N/T: Esta es una traducción, la historia original se llama ''Love, Carefully Folded'' y es de dressagegrrrl, que me ha dado permiso para traducirla.
N/A: Esto se completa en tres capítulos. El título proviene del poema ''A Grief Ago'' de Michael Shepherd.
Capítulo 1
Estaba desnuda. Él también. Y estaban en un burdel. O al menos eso lo que supuso Hermione. Las paredes eran rojas de terciopelo con flores de lis gravadas en color dorado, y la sobrecama estaba cortada en lo que ella esperaba que fuera falso armiño, pero sabía que no lo era puesto que había pequeñas cabezas de animales y patas salpicando el pelaje por aquí y por allá. Las lámparas de la habitación dejaban caer prismas que producían pequeños arcoíris en los planos oscuros en la cara de su compañero de cama.
Se miraron, cada uno sosteniendo una parte de las sábanas para cubrir sus partes importantes.
''Um'', dijo ella, sintiendo como el rubor cubría sus mejillas.
''Granger'', rugió Snape, sus labios eran dos finas líneas. ''¿Qué demonios haces aquí?''
''No tengo ni idea''. Movió la colcha, intentando minimizar el contacto entre la piel desnuda de sus pechos y las partes de animales disecados. Dirigió su mirada por la habitación con incomodidad y le llamó la atención una rosa blanca descansando sin gracia dentro de un botijo. La cabeza de la rosa se había caído y los bordes estaban marchitados, haciendo que aquello pareciera aún más fuera de lugar en aquella vulgar sala. Volviendo su cabeza hacia él, preguntó, ''¿Qué haces aquí?''
Él frunció el ceño y abrió la boca.
Como si hubiera sido alcanzada por un punzante hechizo, Hermione aspiró una bocanada de aire y se despertó en su propio dormitorio. Estaba sola y llevaba su pijama de franela.
Esa fue la primera vez que soñó estar desnuda con Severus Snape.
''Llegas tarde'', gruñó Snape cuando ella entró en la tienda.
''Cállate. Cierra la boca''. Hermione fulminó a su jefe con la mirada. ''No puedo creer que me hayas hecho esto. ''
Sus labios se apretaron. ''Estoy seguro de que no sé qué quieres decir''. Se sentó detrás del mostrador, donde todos los ingredientes prohibidos se mantenían bajo vigilancia. Su gran libro reposaba en el vidrio delante de él y Hermione vió, mientras él ordenaba con cuidado sus cuentas, que la ignoraba.
''Me mandaste entregar las pociones de Madame Malkin a su tienda'', siseó ella.
Al final Snape la miró, su ceja se arqueó y su boca se curvó. ''Ah. Creía que tú eras mi asistenta. Por lo tanto esperaba que me asistieras. ¿Entregar Pociones era demasiado para ti, Hermione?''
''Por qué tu… ¡no es eso en absoluto!'' Hermione luchó consigo misma por no agarrarlo por las solapas negras y menearlo hasta que sus dientes se rompieran. ''Deberías de haber sabido que ella trabaja ahí''.
Él suspiró. ''Por la gran hostilidad que noto en tu voz, puedo imaginar que la señorita Brown ha encontrado trabajo recientemente en Madame Malkin.'' Con suavidad, se quitó las gafas de plata que había posado en su torcida y ganchuda nariz. Plegando las patillas con cuidado, las depositó en su bolsillo del pecho y después dirigió toda su atención hacia Hermione. ''Tu suposición de que yo lo sabía es comprensible, por supuesto. Después de todo, todo el Mundo Mágico está al corriente de mi fascinación por la ropa y sombrerería de mujer.''
Hermione enrojeció y apartó la mirada.
''Me encanta discutir sobre el fino corte de las ropas, por eso trato de mantener todos los trabajadores actuales de Madame Malkin en mi auto-Red Flu. Lo siento mucho, señorita Granger. Se me debe haber olvidado informarle de que su archienemiga ahora se dedica a vender bragas a los estudiantes de Hogwarts.'' Se movió y cruzó los brazos sobre su pecho, causando que su larga y negra coleta resbalase por el hombro. ''¿Eso sirve como disculpa?''
Ella arrugó la nariz. ''Difícilmente. Podría considerarse si por una vez tuvieras también la decencia de comprar la comida. Yo la he estado comprando durante estos tres últimos días.''
''Dalo por hecho''. Se examinó sus pulcras uñas. ''¿Cordero al curry?''
Ella se encogió de hombros y finalmente se movió alrededor del mostrador para colgar su capa azul al lado de la negra de Snape. Los ganchos tenían forma de serpientes de plata, y suspiró. Se puso el delantal que usaba para trabajar, cubierto de grasientos tulipanes rojos.
Hizo girar la silla para mirarla, sus labios se crisparon al ver su alegre ropa de trabajo. ''Entonces, asumo que habéis tenido una charla, ¿no? '' Ladeó la cabeza y añadió, ''¿Todavía respira?''
Hermione sintió el calor subir por su cuello hasta sus mejillas. ''Sí, por supuesto.'' Un momento de silencio pasó entre ellos hasta que ella espetó, ''Tenía chupetones por todo su cuello, y perdí los nervios. Antes de que pudiera decir algo la hechicé para que uno de sus pechos le colgara hasta el ombligo.''
''¿Sólo uno? Original.'' Apoyó la mejilla en su puño cerrado.
''Todavía no me creo que lo hiciera. Cuatro años, y Ron lo echó todo a perder por esa vaca necia. ¿Sabías que él ahora está viviendo con ella?'' Apretó los puños hasta que pudo sentir las medias lunas de la uñas clavarse en sus palmas.
''Me ha gustado mucho escuchar sobre tu creatividad al hechizar a un Gryffindor. Más de eso, por favor, y menos lloriquear por el pelirrojo granudo. O, mucho mejor, podrías ganarte el sueldo que raspo de mis arcas y empezar a preparar pociones. El invierno está a la vuelta de la esquina y vamos escasos de Poción Pimentónica'' Él la echó con un simple negligente movimiento de muñeca y se puso las gafas de nuevo, volviendo al libro.
Hermione se fijó que el libro estaba lleno de meticulosas filas de números negros, y muy poca tinta roja. Raspar de sus arcas, sí claro.
Arrugando la nariz, se volvió hacia el laboratorio en la parte posterior del Apotecario. Sus zapatos hicieron suaves chasquidos en el piso de madera mientras pasaba filas de especímenes de ojos abultados en jarras e ingredientes perfectamente ordenados y espolvoreados. Se detuvo junto a la entrada del laboratorio y se volvió para preguntarle a Snape cuántos lotes quería que hiciera. Lo sorprendió, mirándola con el rostro perplejo. ''¿Qué?'' susurró ella.
''Asegúrate de hacer una tanda doble.'' Inclinó la cabeza y la miró fijamente. ''Es muy difícil imaginar que eres una pocionista seria en esa monstruosidad de tulipanes.''
Ella sonrió y se volvió hacia el laboratorio. ''No seas celoso.''
Otra vez el burdel. Los dos estaban igual de desnudos, solo que esta vez estaban acurrucados.
Aunque ella no podía verle la cara, sabía que tenía que ser Snape, porque solo una nariz tan deformada como la suya podía hacer ese terrible ronquido con silbido que retumbaba contra su nuca. Además, el antebrazo que cruzaba en diagonal sobre su pecho estaba lleno de vello negro.
Hermione se aclaró la garganta.
Snape resopló en su oído, lo que provocó que el fino vello de su cuello se erizara. Entonces él hizo un ruido pegajoso, un chasquido con su lengua y sus escalofríos se rebajaron a un nivel más manejable en un santiamén.
''Levántate'', dijo ella, dándole palmaditas en la mano más fuerte de lo necesario.
Él gruñó y la apretó más contra sí. ''Por Dios, Granger, eres una pesada. ¿No ves que estoy intentando dormir un rato más?''
''Un poco de…Snape, quita tu erección matutina de mi trasero ahora mismo. No voy a ser obligada a acurrucarme contigo.'' Lo escuchó refunfuñar mientras la soltaba, y Hermione no pudo evitar un escalofrío al sentir la corriente de aire frío que atravesó su espalda. Se giró para enfrentarlo, poniendo otra vez la cabeza disecada del armiño lejos de su piel. ''Qué sueño repetitivo más raro'', reflexionó.
Él levantó el brazo para cubrir su rostro, ocultando sus ojos y nariz en el hueco de su codo. ''Sí, el subconsciente está lleno de peligros y deseos ocultos, estoy seguro de ello.'' Se movió ligeramente, y Hermione pudo ver que uno de sus oscuros irises la miraba desde el hueco de debajo de su brazo. ''¿Recreando un antiguo enamoramiento de instituto de un profesor? Supongo que debería de estar agradecido que ahora mismo no estés embutida en el uniforme de Hogwarts.'' Su ojo se cerró.
''Bah, dejé atrás esas cosas después de que mataras a…''quedó interrumpida cuando las luces de la habitación parpadearon con un zumbido eléctrico, antes de regresar a su estado normal. ''Qué raro.''
Cuando ella se volvió a mirarlo, las cicatrices de su cuello parecían especialmente rojas y lívidas, o quizás él había empalidecido al acordarse de Dumbledore. Sin poder contenerse, se inclinó, aguantando cuidadosamente la sábana que cubría su pecho. Acarició la marca de Nagini en la piel de Snape. Él se asustó, atrapando su muñeca firmemente y inclinándose contra su cuerpo. De hecho ella también se asustó, y pudo notar lo fuerte que estaba su pecho, incluso a través de las sábanas.
Se quedaron quietos, mirándose a los ojos.
Hermione despertó con un suspiro asustado y se encontró sola en su cama una vez más.
''¿Por qué debería ir a celebrar el maldito Santo de otro de los mocosos de Potter?'' Preguntó Snape al día siguiente mientras cerraban la tienda. ''Tengo cosas mejores que hacer con mi tiempo. Estoy seguro de que estoy a punto de hacer un gran avance en mi investigación, y estoy en una etapa crítica de la operación.'' Pasó un paño sobre su centrífuga, con cuidado de reforzar los hechizos de estabilidad incorporados en cada brazo.
Hermione marcaba los ingredientes que faltaban en su lista de inventario. ''Deberías ir, pero no puedo decirte por qué o te negarás.''
''Eso no suena muy atrayente.''
''No pretendía que lo fuera. Era una afirmación de algo. De verdad que deberías ir. Por cierto, vamos escasos de piel de serpiente.''
''Sí, el pedido debería de llegar el jueves.'' Tiró el trapo sobre la mesa del laboratorio y se aflojó el cuello.
El movimiento cautivó a Hermione. El pocionista mantenía siempre su cuello abotonado, incómodo con la cantidad de público que ocasionalmente se acercaba para mirar al espía que mató a Dumbledore y que tenía la garganta desgarrada por Nagini. Incluso sólo había visto su cicatriz una vez que lo fue a visitar al hospital.
Era irregular, de un color rojo vivo, cruzando su cuello desde su oreja hasta casi la clavícula. Se sorprendió de lo bien que su subconsciente recordaba las líneas de la cicatriz de su sueño, y Hermione se vió forzada a apretar los dedos con fuerza alrededor de su carpesano para así no caer en la tentación de levantar la mano y acariciar los bordes elevados de la herida.
Lo contemplaba mientras pretendía estar estudiando la lista que tenía delante, pero Snape había sido un espía, y dijo con tono áspero, ''¿Te molesta? ¿Te sientes incómoda?'' Su voz sonaba fría, y se miró las manos mientras reorganizaba la plata, el bronce y las varillas de vidrio para remover, ordenándolos de más grande a más pequeño en el escritorio más cercano.
''Después de largos años de relación – terriblemente largos,'' sonrió él con burla ''he descubierto que…no odio estar en tu presencia, Granger.''
Un vistazo reveló que todo el cuello de Snape estaba al rojo, no sólo el área marcada por la cicatriz. Hermione miró alrededor de la tienda, ahora impecable, y se preguntó qué estaba pasando.
Él continuó, ''De hecho, he descubierto que no es ni cuestionable, y sinceramente, estoy más cómodo con mi cuello desabrochado. Me roza un poco. Mientras no te sientas…molesta por mis cicatrices, preferiría trabajar de esta manera cuando estemos solos.'' Snape seguía organizando las malditas varillas para remover de antes.
Ella hizo una pausa y suavizó su voz mientras escogía las palabras adecuadas para que sonaran tranquilizadoras. ''Por supuesto que no me molestan. Yo también tengo marcas de la guerra. Todos tenemos. Aunque respeto que odies ser observado por idiotas, siempre he pensado que deberías de ser capaz de mostrar tus cicatrices con honor.''
Snape resopló, y ella contempló su perfil de halcón. El color de su cuello había desaparecido, como si se negara a dejarlo con su palidez habitual. Dándose cuenta de su mirada inquisitiva, él se volvió hacia ella, y ella se quedó mirando su trenza, que le llegaba hasta la punta de los omóplatos.
A pesar de que nunca sería un hombre atractivo, desde el fin de la guerra, los años habían sido buenos con él. Aún estaba flaco, pero había perdido parte de esa delgadez que lo caracterizaba durante el último año cuando era Director. Se había puesto fuerte desde entonces, se notaba en los músculos de sus hombros y las facciones de su cara, que se habían suavizado. Snape era delicado con su pelo, ahora que no tenía que hacerse pasar por el bastardo grasiento, lo había dejado crecer, y se lo echaba para atrás en una larga y negra coleta mientras trabajaba.
Para ser sincera, le fascinada esa coleta. Se le hacía difícil relacionar a este hombre con el terco profesor de Pociones de sus años escolares, que acostumbraba a llevar su pelo como una cortina para tapar sus ojos. Quería deslizar la mano hacia abajo, sintiendo cada bulto mientras la acariciaba desde su cráneo hasta la mitad de su espalda.
Fue un impulso inexplicable que la dejó inquieta.
''¿Qué dia es la celebración del Santo?'' lo escuchó refunfuñar.
''El día 7.''
Él se volvió hacia ella, con los brazos cruzados sobre su pecho. ''Supongo que puedo ir. ¿Asumo que será en casa de Potter?'' Incluso ahora, Snape no podía contener una sonrisa de desprecio al decir el nombre de Harry, enseñando sus dientes torcidos.
''Desafortunadamente no. Es en La Madriguera.'' Gruñó Hermione de repente. ''Será mejor que Ronald no haya pensado en traer a Lav-Lav. Ya sabes, esta es la segunda vez que la prefiere a ella antes que a mí.''
Moviendo la mano con además, él resopló e hizo rodar sus ojos. ''Oh, compadéceme. Oh, le odio. Ya he escuchado tu numerito de antes, hechicera.'' Al ver su jadeo de indignación, él continuó, ''Orgullo a parte, Granger, ¿de verdad has querido estar con ese canalla? Come con la boca abierta, se come con los ojos a otras mujeres sin pudor. Tiene la capacidad mental de un invertebrado y nunca se ha molestado en sacarse los EXTASIS. Sinceramente, no encuentro a dos personas más diferentes la una de la otra. Durante mucho tiempo pensé que estabas loca.''
''Eso no es asunto tuyo, ¿o lo es?'' Ella estaba ofendida por su arrogante resumen de las decisiones de esos cuatro años de su vida. ''Contrariamente a lo que piensas, amé a Ron…probablemente no de la manera en la que necesitaba ser amado, pero él fue importante para mí. Era un hombre muy estúpido, pero creí que sólo era mío.'' Agachó la cabeza mirando su carpesano, momentos antes de sentarse en la mesa de trabajo. ''Pensé que era el final de una era cuando él me abandonó.'' Hermione resopló indecorosamente, y una mirada de alarma pasó por el habitualmente impasible rostro de Snape. ''Oh, claro. No me interesaba nada a largo plazo con él, pero echo de menos a mi amigo, y duele que me hiciera esto.''
''Granger…'' Acercó su mano hacia ella, pero la retiró antes de rozar su hombro.
''No voy a hablar sobre esto contigo porque sería un ejercicio de masoquismo por mi parte.'' Se dirigió a la parte delantera de la tienda, se quitó el delantal de trabajo y cogió su capa. Hermione ignoró que él la había seguido y no se dio cuenta que él la estaba observando con una expresión insegura en su rostro.
''No pretendía ofenderte.''
''Bueno, pero eso no significa que aún me duela. Te veo esta noche.''
Dio un portazo al salir, la campana de arriba del marco sonaba importunadamente con regocijo.
El enfado de Hermione se desvaneció después de llegar a la celebración del Santo, y se sintió decepcionada al ver lo contrario de lo que él había dicho, Snape no había aparecido. Tampoco era la única persona que estaba decepcionada.
''¿Estás segura de que dijo que iba a venir, Mione?'' Los ojos verdes de Harry buscaban entre los invitados reunidos en el jardín de La Madriguera. Había metido su brazo alrededor de sus hombros y ella se relajó contra él. ''Ginny y yo esperábamos que se presentara.''
''Él dijo que vendría, pero hoy tuvimos un pequeño desacuerdo antes de salir del trabajo. Puede que está de mal humor.'' Ella suspiró. ''Además, no estoy segura de si es mejor que se mantenga alejado. Me preocupa como pueda reaccionar. Albus Severus es un nombre aceptable, pero a Snape no le gusta ser el centro de atención, y todavía se siente culpable por lo de Dumbledore.''
Harry apretó su agarre con un afectuoso apretón antes de dejar caer su mano en sus hombros. Frotando la otra mano sobre sus ojos cansados, dijo, ''Lo sé, pero necesitaba hacer esto. Se ha sacrificado y ha hecho demasiado por mí. Por todos nosotros. Esto es lo único que tengo de valor.''
''Lo sé.'' Y de verdad lo sabía. Para Harry Potter, un hombre que había crecido sin nada ni nadie para llamarlo suyo, nombrar a su hijo en honor a Snape era como ofrecerle un tesoro más valioso que el oro y más precioso que la plata. Era una acción que prometía nada más que el mayor respeto y honor. No estaba segura de si un hombre tan amargado y cerrado como él sería capaz de verlo como realmente era.
Retirando el cabello de su hombro, Hermione se movió y se estremeció ligeramente. La noche era fresca, a pesar de llevar abrigo, y se encontró deseando haberse puesto una falda más larga para mantener sus piernas cubiertas. El jardín no se parecía en nada al pequeño campo donde los chicos jugaban a Quidditch cada primer domingo del mes. Molly había alquilado el criadero de Neville para plantar una hilera de encantadores setos y rodear el área, dejando una pequeña abertura para que la gente pudiese entrar y salir. Neville los había reforzado con hechizos, puesto que habían sido plantados en la estación equivocada y los necesitaban para poder sobrevivir el próximo invierno.
Las sillas hacían diez de ancho y tres de profundidad, y adornadas con rosas. Brillaban, de forma cálida y agradable en la suave luz proveniente de las linternas que Molly había atado a lo largo de los setos. Los asientos estaban organizados en un semicírculo alrededor de un arco enrejado donde Harry y Ginny aguantaban al bebé para el nombramiento.
Era maravilloso y encantador.
''No te preocupes, Harry. Puede que Snape todavía aparezca.''
Empezó a darle una palmadita en el brazo, pero cuando vio a Ron y a Lavender entrar en el recinto, Hermione le clavó las uñas en su lugar. ''Oh no,'' gimió. ''Es Lavendron.''
''Lo siento. Le pedí que mantuviera distancias contigo esta noche, pero sé que no es de mucho consuelo.'' Su voz sonaba calmada, pero su atención se había movido hacia Ginny que justamente estaba entrando al jardín con el pequeño Albus Severus en sus brazos y con James Sirius sujetado al borde de su falda con su regordeta mano. Hermione sintió su energía cambiar hacia algo cariñoso y orgulloso cuando miró a su mujer e hijos, y sonrió con pesar.
''Soy una mujer madura. Puedo cuidarme yo sola. Puedes ir a hacerte cargo de tu familia.''
Harry se giró hacia ella, y aunque su negro pelo luciera despeinado y juvenil, la miró con los ojos de un padre. ''Todo va a estar bien, Hermione. Al final, ya verás.'' Le agarró suavemente por la barbilla y luego se alejó abriendo sus brazos a James.
Snape se presentó después de todo. Cuando Harry proclamó el nombre de su hijo a la familia y amigos reunidos alrededor suyo, llevó su mirada por encima de las cabezas de los que estaban sentados. Dirigió su atención a las sombras cercanas de la entrada del vallado jardín, y Snape dio un paso hacia la luz. El ex espía inclinó la cabeza, para la mayoría su rostro era una máscara impasible, pero Hermione vio la pequeña arruga entre sus cejas y el ligero movimiento de su nuez al tragar. Estaba emocionado, dedujo ella antes de que se deslizara de vuelta a las sombras donde estaba más cómodo.
Y luego se acabó. Los invitados se congregaron en torno a las mesas de comida de Molly que Bill y Charlie habían hecho aparecer, una en cada lado, con la mesa entre ellas. A Hermione le sorprendió que fueran capaces de gestionarlo todo sin desinflar ninguno de los soufflés de su madre. Había guisos, postres de gelatina y pollo al horno. Grandes cuencos de ensalada de frutas situados junto a tortas de calabaza y ensaladas de campo verde adornadas con rábanos, naranjas y semillas de amapola. Y allí, en el centro de la mesa había un magnífico cochinillo.
Molly nunca había descubierto la manera de cocinar para menos de cien personas.
Snape estaba ocupado defendiéndose de un efusivo Harry, así que Hermione mordisqueó un poco de pollo al horno y ensalada de frutas para ella sola, esperando la primera oportunidad que pudiera encontrar para llorar pesadamente sin parecer maleducada. Se quedó de pié sola en un charco de sombras, con la esperanza de no llamar la atención de Ron y Lavender, sin que pareciera que los estaba evitando.
Pero, fue en vano. Sintió un dedo pinchándole en las costillas.
''Pero bueno, tienes la desfachatez de mostrar la cara aquí después de lo que me hiciste, Hermione Granger,'' siseó Lavender.
Hermione la miró como si fuera un insecto. ''Admito que he calculado mal. Estaba demasiado entusiasmada en tratar de ayudarte a enderezar tus horribles y desequilibrados pechos.''
La otra bruja ahuecó sus ya demasiado esponjosos rizos. Su pelo le daba el aspecto de un matorral mortificado. Lanzando una mirada no muy cautelosa a los asistentes de la fiesta, Lavender pasó su dedo por la clavícula, bajando por su seno, y se detuvo en la cadera. ''Pobre Hermione. Con semejantes uvas agrias. Después de todo, este cuerpo no hace ni tres horas era lo suficientemente bueno para Ronald. Obviamente, encontró algo que faltaba en el tuyo.'' Le esbozó una sonrisa depredadora a Hermione. ''Obviamente encontró que faltaba algo en ti, o si no nunca me habría tomado hace ocho meses atrás.''
La boca de Hermione se tensó, y la sonrisa de Lavender se ensanchó un momento antes de que Hermione sintiera una presencia negra en su hombro.
''Señorita Brown, luce particularmente zorruna esta noche. ¿No debería de estar asaltando el gallinero de otras mujeres?'' Hermione se hundió de alivio mientras estaba envuelta en la reconfortante presencia de Snape. ''Ve hacia la comadreja, sin vergüenza. Vete. Fuera de aquí.'' Sonaba tenebrosamente divertido.
La boca de la otra bruja se abrió por el casual despido. Hermione contempló como el rojo subía por el cuello de Lavender hasta sus mejillas y orejas en machas no muy atractivas. ''Esto no es asunto tuyo, Snape.''
''No me malinterpretes. No tengo ningún interés en tu pelea de gatas con la señorita Granger. De todos modos, necesito hablar con ella sobre un asunto que no te concierne.'' Se detuvo antes de añadir, ''Además, simplemente no te soporto.''
Lavender resopló, ''¿Quién te crees que eres?'' Sus ridículos rizos con forma de salchicha temblaron por la rabia. ''No eres nadie, Snape. Nada más que un abusón…'' Balbuceó con sus palabras. ''Un abusón que es famoso por matar a su amigo y mentor, el mago más poderoso que este mundo haya conocido.
Snape se echó hacia atrás como si ella lo hubiera abofeteado, pero antes de que Hermione saliera en su defensa, Ron se interpuso entre ella y Lavender, con la voz tensa y silenciosa. ''Hey, Lavender,'' siseó. ''¿Aquí no, vale?''
Su actitud cambió inmediatamente, convirtiéndose suave y tímida mientras envolvía sus brazos alrededor de la cintura de Ron, presionando sus pechos en su costado. ''Pero Won-Won, Hermione estaba siendo mezquina conmigo…Y ya sabes que ella hoy me echó ese desagradable hechizo.'' Ella lo miró, con sus límpidos ojos brillando con lágrimas de cocodrilo.
''Esta fiesta es por mi sobrino, Lav. Cálmate,'' dijo él, claramente sin dejar manipularse por sus engaños. ''Y no deberías decir esas cosas al Profesor Snape.''
''Ya no soy el profesor de nadie, chico,'' dijo Snape con tono áspero, con su rostro un poco más controlado. De hecho, estaba demasiado controlado, Hermione se preocupó de que explotara de la rabia que ella aún podía sentir a través de su cuerpo.
''Perdón. Señor Snape, entonces.'' Ron inclinó la cabeza hacia el oscuro mago.
Lavender chilló, causando que algunos se giraran en su dirección y en Hermione una mueca de dolor por el nivel de decibelios a los que acababa de llegar la vaca. ''¿Qué diablos has querido decir, Ronald? Él mató al Profesor Dumbledore.''
''Y nos salvó a todos nosotros, ¿no lo hizo?''
Hermione dio un paso adelante, con los ojos entrecerrados. ''Lavender, lo maldices por el único acto que desvió la guerra a nuestro favor, y te olvidas las dos décadas que ha tenido que sacrificar para la causa. Eres una idiota.'' Volviéndose a su ex amante, le dio a regañadientes un gesto de respeto por su defensa hacia Snape. ''Ronald''
Se giró para marcharse, enganchando su brazo con el brazo del oscuro mago. ''Vámonos, Severus.''
El brazo de él se tensó, apretando su mano contra sus costillas. ''De acuerdo…Hermione.''
Gracias por leer y acordaros de dejar review! Todo el mérito se lo lleva la autora, yo solo traduzco! :)
