Capítulo 1
El mundo está contaminado por bacterias.
El sonido de un jarrón quebrándose contra el suelo se hizo presente. Todo iba a ser como siempre, lo mejor que podía hacer era retirarse de allí. Los pasos en las escaleras no fueron tan fuertes como los gritos que le seguían, hoy no lucharía. Entró a la habitación cerrando con fuerza la puerta y asegurándose que el seguro estuviera puesto, se alejó de ella. Inmediatamente unos ruidosos golpes resonaron en la madera.
-¡Sale de allí maldito bastardo!
De un cajón sacó un reproductor de música. Se acostó sobre su cama dándole play y fijó su inexpresiva mirada sobre los visibles golpes en la puerta. Uno tras otro, la puerta parecía venirse abajo pero no sucedió. El golpeteo cesó y por la rendija de la puerta se vio como el personaje se retiraba. Se dio media vuelta contra la pared, se cubrió con una manta y se durmió.
Y no puedo evitar contaminarme con su suciedad…
7:30 de la mañana, el despertador sonó. Las mañanas se volvían cada vez más pesadas, se levantó para prepararse y partir a la escuela. Bajó a buscar algo para desayunar, todo estaba tranquilo pero los objetos no ocultaban el desastre de anoche. Luego de servirse un poco del cereal que quedaba, se marchó. La rutina era la misma de todos los días: tomar el autobús, llegar a la escuela y sentarse en el asiento de siempre para fingir escuchar a un profesor. A veces se saltaba algunas clases, otras simplemente se iba, pero a pesar de ello tenía una de las mejores calificaciones de su nivel. Los estudios eran algo que se le daba muy bien, a excepción de artes donde su desempeño era un desastre; hacer cosas manuales no era lo suyo. Por mucho que se le facilitaran los estudios, nunca encontró alguna ruta que seguir. Todo era fácil, nada le hacía sentirse vivo y tampoco le llamaba la atención. Estudiar por estudiar, hasta él mismo se cuestionaba por qué lo hacía.
Llego a su salón instalándose donde siempre, fue cosa de segundos para que dos personas se le acercaran de inmediato.
-¡Levi! Este fin de semana iremos al zoológico, debes ir con nosotros-una chica con anteojos y pelo castaño propuso la idea. Su nombre era Hanji Zoe, compañera desde que entraron a la escuela y una chica muy entusiasta. Tenía una deficiencia increíble cuando se trataba de "ser femenina", no calzaba con ninguna mujer del curso, es mas, no calzaba con ninguna mujer de la escuela por lo que siempre se juntaba con Levi. Tenía unos gustos tan bizarros que a cualquier persona normal le darían escalofríos, pero era algo que Rivaille no le daba mucha importancia.
-Por favor no me dejes solo en esto con ella…-rogó la segunda persona al lado de Hanji. Erwin Smith, era un compañero que llegó de intercambio hace cuatro años y se había instalado en el país. Tenía un gran desempeño académico y también era muy apegado a las normas. Hanji lo había integrado al "grupo" y desde entonces siempre han estado juntos. Con el tiempo, Rivaille aceptó que siempre estuvieran junto a él, no sabía con qué sentido, no era alguien que entregara algo, por lo que no había razón alguna para estar a su lado.
-No me interesa el zoológico-contestó el pelinegro.
-Vamos por favor, sólo será esta vez. Ha llegado un nuevo tigre y quiero verlo ¡Prometo compensarte con té negro!-ofreció la mujer luego de que ver que todo lo que decía no estaba resultando, y por lo visto, lo último lo hizo cambiar de opinión.
-Sólo será por esta vez…-aceptó finalmente, amaba el té negro y aunque no fuera expresivo, con el tiempo Hanji aprendió eso del azabache y lo utilizaba de vez en cuando como soborno.
-Atención, ¡vamos a empezar!-anunció el profesor que arribaba.
Todos procedieron a sentarse y prepararse para empezar las clases. Hanji se sentaba un asiento más adelante que Levi mientras que Erwin estaba uno más atrás. Cuando el profesor pasó la lista y prosiguió con la clase, Rivaille se puso unos auriculares escondidos entre sus ropas. Las clases no eran más que rutinas y la rutina era simplemente demasiado aburrida, por lo que así pasaba gran parte de su día o subía a la terraza y tomaba una siesta. Muchas veces lo descubrieron y le advirtieron que si continuaba siendo tan despreocupado acabaría siendo expulsado, pero no le daba mayor importancia. La única razón por la cual seguía en el establecimiento a pesar de su conducta, era por su favorable rendimiento académico para la reputación de la escuela.
Las clases por lo general acababan a las 5:05 o 4:10 y después ello venían las actividades de club de deporte, arte u otros. La mayoría estaba inscrito en algo, Hanji estaba en el club de ciencias mientras que Erwin estaba en el club de literatura. Rivaille por su lado no hacía nada, las clases se terminaban y su actividad posterior a ello era muy diferente…
El teléfono del azabache comenzó a vibrar.
-¿Diga?-contestó su teléfono-Estoy desocupado…Sí donde mismo. Estaré allí en treinta minutos-colgó el teléfono.
En medio del recorrido a su destino, pasó a un restaurante de camino y entro al baño sin ser percibido. De su bolso sacó unos pantalones negros, una playera gris y una chaqueta de cuero negra que reemplazaron el uniforme. A la escuela iba con unas botas estilo militar, por lo cual no había necesidad de llevar zapatos de más. En su bolso no traía más que un cuaderno y un lápiz además de su ropa por lo que había espacio suficiente para todo lo que traía. Poseía también una bufanda negra y de su cuello colgaba un collar con una placa militar con el diseño de unas alas. Cuando terminó de cambiarse, se retiró del restaurante y se dirigió a uno de los sectores más conflictivos de la ciudad.
Allí era muy común ver a prostitutas en cada esquina, y la droga era algo tan abundante que la gente hacia lo que fuera por conseguirla, o,estaban aquellos a los cuales esas sustancias consumieron hasta la última gota de sus vidas y ahora se encontraban allí tirados en las calles esperando su último aliento. La policía intentó muchas veces retomar estas zonas, pero era imposible, el nivel de decadencia y corrupción era impresionante por lo que muchos no tenían escapatoria o no querían tenerla. Rivaille conocía muy bien esos sectores, iba muy a menudo a encontrarse con unos amigos y un par de cosas más…
-Levi-saludó un chico levantando el brazo.
-¡Hermano!-gritó eufóricamente una chica mientras sonreía al verlo llegar.
-No hagan tanto escándalo-los regañó mirando a sus alrededores, el nombre hizo que varias personas dirigieran sus miradas en dirección a ellos, muchos miraban temerosos y otros con completa ira.
-Lo siento, lo siento-se disculpó la chica.
-Hoy tenemos un nuevo reto, pero me imagino que no será un problema para ti-dijo el chico mientras le entregaba un papel a Levi. Éste le echó un vistazo sin cambiar su tranquilo rostro-¿Qué opinas?
-Será pan comido. Farlan, Isabel preocúpense de que esta gente cumpla-les ordenó.
-¡Si señor!-afirmó la chica.
Farlan e Isabel eran compañeros de Levi en esta zona. Ambos vivían en la pobreza del lugar y apenas podían mantenerse. Isabel era una chica de estatura mediana y contextura fina, ojos azules y pelo rojizo. Acostumbraba a llamar a Levi por hermano después de ser rescatada por él cuando era una niña, desde entonces, había sido su modelo a seguir. Farlan por su parte era un chico más alto que Rivaille, pero no superaba el metro setenta, la estatura del azabache era pequeña por lo que era común que muchos lo superaran en ese aspecto. Tenía una cabellera castaña clara, a tal punto que se percibían algunos cabellos rubios, y unos ojos color avellana que para Levi siempre fueron extraños.
Llegaron a un sector donde la gente estaba reunida en círculo, un hombre llamaba a la gente y promocionaba un evento.
-¡¿Quién tendrá los cojones suficientes para pelear!? ¡El último contrincante perdió la visión de uno de sus ojos!
-Yo-anunció Levi levantando la mano con normalidad. La gente al verlo comenzó a reír debido a su contextura delgada y su tamaño; lo encontraban ridículo, sin embargo no se inmutó y dio paso al frente para entrar a la zona de pelea-¿Qué es lo que gano?
-Si llegaras a tener un milagro y ganaras-dijo provocando la risa de los demás-Te llevas el dinero recaudado.
-Que así sea-aceptó y esperó a su contrincante en el centro del circulo de personas. Un hombre de un metro noventa, voluptuoso y con una cicatriz que iba desde su frente hasta el mentón apareció en pocos segundos, miró al pelinegro y se bufó en una sonrisa.
-¡Demuéstrale quien eres Hermano!-alentaba Isabel desde la muchedumbre.
El hombre encargado del evento alzó su brazo por sobre su cabeza y todos se callaron para esperar el comienzo.
-¡A LUCHAR!-gritó el hombre.
Rivaille ante la señal no se movió, se mantuvo quieto y tranquilo en su posición con ambas manos en los bolsillos, en cambio, su contrincante corrió hacia él preparando el puño para incrustarlo en su rostro.
-¡Devuélvete al jardín pequeñín!-gritó y lanzó el primer golpe, pero para su sorpresa no topó en ningún lado, su objetivo se hallaba agachado y con un rápido movimiento avanzó pateando una de sus grotescas piernas en un punto clave que lo hizo caer de rodillas-¡MALDITO!
-Eres muy predecible, hazme esto un poco más grato cerdo-le dijo fríamente causando la furia del gigante, que lanzó un manotazo para agarrar al pelinegro pero este tomó su mano y rápidamente le hizo una llave que hizo crujir sus huesos-¿Es todo lo que sabes hacer?
-¡CÁLLATE ENANO DE MIERDA!-con su otro puño se dirigió al rostro del azabache y este rápidamente lo esquivo y con su pierna le dio un golpe en la nuca que lo dejó inconsciente.
-Tch, no duró ni cinco minutos.
La gente a su alrededor no podía creer lo que acababan de presenciar, el locutor por su parte al ver los resultados de la pelea, comenzó lentamente a escabullirse entre el público pero fue detenido por Farlan e Isabel.
-¿Dónde vas?-preguntó el chico con una sonrisa.
-…Y-yo…-tartamudeo el locutor.
-¡El premio!-exigió la chica.
-No creo que quieras ser el próximo… ¿O sí?-amenazó el azabache, colocando su pie sobre la cabeza inerte de su contrincante.
Bajo la presión del momento, el locutor se vio obligado a entregar todas las recaudaciones del evento y huyó de inmediato. Ganar dinero por peleas callejeras era la manera más sencilla de conseguir ingresos, por lo menos para Rivaille. Las técnicas que empleaba eran muy superiores a los aficionados que se dedicaban a alardear y siempre acababa las peleas en menos de cinco minutos.
Después de que recibieran la suma de dinero, se fueron a un callejón a repartir la suma entre los tres.
-¡Hermano de verdad eres increíble! Algún día quiero poder partirles el rostro como tú-alagaba la chica maravillada.
-No debes ponerte así Isabel, cualquier día podría ocurrirte algo-regañó Farlan a la pelirroja.
-¡Eres un pesimista! ¡Nunca me has visto pelear, soy mejor que tú!-reclamó la chica y ambos se miraron discutiendo con la mirada.
-Cálmense ambos, ya tenemos lo que queríamos así que está bien-ante sus palabras los dos separaron sus miradas, cada uno por su lado molestos-Debo irme, es todo por hoy.
-¿Ya te vas?-preguntó la chica desanimada.
-Sí, nos vemos mañana-dijo mientras se iba.
-Nos vemos mañana Levi-se despidió Farlan.
Ya había anochecido, muchas de las calles escaseaban de luz y el camino a casa no era nada corto, pero prefería caminar en vez de tomar algún medio de transporte. En su trayecto por las calles de la ciudad, divisó a lo lejos dos sujetos que intimidaban a un chico de primaria. El niño estaba acorralado contra la pared y estaba muy asustado, eran unos hombres de edad después de todo. Con las manos en los bolsillos camino lentamente hacia ellos y éstos no demoraron en percatarse de su presencia.
-¿Se te perdió algo escoria?-dijo uno de los intimidadores.
-Oh, parece que tenemos otro-río el otro- Tú quédate con el niño yo puedo degustar a éste-paso su lengua por sus labios.
-Hey tú-dijo el azabache refiriéndose al chico de primaria-Lárgate de aquí.
El niño estaba demasiado asustado como para reaccionar, y uno de los hombres tomó al chico del brazo azotándole contra la muralla.
-No ira a ningún lado ¿Quién te crees que eres?-amenazó uno de los hombres al pelinegro, pero este no respondió y solo se limitó a mirarlo con su gélida mirada-¡Tú tampoco te iras de aquí!
El hombre sacó un cuchillo de su chaqueta y corrió a incrustarlo en el cuerpo del azabache pero antes de darse cuenta, la situación se invirtió y Levi había ingresado en las entrañas del hombre con una navaja que traía consigo. Sentía como la sangre salía del cuerpo y se escurría por sus manos. Esa sensación, era la única que podía hacerlo sentirse vivo; ese líquido tibio, sentir como el filo de su navaja se abría paso en la piel de otro, destrozar hasta el más pequeño de sus órganos y finalmente, ver en los ojos de su víctima la más profunda expresión de desesperación.
El hombre no tardó en colapsar, Levi conocía los puntos críticos del cuerpo para atacarlos y cuando el segundo hombre vio cómo el cuerpo de su compañero caía al suelo sin vida, soltó al pequeño y comenzó a huir. Rápidamente fue restringido cuando el azabache lo tomó por la espalda, le jaló del cabello y lo degolló. El menor que fue espectador de toda la escena, se encontraba apegado a la pared y dominado por el pánico ante la posibilidad de ser el próximo en caer en esas manos asesinas. Intentó ver el rostro del asesino y al no reconocer ninguna facción debido a la oscuridad, su miedo aumentó.
-Lárgate, no es hora para que niños como tú anden en las calles-le ordenó al menor.
-….S-sí…gr-gracias…-se levantó y se fue corriendo.
El menor se fue, mientras que Rivaille se dedicó a borrar toda evidencia. Estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, no era la primera vez que asesinaba a alguien. Lo había hecho ya innumerables veces y siempre era el mismo tipo; violadores, ladrones, estafadores, mafiosos y entre otros. Aborrecía a esa gente, si es que se les podía llamar así. Era su criterio de justicia y aunque pudiera estar mal, no había nada mejor que destrozarlos y torturarlos, ya que para él, sólo eran simples monstruos sin alma ni corazón. Y él no era diferente de ellos.
La luz, es algo que a los demonios se nos ha negado.
Llegó a su casa, no había nadie y era mejor así. Fue a ver si había algo de comer en la nevera, pero estaba completamente vacía. Lo único que había en esta casa era alcohol, cigarrillos y sustancias para drogarse. No comería nada por hoy, mañana faltaría a la primera hora de clases y pasaría a comprar algo con el dinero recaudado, si salía ahora lo más probable era encontrarse con el sujeto de la noche anterior al regresar.
Resignado en hacer algo más, subió los escalones para encerrarse en su habitación, y una vez allí su teléfono vibró. Al verlo se percató que se trataba de un mensaje de un número desconocido:
"Hola, quien quiera que seas, me gustaría hablar contigo"
¿Era una broma? Pensó el pelinegro y no hizo caso al mensaje.
Después de haberlo ignorado, el aparato vibró por segunda vez. Un nuevo mensaje:
"¿Estás ahí?"
Nuevamente ignoró el mensaje. Minutos después volvió a recibir uno nuevo:
"¿Cómo te llamas?"
¿Qué clase de persona insistía tanto en un número de alguien que ni siquiera conoce? Debía ser un mocoso aburrido que no tenía nada mejor que hacer. Decidió enviar un mensaje:
"Será mejor que dejes de fastidiar si no quieres que algo malo te ocurra"
Con eso debía ser suficiente, pero antes de que pudiera soltar el teléfono, un nuevo mensaje llego:
"Es un nombre muy largo"
De verdad, esta persona debía ser algún ocioso o simplemente era un idiota, y en lo que pensaba eso llegó un nuevo mensaje:
"Yo me llamo Eren, espero que podamos ser amigos"
¿Qué clase de broma era esta?
Continuara…
Y este ha sido el primer capítulo, es mi segundo fanfic de esta serie y esta pareja. Dejen sus comentarios y díganme que les pareció, sugerencias o cualquier cosa. Gracias por leer nos vemos :3
