Todo a George R. R. Martin.
Respuesta al desafío de Trici.
I had never seen the sun
Las olas chocan contra las piedras, salpicando agua salada contra su cara. Jaime está acostado en la arena, cerca de la orilla para que cuando el mar venga, le moje los pies; Cersei está sentada cerca de su cabeza, no queriendo que se le moje el dobladillo del vestido.
― No seas tonta, recuéstate conmigo ―le dice Jaime con una sonrisa floja, pero ella, con su habitual obstinación, niega con la cabeza y le jala los cabellos dorados como venganza. Jaime se queja, pero no deja de sonreír.
Los jalones de Cersei se tornan caricias y los ojos se le cierran poco a poco, pero el encanto no dura mucho cuando una ola aun más grande los moja a los dos de los pies a la cabeza. Cersei grita y trata de arreglarse el cabello mientras Jaime se quita arena de los pantalones. Voltea hacia el castillo y la luz del sol lo ciega por un momento, para el momento en el que la vista le vuelve a la normalidad, se encuentra solo en la orilla del mar.
Cersei se encuentra junto a su madre, lady Joanna, quejándose de la arena en su cabello, su vestido, su cara y en otras partes que hace que Jaime le ruede los ojos, aun así, corre hasta donde están, no queriendo quedar afuera de la mirada de su madre. Los guardias de su padre se encuentran más atrás de su señora madre y Jaime se toma un momento para apreciar la espada en su cinto. Su madre le sonríe y le da la otra mano con la que no agarra a las de su hermana.
― ¿Te encuentras bien? ―le pregunta suavemente, Jaime nota que el embarazo le hace marcar las ojeras en la cara.
― Yo sí, pero parece que Cersei no ―dice y se ríe de ella mientras Cersei se sonroja furiosa. Su hermana trata de jalarle de los cabellos otra vez, pero él se desliza fuera de su alcance, todavía riendo.
― Jaime, vamos, deja a tu hermana tranquila, es su vestido favorito y el agua lo ha arruinado ―lo regaña lady Joanna mientras le quita un pedazo de alga de entre los mechones de cabello, Jaime para de reírse, pero por detrás del prominente estómago de su madre le saca la lengua a Cersei, a lo que ella también le responde.
Los tres se sientan en la arena, cerca de donde la playa deja de serlo, y cada uno se recuesta de su madre. Cersei toca el vientre de lady Joanna y suspira.
― Espero que sea un niño ―comenta, sin embargo, Jaime no sabe el por qué ella querría un hermano varón si ya lo tiene a él. Lady Joanna tararea feliz, asintiendo a las palabras de Cersei.
― Un heredero para lord Tywin, así Jaime puede hacerse caballero errante como Ser Duncan ―Jaime no escucha las palabras de su madre, sino que está más pendiente de Cersei, quien la luz le ha dado un halo por encima de su cabeza.
― Jaime va a ser solo mí caballero, madre, de nadie más...
La voz de Cersei se va con los últimos rayos del sol.
