Bueno, aqui va mi primera historia. Aviso que al principio puede parecer un poco confusa y tal vez digan, "Quiénes son todos esos personajes con nombres desconocidos?" pero eso se irá aclarando xD asi que espero que lean : )
Por cierto, todos los personajes (a excepción de los que no reconozcan) son propiedad de J.K Rowling
Disfruten...
Era un atardecer de invierno, normalmente, la gente iba y venía en sus autos haciendo las compras navideñas o asistiendo a los abarrotados parques de diversiones. Sin embargo, no todo mundo podía darse el lujo de pasear por las calles... mucho menos los aurores.
Hermione Granger, una joven aurora de 27 años, veía el noticiero local con angustia, mientras jugaba con el cabello de su hija de 9 años, Samantha.
"Hace unos momentos 10 hombres encapuchados arremetieron contra King Cross, se cree que son terroristas, pues en el lugar se reportaron 3 explosiones, aparte de varios "disparos" aunque no se ha detenido aún a ninguno de los responsables, ni se han encontrado los restos de las bombas..."
Hermione apagó el televisor- Terroristas...- dijo con un tono irónico- ya quisieran que de eso se tratara...- Con sumo cuidado para no despertar a su hija, se levantó del sofá y se dirigió a la cocina. Necesitaba que él llegara, King Cross solo estaba a 7 calles de su casa, y los mortífagos no tardarían en llegar. Se sirvió una copa de vino y se sentó en el borde de la ventana, como solía hacer cuando estaba en Hogwarts. Hacían ya 10 años desde aquella noche en el campamento de aurores, donde, por culpa de una poción mal realizada, habían cambiado el rumbo de sus vidas...
Ni cuando se imaginaría que ella, Hermione Granger, se casaría a los 18 años a causa de su hija recién nacida, y de la presión de la familia del padre de su hija... Draco Malfoy.
El ruido de un auto entrando a la cochera la sacó de sus pensamientos. Draco acababa de llegar a la casa. Rápidamente se incorporó y dejó la copa en la barra de la cocina, para salir a recibirlo. Necesitaba saber que estaba sucediendo, si los mortífagos estaban cerca, y que harían.
-¿Draco¿Eres tu?
-Hola- saludó él entrando a la sala- ¿Dónde está Samantha?
-Dormida- respondió Hermione, señalando con la cabeza la sala de la televisión. - Despiértala en lo que subo por los baúles, ah, y hazme el favor de avisarle a Ron y a Emily que vamos para allá.
Draco hizo un gesto de desaprobación. Detestaba hablar con ellos, sobre todo con Ron. Era curioso como Draco Malfoy, hijo de uno de los mortífagos mas conocidos, estuviera en ese momento luchando en el bando opuesto, del lado de Potter, Weasley y Dumbledore... Hacía ya 7 años que había roto las relaciones con su familia, pues él se había convertido en un traidor de sangre al no entregar a su hija Samantha al Señor Oscuro...
Caminó hacia la sala de televisión para despertar a Samantha, y al verla ahí, dormida como un ángel con su cabello rubio cayendo en su cara de mejillas sonrosadas, recordó que en ese momento ella era la persona que mas peligraba, y si le llegaba a suceder algo, lo vengaría a toda costa.
-Sam...- dijo Draco sentándose al lado de la pequeña- Sam, despierta nos tenemos que ir...-
Samantha cerró los ojos con fuerza, y gimió. Aunque ya estaba bastante grande, le gustaba seguir durmiendo la siesta.
-¿Papi?- preguntó Samantha con voz adormilada, y abriendo los ojos por fin.
Draco le sonrió y la cargó- Anda despiértate, que vamos a casa de los Weasley.-
-¿Por que?-
-Por que nos invitaron...a cenar.- mintió Draco, no le podía decir a la pequeña que la verdadera razón por que se iban era por que los mortífagos estaban cerca y la buscaban.
Hermione llegó en ese momento, cargando tres baúles detrás de ella.- ¿Listos?
-¿Por qué llevamos ropa, mami?-preguntó Samantha-¿Qué no íbamos a ir a cenar?
-Este... si, pero es que nos invitaron a pasar allá unos días el tío Ron, y la tía Emily...así podrás jugar mas tiempo con David
-No... es pequeño y babea...- se quejó la niña bajando de los brazos de su padre- Aparte ahí es aburrido...
-Anda no te quejes, y cuando volvamos te compro otro juego de hechizos de broma- le dijo Draco para animarla. Samantha asintió y corrió a la puerta.
-Antes de salir ponte un abrigo- le ordenó Hermione.- Accio Abrigos- En instantes, los tres estaban bien abrigados para salir. No podían irse por la chimenea, por su propia seguridad, ya que los mortífagos al parecer tenían bajo su mando a los reguladores de la red Flu, y podrían manipular las entradas y salidas.
Cuando Draco se aseguró de que la casa quedaba bien cerrada y que se escondía de las demás, subió al auto, al cual le puso un dispositivo que lo hacía invisible.
-¿Hablaste con Ron?- preguntó Hermione, sin embargo al notar la mirada de Draco comprendió que no había hablado con él.- Márcale por el celular...-
-Ya sabes que me choca utilizar esas cosas muggles.-
-Pero si no lo usas Ron no sabrá que llegaremos a su casa.
Con otro gesto de desaprobación, Draco le arrebató el celular a Hermione de la mano murmurando algo como "estúpidos aparatos muggles...". Tras diez minutos de intentar hablar con el teléfono, consiguió hacerlo funcionar ("Que inútil eres Draco...") Ron y Emily estaban enterados de que ellos llegarían a su casa en menos de dos horas.
-¿Lo vez?- dijo Hermione tras guardar el teléfono- No era tan difícil después de todo...-
Draco no respondió, se limitó a mirarla con enojo.
Mientras tanto, Samantha jugaba en el asiento trasero con una varita de juguete que hacía que las galletas comunes y corrientes mordieran a la gente. Ya se las daría a David cuando llegara a casa de los Weasley...
Tras dos horas de viaje llegaron a una casa que se encontraba en las afueras de un pequeño pueblo. La casa era estilo campestre y era bastante grande, pues constantemente ahí se reunían los aurores, usándolo de cuartel, ya que la mansión Black estaba siendo ocupada por Harry y su novia, Haylee.
Al entrar reconocieron a la joven pareja que se encontraba sentada en las sillas del jardín, viendo a su pequeño niño de dos años jugar con los restos de la nieve que había caído la noche anterior. Emily, una joven de cabello castaño y ojos verdes le decía algo a Ron mientras señalaba el auto que se acercaba, ya sin ser invisible.
Al bajarse del auto, notaron que la temperatura ahí era mucho mas baja que en la ciudad, pues el aire frío azotó sus rostros como si se trataran de cientos de cristales diminutos.
-¡Hola Hermione!- saludó Emily acercándose a Hermione. A pesar de que ya había tenido a su primero hijo, seguía teniendo la misma figura que cuando estaban en el colegio.- Hola Draco- dijo sin tanto ánimo al ver al rubio, limitándose a darle un beso en la mejilla por mera cortesía- ¡Samantha!- exclamó a ver a la pequeña niña- ¿Cómo estás?
-Bien, gracias.- respondió Samantha fríamente. Al parecer el odio por Emily y Ron había venido desde su creación, pues aunque ellos no le habían hecho nada malo, ella no los soportaba. Pero fingía muy bien hacerlo.- ¿Y el Tío Ron?
-Ahorita viene, le dije que metiera a David a la casa, por que ya está empezando a enfriar. Pasen, adentro está calientito.
Caminaron detrás de su anfitriona, observando las montañas que en ese momento se encontraban llenas de nieve. Que tranquilidad se percibía en aquel lugar, como si los problemas de la guerra contra los mortífagos no llegaran hasta ellos.
Entraron a la casa, la cual como había dicho Emily, estaba mucho mas caliente que el exterior. Y notaron que ellos ya tenían su casa adornada para navidad. Hermione sintió algo de celos hacia aquella pareja. Ambos se amaban uno al otro, y se habían casado y tenido un hijo por su propio gusto. Al contrario de ella, que no amaba a Draco, apenas y lo quería como un amigo. Ellos nunca celebraban su aniversario de bodas, ni hacían actividades que una familia normal haría, tales como adornar la casa juntos, salir a pasear, llevar a sus hijos (en este caso hija) al parque de diversiones, etc. Ellos dos vivían peleados constantemente, con la tensión de que su hija corría peligro, y ocultándole todos los problemas, haciéndola vivir en un mundo de rosa.
-Malfoy...- dijo Ron por saludo al ver que entraban Draco, Hermione, Samantha y Emily.- Hola Hermione- dijo después, acercándose a ella y abrazándola- Hola, pequeña Samantha.- Ron la abrazó también.- ¿Cómo han estado?- preguntó dirigiéndolos a la Sala de estar.
Hermione se sentó en un sillón al lado de Draco.- Bien, gracias ¿y ustedes?
-Bien también, aquí soportando el frío...- Todos aparentaban serenidad ante la presencia de la pequeña, sin embargo había un tema que discutir, así que Emily decidió mandar a Samantha al cuarto de juegos. Mientras volvía, Ron sirvió cuatro copas de vino, dándole una a cada uno, y dejando la de Emily en la mesa de centro.
-Y bien- dijo Ron sentándose- ¿Que sucedió, por que tuvieron que venirse?
-King Cross- respondió Hermione- Fue atacada por los mortífagos, de seguro buscaban a alguien...
-Pero¿Ellos saben que ustedes viven por ahí?
-Se supone que no...-dijo Draco pensativo- Pero nunca se sabe que información tienen...
Cuando llegó Emily, Hermione relató lo que había visto en la televisión, para que después Draco dijera lo que había visto. Si no se equivocaban, los mortífagos en este momento habrían destrozado la casa en busca de la niña.
Tras hablar mas de una hora, Emily se levantó, y sacudió su pantalón de pana rojo.- Bien, basta de pláticas inquietantes, mejor planeemos lo que haremos en navidad, no podemos dejar que Sam vea que estamos preocupados ¿o si?
Todos negaron con la cabeza, Hermione también se puso de pie.- Piensen en que podremos hacer, yo voy a ir a bañar a Samantha.
-¿No se baña sola?-preguntó Emily extrañada
-Podría dejarla que se bañe sola, pero duraría siglos en el agua... y se puede resfriar.
-Oh.-
Ni Emily, ni Ron dijeron nada, sin embargo ambos pensaban que tanto Draco como Hermione sobreprotegían a la niña.
Cuando Hermione bajó, varias horas después ya que también había arreglado a Samantha para dormir y esperado a que lo hiciera, notó que el ambiente estaba muy tenso, y al ver la razón se quedó helada, Cole Boyd estaba sentado en la sala, mirándola con una sonrisa que ocultaba todas esas cosas que Draco ignoraba...
