Los personajes pertenecen a Akira Toriyama.


Tesoro de plástico


Mister Satán terminó de colocar un pequeño listón verde limón sobre una cajita color blanco. Un suspiro brotó de lo más profundo de su corazón al saber que se encontraba en su interior, un inolvidable tesoro de vida. Algo que celosamente se guardó del mundo.

— Mi pequeña

La hora llegó tan rápido que el miedo le invadió cada fibra de su ser, su pequeña, su niña con un pedazo del cielo en sus ojos estaba a punto de casarse. Vaya dolor que le golpeaba el corazón gastado.

Saber que la mano que siempre se aferró a la suya, ahora tomaría otras lo destrozaba. Pero de igual forma lo hacía feliz; no existía nadie mejor que Gohan para su hija, él lo supo desde el primer momento, aceptarlo le llevó aún más.

Sacudió sus pensamientos. Automáticamente dirigió su andar hasta aquel sujeto que traía felicidad en su pequeña. Las manos le sudaban, aferrandose en aquella cajita. Finalmente se halló de espaldas con Gohan.

—Muchacho— carraspeó.

—Suegro

—Aún no— chasqueó su lengua — espérate hasta la ceremonia

—Como usted diga — sonrió muy a su estilo familiar — disculpe mi atrevimiento

¿Qué más pedir de alguien como Gohan?

—Ten

Extendió su mano, y en ella su tesoro.

Gohan tomó la cajita y la abrió. Suspiró en resignación al encontrar un cepillo para el cabello de color azul.

—Señor, he intentado controlar mi cabello pero me es imposible

—¡No es para ti, tonto!

—¿Entonces?

—Es-es de Videl — sintió el nudo en su garganta— mi esposa solía peinarla todas las noches antes de dormir. Cuando ella murió fue mi turno de hacerlo

»Lo hice hasta que ella decidió hacerlo por sí misma. A pesar de eso yo sentía que aún lo hacía pero todo cambió cuando tú le sugeriste cortarse el cabello para luchar — lo miró con resentimiento — por tu culpa el cepillo quedó en el cajón del baño

—Yo-yo…

—Si, si. No sabías nada, lo sé… pero sigues teniendo la culpa

—Señor Satán, no puedo aceptarlo

—Mi niña te ha elegido —ignoró las palabras del joven Son — hace mucho dejé de ser su héroe

Gohan se sonrojó avergonzado.

—Cuídala, amála y has de ella una mujer feliz

—Es lo que más deseo

—Es posible que se duerma mientras la peinas, lo hacía de niña

Mister Satán dio la vuelta dejando el tesoro más valioso de su vida y un cepillo azul en las manos de un hombre que supo colarse también en su corazón.


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