Disclaimer: Glee no me pertenece. Todo es de Ryan Murphy y Fox

Apreciados lectores: Este es mi primer intento escribiendo fanfic, no es muy bueno pues pero se hace lo que se puede. Es un trabajo en progreso y este es sólo el primer capítulo, quise subirlo para ver que les parecía y si les gusta, mañana subiré otro. Por favor dejen sus reviews a ver que les parece, cualquier crítica constructiva es bien recibida. Gracias por leer.


Salvándonos.

Capítulo 1: Quinn

París, Francia. 19 de Mayo.

7 años desde que salió de aquel infierno, dejando malos recuerdos, amigos y sobre todo ella. Sacudiendo la cabeza salió de su trance, en aquel edificio se leía 'La Poste'. Decidida y con paso firme, entró. ¿Qué tan malo podría ser enviar ese sobre?, esa carta que había escrito en un arrebato, bueno no, no un arrebato, en realidad, la carta es solo la afirmación de algo que negó por mucho tiempo. Quinn 'La reina del Hielo' Fabray, es gay. En fin, compró los sellos, confirmó la dirección y depositó el sobre en el buzón correspondiente. Salió de la oficina de correos y decidió regresar caminando a casa, al fin y al cabo, no estaba tan lejos, y un poco de aire fresco no le caería nada mal.

Le quedaba sólo una semana en París, antes de que tomara un vuelo hacía aquel infierno en Ohio, después de tantos años y pese a todo sabía que era hora de tomarse unas vacaciones, regresar y enfrentarse -aunque solo por un par de semanas- a su pasado.

Así es como han transcurrido siete años para Quinn. Después de haber terminado la carrera de periodismo en la Universidad de Nueva York, se dio la oportunidad de viajar por el mundo debido a que su trabajo se lo permitía, asentándose finalmente en París ya que desde la primera vez que piso la ciudad, se enamoró de ella.

Continuó con su recorrido, divagando y caminando recordó aquella cita de Gertrude Stein "América es mi país y París mi ciudad natal". París la había acogido como tal, se sentía tan bien, como si toda su vida hubiera vivido ahí, no era una periodista famosísima, pero al menos, era reconocida, y sobre todo bien pagada. Le encantaba la comida, el clima, el arte, los edificios, los cementerios, la vida nocturna y sobre todo las mujeres. Con una sonrisa pícara, continuó caminando un poco más hasta llegar a una banca donde se sentó un momento para encender un cigarrillo mientras recordaba a 'sus inspiraciones'.

'Inspiraciones' así les llamaba a sus conquistas de una noche -algunas veces, más de una-, mujeres que le servían de inspiración, , entre ellas la llamaban "Lion Quinn", debido a su aún corta melena y su pasión e incluso algunas veces, por su ferocidad. . Las conquistaba y convencía muy fácilmente, sin importar orientación sexual, nacionalidad, religión o edad. Quinn era toda una 'Casanova', ¿cómo no? Como buena Fabray, cuando hacía las cosas, lo hacía bien y a lo grande. Ella sabía qué decir y cómo decirlo; las trataba bien, les abría la puerta del coche, les recitaba poemas, las tomaba de la mano al caminar, las invitaba a cenar, al cine, en fin, le gustaba innovar en sus citas. Ni siquiera tenía que ponerlas ebrias, ellas solas caían rendidas a sus pies. Algún tiempo se rumoro que entre esas conquistas estaban mujeres famosas tales como Amber Heard, Shay Mitchell, Lisa Ray, Gal Gadot y la lista sigue y sigue. La última celebridad a la cual se le vinculo fue Elizabeth Grant, la prensa decía que fue algo de más de una noche pero como siempre, ni ella ni sus citas hacían comentarios al respecto, así que nada estaba confirmado. Despreocupada, fumaba y reía para sí misma al recordarlas. Quinn y sus mujeres sabían que era solo un pasatiempo, y todas la entendían, ella por su parte, tenía muy claro a quien le pertenecía, y al final la historia se repetía…

"Con un carajo"- decía para si misma mientras su mente traicionera le devolvía el recuerdo de ella y aquel día. – "tal vez el destino en realidad si me quiere decir algo, pero todo depende de ti".

Terminó su cigarrillo, tiró la colilla, se levantó y continuó con su camino hacia su casa, sin poder sacársela de la cabeza.


Al llegar a casa dejo su bolsa, se quitó el abrigo y sin más, subió a su habitación. Como hacía cada vez que la recordaba, se dirigió hacia el librero, tomo aquel viejo diario y saco la fotografía que ahí estaba esperándola.

"7 años desde que escapé"- volvió a resonar en su cabeza. Por siete años ha tenido esa foto consigo, un poco maltratada por el paso del tiempo, pero al final de cuentas sigue ahí.

"Todo depende de ti vida, todo depende de ti"- repitió mientras dejaba la foto en la cama y se iba a preparar un trago. -"7 años que mi corazón no es mío". –suspiró. Aquel día se acordó de ella, lo que sólo significaba una cosa, iba a ser una larga y amarga noche.

Su habitación quedó vacía otra vez, y en aquella gran cama, sólo se apreciaba la foto de una gran cabellera negra y la espalda desnuda de una dormida Rachel Berry.