¡Hola! ¿Vieron que comenté que estaba pensado en traducir dos fics? ¿Y qué mi decisión estaría solo entre esos dos? Bueno, como era esperable en mí, no me hice caso a mí misma, y pedí la autorización de otro fic, que es este. Este es un fic que me encanta, que hasta el momento tiene 16 capítulos, y es muy emotivo, advierto.
Es de "Totoro-Pirate": u/3421269/Totoro-Pirate A quién agradezco por dejarme traducir su historia :)
Aquí está la historia en fanfiction: s/8892452/1/The-Waiting
SebKlaine: . ?sid=366&warning=5
AO3: /works/632024/chapters/1143325
Este fic es canon hasta el 4x10
Kurt siempre había odiado los hospitales. Había algo inquietante acerca de estos que lo hacían ponerse ansioso. Y bueno, todo ese tiempo que pasó en el hospital cuando era chico tras el accidente de su madre era parte del por qué, definitivamente. Pero a pesar de eso, estaba el hecho de que nadie nunca iba a los hospitales por buenas razones, no realmente.
Las personas siempre tenían que estar, ya sea, muy lastimadas, terriblemente enfermas o muriendo para necesitar ir a un hospital. Incluso cuando se trataba de una mujer dando a luz, estar en un hospital siempre terminaba siendo estresante.
Y luego, estaba la peor parte, que era la espera.
Las salas de espera eran frías e impersonales. Las paredes lisas y las filas de asientos incómodos con personas a su alrededor ofreciendo falso consuelo durante el temido tiempo que se tenía que pasar allí.
Había todo tipo de personas y de familias esperando allí, todas por diferentes y a su vez similares razones. Era la sala de oncología, después de todo. Kurt sabía que toda persona esperando en ese lugar tenía a alguien que amaba sufriendo por el cáncer, y eso era algo deprimente de pensar.
Había algo doloroso que se clavaba dentro del corazón de Kurt cada vez que veía a algún paciente saliendo y encontrándose con su familia en la sala de espera, especialmente cuando eran los más jóvenes, los cuales tenía 10 o 12 años como máximo, con las cabezas calvas y los rostros pálidos mientras salían de la quimioterapia y estaban listos para ir a casa.
Últimamente, Kurt visitaba el hospital con tanta frecuencia que sentía como que si conociera a la mayoría de las personas en la sala de espera. Había algunas personas con las que había tenido pequeñas pláticas de vez en cuando, intercambiando nombres y la razón por la que estaban allí. A veces era bueno para pasar el tiempo, y otras veces no podía evitar darse cuenta que, aunque fuese egoísta, quizás su padre tenía mejores probabilidades que la mayoría de los otros.
Las probabilidades, eso era todo a lo que venía. No podían saber cómo iban a resultar las cosas; todo lo que tenían que hacer era esperar.
Burt había tratado de hacer que las cosas parecieran tan simples cuando le dio la noticia por primera vez, pero Kurt sabía que nada era simple cuando se trataba del cáncer.
"Lo detectamos a tiempo. El cáncer está en el lugar determinado, no se ha expandido, la tasa de curación es de casi el 100%"
Kurt sonrió amargamente al recordar las palabras de su padre ese día. Sonaba tan optimista y relajado acerca de todo y Kurt quería creerle, desearía hacerlo. Pero la verdad permaneció; su padre tenía cáncer y necesitaba un tratamiento y una cirugía.
Kurt sabía que se suponía que debía ser el fuerte, y trataba lo mejor posible de hacerle frente a la situación. Exigiéndole a su padre que vea a otro oncólogo para obtener una segunda opinión sobre su condición, algo que Burt hizo finalmente. El pronóstico era más o menos lo mismo, y Kurt sabía que tenía que involucrarse más y estar ahí para su padre y apoyarlo. Tenía que ser fuerte y optimista incluso cuando a veces por dentro se sintiese como si no pudiera serlo.
No cuando su padre era prácticamente todo lo que tenía y su vida estaba en peligro. Porque, a la hora de la verdad, el cáncer era una enfermedad potencialmente mortal.
Adenocarcinoma. Con tan solo pronunciarlo hacía que la piel de Kurt picase por la inquietud.
Tuvieron que esperar 6 semanas después del diagnostico para ser capaces de comenzar con la radioterapia. El propósito de esta era tratar de reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía. Era un procedimiento estándar pero Kurt desearía que no tuviesen que esperar en lo absoluto, con solo imaginar al tumor creciendo dentro de su padre lo hacía enfermarse de preocupación.
Kurt hizo todos los arreglos necesarios para mudarse de New York, tomando permiso para ausentarse en el trabajo y agradeciendo ser capaz de organizar las cosas para que pudiese empezar en NYADA el próximo semestre de invierno. No le importaba perder un año, ya no.
Así que se mudó de nuevo a Lima para estar con su padre, y cada 2 días, semana tras semana, Kurt lo había conducido una hora y media para llevarlo a la Clínica Cleveland, uno de los mejores hospitales para el tratamiento de cáncer en el país.
Cada sesión tomaba alrededor de una hora, y Kurt siempre se sentaba en la sala de espera, esperando pacientemente que su padre saliera. Las primeras veces, él salía como si nada hubiese pasado, y por eso Burt le decía que se estaba preocupando por nada, que estaba bien y que podía manejar esto por sí mismo, que Kurt debería volver a New York, pero Kurt era terco y no se iba a ir a ninguna parte. Quería estar ahí para su padre, sabía que este lo necesitaría, y después de la tercera sesión de radioterapia, Kurt supo que tomó la decisión correcta.
La radiación empezaba a lastimarlo, e hacía su piel irritable, haciéndole doloroso el sentarse. Llevarlo todo el recorrido hacia Lima estaba fuera de cuestión, y Carole no podía llevarlo todos los días cuando ella tenía que trabajar. Así que sin importar lo terrible que era la espera, Kurt sabía que no había otro lugar en el que preferiría estar.
A pesar de que era muy joven cuando pasó, Kurt todavía recordaba lo impotente que se sentía después del accidente de su madre. Habían estado esperándola afuera por días, esperando que su madre despertara del coma, pero ella nunca lo hizo, y Kurt nunca tuvo la oportunidad de decir adiós.
A pesar de que sabía que la situación de su padre era diferente, Kurt no podía evitar tener ese pequeño miedo en su mente, de algo malo pasándole a su padre mientras que él estaba lejos y sin poder estar ahí para él.
Miró su teléfono para ver la hora; dándose cuenta que habían pasado solo 40 minutos. Su teléfono estaba casi muerto porque había estado jugando con él para distraerse. Las viejas revistas que yacían en la pequeña mesa de la esquina eran poco atractivas y no había nadie a su alrededor para tener una pequeña plática.
Observó al otro lado de la sala y notó a un hombre sentado en la última fila de sillas. Kurt se dio cuenta que nunca lo había visto antes. El hombre parecía estar en sus 50', era alto y estaba bien vestido con un traje de negocios, leyendo algo en su iPad. Lentes gruesos cubrían sus ojos pero Kurt claramente podía ver la mirada severa en su rostro. Kurt no quería mirar, pero había algo acerca de él que Kurt no era capaz de reconocer. Su rostro lucía familiar, pero Kurt estaba seguro de que no lo había visto antes, al menos no en el hospital.
Después de un tiempo en el que solo lo miró, Kurt se dio cuenta de que quizás el lo había atendido mientras trabajaba en Lima Bean. Era una idea descabellada, ya que estaban muy lejos de Lima, pero de todas formas, Kurt no podía evitar su curiosidad. De cualquier manera, el hombre estaba sentado lejos de él y Kurt no iba acercarse a él como un loco, así que decidió levantarse y dirigirse a la cafetería, en su lugar. Todavía tenía unos 20 o 30 minutos para estar allí, y podía utilizarlos para tomar un café.
Caminó a través del hall y fuera del edificio, el sol estaba brillando fuertemente y se quedó allí por un tiempo, disfrutando de la sensación de los cálidos rayos del sol. Era un frío día de Enero, y había un poco de viento. Kurt se estremeció mientras se aferraba a su chaqueta y empezaba a caminar hacia la cafetería.
Se sentó allí por un rato, con un café caliente y un scone en su mesa mientras perdía el tiempo con su teléfono nuevamente, incluso cuando la batería amenazaba con morirse constantemente. Él leía sus mensajes de texto y no podía evitar sentirse en conflicto.
Blaine había estado enviándole mensajes, incluso más ahora que sabía que Kurt estaba de vuelta en Lima y claro, Kurt se las había manejado para perdonarlo por el engaño, pero eso no significaba que fuese fácil para él ser su mejor amigo de nuevo. Blaine estaba demasiado entusiasmado acerca de todo, de cada vez que hablaban o se enviaban mensajes, y Kurt simplemente no sabía qué hacer.
Últimamente Blaine le había estado enviando mensajes de texto, preguntándole sobre su padre, y bueno, era lindo que se preocupara por él, así que Kurt contestaba los mensajes educadamente con pequeños detalles acerca de cómo iba el tratamiento. No podían saber nada hasta que terminaran con la radioterapia sin embargo, así que nuevamente, todo lo que tenían que hacer era esperar.
"Recuerda, estoy aquí para ti si necesitas algo :)"
Kurt miró las palabras en la pantalla de su teléfono y suspiró. Ojala las cosas fueran así de simples.
Él decidió volver a la sala de espera, así que se levantó, con la taza de café en mano, y empezó a caminar hacia la sala de oncología. Había unos cuantos bancos a lado de las puertas en la entrada, y algo allí capturó su atención.
Había un chico, sentado allí, encorvado con los codos apoyados sobre las rodillas, y estaba usando la gorra de Dalton. Lentamente, Kurt decidió acercarse y ver si podía descifrar de quién se trataba.
Figura delgada, piernas largas, cabello rubio que sobresalía por la parte posterior de la gorra, no le tomo mucho tiempo darse cuenta de quién era. Kurt se preguntó por un momento si podría darse la vuelta hacia la otra dirección antes de ser notado pero justo en ese momento el chico se dio vuelta para ese lado y lo vio, con los ojos verdes abiertos y claramente sorprendido de ver a Kurt tanto como Kurt estaba sorprendido de verlo a él.
"¿Kurt?"
"Sebastian, hola." Dijo sonriendo torpemente, dando unos pasos hacia adelante. "¿Qué estás haciendo aquí?"
Sebastian frunció el ceño y parecía estar perdido en sus palabras por medio segundo antes de responder.
"Um… Podría preguntar lo mismo sobre ti." Respondió Sebastian rápidamente, su sonrisa era apretada y quizás un poco nerviosa.
La situación era lo suficiente incómoda, pero Kurt no podía percibir mala voluntad de parte de Sebastian. Este no parecía molesto, como las otras veces que se habían visto antes. En todo caso, Sebastian lucía cansado. Y así que Kurt decidió contarle –él ya estaba ahí, después de todo– y un poco de conversación no lastimaría a nadie.
"Estoy aquí con mi padre…" comenzó Kurt, sentándose en el otro lado del banco. "Le diagnosticaron cáncer de próstata… y está siendo tratado aquí."
Sebastian simplemente asintió, con los labios apretados y una mirada comprensiva en su rostro. "Lamento escuchar eso," fue todo lo que dijo, mirando alrededor del estacionamiento antes de volverse hacia Kurt.
"¿Qué hay de ti?" preguntó Kurt rápidamente, esperando poder comenzar algún tipo de conversación, realmente estaba curioso acerca de la razón por la cual Sebastian estaba ahí, justo fuera de la sala de oncología. Vio un rastro de pánico en los ojos de Sebastian ante la pregunta, pero se recompuso rápidamente.
"Oh, estoy aquí con mi padre también pero… es solo para hacerse chequeos y esas cosas." Dijo, encogiéndose de hombros.
Justo en ese momento, fueron interrumpidos por el teléfono de Kurt empezando a sonar.
"¿Papá?"
"Hola, muchacho, ¿dónde estás?"
"Estoy afuera del edificio, ¿todo está en orden?"
"Si, acabo de salir."
"¿Ya? Eso es genial, papá… ¿estás en la sala de espera?"
"Si."
"Okay, um… Puedo traer el auto si quieres, y te recogeré aquí en los bancos."
"Está bien."
Kurt colgó y guardó su celular. Sebastian lo estaba mirando expectantemente.
"Ese era mi papá. Terminó por hoy, así que… yo-"
"Adelante, no te preocupes." Dijo Sebastian.
"Bien." Dijo Kurt, sonriendo torpemente mientras se levantaba del banco.
"Fue lindo verte, Kurt." Dijo Sebastian, para sorpresa de Kurt. "Buena suerte con tu padre."
"Um, gracias. Lo mismo para ti, adiós."
Mientras Kurt se alejaba y cruzaba el estacionamiento, no pudo evitar sentirse un poco extraño por la conversación. Esta era la primera vez que él y Sebastian se habían visto en meses, pero también estaba el hecho de que era la primera vez que habían sido corteses entre ellos.
Era una linda sorpresa a esta altura, pensó Kurt. Había estado dudoso acerca de la disculpa que Sebastian les había dado hace unos meses atrás, pero aparentemente de verdad sentía esa disculpa. Este Sebastian era diferente al chico arrogante e intrigante que le había desagradado tanto. Parecía tímido e incluso nervioso alrededor de Kurt. Kurt simplemente esperaba que no fuese porque él no estaba en nada con Blaine. No que importase, pero igual.
Kurt se río de sus propios pensamientos mientras entraba en su auto y prendía el motor. Manejo lentamente hacia la entrada del edificio, y mientras se acercaba notó que había otro auto estacionado allí. Lo que Kurt presenció en ese momento lo sorprendió.
El hombre que Kurt había visto en la sala de espera estaba ahí, saliendo del auto y ayudando a levantar a Sebastian. Abrió la puerta del pasajero para él cuidadosamente mientras Sebastian entraba, cojeando un poco y poniendo su mano derecha en su pecho. La expresión en el rostro del hombre ya no era severa como la que tenía en la sala de espera; era suave y llena de preocupación.
Kurt sintió algo en su estómago cuando se dio cuenta de lo que eso significaba.
Sebastian no estaba aquí por su padre. En realidad, era al revés. Él había visto al hombre en la sala de espera. No debía extrañarle que su rostro luciera familiar; Sebastian se veía igual a él. Definitivamente, él era el padre de Sebastian.
¿Qué demonios estaba pasando?
Muchas gracias nuevamente a Totoro-Pirate por dejarme traducir este hermoso fic y mil disculpas por todos los errores.
Muchas gracias por leer, y también gracias a los que comentaron el final de Not Enough se aprecia mucho, jaja. ¡Nos vemos!
