Metamorfeame

Se está cambiando la forma humana
Bajo las piedras hay otras pieles

No se puede decir exactamente cuando la pequeña Hermione Granger cambio, tal vez fue cuando recibió su carta para Hogwarts, tal vez fue cuando se hizo amiga de un sarcástico pelirrojo y un inseguro pelinegro.

Metamorfeame

Metamorfosis mata a Morfeo
Que en cambio sueñe
Que estas soñando

Tal vez, fue cuando encontró ese pequeño diario con el nombre de Tom Riddle o cuando oculto a sus amigos la existencia de ese diario.

El movimiento me hará cambiar
Toda mi piel toda la fe

Metamorfeame

O tal vez, fuese que esa siempre fue su verdadera naturaleza, una persona tan sedienta de conocimiento solo esta sedienta de poder. No, no podemos decir cuando la señorita Granger empezó a ser perversa y estoy segura que ni ella misma lo sabe, incluso me atrevería a afirmar que la mismísima señorita Granger ni si quiera sabía que poseía aquella perversidad.

Todos los seres humanos poseemos algo de perversidad por más pequeña que sea, algo oscuro debajo de nuestra piel, que con un buen incentivo comienza a carcomer como una enfermedad letal nuestras entrañas.

De lo que si podemos estar seguros, es aquella perversidad hubiera permanecido oculta de no ser por lo eventos que le ocurrieron a la señorita Hermione Granger en su segundo año en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Metamorfeame
Hazme cambiar de fe
Hazme cambiar de piel
Metaformeame

Hermione caminaba por el callejón Diagon con sus padres, los cuales se encontraban fascinados con cada objeto y tienda que veían a su paso, su gesto de sorpresa era casi el mismo que mostraron cuando acudieron a realizar las compras para el primer año de su hija. Sus miradas sonrientes y perplejas pasaban por todas las tiendas, desde el emporio de lechuzas hasta la tienda de varitas del señor Ollivander; ambos recordaban a la perfección el momento en que entraron a esa tienda, la cara de emoción e ilusión de su única hija al tomar su varita y observar las chispas de colores que ésta lanzó en cuanto la toco. Todo era fascinante para la familia Granger, al contrario de su hija, quien todo eso lo encontraba ya común.

Desde lejos la castaña observó a Harry junto con Hagrid y sonrió por primera vez en todo el día.

— ¿Qué les ha pasado a tus gafas, Harry?—preguntó al verlas torcidas. — Hola, Hagrid— saludó al guradabosques para proseguir con interrogatorio hacia su amigo— ¿Vas a Gringotts?

—Tan pronto como encuentre a los Weasley —respondió Harry.

—No tendréis que esperar mucho —dijo Hagrid con una sonrisa.

Harry y ella giraron la cabeza y pudieron observar a la familia de pelirrojos caminar hacia ellos, la señora Weasley lucía aliviada de que por fin hubieran encontrado a Harry, ya que al parecer se había separado de ellos al pronunciar mal las palabras en la red flu.

— ¡Pero si ustedes son muggles!— observó encantado el señor Weasley a los padres de Hermione. — ¡Esto tenemos que celebrarlo con una copa! ¿Qué tienen ahí? ¡Ah, están cambiando dinero muggle! ¡Mira, Molly! —dijo, señalando emocionado el billete de diez libras esterlinas, que el señor Granger tenía en la mano.

La castaña no pudo evitar sentirse indignada al ver como el señor Weasley miraba a sus padres, con un brillo morboso y casi ofensivo; como si viera algún animal extraño ser expuesto en el zoo. Los señores Granger pensaron igual, pero dejaron pasar ese hecho por no ocasionar problemas, sabían por su hija que hacer entender la cultura muglee a un mago era casi imposible, y que incluso habían algunos que pensaban que los muggles seguían viviendo en la época medieval.

Los adultos se encaminaron hacia el banco dejando a Harry, Ron y Hermione ir por unos helados, lo cual logró que la fémina olvidara el mal sabor de boca anterior, y sumergirse en la felicidad que siempre la inundaba cuando estaba con sus queridos y mejores amigos.

Hermione siempre fue muy solitaria, apartada de los demás chicos por su increíble inteligencia, solo encontraba refugio con las felicitaciones de los profesores y los libros; por lo qué valoraba profundamente la amistad que la unía a Ron y Harry.

Después de degustar sus helados, llegaron a Flourish y Blotts. El corazón de Hermione dio un respingo al leer el gran letrero que se exponía.

GILDEROY LOCKHART

Firmará hoy ejemplares de su autobiografía

EL ENCANTADOR

De 12.30 a 16.30 horas

La chica no podía estar más emocionada, había leído en vacaciones todos sus libros; el hecho de conocer tan valiente, inteligente y guapo mago hizo que se estremeciera de pies a cabeza.

A fuera de la librería había un ajetreo y después de batallar los tres consiguieron entrar, divisando a sus padres a lo lejos y uniéndose a ellos. A medida que la fila avanzaba el corazón de la castaña lata más rápido ante la ilusión de conocer al fin a su héroe, el Lockhart de carne y hueso.

— ¿No sera ése, Harry Potter?

La multitud se hizo a un lado, dejando pasar a Harry, "qué suerte" pensó la chica al ver a Harry tomándose una foto con Lockhar y recibir la colección entera de sus libros. Cuando Lockhart anunció ser el nuevo maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras, la castaña casi se desmaya de felicidad.


Últimamente pasaban cosas realmente extrañas en Hogwarts y para nadie era algo de sorprenderse que Harry Potter estuviera involucrado en ellas, y por ende Ron y ella. Hace algunos días habían encontrado el cuerpo de la Señora Norris, junto con aquellas palabras:

LA CAMARA DE LOS SECRETOS HA SIDO ABIERTA.

TEMED, ENEMIGOS DEL HEREDERO

Después de eso los ataques siguieron sucediendo, el segundo fue un pequeño niño de primero, Colin Creevey, quien solía rondar alrededor de Harry como mosca. El tercero fue Nick casi capacitado y el último Justin-Fletcher. Lo que paso a Nick casi decapitado fue lo que mantenía conmocionados a los alumnos y a los docentes de Hogwarts ¿Cómo era posible que los ataques también afectaran a los fantasmas?

Pasaron los días y sin la novedad de un nuevo ataque, con las mandrágoras de la señora Sprout creciendo en el invernadero y casi maduras, el temor inicial se calmo. Pero a pesar de que todos pretendían que los atentados no volverían a ocurrir, Hermione no creía que fuera así. Ella presentía que aquella cosa fuera lo que fuera, volvería a atacar y que existía la posibilidad de que las predicciones de Malfoy se cumplieran y tal vez la siguiente fuera ella.

Su repentino enamoramiento por el profesor Lockhart había quedado en segundo plano ante tal situación; Hary, Ron y ella habían planeado hacer hablar a Malfoy usando la poción multijugos, lo cual requería todo su tiempo ante lo complicado de la poción; pronto llego navidad y eso se les vino como anillo al dedo, ya que Malfoy y compañía se quedarían la navidad en el castillo.

Al final la idea de la poción multijugos fue una pérdida de tiempo y esfuerzo, Malfoy era más palabras que acciones y ella tuvo que estar varias semanas en la enfermería por su condición de chica-gato, hasta una tarjeta del profesor Lockhart le llego preocupado por su salud.

Suspiro y guardo la tarjeta debajo de su almohada, tal vez aún no superaba su enamoramiento hacia su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Estaba comenzando a realizar sus tareas, cuando escucho un gran barullo afuera desde el piso superior. Agradeció en ese momento aún contar con las orejas de gato que le permitieron oír un poco de lo que pasaba.

—Les dije que fue Potter regreso a la escena del crimen — decía un enfurruñado señor Filch.

Snape sonría burlonamente, debido a que era el único profesor que había llegado a la escena del crimen y eso lo complacía en absoluto.

—Potter ¿Qué hace aquí?— ni siquiera le dio tiempo de contestar cuando volvió a hablar- Tal vez, espera jugar al gran héroe como el año pasado, Potter, matándose a usted y esos dos amigos suyos en el proceso.

La chica se lamento el no estar con Harry y Ron ya que ambos fueron detenidos por Filch, enseguida de salir de la enfermería al visitarla. Sin embargo, Hermione sabía que algo tenía que haber pasado para que ellos se hubieran desviado hasta la planta alta, tal vez Ron y Harry habían encontrado una pista caviló. Así que cuando no escucho otro ruido salió sigilosamente de la cama segura que nadie estaría en aquel pasillo, además ya no sentía tana vergüenza de su aspecto, vale no era completamente normal pero ahora solo tenía orejas y colmillos de gato y no estaba tapizada de pelo.

Se metió a los baños del tercer piso, donde Myrtle la Llorona lloraba con más fuerza de lo que nunca la había visto, en esos momentos pensó regresar de donde había venido, pero tuvo la mala suerte de que Myrtle la observara, mostrándose agradecida por su compañía.

—Sí que son malos con chicas como nosotros ¿no? – Hermione al no saber que más decir asintió con la cabeza, al parecer la fantasma encontraba algo de consuelo en ver a Hermione aún con algunos rasgos felinos —Solo porque somos un poco diferentes, aquí estoy, intentando sobrellevar mis propios problemas, y todavía hay quien piensa que es divertido arrojarme un libro...

Hermione estuvo tentada a decirle que un libro no le haría ninguna daño, pero sabía que la fantasma era sensible y prefería mantenerse callada y salir de allí pronto, estaba a punto de irse cuando para su pesar Myrtle volvió hablar.

—Ése es el libro que me golpeo —señaló debajo de los lavabos en donde se encontraba un pequeño libro mojado y degastado, Hermione se vio tentada a recogerlo, pero su origen era dudoso y había muchos libros engañosos y mortales por allí.

Sin embargo "el libro también podía ser una pista" se dijo, así que con un poco de titubeo tomo el pequeño diario entre sus manos. La castaña observó por la fecha en la cubierta del diario, deduciendo que tenía cincuenta años de antigüedad, con creciente temor abrió el diario encontrado en la primera hoja el nombre del dueño de T.M. Riddle, Hermione lo sostuvo entre sus manos presintiendo que el diario emanaba algo oscuro, a pesar de eso, haciendo caso omiso de su sentido común lo ocultó entre su ropa y se despidió de Myrtle, dirigiéndose hacia la enfermería.