rojo. De pronto, ya no parecía tan insignificante. Ahora era algo más que un simple objeto de color rojo.

Ninguno de los dos, pudieron evitar reproducir en sus cabezas, ese momento. Porque fue el momento en el que cambio todo. La vida de ambos dio un vuelco importante. Oliver, nunca pensó en enamorarse de la chica IT que balbuceaba al hablar. Para el, solo seria de ayuda. Una sola vez. Y se convirtieron en dos. Y tres. Hasta que no pudo ocultarse más. Sus excusas eran realmente malas.

Es un poco difícil, no enamorarse de Oliver Queen, como Barry Allen, le había dicho una vez. "Oliver Queen, millonario de día y héroe de noche". Oliver, podía a tener a cualquiera, de hecho, las tenía, y no se sentía mal por ello. Pero, el Oliver que conoce Felicity, es muy diferente al que conoce el resto del mundo. Para ella, es ese hombre con personalidad complicada. Frio la mayor parte del tiempo. Con un millón de problemas sin resolver, pasados y presentes. El héroe que intenta salvar a la ciudad y mantener a salvo a sus seres queridos. El resto de la gente… lo veía como el millonario "Oliver Queen". Y su no tan buena fama con las mujeres.

Para Felicity, era inimaginable una relación con Oliver. Él podía tener a cualquier mujer y ella no entraría en esa lista. Porque sabía perfectamente, que el Oliver que ella conoce, era incapaz de mantener una relación seria. Su relación con él, solo era platónica, porque ella no se permitía que fuera más que eso. Siempre le observaba. Lo escuchaba. Siempre le decía lo que tenía para decirle. Porque ella es la única que le dice todo, sin miedo.

Entonces un día, Oliver le pide una cita…y no duda en aceptarla. Y esa cita marcó un antes y un después en su relación con Oliver.

— ¿Recuerdas cuando te dije que por lo que hacemos, no creía que pudiese estar con alguien que realmente me importase? -

—Sí, lo recuerdo. - ¿Cómo olvidar ese momento? Nadie pudo.

—Puede que estuviera equivocado.

Y ella sonrió. Sonrió porque empezaba a ser consciente de la situación. Estaba vez todo era de verdad.

—Oliver… estas queriendo decir qué…

—Estoy queriendo decir que, tal vez… esté preparado para estar con alguien que realmente me importe.

—Oh… - Felicity no sabía que decir. En su cabeza, sonaban un montón de frases, sin mucho sentido. En su cabeza todo sobaba mejor, pero esta vez, prefirió no decir nada. Simplemente lo miro.

—Estoy tratando de ser sincero conmigo mismo. Es complicado, porque nunca antes tuve que serlo. En estos años, he pasado la mayor parte del tiempo engañándome. No me permito sentir…

—Es imposible no sentir…

—Uno se acostumbra a que los sentimientos no afecten. – ella lo miraba atenta. Analizando cada palabra que salía de su boca, sin apartar la mirada de sus ojos. - Pero, tú cambiaste todo eso. Felicity… - dijo y cogió una de sus manos, acariciándola suave – Tú hiciste que me permita ser la persona que soy. – y ella volvió a sonreír, por el simple hecho de que nunca imagino que el pudiera decir algo así. – Tú haces que sea mejor persona.

—Siempre lo fuiste. Quiero decir… nunca te vi de la forma en la que tú te ves a ti mismo. Siempre hay algo más. Algo que no somos capaces de ver. – Oliver sonrío y era una de esas sonrisas verdaderas. Porque todas las veces que sonreía de verdad, eran por ella.

La cena llegó. El pidió espaguetis a la carbonara y ella raviolis rellenos de carne. La conversación siguió, sin hacer referencia a la posibilidad de una relación. Ninguno quería decirlo. Ambos tenían miedo. Miedo a ser rechazado. Aunque ambos estuvieran en el mismo punto. Ambos querían lo mismo.

Por una vez, en mucho tiempo. Oliver habló con el corazón. Realmente necesitaba transmitirle sus sentimientos a Felicity. Aunque no se los hubiera dicho literalmente. Cuando se trata de decir las cosas claras, Oliver no es el más indicado para ello. Lo intenta, pero es más complicado de lo que todos piensan. Nunca se permitió pensar sobre sus sentimientos por ella. Ni si quiera la posibilidad de que pudieran existir. Para él, era más fácil tener una relación con Sara. No tenía que explicarle nada. Ella había pasado por lo mismo que él y ninguno tenía nada que ofrecer. No se preocupaba en si la lastimaba. No era una relación seria, solo era la necesidad de estar con alguien.

—Gracias por acompañarme a casa – Después de la cena, él se había ofrecido para llevarla. Se sentía más seguro así.

—Solo intento mantenerte a salvo.

—Estoy a salvo, estoy aquí.

—Me alegro de que sea así

Ambos hablaban con el mismo coqueteo, con el que hablaron cuando ella le regaló el helecho. Les salía tan natural.

—Bueno… será mejor que entre – dijo Felicity y Oliver asintió sin decir nada.

Ella se dio la vuelta, con intención de entrar a su casa, mientras el la miraba. No se iba ir, hasta que la viera entrar.

—Felicity… - dijo Oliver, captando la atención de la rubia, que ya había sacado las llaves de su bolso – Gracias por esta noche – anduvo unos pasó hacia ella, sin dejar de sonreír. Cuando se trata de Felicity, Oliver no puede parar de hacerlo.

—Gracias a ti. – Le devolvió la sonrisa – Me gustó mucho escuchar esa parte de ti, que hasta hoy desconocía

—No fue fácil…

— ¡Lo sé!

Silencio.

— ¿Quieres pasar? – dudo un par de veces, en si preguntárselo o no… finalmente lo hizo y no se arrepintió de haberlo hecho. Felicity no es de las que invita a cualquiera a su casa y mucho menos a sus citas, - aunque no tuviera muchas. Más bien no tenía ninguna – pero Oliver, Oliver no era una cita cualquiera.

— ¿Estás segura? – dudo Oliver.

— ¿Qué podría pasar? No es que tú y yo vayamos… no es que te esté pidiendo…- comenzó con su típico balbuceo.

—Felicity – y soltó una ligera carcajada

—Lo siento, ¿Vas a pasar o vamos a estar aquí toda la noche?

—Pasaré.

No era la primera vez que Oliver iba a su casa. Había pasado un par de noches ahí, cuando no tenía donde ir.

Felicity dejó las llaves en la mesita de la entrada. Oliver cerró la puerta. Todo estaba tan ordenado. A Felicity le gusta mantener orden, aunque dispusiera de poco tiempo para ello.

—Puedes sentarte… si quieres… no es que tengas que estar de pie – dijo divertida y nerviosa. No sabía muy bien porque lo había invitado a pasar. Quizá porque tenían muchas cosas que resolver… o simplemente, porque quería estar un poco más con él

Oliver se quitó su chaqueta gris, dejándola en el sofá.

—Si no te importa… voy a poner un poco de música. Siempre lo hago….me ayuda cuando estoy nerviosa

— ¿Lo estás?

— ¿Tu no?

Ambos rieron.

Ninguno sabía bien que hacer o que decir. Ninguno quería estropear el momento. Estaban bien así. Lo estaban pasando bien.

— ¿Quieres algo de beber? Sé que lo ideal sería una copa de vino, pero dado a lo que me he tomado y a que solo tengo una botella de "Whelch's" en la nevera, supongo que servirá…

Whelch's está bien – Oliver sonrío

—Además, aún sigo esperando esa botella que me prometiste hace un año – dijo, sacando dos copas y colocándolas en la mesa

—Recuerdo la promesa. Aunque… como ahora no dispongo de una bodega tan grande, quizás tarde algo más en cumplirla. – Felicity solo sonrió y fue en busca de la botella de Whelch's

—Aquí está – la enseñó orgullosa de su botella.

Felicity abrió la botella y dejó caer un poco de soda en ellas. De fondo, sonaba "Give Me Something" de James Morrison. Oliver se levantó y fue hacía ella. Felicity volteó y lo miró, aun con las dos copas en su mano. Sin decir nada, Oliver colocó una de sus manos en su cintura. Ella dejó las copas en la mesa, entendió que quería bailar… y no sé podía rechazar un baile Oliver Queen, ya lo había hecho una vez, para bailar con Barry Allen, pero eso ahora no importa.

Ambos se dejaron llevar por la música. No importaba sobre que tratara la canción. No estaban escuchando. Felicity tenía sus manos en sus hombros y la cabeza agachada, evitando todo contacto con sus ojos. Oliver, en cambio, no podía, ni quería apartar su mirada de ella. Estaban nerviosos. Era natural. No querían separarse, ni que ese baile acabara… por eso no lo hicieron cuando acabó la canción, y empezó a sonar otra. "In My Veins" sonaba en está ocasión. Nuevamente, no eran conscientes de la letra, solo de la melodía y el leve movimiento de sus cuerpos.

Un día conoces a alguien y cambia tu vida por completo. Uno no puede elegir de quien enamorarse. Ellos no eligieron enamorarse el uno del otro. Pero pasó. Sin quererlo. Evitando que pasara. Negándolo. Se conocieron. Confiaron el uno en el otro. Cada uno aportaba un poco de luz a la vida del otro… Felicity es esa luz que Oliver necesita en su tan profunda oscuridad. Es un poco el fuego para que deje de ser tan frio. Es el sostén justo que necesita. Felicity es la persona que necesita para su persona.

Finalmente sonó "Say Something", y esa fue la última canción que bailaron esta vez. Felicity levantó la cabeza y vio que el sí que la estaba mirando. No había dejado de hacerlo. La música sonaba y ambos se perdieron en la mirada del otro. De pronto, dejaron de bailar. Solo se miraban. Y el tiempo parecía detenerse. No existía nada más. Los problemas de Oliver habían desaparecido. El único miedo que existía, era que ese momento acabara. Su único miedo era perderla. Al igual que el miedo de ella era perderlo. Porque ahora podía sentir que era suyo. Oliver era de ella en se momento. Lo habían deseado tanto. Lo habían imaginado, ya sean en sueño o como pensamiento platónico. Ambos podían sentir la respiración del otro y como el latido de su corazón latía fuerte. Y en cuestión de segundos, acabaron con la poca distancia que había entre ellos. Sus labios tomaron contacto por primera vez y todo parecía tener sentido. Todo había merecido la pena. Ese beso era especial. Ese beso marcó el principio de algo. Felicity pudo sentir que de verdad él la amaba… como Oliver pudo sentir los sentimientos de ella.

Se separaron lentamente, con la respiración agitada. Y se miraron. Y se dijeron todo.

—Dime que todo esto no es un sueño, porque no tengo intención de despertar si lo fuese. – dijo Felicity y bajo su mirada, sin decir nada más.

—Hey… - dijo suave, con una mano en su cara - ¿Qué pasa?

—Tengo miedo que todo esto sea otra trampa para engañar a uno de los malos…

—Te juro que estoy siendo totalmente sincero contigo. Siempre lo he sido.

— ¿Siempre?

—Siempre.

—Incluso cuando…

—Incluso cuando intentaba engañar a Slade… siempre fui sincero contigo. Conmigo no lo fui tanto.

—Oh…

—Mis sentimientos por ti no cambian, ya sea siendo Oliver, o siendo Arrow. No sé qué va pasar a partir de ahora, lo único que sé, es que no quiero estar sin ti.