Esta es mi primer Fic sobre "The Vampire Diaries"... que ya tenía ganas. Obviamente los personajes no me pertenecen, pero la historia es mía. Y espero que la disfruten.
Por cierto... Delena totalmente! :)
CAPÍTULO 1: Bienvenida
No pudo dormir bien en toda la noche. Los nervios de pensar que no sería bueno para el trabajo le comían. La semana anterior había recibido una oferta de trabajo a su nombre de parte de una de las revistas de moda de Nueva York más importantes, "The Show". Y no se lo pensó dos veces, pues llevaba sin trabajo un par de meses y había tenido que volver a Mistyc Falls porque la economía no le permitía seguir siendo independiente. Vivía en la casa familiar con su tío, pero en el pueblo no había mucho que hacer y se pasaba los días caminando por los bosques y las calles fotografiando todo lo que se encontraba a su paso.
Y aunque estaba deseando salir de allí, en verdad él no había buscado trabajo en esos dos meses. Se lo había tomado más bien como un pequeño descanso y no había buscado ninguna oferta de trabajo. Por eso le extrañaba tanto que le hubiesen llamado precisamente a él… y a su teléfono.
Pero ahora eso ya no le importaba. Hizo las maletas y buscó un apartamento en Nueva York para marcharse lo antes posible. Encontró uno en Brooklyn que era bastante económico y además muy espacioso, lo ideal para todos sus chismes de fotógrafo.
Durante el fin de semana estuvo desembalando cajas y colocando todo en el apartamento. Tenía un espacioso salón con sofás azules y un gran ventanal que miraba al río. La cocina se unía al salón mediante una barra y la casa se completaba con dos habitaciones, una para su dormitorio y otra donde instaló su estudio fotográfico personal, y un baño bastante grande.
Y ahora, lunes por la mañana, después de haber tomado una ducha y desayunado más bien poco, pues su estómago no le dejó más que beberse un café con una magdalena, conducía su camaro azul camino a "The Show" para enfrentarse a su primer trabajo como fotógrafo de modelos.
Elena aparcó su Ferrari rojo en su plaza y bajó cogiendo su bolso. Caminaba al ascensor cuando Caroline llegó con su Audi negro al parking y tocó el claxon para que Elena la esperase. Se unieron en la puerta del ascensor.
- Buenos días cariño – le dijo Caroline dándole un beso en la mejilla.
- Hola Car – le contestó Elena.
- ¿Has dormido bien?
- Como un tronco. Hoy me estoy arrepintiendo de los tequilas.
- Ya… yo también. La cabeza me va a estallar.
-¿Sólo te arrepientes de los tequilas? – le preguntó Elena con tono pícaro.
- De momento sí – le respondió con una sonrisa.
Subieron en el ascensor y salieron a la recepción de la revista. Allí se encontraron con April, la recepcionista.
- Hola chicas.
- Hola April – contestó Elena.
- Vaya, las veo un poco… dormidas – les dijo la chica observando sus caras de sueño.
- No es sueño… es resaca – le dijo Caroline sujetándose la cabeza.
- ¿Resaca? Pero si hoy es miércoles. ¿Salisteis ayer?
- Si. Y no sabes cuánto me arrepiento April – dijo Elena.
- No digas eso Elena. Si lo pasamos genial.
- Dirás que tú lo pasaste genial. Yo estuve la mitad de la noche intentando localizar a Stefan y la otra mitad aguantando las historias de Bonnie con Tayler.
Stefan era el novio de Elena desde hace unos ocho meses. Comenzaron a salir un mes después que ella entrase a trabajar en la revista y la cogiesen como modelo oficial. Él siempre fue muy atento y romántico con ella, pero en los últimos dos meses las cosas parecían haber cambiado. Y ahora él estaba en Las Vegas representando a la revista en un importante negocio con los dos móldelos número uno de la revista, Rebekah Holt y Klaus Mikaelson. Al principio hablaban a diario, pero las llamadas comenzaron a sustituirse por breves mails que apenas decían que se encontraba bien y que tenía mucho trabajo que hacer. Elena empezaba a estar molesta con él, pues hacía un par de semanas que no hablaban ni sabía nada de él. Por ello lo llamaba tan insistentemente, aunque no recibiese respuesta.
- Pues si lo pasaste mal es porque tú quisiste… porque bien que se te acercaban los chicos para bailar.
- Car… ¿otra vez la misma conversación? Salgo con Stefan y así va a seguir siendo. No estoy para nadie más.
- Pues no lo entiendo. No has hablado con él en un mes. Ni si quiera sabes qué está haciendo en Las Vegas.
- Está trabajando Car – dijo Elena en tono cansado.
- Ya… trabajando… con la prepotente y pegajosa de Rebekah.
- Y Klaus… recuerda que también está Klaus.
- Si… bueno. Lo que tú digas.
- Chicas – intervino April – no discutáis, no merece la pena. Y anda, subid al estudio tres que Bonnie ya os está esperando.
Elena y Caroline subieron al estudio y entraron al camerino. Bonnie estaba preparando el vestuario con el que trabajarían ese día.
- Buenos días dormilonas – les dijo Bonnie.
- Hola Bonnie, ¿Cómo estás? – le preguntó Caroline.
- Bien. ¿Sabéis? He hablado esta mañana con Ty.
- Bonnie… ¿otra vez la historia de Tyler? Ya me la contaste anoche cariño… y con todos sus episodios.
- Lo siento Elena – le dijo con una sonrisa, sabiendo que la noche anterior su mono-tema Tyler llegó a aburrir a Elena – Pero es que esta vez las cosas han cambiado.
- ¿Cambiado? – preguntó Caroline preocupada - ¿Qué ha pasado?
- Veréis… es que… - dudaba Bonnie.
- Vamos Bon, suéltalo ya – instó Elena nerviosa.
- ¡Me ha pedido que me case con él! – gritó Bonnie enseñándoles el anillo que Tyler le había regalado y dando saltitos de la emoción.
Elena y Caroline se quedaron anonadadas, sin saber bien qué decir. Pero al ver la felicidad y la emoción de su amiga, se unieron a ella en un abrazo.
- ¡Dios Bonnie, enhorabuena! – grito Caroline.
- ¡Gracias!
- Bonnie, me alegro mucho por ti – le dijo Elena – Pero, ¿tú estás segura?
- Segurísima Elena. Las cosas están mejor que nunca entre nosotros y… bueno, esto las mejora aún más.
- Está bien, pues si es lo que tú quieres… adelante – le contestó Elena sonriente.
- Bueno, dejemos el tema porque si no hoy no trabajaremos nada – les dijo Bonnie sonriendo - A ver, el jefe vino antes y me dio este dossier sobre la marca de ropa "The Cure". Quiere que hagamos un photoshoot con algunos vestidos de su nueva colección para un artículo del diseñador. ¿Os gustan? – les preguntó mostrándoles los vestidos que tenía para ellas.
- Madre mía, son preciosos – dijo Caroline – Lástima que no pueda quedarme con ninguno.
- Car… si tu armario parece que un día va a reventar.
- Bueno, nunca está de más un vestido nuevo. Además, ahora tenemos una boda en camino.
- Ya… ¿y con quién se supone que irás? ¿Con Matt Donnovan? – preguntó Elena sarcástica.
- ¿Matt? ¿Qué pasa con Matt? – preguntó Bonnie.
- ¿En serio no te enteraste de nada anoche Bonnie? – se sorprendió Elena.
- No. ¿Qué tengo que saber?
- Pues que nuestra querida amiga Caroline estuvo dándose cariñitos con Matt en la discoteca.
- ¿En serio? – gritó Bonnie alucinada.
- Elena, por dios, no lo llames darse cariñitos. Nos acostamos y punto. – le dijo Caroline.
- ¿Te acostaste anoche con Matt? – continuó Bonnie.
- Si.
- ¿Y qué pasa con Klaus? – le preguntó Bonnie confundida.
- Klaus es historia. No quiero saber nada de él nunca más. Y espero que no me lo vuelvan a nombrar más.
- Car… sabes que tienes que seguir trabajando con él cuando vuelva de Las Vegas, ¿verdad? - le preguntó Elena.
- Claro que lo sé, pero el trabajo es el trabajo. Lo que a mi vida personal se refiere, Klaus no existe, ¿de acuerdo?
- De acuerdo – asintieron sus amigas.
Caroline no quería saber nada más sobre Klaus. Habían estado saliendo durante un año, hasta que una semana antes de que él se marchase a Las Vegas con Stefan y Rebekah para el proyecto de colaboración con una revista de allí, le encontró en su propia cama con otra chica. Le echó del apartamento que compartían y ella se quedó destrozada. Cuando peor lo pasaba era cuando tenía que verle en el trabajo, por eso agradeció enormemente que se marchase de viaje. Y no hacía más que pensar en cómo reaccionaría cuando se lo volviese a encontrar, por eso la noche anterior habían salido para intentar olvidarse un poco del tema y, entre tequila y tequila, acabó en la cama con Matt. Tampoco es que se arrepintiese del todo, pero tampoco estaba orgullosa de la manera en que habían sucedido las cosas.
- Pero bueno, a todo esto – dijo Elena para cambiar de tema - ¿Cómo vamos a hacer las fotos si no hay fotógrafo?
- Si hay fotógrafo. Alaric me dijo que había contratado a un chico que vendría hoy y que os fuese preparando mientras que él llegaba – aseguró Bonnie.
- Am… bien entonces – contestó Elena – Pues empecemos.
Damon entra en el edificio y se dirige al mostrador. No sabe bien hacia dónde tiene que ir.
- Disculpe – le dice a la joven pelirroja que se vuelve a mirarle - ¿en qué planta está la revista "The Show?
- Hola. Está en la décima. Los ascensores están siguiendo ese pasillo – le indicaba la chica con la mano.
- Gracias.
Damon continuó por dónde la joven le indicó y cogió un ascensor. Llegó a la planta número diez y al salir se encontró con un hall enorme decorado con decenas de fotos de modelos. Todas eran espectaculares, pero una llamó especialmente su atención. Unos ojos marrones y profundos enmarcados en una dulce cara. Su vestimenta de cuero negro le daba un aspecto de ferocidad que contrastaba con su rostro.
Salió de su aturdimiento y vio que a su izquierda había un mostrador y una chica tecleaba en su ordenador. Se acercó a ella y cuando se giró vio que tenía unos preciosos y grandes ojos azules.
- Buenos días. Soy Damon Salvatore.
- Hola. Yo soy April. ¿En qué puedo ayudarle?
- Tengo una cita con el Señor Saltzman.
- Bien. Espere un segundo.
April cogió el teléfono a duras penas. Aquel chico le parecía tan guapo que le costaba concentrarse en el número que tenía que marcar.
- Señor Saltzman, Damon Salvatore está aquí – hizo un silencio – Bien, ahora mismo señor.
April colgó y se puso de pie. A Damon le parecía que la chica era bastante guapa, pero parecía demasiado niña como para que le pudiese atraer. Sin embargo a April le temblaban hasta las piernas por tener delante a aquel adonis griego.
- Acompáñeme por favor.
Damon la siguió y entraron en la redacción de la revista. Vio cómo decenas de personas trabajaban en sus escritorios con sus ordenadores o charlaban entre ellos animadamente. Le pareció un buen lugar de trabajo. Continuaron por un pasillo que estaba lleno de más fotografías de modelos. De nuevo la castaña de ojos dulces llamó su atención. April tocó en una puerta y abrió sin esperar respuesta. Le hizo pasar a un gran despacho donde un hombre, que podría tener más o menos su edad, esperaba de pie frente al escritorio.
- Señor Saltzman, el Señor Salvatore.
- April, por favor, ya te he dicho que no me llames así. Alaric y punto. Me haces sentir viejo.
- Lo siento señor…Perdón, Alaric.
- Eso está mejor. Por cierto, ¿llegaron Elena y Caroline?
- Si, ya subieron al estudio con Bonnie. Estarán preparándose.
- Perfecto. Gracias April.
- Bien. Si necesitan algo estoy en mi mesa.
Dijo la chica y se marchó. Alaric se acercó a Damon y le ofreció la mano.
- Señor Salvatore, disculpe, no me he presentado.
- Damon, por favor.
- Claro. Alaric Saltzman. Siéntate Damon – le ofreció.
Alaric se sentó tras su escritorio y Damon frente a él. A Damon le parecía que el señor Saltzman era bastante joven para dirigir una revista de tanto prestigio como la suya. Le admiraba por haber logrado tener tanto éxito en la vida con tan corta edad… pues supuso que tendría más o menos su misma edad, unos 30 años o así. Y la verdad es que estaba pareciendo un tipo bastante agradable y simpático. Pensó que se llevaría bien con él.
- Bueno Damon, ¿Nervioso?
- Un poco. Hace unos meses que no trabajo y empezar algo nuevo siempre me pone nervioso.
- Pues no tiene por qué. Aquí somos todos como una gran familia, no tienes de qué preocuparte.
- Está bien.
- Bueno, te explico un poco. "The Show" es una revista mensual sobre moda y preparamos reportajes de todo tipo. Pero tú principalmente te ocuparás de las fotos de estudio. A veces salimos a alguna localización para las fotos, depende del artículo, pero por lo demás es simplemente eso. Tenemos arriba tres estudios preparados para cualquier tipo de sesión fotográfica y todo tipo de material. ¿Tienes alguna duda?
- En principio ninguna – contestó Damon lo más relajado que pudo – Sólo saber horarios y sueldo.
- De acuerdo – dijo Alaric sacando unos papeles – Este es el contrato. Son seis horas al día, cuatro mil dólares al mes.
- ¿Cuatro mil? – dijo Damon asombrado.
- ¿Es poco?
- No, está genial.
- ¿Firmas entonces?
- Por supuesto.
Damon firmó el contrato mejor pagado de su vida. Estaba realmente emocionado. Siempre había estado en revistas dónde cobraba una miseria por hacerle fotos a decoraciones de casas o a animales y pasajes. Pero ahora este trabajo le daba una nueva oportunidad, lo presentía. A pesar de que no tuviese ni idea de cómo trabajar con modelos, pues nunca lo había hecho, sentía que se le iba a dar bien. Y es que por cuatro mil dólares al mes al menos tenía que intentarlo.
- Estupendo. Pues acompáñame Damon, te voy a mostrar tu nuevo lugar de trabajo.
Alaric salió del despacho y le guió de nuevo por el pasillo hasta la redacción. Salieron a la recepción y subieron por unas escaleras que estaban junto al ascensor. Llegaron a un pasillo de paredes blancas con cuatro puertas en él. Estaban el estudio uno, dos y tres, y por último despachos y camerinos. Entraron en el estudio tres y Damon se sorprendió de lo grande que era el espacio. Había un set de paredes blancas que estaba perfectamente iluminado con focos y telas blancas. Varias cámaras sobre una mesa junto a un portátil y más material fotográfico.
- Bien Damon, este es el estudio tres. Como ves está todo preparado para una sesión para hoy.
- Si, veo que hay mucho material.
- Si, puedes disponer de lo que necesites. Ven – le pidió caminando hacia una puerta al fondo del estudio – te voy a enseñar tu despacho y los camerinos.
- ¿Tengo un despacho? – preguntó Damon asombrado.
- Claro que sí. Necesitas un lugar donde trabajar tranquilo y en mi revista cada uno tiene su lugar. Lo único distinto es que tú estás aquí arriba y no en la redacción como todos los demás. El primer fotógrafo que tuvimos nos lo sugirió y así es como lo hicimos. Pero si tienes algún problema no tienes más que decirlo.
- No, no… ningún problema.
- Genial. Pues este es tu despacho – dijo Alaric abriendo una puerta al fondo del pasillo y haciéndole pasar a un enorme despacho con enormes ventanales que mostraban una espectacular vista de Nueva York.
- Venga ya… - dijo Damon alucinado.
- Ahí tienes el escritorio con un equipo Mac de mucha potencia. También tienes un portátil personal y otro en el estudio para ir cargando las fotos y visualizándolas durante la sesión. Y bueno… no sé que más decirte… todo lo que ves aquí lo puedes usar.
- Vaya… esto es genial.
- Me alegro que estés conforme. Ahora sígueme, que te enseño los camerinos y de paso conoces a las modelos con las que vas a trabajar.
Salieron del despacho y Damon aún estaba alucinando con todo lo que se le estaba ofreciendo. Caminaron por el pasillo y llegaron a una puerta donde ponía el nombre de tres chicas: Caroline, Elena y Rebekah. Al entrar, vio cómo una chica morena maquillaba a una rubia, a la cual recordaba de las fotografías de modelos de los pasillos. Ambas miraron hacia la puerta.
- Buenos días chicas – les dijo Alaric.
- Hola - contestó Bonnie.
- Hola jefe – dijo Caroline.
- Vengo a presentaros al nuevo fotógrafo – dijo haciendo un gesto para que Damon se pusiese junto a él – Él es Damon.
- Hola Damon, yo soy Bonnie, estilista – dijo la morena.
- Hola, yo Caroline – le dijo esta con cara de embobada – Encantada.
- Bueno, pues echas las presentaciones… - siguió Alaric, pero se dio cuenta que Elena no estaba – Por cierto, ¿Elena no ha llegado?
- Si, está cambiándose – le dijo Bonnie.
En ese instante, Elena salió de detrás de una puerta y Damon sintió cómo se quedaba sin aire en los pulmones. Aquella chica era la de los ojos dulces de las fotografías. Y en persona era mucho más preciosa de lo que había imaginado. Llevaba puesto un vestido corto de encaje blanco con detalles dorados de mangas largas y cuello cisne. Se ajustaba a su cuerpo a la perfección. Llevaba su melena castaña suelta en ondas e iba descalza, y, a pesar de su dulce cara, Damon pensó que tenía un cierto aire salvaje que llamaba la atención.
- Oh, hola Elena. Él es Damon, el nuevo fotógrafo – le dijo Alaric.
Elena por su parte, al ver aquellos ojos azules se quedó paralizada. Había escuchado la voz de Alaric desde detrás de la puerta, pero no sabía que venía acompañada por aquel chico tan tremendamente guapo. Cuando por fin pudo salir de su aturdimiento por el shock, se adelantó hacia donde estaban ellos.
- Hola Damon, yo soy Elena. Encantada de conocerte – le dijo para después darle dos besos.
- Igualmente – dijo Damon aún intentando controlar la respiración.
Elena se giró para ponerse los zapatos y Damon observó que el vestido dejaba su espalda al aire. Entonces se atrevió a sugerir algo.
- ¿Puedo hacerte una pregunta Bonnie?
- Claro – dijo asombrada.
- ¿Elena llevará ese peinado para las fotos? – preguntó ante la confusión de todos.
- Si, ¿por qué?
- Recógeselo. Su espalda debe verse. Es un detalle del vestido que no se puede tapar y ella tiene el pelo muy largo.
- Claro… es buena idea. No había caído en eso.
- Vaya – intervino Alaric poniéndole una mano sobre su hombro – buena observación Damon. Creo que hemos acertado contigo.
- Eso espero – contestó sintiendo que de verdad había empezado con buen pie.
- Bien, pues acompáñame de nuevo que te presento al resto de la redacción y ya te dejaré libre para que empieces con tu trabajo.
- Ok.
