-¿Cual es tú mayor deseo?
-la felicidad- contesté.
Mi nombre es Lindsan Hades, pero tiernamente mi madre me me llama Lis, tengo 17 años y soy de Ontario, Canadá. Nos mudamos a Houston, una pequeña pero hermosa ciudad de Texas hace 11 años por mi. Mis padres se separaron cuando a los 6 me detectaron cáncer de pulmón. Mi padre nos abandonó porque no quería pasar parte de su vida dentro de un hospital, o al menos eso es lo que me decía mi madre y se que nunca me mentiria. A la semana de esta noticia tomo sus cosas en una maleta y decidió alojarse en lo de su mejor amigo, una mala influencia según mi mamá, un mal momento para mi porque a pesar de mi corta edad tenía en claro que el ya no volvería, o al menos por un tiempo. Pero entonces entendí que no era así, que mi ilusión ya estaba fuera de cumplirse y desde ese día no volví a verlo.
Cuando ingresé al hospital intenté hacer exactamente lo que los médicos me pedían, yo era una chica educada, mi mamá había estado muy pendiente de mi todo el tiempo y más estando en está situación y eso es algo por lo que le debo la vida, hoy siempre. Había dejado su trabajo en Ontario, con el cual había soñado siempre, psicologa, le fascinaba, pero a pesar de eso tenía los pies en la tierra, no era la típica "psicóloga que te vuelve loco" como dicen algunos, había trabajado de ello toda su vida y ahora lo había perdido lo que hace que me sienta culpable a veces pero ella dice que no lo haga, que en la vida pasan cosas inesperadas por las que estamos dispuestos a dejar todo. Ahora tiene un nuevo empleo, atiende un local de ropa que atiende por las mañanas, que sí bien no es lo mismo tiene buena ganancia, y también por su insistencia en querer pasar el mayor tiempo de sus dias conmigo y aunque hablamos y yo quiera convencerla en que acepte aquel trabajo de psicología que hay a sólo unas pocas cuadras del hospital no lo hace.
Mi primer operación fue la de pulmón, con sólo 6 años no estaba muy preparada, había llorado y sido mimada a la vez por los doctores que me atendían y por mi mamá, en especial por ella, quién lloraba a escondidas y creo que aún lo sigue haciendo.
Pero respecto a mi respuesta anterior, es lo que le conste a Cedric, mi doctor personal antes de mi primera operación. Se sorprendio que con la edad que llevaba responda eso y no juguetes, colores o cosas que cualquier chico de mi edad quisiera. Pero en ese momento la felicidad era mi único deseo. Su reacción fue lo último que vi antes de entrar al quirófano, nuca supe sí era bueno o malo tener una "mente más desarrollada" -como el había dicho- a los 6 o no, pero sí se que ese deseo va a perdurar en mi por siempre.