Antes que nada debo indicar que estos personajes no me pertenecen, son propiedad de JK Rowling y Warner, de cuyos nombres me valgo para realizar una historia plausible,
Que la disfruten
Iaanita Balder
Lento amanecer
1.- Un mal principio
" Porque quiso dios que morir fuera tan doloroso" se pregunto la joven
Se aferró el cuerpo colocándose en posición fetal para soportar cuando otra andanada de dolor recorrió la parte inferior de su torso y espalda: se propago a los muslos, hasta llegar a la punta de los pies, cuando paso la muchacha jadeaba trabajosamente, como un animal herido que intentara reunir fuerzas para el siguiente asalto, que sabia que ocurriría dentro de pocos minutos, seria así, sin duda, llevaba horas sangrando, estaba segura que tenia lesiones internas, y muchos huesos quebrados, solo quería que la dejaran morir antes de que continuar con aquel interminable suplicio.
Se estremeció convulsivamente, saliendo de sus labios un fino hilo de sangre, la lluvia era fría, cada gota un diminuto alfiler que la aguijoneaba su piel y había empapado el vestido raido y las pocas prendas que había sujetado con nudos, los harapos se pegaban a ella como un sudario húmedo, un desagradable peso que la anclaba al terreno pantanoso con tanta fuerza como aquel implacable dolor, mezclado con ardor que recorría todo su tórax y espalda, estaba helada hasta los huesos, pero el sudor cubría su piel tras interminables horas de agonía.
¿Cuándo había empezado?, Ni siquiera tenia conciencia de ello, luego del ataque destinado a ultrajarla, el mortifago la había llevado a la torre mas alta para ello, aun a pesar de sus esfuerzos, casi había ocurrido, pero el respeto por ella misma la había llevado a cometer la peor locura, había fingido aceptarlo mientras su cuerpo era recorrido por el asco mientras la tocaba, cuando finalmente, lo había separado de su cuerpo para correr hacia la ventana, prefería morir, sin pensarlo siquiera había saltado al vació, pidiendo perdón por ello, pero según dios y todos los hechiceros se habían negado a dejarla morir, los árboles que estaban en la planta baja habían frenado lo suficiente su caída para que no muriera por ella, pero estaba herida, muy herida, aun así sin hacer caso de sus lecciones había empezado a correr internándose lo más posible en el bosque.
No tenia ni la más remota idea de cuanto tiempo había pasado de aquello, todo lo miraba blanco con vagas formas, chocaba, y resbalaba continuamente, hasta que finalmente sus piernas no las sostuvieron un segundo mas, el día anterior poco después del atardecer, a lo lago de la noche el dolor en el pecho se había aumentado, hasta llegar a toser sangre y aun así otro aun mas fuerte en la parte inferior de su espalda se había intensificado y se había extendido hasta rodearle la cintura, el cielo cubierto impedía determinar la hora del Día, pero supuso que serias ya media mañana.
Cuando la siguiente contracción retorció sus entrañas se concentro en los dibujos que formaban las ramas de los árboles contra el cielo grisáceo, los nubarrones siguieron pasando, ajenos a la mujer de apenas 23 años que yacía sola en el pantanoso bosque, con el cuerpo desangrando, y los pulmones perforados por las costillas rotas.
Apoyo la mejilla en su almohada de hojas mojadas y podridas, restos del ultimo otoño, y dejo que sus lagrimas se mezclaran con la lluvia, recordó sin quererlo en todo lo que había ocurrido a lo largo de su vida, en todas sus penas, y pensó que en verdad no había valido la pena vivir, que nunca lo había merecido, que toda su existencia era una vergüenza, y merecía morir en una situación tan infeliz como aquella
-Déjame morir ya Jesús- rogó al notar otra sacudida, como un trueno de verano, él dolor retumbo en su interior y gano ímpetu antes de estrellarse contra los muros de su cuerpo al igual que el trueno parecía chocar contra las laderas de las montañas, el dolor se propago por todo su cuerpo como reverberada el trueno de estribación en estribación.
La noche anterior había intentado hacer caso omiso de los dolores y había continuado caminando, la sangre que Coria entre sus muslos la había obligada a tenderse, no había querido parar, cada día significaba unos cuantos kilómetros mas de distancia entre ella y los mortìfagos, a esas alturas ya debían saber de su escape, albergaba la esperanza que jamás la encontraran, pero no confiaba en tener tanta suerte.
Sin duda el dolor inmisericorde que surgía en esos momentos era el castigo de dios por alegrarse de que uno de sus seres muriera, Pese a que era un pensamiento pecaminoso, continuo pidiéndolo una y otra ves con lo poco de cordura que le quedara
La siguiente contracción fue la peor y la obligo a adoptar la posición semierguida, para respirar, el agradable aire ya no llegaba a los pulmones, cada inspiración era más dolorosa que la anterior, y su pecho realizaba un sonido parecido al de un viejo auto al ponerse en marcha, por la posición la sangre de su espalda y la de su pecho se mezclaban, el dolor se intensificaba, ya no distinguía formas todo era blanco, silenciosamente lagrimas salían de sus ojos, no podía ni tan solo levanta una mano para limpiarse el rostro de lagrimas y agua por la lluvia que la bañaba
Lenta muy lentamente con cada doloroso movimiento trato de tocarse la espalda a ese punto punzante en ella y toco aquel punto
-¡OH ¡gimió y empezó a llorar estaba abierta de par en par, con las yemas de los dedos había tocado los huesos de su columna, la caída le había desgarrado la piel y los músculos, abriéndola por completo, una parte de ella descolgaba, mientras la otra se aferraba a los huesos de su columna, sabia que un poco mas y le habría partido por la mitad
Abrió la boca, aterrorizada, pero el sonido que surgió fue un aullido agónico mientras su cuerpo se tensaba y retorcía intentando expulsar la vida a la que su cuerpo ya que no su mente se aferraba
Trato de incorporarse de seguir corriendo de escapar, pero no había lugar donde ir, interiormente reconoció que aquel bosque seria su tumba, que las fieras devorarían sus restos porque ni siquiera tendría una sepultura, pero pronto quedaría libre.
Se tendió de nuevo sobre el suelo esponjoso y contemplo sin verlo el cielo sollozante, sabia que tenia fiebre y tal vez deliraba, y sus ideas suicidas eran absurdas, pero se sentía mejor si pensaba que la muerte era como la pensó Marat "la gran libertadora" quería pedir perdón por sus pensamientos, pero estaba demasiado cansada, seguro que dios lo comprendería al fin y al cabo había sido él quien le había inflingido tanto dolor ¿no se merecía descansar un poco?
Sus ojos se cerraron para protegerse de la lluvia, que caída sobre su cara como un bálsamo consolador, no recordaba haber experimentado jamás tanta paz, le dio la bienvenida.
Ahora podía morir
A pesar de la lluvia torrencial que inundaba el bosque volviéndolo casi una Cienaga el caballero enfundado en una enorme capa negra que lo cubría completamente de pies a cabeza al igual que a los cuartos traseros del caballo, trataba de recorrer el pequeño camino junto a su a acompañante, en un caballo igual de magnifico pero con un jinete de menor tamaño sentaba de costado casi del tamaño de una niña, a pedido de ella; ambos se habían desviado de la ruta principal para averiguar cual era la causa de aquellos angustiantes gritos.
La pequeña con una vos borrascosa como el de una anciana, había incluso suplicado a su acompañante que le permitiera ver, que era aquello, y él a regañadientes había aceptado, poco a poco se aproximaron a donde se encontraba un bulto recostado sobre putrefactas hojas casi sobre la Cienaga misma del pantano.
El animal doblo sus patas delanteras permitiendo de la pequeña mujer bajara de la grupa del enorme caballo, el jinete se aproximo hasta que las patas de su montura tocan casi la piel de la joven tendida,
-Crees que este muerta- pregunto la vos borrascosa
-No sé- susurro una vos varonil, - muévela
Aquella criatura se quito la capucha dejando ver a un duende de características femeninas, su largo cabello se arrastrara por el suelo, levantando una mano la extendió hacia la joven como tratando de incorporarla
- Respira- dijo de pronto- ¿Quién crees ……?Por Merlín, Mi señor sale sangre por debajo de su falda
El caballero descendió del caballo para ver de menor distancia, y comprobó que efectivamente la anciana tenia razón un reguero de sangre estaba formando un charco de color púrpura bajo el borde del vestido que le cubría hasta la rodilla, no llevaba medias, y los zapatos estaban agrietados y pelados
-¿Qué pudo haberle pasado? No hemos tenido enfrentamientos con ninguno del ministerio o de otra orden para tener heridos en la zona, nadie se atreve a entrar en este bosque encantado ni muggles ni magos desde hace varios siglos, -dijo la mujer viéndola con disgusto al darse cuenta que era un simple humano
- Solo alguien extremadamente asustado o loco se atrevería a entrar aquí, sin tener el permiso
-Lo sé, lo sé, mi…–dijo la anciana de forma zalamera
Lo que continuación pensaba decir se quedo en el aire al ver que el caballero saco de entre los pliegues de su capa uno de sus brazos con una varita listo a lanzar el maleficio asesino sobre aquella criatura, pero ella de inmediato se coloco delante de ella
-No lo hagas
-Te atreves a darme ordenes a mí, -dijo con lentitud revelando una amenaza en el tono de vos- y por un miserable muggle.
-No es por eso mi señor, en esta zona solo hay mortìfagos debe de haber escapado de alguno de ellos, tal vez incluso del señor tenebroso
- Si fuera uno de sus prisioneros no habría llegado ni a la puerta de su castillo, - dijo el caballero alejando con su sola mirada
Se aproximo al bulto dispuesto a lanzar el hechizo, cuando una delicada brisa movió los mechones que ocultaban su rostro dejándolo al descubierto
-Un inocente no debe morir en este bosque o será nuestra y vuestra ruina los magos que lo gobiernan así lo han dicho desde antes de Hogwarts por favor amo¡- decía mientras se arrastraba por los suelos y abrazaba las piernas del extraño hombre
Pero el ya ni siguiera la escuchaba, ese rostro y ese pelo aunque sembrado de ramitas hojas, podredumbre, mojado por la lluvia, y de aspecto salvaje lo había visto en alguna parte antes de ahora, le trajo recuerdos de hace muchos años, miraba fascinado como sus ojos se abrían desconcertados y le contemplaban apagadamente
La muchacha vio aun alto hombre de aproximadamente su misma edad, con los ojos grises fijos en ella, que de pronto reflejaron angustia, para volver a su frialdad, su cabello era tan claro que parecía casi Blanco debajo de la capucha ¿era un ángel?
Aunque su mirada era borrosa quería ver el paraíso pero porque aun sentía la lluvia, la tierra, el boque empapado, y el dolor en su pecho y espalda¡aun no estaba muerta! Y ese alguien trataba de ayudarla?
-No no, vete, quiero morir – dijo en un susurro cerro los ojos una ves mas y ya no se entero de nada
Al oírla y ver esos ojos, la reconoció, y de una manera sorpresiva también el peligro, era su enemiga de la infancia Granger, aunque su rostro no revelaba la sorpresa de reconocerla, su racional cerebro rebuscaba entre infinidad de posibilidades, era ella ¿cómo había llegado allí?, Había supuesto que estuviera con sus inseparables amigos, luchando contra ellos o a salvo en el extranjero¿qué hacia en medio del boque de Forguim? ensangrentada y herida, cuando fue asimilando este pensamiento y admitir quien era; se dijo que debía matarla, pero no podía hacerlo, quería venganza
Y si ella quería morir esos era lo que no conseguiría
- Ve que puedes hacer por ella- dijo el rubio bajando la varita
La mujer se acerco a ella, y con alegría reconoció que estaba muy mal, pero su amo por ella (la anciana) había aceptado que la ayudara, ella sabia que ningún inocente debía morir en ese bosque, aquellos magos que no usaban varita eran muy viejos, antiguos como el bosque, por nada del mundo los enfadaría, luego cuando estuviera mejor seguro la podría echarla o mejor aun entregarla a los mortìfagos, en fin esa seria la decisión del amo,
Sin mas se coloco junto a ella y le ayudo con magia a curar las herida al menos para que no sangraran mas, pero no podía hacer mucho por lo huesos rotos y la perdida de sangre
-Entiérralo, dijo una ver mas el rubio, refiriéndose a los restos de coágulos en la hojarasca, que no se había movido del costado del caballo dejando de ella hiciera todo
- Mi señor puede servirnos para pociones de magia negra, sangre de un moribundo
El solo volteo a verla, para la anciana eso le vasto para que cumpliera lo mandado, aunque su poder era grande no rivalizaba con el de el.
-Marca el lugar. Fue la concisa frase volviendo a subir a su cabalgadura
La anciana se alejo del lugar con ese propósito para encontrar un lugar propicio que no fuera un pantano al regresar ambos, tanto su amo como aquella mujer habían desaparecido, conociendo como era, supuso que la había sacado de sus tierra, y luego se había ido a casa, esa acción era típica de el
Draco aun recordaba el mandato del señor tenebroso, conseguir el apoyo de aquellos hechiceros, porque no podía llamarlos magos eran mucho más antiguo que la magia que el u otros conocían, luego de mucho tiempo e investigaciones había descubierto algo de ellos, al parecer por algún extraño motivo un mago y tres hechiceras de diferentes rasas habían aceptado estar juntos, practicar hechizos juntos, para ello habían adoptado aquel bosque en un momento que su recuerdo se remontaba a la leyenda.
Cuando su familia había llegado por el siglo XII ellos ya eran antiguos habitantes de la zona, su antepasado los había aceptado, y esa era la razón de aun a pesar que el señor tenebroso, estuviera enfadado con ellos por las que llamaba "incompetencias Malfoy" (aunque todos sabían que las sugerencia de los Malfoy avía evitado males mayores al no cumplir estrictamente lo pedido por Lord Voldemort, y por un secreto), no los había matado, había algo oculto en aquellos seres, en aquel bosque al que solo ellos o los de su familia podían entrar
Por ser un Malfoy su señor le había ordenado que fuera con ellos y que los uniera a su partido, en un principio le había parecido lo más fácil del mundo, pero luego de hablar con ellos, (porque materialmente ellos así lo habían querido, y no por haberlos hallado él), se habían negado, había utilizado todos los argumentos que tenia a la mano, desde, sobornos de toda índole, hasta cierta independencia en el mundo mortifago, pero nada había funcionado, aquella era una oportunidad de hablar con ellos una ves mas, de insistir, si fracasaba conocía el castigo desde hace mucho, aunque interiormente no le importaba
Aunque aun pensaba en ello, su montura se había estado dirigiendo hacia donde misteriosamente era llevado, pero ahora tenia otro problema, no podía retrasarse, su caballo había comenzado a caminar ni bien lo había montano, no podía detenerlo o no hablaría con los hechiceros, la tenia a ella en sus brazos, aun derramaba sangre de entre sus labios, pero para el ni siquiera era digna de mirar
De pronto sin mas el caballo se inclino y flexiono una de sus rodillas por instinto el jinete bajo, aun llevaba a Hermione en sus brazos.
-A quien traes mortifago?- era un vos varonil, pero que parecía venir de muy lejos y al mismo tiempo de muy cerca, como si estuviera o no estuviera presente en el mismo lugar
-NO es nadie, alguien que encontré en el bosque-
De pronto como si apareciera de entre las hojas de los árboles surgió un hombre o al menos eso era lo que parecía, encorvado como un anciano, sus ropas eran como troncos de árboles convertidos en tela, su cabello y barba tan largos que se arrastraban por el piso, todo cubierto de ramitas y de hojas, al verlo el mortifago se inclino respetuosamente.
-La estas protegiendo, como para no ser nadie- dijo sorpresivamente
-Se equivoca, la traje ... para que usted decidiera que es lo que se debe hacer- a decir verdad no sabia siquiera porque la había traído, había actuado por instinto, ese sexto sentido que en mas de una ocasión le advirtió que hiciera una u otra cosa, aun sin saber porque, pero que a la larga le demostró que había tomado la mejor opción
- Buena respuesta,... por el momento,
Sin mas se aproximo a ella, y la miro una de sus manos tomo la de ella, y en sus ojos hubo un relámpago de ira, también levanto los ojos y miro de frente al mortifago que la llevaba a ella
-Una "sangre sucia" como ustedes la llaman- dijo soltándola y volviéndose para marcharse.
-Que es lo que debo decirle a mi amo acerca de su petición-dijo el rubio cortando la retirada del anciano
Este giro sobre sus talones.
-Si es posible – dijo pensativamente - muy bien por tu acción con ella accedo a verlo, pero nada mas, iré en compañía de mis señoras, ...pero no ahora,... en el solsticio de invierno
Aquello ni disgusto o agrado Draco, le era indiferente, lo tomo como vino como una posible cita, bastaba que "aquel" lo hubiera dicho para tenerse como una cita marcada, aunque eso significara que tenia tres meces por delante.
Sin mas el mortifago se inclino y se dispuso a subir a su caballo que lo esperaba, el anciano que lo observaba, noto que no había servilismo, o temor en su actitud, solo arrogancia, pero cuando la toco y lo miro había descubierto mucho, la mente puede ocultar muchas cosas, la legilimencia en cierto sentido podía descubrirlas, y muy pocos pueden ver lo que en verdad llevas, porque nadie puede ocultar lo que tu corazón guarda, y el havia visto una rendija en lo mas oculto de su ser, una rendija que no quería descubrir ante nadie siquiera ante el., Una pequeña flama tan pequeña que era casi imposible notar su presencia, lo desconcertante es que esa luz tenia el mimo ritmo, igual movimientos, color y textura que la que habitaba en la vida de ella, una conexión que esperaba a al otra para desparecer definitivamente del mundo. También al tocarla a ella había visto lo que su corazón guardaba, había visto su feliz vida de niña, su entrada al colegio, el odio dirigido hacia ella, las lagrimas contenidas, la alegría del amor que no fue correspondido, la traición, la humillación, la muerte.
-Me quedare con ella- dijo sorpresivamente el anciano
Draco lo miro, en un principio inconscientemente se había negado a entregar a su antigua enemiga, pero no tenia opción, no podía negarse, aunque pensándolo mejor eso era lo mejor para ella, ellos no la matarían de eso estaba seguro
Sin mas cambio de rumbo y coloco a la joven en los brazos del anciano
-Le comunicare su llegada a mi señor- dijo el rubio y sin mirar atrás, monto el caballo y se alejo de allí
El anciano empezó su camino con la joven aun inconsciente en sus brazos, mientras lo hacia repetía en vos baja palabras incomprensibles, pero sucedían cosas asombrosas por de pronto, los árboles parecían moverse de sus lugares, como si se arrastraran por la tierra para apartar un sendero cómodo para caminar, sus ropas se transformaban y caían resto de la misma, también en ella se notaban algunos cambios era como si su cuerpo fuera sanado, la sangre había dejado de fluir, los golpes y moretones desaparecían de su rostro y brazos.
De esa manera andando fue aproximándose a una casa de madera rustica, que al parecer crecía entre las entrañas de un antiguo y moustroso árbol, incluso algunas de sus raíces parecían formar parte de paredes, o puertas, era a primera vista de dos pisos, amplia, con una puerta y ventana por donde tranquilamente pasaría o miraría un hombre a caballo, el sol entraba por entre las copas de árboles vecinos, se diría que era la casa de un leñador, no se percibía misterio, temor, u horror al verla, solo tranquilidad, un indefinido sentimiento de hogar, de estar en casa, aunque la joven no lo viera por estar aun inconsciente, suspiro como si por fin estuviera en un lugar seguro
Al llegar y entrar en la casa toda tenia una pinta hogareña, agradable pero igualmente rustica, en ella estaban tres criaturas mas, un elfo domestico, una gárgola y finalmente un centauro todas con apariencia de mujeres
Una de ellas, la centauro se percato de la nueva presencia y se aproximo a la pareja
-Quién es ella? Porque la has traído aquí?- dijo al mismo tiempo que la tomaba de una mano.
-Un mortifago la trajo
-El que siempre quiere hablar con nosotros, no se aun porque tienes fe en él, para mí es una molestia, no me agrada tenerlo, ni tenerlos cerca- decía mientras la revisaba- ha sufrido mucho, se siente al tocarla
-Si, por eso mismo la traje, me pareció extraño que el no quisiera hacerle daño, tal vez posteriormente lo habría hecho pero en ese momento no.
-Tu siempre esperando ver algo mas
-Recuerda amiga mía: que nada es lo que parece, todo es cuestión de casualidades, que parecen alterar el mundo
-Aun piensas ...
Cortándole las palabras. Mientras se dirigía a una especie de mesa que instantáneamente se convirtió en una cama con un mullido colchón. Depositándole en ella
- Si aun lo creo, tal vez solo tal vez, él descubra que lo que es, no es tan importante que lo que podría ser o aun más importante en lo que debería ser... el hecho de solo pensarlo le da, al menos para mí, el beneficio de la duda.
-No puedes cambiar el futuro, sabes que aun nosotros no lo conocemos. ...todo que incluso este puede transformarse en cualquier instante-dijo con una sonrisa sarcástica la dama centauro
-Un hombre puede ser la diferencia – dijo la gárgola que había estado escuchando, mientras la miraba y tocaba, para cubrirla con un una mullida y cálida cobija
- HO en este caso tal vez una mujer
- Que aremos con ella?- dijo la elfina, no hemos tenido visitas en milenios que recuerde.
- Ella no sabe quien somos, y es mejor que no lo sepa pero llego aquí de una manera misteriosa o alguna de ustedes lo sabia- dijo el anciano viéndola
- No-dijeron las tres mujeres al mismo tiempo volteando a verla interrogativamente una ves mas
Aquel argumento había ganado en sus pensamientos y corazones, en verdad era algo muy extraño el que no se hubieran percatado de su presencia, e incluso no supieran cuál era la dirección de su vida, que rumbo tomaría,
-Por de pronto podríamos hacerla olvidar- dijo la elfina, ya trayendo un cuenco con una poción
-No- dijo la gárgola contradiciéndole y deteniéndola –él hacerle olvidar no ayudara nada tarde o temprano se encontrara con los que la hicieron sufrir y saber lo que nosotros le ocultemos no será de ayuda, sino un tormento mayor que el que ya padeció: lo mejor que podemos hacer por ella es auxiliarla, para que supere lo que le ocurrió, que comprenda que no podía hacer nada, auque hubiera luchado con todas sus fuerzas, que pueda continuar con su vida, una vida buena, ética podríamos llamarla, para que ella viva en paz con sus recuerdos, y que pueda principalmente perdonar, olvidar y continuar.
De aquella forma durante los siguientes meces estas criaturas sabias y antiguas ayudaron a Hermione con palabras, con acciones a soportar en un principio sus penas, a comprender y mas tarde a perdonar, para vivir una ves mas.
Para disfrutar de la salida del sol, del crecimientos de las plantas o de las flores, para dejar de sentir que su cuerpo y cabeza estaban separado, para que dejara de creer que hacer daño a otros era como debía se su nueva forma de vida, a comprender que ese pensamiento solo era una forma que tenia su mente de protegerla de sus recuerdos.
Una ves que Hermione entendió que lo ocurrido no era su culpa, ni la de nadie, pudo respirar un aire puro,
Aun le faltaba mucho para recuperarse, pero la ayuda de esas mujeres había sido como su salvavidas, ahora estaba mejor aunque aun persistía el miedo por ese hombre, miedo a encontrarlo ya que aun la atormentaban las pesadillas de sus abusos.
Ellos comprendían que su curación seria larga, pero iba por buen camino, durante ese tiempo también le habían enseñado magia, que para ellos era rutinaria y típica en verdad era muy antigua, tanto que la misma Hermione se sorprendió que no usaran varitas, sino canalizaban la magia que nacía de uno mismo, había llegado a hacer algunos progresos, y según sus maestros solo era cuestión de practica para que realizara hechizos como si tuviera su "báculo de magia" como ellos lo llamaban a la varita.
Lo que también era cierto aunque menos notorio era que la habían llegado a apreciar como a alguien de la familia, como a una hija o sobrina, y estaban decididos a ayudarla, aun a pesar de todo.
También sabían que era tiempo que enfrentara sus miedos, que mostrara la madera de la que estaba hecha y que mejor que llevarla con los mortifagos, y ya allí verían que podrían hacer par dar ese empujón para lograr el "equilibrio del mundo"
Luego de algunos días de viaje por el bosque y por caminos que misteriosamente se convertían en transitables, llegaron a un poblado que más bien parecía una ciudad medieval, las casas eran amplias hechas de tierra de una planta o de dos, mas allá se veía un enorme castillo en la punta de la montaña, era de múltiples torres, al aproximarse mas, desde el punto de vista de Hermione era un castillo echo por arte de magia; porque parecía emerger de la misma piedra de la montaña, lo mas extraordinario era cu color negro, brillante y pulida, en la sima de los torreones las banderas desplegadas en cada uno de ellos la imagen de un cráneo con una serpiente saliendo de su boca de color verdosa, se agitaban al viento, a medida que se aproximaban el camino se hacia transitable, con lozas de piedra, gris, perfectamente alineadas, cuando finalmente llegaron al limite del risco el puente levadizo bajo, a cada lado de ellos había estatuas del dementores de por lo menos cuatro metros de tamaño, en una actitud de acecho como si estuvieran dispuestos a saltar al camínate, el puente tan ancho que podría haber pasado un avión comercial por el si hubiera sido necesario, los extremos del mismo eran subidos por cadenas, al moverse la careta sobre la madera carcomida de puente, donde iba el anciano, la elfa y ella; parecía crujir por todos lados, haciendo que Hermione sintiera el temor de caer, incluso en algunas zonas parecía haber perdido algunos tablones que dejaban ver el fondo del abismo como un diminuto hilo de color rojo que serpenteaba entre las rocas,
Cuando al fin entraron el la fortaleza tenia el aspecto de una ciudad, con las viviendas tanto en los muros o mejor dicho construidas en el, así también otras que estaban en el suelo eran de muchos estilos, algunos de formas cuadrangulares como los típicos alemanes de la época de las cruzadas, otros con los techos, y estructuras chinas, y algunos de mas allá cuadrados con pequeñas ventanas como del antiguo pueblo de Salem del siglo XVII.
Era increíble la cantidad de personas que había merodeando o mas propiamente de criaturas mágicas, había de todo tipo desde diligentes elfos domésticos que corrían de un lado a otro generalmente vendados, algunas humanos aunque con traje mortifago, criaturas mágicas, de corriente maligna, pero para nada había criaturas hermosas y buenas como los unicornios, o los centauros, u otros; también era sorprendente la expresión con la que los miraban era de asombro y en algunos casos de temor,
Una ves que llegaron al centro de la población se detuvieron a altura de una escalinata del tamaño de la ciudad prohibida, que subía en forma de ocho sus peldaños, en ella era donde el numero de mortifagos se incrementaba.
Finalmente, la centauro se detuvo y junto a ella descendió de los cielos la gárgola, ambas se acomodaron las ropas, mientras el anciano y la elfa descendían de la carreta.
-Mi pequeña podrías comparte algunos equipos de pociones- acercándose a ella y en un susurro,- o algunas baratijas que quieras- mientras le entregaba una bolsa con lo que aparentaba dinero, le dijo el anciano cariñosamente.
Sin mas se despidieron de ella y se encaminaron hacia la entrada después de haber cursado la escalinata, parecía el edificio principal, aunque no podía verlo debía ser muy alto y grande porque las columnas que lo sostenían eran tan robustas que doce hombres tomados de las manos podrían haber delimitado su diámetro,
Aunque Hermione tenia miedo, no pensaba acobardarse, se dirigió hacia las casa que circundaban la plaza esperando encontrar una donde vendieran material para pociones.
Aunque ella caminaba buscando, no era conciente de que muchos la seguían con la vista en especial humanos, las criaturas con admiración porque el hecho que ella acompañara a los hechiceros era suficiente como para no acercársele, el temor las detenía, pero los humanos era otro el sentimiento que se reconocía en su observación, desde hace mucho que ella no se había visto en un espejo, ni siquiera su reflejo en el agua, recordaba su apariencia en el momento en el que fue capturada pero de eso era hace algunos años, desde el momento de su fallida boda con Ron, pero luego de ello no había tenido oportunidad, pero lo que ella no veía lo veían otros
No es que se hubiera convertido en una belleza, ni que desbordara sensualidad, lo extraordinario en ella era su actitud, altiva como una reina que camina entre sus súbditos, con un andar suave y elegante, cada uno de sus movimientos tenia una actitud decididamente femenina, sino también su mirada limpia, serena, sin remordimientos de ninguna índole, su pelo largo caía sobre sus hombros, aunque no era tan largo porque habían tenido que cortarlo para retirar la podredumbre de cuando estuvo cautiva y herida, su protectoras lo habían arreglado de manera que armonizara con su rostro y aquella apariencia de despeinado y salvaje, lo convertía en mas atractivo, y tentador de un agradable color castaño como la miel recién recogida, las nuevas ropas que lucia eran muy sencillas, de lino, con una capa de lana, pero de acuerdo común de todo aquel que la miraba no necesitaba de joyas, pieles, o de hermosos trajes, nadie podía competir con la belleza de lo natural en ella
Aunque ella no se diera cuenta en esos momentos una guardia a caballo de mortifagos había llegado y muchos de ellos no habían bajado de sus monturas aun y desde esa posición miraban a Hermione, ellos habían sido enviados como una "protección" de los hechiceros, Voldemort quería asegurarse que irían; entre ellos estaba lo mejor de la elite de los jóvenes mortifagos, muchos de ellos antiguos compañeros, aunque ellos habían seguido a distancia a la carroza en ninguna momento la habían visto a ella, pero cuando descendió no la habían perdido de vista, al moverse, incluso habían hecho algunas especulaciones entre ellos, muy típicas de hombres, pero interiormente muchos de ellos ardían de solo verla,
- Mira Malfoy, quien es ella? O mejor dicho que es ella?- dijo un moreno de ojos oscuros y piel morena, con pelo negro azulado, y acento de medio Europa.
- Una veela, - respondió el otro sin siquiera mirarle, inmutarse o hacer ademán de siquiera retirar su capucha y sus mascara de mortifago de los ojos, mientras hablaba con otro hombre de su compañía, de pelo negro que le llegaba a los hombros pegoteado como si no fuera lavado con regularidad
- Cuantas has tenido que no te cansas de ellas.- dijo este de igual manera sin mirarla siquiera.
Ambos se pusieron a hablar en vos baja, apartándose del resto del grupo, los demás discreta y respetuosamente se apartaron y los dejaron en su conversación, por nada del mundo habrían querido escuchar o inmiscuirse en el asunto de ellos, pero la discreción no era uno de las virtudes del moreno
- Ja, ja mira quien lo dice, no eres tu quien tiene una amante veela, y otra que es mitad veela, y no se cuantas mas, que tiene de malo que yo vea a esta, además no es una veela, y al parecer tampoco es mortifaga no lleva el atuendo, aunque este no le queda nada mal.- dijo el moreno mientras la miraba de arriba debajo de manera lujuriosa, que en su pensamiento parecía despojarla de sus prendas.
-Zabini no haces mas que hablar de mujeres, eres muy temático con tu conversación - Decía otro mientras se quitaba guantes y dejaba al descubierto un rostro bonito, pero con cierta brutalidad que alejaría a cualquier chicha que lo viera por, temor a ser lastimada, de ojos celestes, desvaídos su piel era casi amarillenta como vieja cera, miraba con una sonrisa lobuna a todas las presentes.
-Crable me pregunto que mujer te miraría a ti
-¡Oye¡tengo a muchas¡,... mas que tu si lo pones de esa manera- dijo el otro, de manera lenta como si le costara decir las palabras luego de la replica del moreno, como si no tuviera la habilidad de responder inteligentemente
-¿Y cuantas de ellas no estaban gritando, y retorciéndose debajo de ti?- pregunto el otro sarcásticamente- sigo creyendo que es la única forma que tu tengas a una mujer delicada y complaciente es que aquella este muerta, a no ser que te conformes con una gárgola después del amanecer.
Lo demás se rieron, todos se habían sacado sus mascaras y capuchas, escuchaban con atención los comentarios de los otros, sin dejar de ver a la caminante, la vieron inclinarse y hablar con un elfo, este le señalo una dirección, donde ella se se dirigió luego de sonreír en señal de agradecimiento al elfo
- Crabe deja de mirarla de esa forma, que se te caerá la baba- dijo uno mas aunque todos se habían quedado de piedra al ver esa sonrisa, hase cuanto que no veían sonreír a alguien así de manera tan normal, y mucho menos en el castillo de Sliyterin que era donde en ese momento se encontraban
Ella se dirigió hacia la dirección enseñada por el elfo, aun la seguían con la mirada muchos otros, algunos incluso empezaron a seguirla.
Esta actitud fue lo que motivo la curiosidad de los lideres de la compañía para averiguar que era lo que tanto atraía a los demás.
Cuando la vieron fueron sentimientos encontrados en cada uno de ellos, en el primero de mayor edad, era de sorpresa, y disgusto, y en el segundo si bien su semblante no revelaba nada, el entrecerrar de sus ojos habría sido suficiente para los que lo conocían, como para saber que estaba impresionado, y complacido por lo que veía.
Sin mas ambos se dirigieron hacia la tienda para verla mejor y asegurarse de su peores o mejores presentimientos.
Cuando llegaron la encontraron conversando con el dependiente, y este se encargaba de envolver algunos ingredientes de pociones, cuando ella volteo el rostro y miro directamente al rubio este por un momento dejo de respirar.
"Estaba viva", fue su único pensamiento, por algún momento lo había dudado, para después olvidarlo por completo que no le habría importado si estaba muerta o viva,
Pero ahora al verla, radiante, y hermosa, sintió un estremecimiento que le recorría toda la columna vertebral, era una sensación no solo agradable sino también reconfortante; cada uno de sus movimientos estaban dotados de tal belleza que no era de extrañar que le gustaran, estaba acostumbrado a lo hermoso, pero en ella había algo mas que lo hacia Bello¿la feminidad? No era algo mas, indescifrable en ese momento aun a su pesar la calma que lleno su espíritu fue suficiente para disminuir el ritmo de sus pensamientos, la velocidad de su sangre corriendo en las velas, e incluso los movimientos de su tórax
Volvió a verla pero esta ves se sentía disgustado, por algunos instantes no había podido controlarse, había dejado que sus sentimientos de los que se vanagloriaba no tenerlos, aparecieran, aunque personalmente sabia que nadie lo había notado, el se lo reconoció, y ese placer no le gusto para nada.
Ella continuaba mirándolo y por una fracción de tiempo que le pareció indefinida se quedo absorbiendo la miel de su mirada. Nunca había imaginado que fuera tan agradable.
Para el segundo hombre era lo peor que podía haber pasado, era el antiguo maestro Seberus Snape, solo verla le había bastado para reconocer a su antigua pupila de pociones en la escuela de Hogwarts, admitía que había cambiado para bien, que no solo se la podía llamar guapa, sino que con su manera de andar resonaba realeza a la legua, aunque sabia que no era así,
Le había molestado su presencia, y ahora mas que nunca, aun recordaba su ultimo año cuando se había pasado observando a Draco (en esos momentos su mejor estudiante, y ahora al que quería como si fuera un hijo) viéndola, era tan discreto que nadie mas que el se había dado cuenta de ello, (incluso con el paso de los años; reconoció, que incluso el joven no se había percatado de lo que hacia), es mas le había tomado mucho tiempo darse cuenta de ello, pero una ves que lo reconoció, también entendió que el asistía a sus clases donde estaban los Gryfindor solo para verla, y que luego de verla al menos por algunas horas volvía a ser el muchacho de antes, cuando se habían marchado de allí, sus dos años en el exilio, al volver y reanudar una llámenosle amistad nunca lo viso mirar a alguien de aquella forma, aunque su cuaderno negro de mujeres era tan larga como el directorio telefónico de Londres,
En ese momento giro a verlo y descubrió esa ligera falta de movimientos, solo la observava, no de la manera que todos los demás, era incluso indiferente, pero jamás se fijaba en una mujer desde su retorno, era bien sabido que sus amantes llegaban misteriosamente a su cama y no precisamente porque las hubiera buscado, pero esa fijeza era un claro indicio que la había reconocido, y ella a el por lo visto; pero peor que peor, aun había ese ligerísimo calor de cuando era estudiante. La presencia de ella solo traería problemas, con su familia o peor con el señor tenebroso.
Para Hermione el verle había sido un shock, reconoció a su ángel del bosque, el que le había ayudado cuando ella pedía morir, muchas veces se había preguntado quien era, en ese momento solo había sido una figura etérea pero ahora era muy diferente, era el hombre mas atractivo que había visto en su vida, tenia el cuerpo de un Adonis revivido, y lo ojos parecían hierro fundido que la taladraban el cuerpo, la hacían sentirse protegida, solo por ese simple contacto visual, ni siquiera reparo en los otros que la miraban.
- Tenias razón Zabini; es una hembra a la que vale la pena ver- dijo otro era alto y delgado, con ojos verdes y saltones
Para Hermione fue como volver al pasado ¿que había dicho¿Había mencionado la palabra Zabini? Como aquel compañero del colegio odioso que pertenecía al vando de las serpientes y del que había estado segura que se había convertido en un mortifago¡
Esas palabras y esos pensamientos la trajeron a la realidad, y miro al que habían increpado y reconoció al antiguo compañero de la escuela, y junto a ellos estaban muchos otros que le habían hecho la vida imposible a ella y a sus amigos, pero lo que mas la acobardo y encogió de miedo fue el reconocer a su antiguo profesor de pociones y defensa contra las artes obscuras,
"Si los Sliyterins estaban allí con ropa de mortifagos, con Snape junto a ellos, entonces ese hombre de ojos grises, pelos blancos, que parecía su ángel no podría ser otro de Draco Malfoy" ese solo pensamiento había hecho retroceder a Hermione, aunque solo habían sido unos centímetros hasta chocar con la zona de los riñones al mostrador, "claro siempre lo supuso, de hecho había esperado, tanto de el como de los otros Sliyterins," aunque con este pensamiento no podía evitar la decepción que sentía, aun sin saber porque, era lo previsto, pero aun así había esperado otra cosa, y mas aun que al hombre al que le debía la vida, su ángel de la guardia fuera un mortifago y su peor enemigo menos que nadie.
En ese momento Hermione no quiso pensar en nada mas, lo único que quería era no pasar un momento desagradable como lo de su época de estudiante, ni mucho menos deseaba estar nuevamente en manos de un mortifago, aunque ya no tenían el poder de asustarle como hace algunas semanas, no deseaba caer en manos de alguno, porque esta ves estaba segura que acabaría muerta no permitiría que la sometieran o humillaran de ninguna manera.
Sin mas, pago por la compra y se disponía a salir de allí, busco con la mirada y encontró la otra salida de la tienda, era perfecto, saldría, se dirigiría hacia la carreta, a esperar a sus nuevos amigos, se marcharían, y cuando llegara a casa le diría que era tiempo de partir de volver a su mundo, con su familia y amigos y aun mas importante volver a la guerra, para enfrentar (como esperaba que lo estaba haciendo medio mundo) a los motifagos
Ella se movió, su mirada había dejado de ser dulce para convertirse en ¿decepción?
¡De modo que lo había reconocido¡, y como siempre tenia la facultad de irritarlo ¿como se atavía esa a mirarlo así?, era Draco Malfoy hijo de Lucios Malfoy era un mortifago, un sangre limpia, un hombre rico, atractivo y joven¿como se atrevía a ignorarlo¿es mas como se atrevía a ignorarlo después de reconocerlo? Maldita, pagaría esta afrenta
Aunque ella había salido por otra de las puertas es giro sobre sus talones para salir por la que había entrado, ninguno de sus movimientos revelaba la furia que sentía; era tan grande, que no le habría asombrado perder su autodominio, lo único que quería era alcanzarla, y retenerla, era una sangre sucia, en territorio mortifago podía hacerlo, solo el señor tenebroso podría negarse o entorpecer sus planes, su padre y maestro hace tiempo que habían perdido cualquier poder que pudieron tener sobre el, su mente solo clamaba una cosa: venganza
Había pensado alcánzala, pero alguien se le adelanto; era un hombre maduro un mortifago, su tío: Rodolfus Lestrange, esposo de su tía Bellatrix. La tomo de una de sus manos, jalándola tan fuerte que ella cayo de rodillas ante el
-¡Así es que aquí estas¡, no esperaba que una sangre sucia tuviera tal atrevimiento y, mucho menos una que hubiera escapado.- dijo aquel hombre.
El solo oírlo había hecho palidecer a Hermione, el era la visón de sus pesadillas, era el único al que aun le temía, el verlo era como ver al diablo en persona, su brazo estaba apresado por una de sus manos que mas parecía una garra, y sus ojos la recorrían lascivamente, como indicando que pronto continuaría con el suceso que no había terminado, el solo recordar el pasado le revolvió el estomago casi ocasionándole arcadas de asco, no caería en sus manos, prefería la muerte.
Hermione se levanto de un salto y retorció su brazo, sin importar que con ello se lastimara, quería estar libre de sus dedos.
Draco no había esperado que alguien como su tío la reconociera como una sangre sucia, y mucho menos que la sujetara como si fuera de su propiedad. Pero lo que definitivamente no le gusto fue su mirada, igual al de un perro famélico al que le acaban de arrojar un jugoso hueso, ni siquiera era de asecho, era de puro deseo.
Antes que nadie siquiera pudiera hacer nada se escucho un aullido de dolor, el mortifago que mantenía sujeta a Hermione la había soltado sorpresivamente, de su brazo corría abundante sangre y era como si casi lo hubieran cercenado de un poderoso garraso, incluso había roto los huesos por el ataque.
-¡!!!!!COMO O ATREVEIS A TOCAR A MI HIJA¡¡¡- se escucho un vozarrón, que puso los pelos de puntas de casi todos los presentes.
En la sima de la escalera estaban los cuatro hechiceros acompañados de lord Voldemort en persona, uno de los hechiceros la gárgola había levantado una de sus manos y de sus uñas aun se escurría sangre. Era una muestra de magia muy antigua ni siquiera había necesitado una varita para hace daño al mortifago aun a pesar de la ropa mágica que le daba que lo protegía de magia avanzada
La elfina domestica bajo corriendo las escaleras para sujetar a Hermione, colocándose a su lado para evitar que aquel repelente humano (si se le puede dar el nombre) ni siquiera se atreviera a intentar tocarla una ves mas.
-Creo que nos debéis una explicación- le dijo el hechicero mirando de hito en hito a Lord Voldemort
- A mi también me gustaría saberlo, con un ademán invito a los presentes a ingresar una ves mas a la sala de conferencias, pero ninguno de ello se movió un solo centímetro.
De la misma forma, con un solo ademán llamo al mortifago, que a cada segundo palidecía mas por la perdida de sangre.
-Explícate- fue lo único que dijo, pero ese susurro era mas mortal que una amenaza
-Ella es una sangres sucia señor, su familia mágica me la vendió con la esperanza de deshacerse de ella, la conserve para fines personales mi señor, pero no es nadie- el mortifago estaba asustado de la mirada de su señor, y aun mas de aquellos hechiceros, corrían muchos rumores e historias acerca de ellos.
-Ella es una impura- dijo de manera cortante dirigiéndose al hechicero como si esto zanjara la cuestión.
-Es muy extraño que venga de ti esa excusa Tom Radley, considerando tu origen, pero cambiando el tema, sabes muy bien que a nosotros no nos importa ese tipo de ideas que las considero de la época del oscurantismo muggle – dijo tranquilamente el mago
Al oír acerca de su origen Lord Voldemort había adquirido una tonalidad casi verdosa, convirtiendo en aun mas moustrosa su faz, saco de inmediato la varita pero antes de lanzar un solo hechizo, todas las criaturas mágicas se pusieron en acción, algunas listas para proteger a los hechiceros, otros, preparándose para atacar a los magos
De un solo vistazo Lord Voldemort abarco la situación, dándose cuenta que si realizaba un solo ataque contra ellos, todas las criaturas se irían en su contra desde las terroríficas, malignas hasta las buenas, de igual manera sabia que acabaría con su ejercito.
-Me parece que esto debemos arreglarlo de otra forma- dijo casi entre los dientes.
-Debes de saber que espero una reparación por lo ocurrido, uno de tus hombres, ha levantado una mano para herir a mi hija, no esperara que esto lo pase por alto- dijo la gárgola, en una amenaza velada.
- Considerando que acabas de pedirnos que nos unamos a tu causa- dijo la centauro,
-El causante de este malentendido será castigado, tenéis mi palabra de ello.
Al oír aquello el mortifago, empalideció todavía mas, dándole un aspecto de un muerto viviente.
Sin mas Voldemort giro y le lanzo un hechizo no verbal, haciendo que el mortifago se tirara sobre el piso retorciéndose sobre si mismo, entre gritos de dolor y agonía., luego de unos minutos este paro. En especial cuando se dio cuenta que los magos habían descendido las gradas, para dirigirse a su carroza.
- Se que esto ha sido un mal entendido, y lo que mas deseo es disculparme, por ello estoy seguro que no se negaran a permitir que vuestra hija se quede aquí como invitada mía.
Ante aquella sugerencia tan inesperada, los hechiceros no eran los únicos asombrados de ella, incluso Hermione se había aproximado, con una mirada suplicante para que no la dejaran allí por ningún motivo.
El mago sonrió, sabia muy bien porque Voldemort había solicitado aquello, aun a pesar de su poder, estaba en inferioridad de condiciones, sabia que podía cambiar la situación en minutos pero aquello acarrearía una gran batalla, de la que no estaba seguro de poder sacar a su niña sin peligro alguno, pero el señor tenebroso no era muy cuidadoso, con aquel plan ella quedándose con el, ella pasaba a ser una pupila de el, o mejor dicho una rehén de el, pero si le tocaba un solo pelo las criaturas mágicas se volverían en su contra, porque muchas de ellas escuchaban que estaba haciendo una propuesta de disculpa de amabilidad y el hecho de hacerle daño dañaría irreparablemente la situación con ellos,
-Muy bien ...dijo el anciano
Previendo lo que el mago diría, cortándole en su replica luego de acatar El señor tenebroso le dijo
-Se que es una costumbre que una hija de dignatarios debe ser protegida, pero en estos momentos no tenéis a nadie, por lo que le ruego una ves mas que me permitáis protegerla,
-¡Vos protegeréis a mi niña?- dijo una sorprendida gárgola
- No mi señora por supuesto que no... personalmente, pero uno de mis mejores hombres lo hará.
Debía actuar rápido, quería mas que nada tener a su merced a esos hechiceros, que despedían poder como el hedor de los pantanos, debía escoger de entre los presentes a alguno, en el que tanto el como ellos pudieran confiar, abarcando su vista diviso al hijo de Lucios Malfoy, si bien cuando era joven había albergado sus dudas, luego de su ingreso a las filas mortifagas jamás había fallado en ninguna de sus misiones, confiaría en el hasta cierto punto, además tenia una apariencia que podía engañarlos,
-Que os parece el joven Malfoy – dijo señalándolo con uno de sus brazos
El hechicero miro hacia quien se dirigía, y reconoció al vocero de Voldemort en las negociaciones para que se llegara a una paz relativa entre ellos, su señora la dama centauro, en muchas ocasiones le recrimino su fe en el, incluso el dudaba de su inteligencia al sentir aquello, pero era muy anciano y conocía que lo que los magos no pueden arreglar, la vida se encarga de poner en orden; de darle un equilibrio.
Era muy arriesgado la escasa posibilidad que el pudiera representar algo importante en la guerra, pero el beneficio de la duda solo se podía probar, experimentando, y esta era un buen momento para hacerlo, su instinto le decía que no podía confiarse mucho en Voldemort que el intentaría modificar para su conveniencia
-Acepto - dijo- pero recuerda Tom que de sus acciones como guardián de mi hija solo yo puedo tener la decisión final.
Esas palabras eran misteriosas, pero lanzadas al viento como simple pelusa, en ese momento nadie percibió la posibilidad que había en ella, ni siquiera el señor tenebroso,
Los naipes habían sido echados sobre el tapete, ahora todo dependía de los jugadores y también de la suerte.
