"Klaatu Barada Nikto"
Tres palabras. Insignificantes. Carentes de uso en nuestros días. Sin ningún valor para el mundo. Tres simples y olvidadas palabras que lo lanzaron a una muerte dolorosa en la que sus átomos se volatilizarían y ni la más mínima huella dejaría de su existencia. Esas palabras juntas formaban un poderoso hechizo arcano. Un hechizo procedente de un tiempo antiguo. Un tiempo en el que el hombre no estaba solo. En el que compartía su espacio con otras criaturas. En ese tiempo la magia fluía sin que nada la frenase. Los humanos aprendieron a controlarla, a utilizarla mucho antes de aprender a controlar el fuego. Tiempos olvidados que dos personas trajeron de vuelta. Pero pagaron un alto coste por su osadía. Ahora estaban siendo lanzadas a lo desconocido a una velocidad tal que las propias leyes físicas se anulaban. La teoría de la relatividad se hacía añicos ante esa poderosa energía que mantenía el universo en un estado entre la absoluta destrucción y la floreciente vida. Esa energía que podía crear dioses y que la humanidad llamo magia a falta de un vocablo mejor era la que anulaba todas las leyes físicas.
Esa misma fuerza elevo el imperio Egipcio desde sus pobres desiertos hasta lo más alto de la civilización. Permitió que la primitiva mente humana lograse alzar monumentales edificaciones que incluso con la más alta tecnología actual sería difícil de igualar. También enseño los entresijos de la química al floreciente imperio Chino permitiéndole gobernar con su tecnología armamentística a todos sus vecinos. Todos los saltos tecnológicos que acaecieron a la humanidad desde su nacimiento hasta la alta edad media fueron resultado de esa energía. Pero con cada salto se iba deteriorando y se iba olvidando un poco del colectivo humano. Habría desaparecido por completo de no ser por un joven alquimista que guardo todos los secretos de esa energía en un volumen escrito con sangre. El Necronomicon. Desconocido para muchos, falso para pocos, autentico para uno. Fue H. P. Lovecraft quien rescato del olvido ese conocimiento arcano tiñendo el Necronomicon de un aura malévola y malsana para alejar a los incautos pero manteniéndolo vivo en la memoria popular. Era algo demasiado poderoso para que cayese en el olvido, podría acabar con el universo de ser olvidado.
Pero un mal uso también podría hacerlo, y ese mal uso es el que nos ha llevado a este destino en el que dos personas están viajando por el espacio y el tiempo a velocidades muy superiores a la de la luz. La primera por odio y venganza, la segunda por amor a la primera. James Isaac Neutron, ese es su nombre pero no es el James que conocen sus amigos. Este es un James malvado, un reflejo oscuro y retorcido que solo guarda del original su inteligencia y su aspecto. También es otro reflejo oscuro aquella que le acompaña. Una maligna y perversa copia de Cindy Vortex. Ambos cayeron en un cumulo de energía a punto de colapsar cuando James pronuncio el pernicioso maleficio sin conocer sus consecuencias.
A sus ojos, en estos momentos, solo ven una luz tan cegadora como dolorosa. Cada fibra sensible está enviando latigazos de dolor a su ya de por si colapsado cerebro. Solo sienten el dolor. Solo viven del dolor. No existe nada más en su mundo. Dolor infinito y brillante. El tiempo parece haberse detenido sin posibilidad de volver a avanzar. Se sienten atrapados, prisioneros de una luz que les causa un dolor sin límite, pero nada más lejos de la verdad pues en realidad esas palabras no eran una maldición mortal, ni tenía utilidad para la tortura. En realidad: "Klaatu Barada Nikto" es un hechizo de creación de portales. Abre canales cuánticos entre planetas y galaxias. Túneles en los que la luz no es más que un caracol en comparación con las partículas que allí viajan a velocidades pasmosas. Y ahora mismo la pareja estaba siendo trasportada a otro lugar, un lugar tan lejano que ni siquiera podríamos llegar a ver la luz que emite. El dolor no era sino un efecto secundario de que viajasen dos personas en el mismo túnel. Los portales estaban diseñados para albergar a un individuo por viaje. No eran capaces de soportar más de una conciencia. Esto es algo que los humanos todavía no han llegado a comprender. La conciencia, la esencia de toda persona viva del planeta no se restringe a nuestra mente, está a nuestro alrededor como una manta protectora. Esto podemos llegar a comprobarlo al ver como somos capaces de sentir cuando alguien nos observa aunque no lo veamos. Nuestra mente no está limitada por los sentidos, es mucho mas basta de lo que podemos llegar a imaginar y es una energía tan primitiva y poderosa que el túnel debe contenerla para no destrozarlo a mitad de camino. Y ahora tiene que contener dos mentes en el espacio de una, ese es el dolor que esta lacerando los cuerpos de James y Sally estaban unidos en estos instantes de formas que ninguno llegara a saber jamás. Sus personalidades estaban enfrentadas por la supremacía y ambas eran demasiado tercas y fuertes como para que ganase una. En ese estado pasaron una eternidad. Miles de Eones.
¿La causa? El túnel cuántico tuvo que prescindir de una de sus constantes para poder soportar el viaje dual. Suprimió el tiempo de su interior, ahora no existía el tiempo, por lo tanto cada segundo en cualquier parte del universo era algo infinito ahí dentro. Dolor constante de forma eterna, no podían morir, no envejecían, se mantenían en el mismo estado sintiendo siempre lo mismo. Una cárcel cuántica de la que no habrían escapado de no ser por la mente de James, se obligo a obviar el dolor, pensó por encima de él en una nueva forma de raciocinio. Su propia voluntad fue capaz de que el tiempo se reanudase lanzándolos contra un planeta moribundo del que no había salida.
Cayeron agotados en un suelo purpureo cubierto por escamas brillantes que se rompían formando curiosas formas. Se arrastraron pocos metros antes de caer rendidos de agotamiento. Se sentían ancianos, seres que han vivido más que la propia muerte. Deberían estar muertos pero estaban vivos, deberían estar destrozados pero en el fondo de sus mentes estaban pletóricos. James rodo su cuerpo y miro el cielo de aquel planeta. Estrellas violetas refulgían en una noche muy distinta a la terrestre. Tres lunas de un color entre azul y verde surgían del horizonte, mucho más grandes que nuestra Luna. Su aparición provoco un sentimiento de ingravidez en James y Sally como si de pronto pesaran menos. Una corriente de aire los levanto del suelo unos segundos para luego dejarlos de nuevo con delicadeza a unos metros de distancia. Se levantaron poco a poco mientras veían incrédulos como a su alrededor una nube de escamas se iba alzando desde el suelo creando un manto que cubría toda la superficie del planeta. Algunos fragmentos se unían en una danza a otros hasta crear cuerpos de mayor tamaño que se retorcían ingrávidos y caían al alcanzar una masa superior. Los tres astros que se izaban en el cielo estaban alterando la gravedad del planeta aligerando todo objeto que estuviesen directamente bajo ellos.
James no tardo en comprenderlo, su mente envejecida y cansada era algo más lenta pero aun servía y había tenido mucho tiempo para conocerla a fondo. Estaban en un planeta con unas condiciones parecidas a las de la Tierra pero sus tres lunas alteraban la gravedad. Era increíble que aun no se hubiese desmoronado ese precario equilibrio, aun más inconcebible fue lo que descubrió después. Usando una corriente de aire salto y a una altura considerable vio a lo lejos lo que parecía una ciudad de altos rascacielos. No solo el planeta había sobrevivido a la acometida constante de dos gravedades en conflicto sino que la vida se había desarrollado a pesar de eso. Y a unos niveles que francamente superaban por mucho a los humanos. Sally y James viajaron rápidamente aprovechándose de la ventaja de tener el peso de una pluma. En poco tiempo llegaron a la futurística ciudad. En otro tiempo al menos. Los edificios estaban abandonados con claros indicios de derrumbes internos. Pocos quedaban aun en un estado aceptable y menos aún quedaban que estuviesen perfectos. Pero sin duda era una ciudad muy avanzada, todo lo que allí se respiraba era tecnología arrolladoramente por encima de la humana.
– Es bastante interesante. – Fue la primera palabra que dijo James en mucho tiempo o eso le parecía a Sally.
– Son estructuras imposibles desde un punto de vista humano. – Respondió Sally examinando los edificios.
– Tú lo has dicho. La palabra clave es humano. Y esto amiga mía no es humano. Parecen meta materiales, alguna clase de aleación Plástico-Metálica. Eso explicaría su aparente dureza a las inclemencias físicas y a sus formas rocambolescas. Pero su ingeniería civil es lo que menos me interesa. – Empezó a hablar James, le gustaba oírse hablar, le ayudaba a pensar.
– ¿Ingeniería Militar o Biotecnología? – Preguntó Sally adelantándose a su línea de pensamiento.
– Un poco de ambas. No podemos dejar que un pomposo isleño nos arruine el trabajo de una década. – Espetó con los ojos inyectados en sangre.
– La venganza es un plato delicioso.
