Bueno… ¡Hola! ¿Cómo se encuentran hoy? Ojalá que bien ^^ Me presento, obviamente soy Chronophantasma, aunque si les interesa mi nombre real: es Sabrina. Bien, este vendría siendo mi primer fic, y uno que tengo muchas ganas de hacer ^^

Bien ¿De que tratará este fic? Pues… ¡Lean el Summary, que no tengo ganas de volver a explicarlo! xD No, ya, en serio, este fic será bastante oscuro… No me pregunten porqué, no quiero hacer spoiler –Silbando.

Sin nada más que decir, disfrútenlo, y si no les gusta… Pues que se le va a hacer :c

Disclaimer: Diabolik Lovers no es de mi pertenencia, todos sus personajes excepto "La Loba Negra" le pertenecen a Rejet

0-0-0-0-0-0-0-0-0-0

.

.

Prólogo: La Loba Negra.

.

.

Todos ustedes irán al infierno… Yo misma los enviaré allí

.

.

0-0-0-0-0-0-0-0-0-0

Un suave y delicado bostezo salió de los labios de Yui mientras abría los ojos lentamente, adaptándose rápidamente a la luz tenue de su cuarto al mismo tiempo que su cuerpo despertaba de su letargo. Había decidido tomar una pequeña siesta antes de tener que ir a la escuela nocturna, tenía que admitir que no se había acostumbrado al cambio horario tan repentino debido a su… Nueva vida. Suspirando se sentó en la cama, tenía que admitirlo que cuando se paraba a pensarlo aún todo esto parecía una locura… Básicamente vivía bajo el mismo techo que seis vampiros, todos con un solo objetivo en mente: Dejarla seca de sangre. Claro, ya había pasado muchísimo tiempo desde que se hizo esa revelación así que no le impactaba tanto, como también había pasado por muchísimas experiencias en esa casa tan tétrica… Pero tampoco podía decir que se había "Acostumbrado". Tenía demasiadas marcas en su cuerpo, clara señal de lo que esos seis hermanos habían hecho con su cuerpo básicamente cuando les daba la gana.

Soltando otro bostezo la joven miró la ventana, y al ver la falta de luz entró en pánico. ¡Ah, ya era de noche! Tragando saliva se levantó rápidamente de la cama, desordenando las sábanas en el proceso y corrió hacia su armario donde tenía guardada casi toda su ropa. ¡Tenía que apresurarse, o iba a llegar tarde a la cena! Y siempre que llegaba tarde cierto vampiro estirado la regañaba por un buen rato sobre como esa actitud era inaceptable, regaño que usualmente culminaba con él mordiéndole el cuello y drenándola… ¡No, no pienses en eso! Jadeando algo alterada tomó su uniforme rápidamente, dispuesta a vestirse… Solo que cuando se dio la vuelta para quitarse de encima la ropa que llevaba encima se encontró con un pequeño invitado no deseado. Ya se había acostumbrado a que varios de los hermanos se aparecieran en su cuarto sin que ella les dejara pasar, solo que este ser no era ningún vampiro con ganas de acosarla… De hecho, ni siquiera tenía forma humana.

No, esa pequeña criatura era un ser peludo muy chiquito, de una tonalidad grisácea y unos ojos negros que la observaba fijamente.

…Una rata.

.

.

.

—¡KYAAAAAA!

El grito de la rubia básicamente se pudo escuchar desde el otro lado de la mansión. La joven pegó un salto y rápidamente se subió nuevamente a la cama, alejándose lo más posible del roedor y tomando una almohada para abrazarla con fuerza, temblando. La rata la miró fijamente por unos segundos antes de volver a ignorarla, esta se paseó por la habitación como si le perteneciera, olfateando y moviéndose con astucia, tal vez andaba buscando algo… Comida, probablemente.

—Argh… Chichinashi ¿A qué viene tanto escándalo?

Yui se giró al escuchar la voz familiar y suspiró al ver a Ayato parado junto a su cama, con los brazos en jarra y frunciéndole el ceño, como si la estuviera reprimiendo por haber roto alguna pertenencia suya. La rubia sonrió algo nerviosa, ese era el efecto que tenía la presencia de cada Sakamaki en ella.

—A-Ah, lo siento Ayato-kun, pasa que… —No pudo terminar la frase ya que el pequeño intruso cruzó miradas con el vampiro, quien solo sonrió burlón al ver la causa de todo ese asunto.

—¿Tanto lío solo por una rata? —El pelirrojo caminó hacia el roedor y lo tomó por la cola sin rechistar, la rata le siseó con rabia y trató de morderlo y arañarlo, pero fue obviamente en vano ya que no alcanzaba ninguna parte del cuerpo del vampiro. Riendo con maldad Ayato caminó hacia la ventana abierta y sin pararse a pensarlo lanzó al animal fuera, el chillido que soltó siendo lo último que supieron de él antes de que desapareciera en la oscuridad del patio— Listo, problema solucionado.

Yui sonrió levemente, dejando la almohada en su sitio logró calmarse del susto que le había dado la rata. ¡No era su culpa, esos animales eran asquerosos!

—Muchas gracias, Ayato-kun. —Intentó levantarse de la cama, pero muy grande fue la sorpresa que se llevó cuando el mencionado se puso en frente de ella y la empujó contra esta nuevamente, acorralándola contra el colchón usando su cuerpo y usando sus brazos para bloquear su única ruta de escape.

—Ah, ah, ah. De eso nada Chichinashi, tu Ore-sama quiere algo a cambio. —Susurró él en respuesta, una sonrisa sádica plasmada en su rostro. La rubia tembló un poco, sacándole una risa ronca que envió un escalofrío por la espalda de la humana. Ayato adoraba esas reacciones que Yui obtenía cada vez que él le mostraba su dominancia, pero no era lo que más ansiaba de ella. No, era otra cosa… Abriendo la boca lentamente acercó sus colmillos al delicado cuello femenino, buscando perforarlo y beber su sangre. Ya estaba a solo milímetros de tomar su elixir…

—Ayato.

La voz de Reiji sonó desde la puerta de la habitación. El pelirrojo soltó una maldición, levantándose un poco para luego girarse y dirigir su mirada hacia el peliviolaceo, quien solo tenía una expresión irritable en el rostro, una que le decía en silencio "Deja de perder el tiempo"

—Te dije que fueras a despertar a Yui para que baje a cenar. —Continuó sin siquiera parpadear.

—Si, si, como sea —Respondió Ayato separándose de mala gana de la rubia, pero antes de levantarse le dedicó otra sonrisa que la hizo tragar saliva— Mas tarde volveré a reclamar mi premio… Chichinashi.

—Ayato. —Volvió a reprimir el otro vampiro, haciendo que el pelirrojo chasqueara la lengua y se fuera con las manos en los bolsillos, siendo seguido por el mismo Reiji que ni siquiera se paró a mirar a Yui.

Al quedar sola la rubia suspiró, mirando el uniforme que había dejado tirado en el piso. Con cuidado se levantó y lo dejó en la cama para vestirse, no tenía que llegar tarde… Tampoco es como si las acciones de Ayato hace minutos la hubieran molestado, ya se había acostumbrado a vivir así. Había aprendido a lidiar con el hecho de vivir sola con seis vampiros que querían beber su sangre en todo momento… Ahora todo lo que tenía que hacer era tratar de seguir adelante, cueste lo que cueste.

¿Qué tan difícil podía ser?

0-0-0-0-0-0-0-0-0-0

Las cenas en la residencia Sakamaki solían ser algo extrañas, y esta no parecía ser la excepción. Cada uno de los residentes estaba preocupado por sus propios asuntos… Yui parecía no estar preocupada por nada, Ayato comía con un aire de superioridad, Kanato de vez en cuando le decía algo a su oso de peluche, Laito hacía sus comentarios con doble sentido, Shuu estaba en su mundo gracias a sus audífonos, Subaru pasaba de todos y Reiji parecía ser el único interesado en el orden. Una noche normal en la casa, nada fuera de lo común.

—Nee, Bitch-chan… —Comenzó a decir Laito, ganándose la atención de la rubia— Podría jurar que te escuché gritar hace rato, como si… —Una risa salió de su garganta, causando que ella se ruborizara y negara rápidamente con la cabeza.

—¡P-Para nada, Laito-kun! Lo que pasó es que había una rata en mi cuarto…

—Una rata… —Murmuró Subaru sin dirigirse a nadie en particular— De hecho ahora que lo mencionas… Hay ratas en la casa. Vi dos cuando bajaba para cenar.

Reiji tomó algo de puré en su tenedor y se lo llevó a la boca, mirando al albino cuando tragó el alimento.

—Si hay ratas en la casa pues habrá que exterminarlas. —Afirmó el peliviolaceo con tono autoritario.

—Las ratas no son malas, solo son animales… —Comentó Kanato mientras colocaba a su peluche sobre la mesa— Además… A Teddy le gustan.

—Concuerdo con Kanato, sin mencionar que si se quedan las ratas entonces podré seguir oyendo gritar a Bitch-chan~ —Agregó Laito, levantándose de su asiento para caminar hacia Yui y tomarla del brazo— Aunque francamente prefiero que grites por otra cosa~

—Ah… L-Laito-kun… —Tartamudeó la rubia algo nerviosa por la obvia proposición que le había hecho.

—¡Oye, suéltala! ¡Ella es de su Ore-sama! —Exclamó Ayato hecho una furia, levantándose de golpe y tomándole le otro brazo a Yui para alejarla del castaño, quien solo rió ante su acción.

—Venga hermanito, creo que acordamos que la íbamos a compartir~

—¡No me importa, yo la vi primero! Así que recuérdalo, ella es… —El pelirrojo guardó silencio de repente.

El aire de la habitación se había vuelto mucho más tenso de repente, hasta Yui había notado eso. Los seis hermanos estaban completamente callados, incluso Shuu había abierto los ojos y se había quitado los audífonos, como si algo le estuviera obligando a prestar atención. Reiji se levantó con tono autoritario y Yui fue soltada, la rubia parpadeó y miró al peliviolaceo confundida.

—¿Eh? ¿Qué sucede? —Preguntó, Reiji la miró fijamente por unos segundos antes de dirigir sus ojos hacia una de las puertas del comedor.

—Hay un intruso en la casa. —Contestó el de gafas caminando hacia ella.

—¿I-Intruso? —Formuló la chica antes de que Reiji le dijera algo más.

—Sí, alguien entró a la casa. Yui, ve a tu cuarto y cierra la puerta. Nosotros nos encargaremos de encontrar y expulsar a este invitado no deseado.

La rubia jadeó antes de que los seis vampiros salieran del comedor, pero en direcciones separadas. Así cubrirían más terreno. Yui hizo lo mismo y se dirigió hacia su recámara, aunque podía jurar que había visto una figura de negro al final de uno de los pasillos, que luego desapareció rápidamente…

0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0

Ayato chasqueó la lengua mientras daba la tercera vuelta por la zona de la mansión que le había tocado investigar. Por un demonio… ¿A quién se le había ocurrido meterse en la mansión Sakamaki? ¿Y cómo lo había logrado? Porque la puerta de enfrente no se abrió en ningún momento, si lo hubiera hecho todo el mundo se habría dado cuenta. Quien quiera que haya logrado entrar tenía que haber conseguido encontrar una ruta alterna, porque por la puerta de delante no ingresó. ¿Qué demonios quería el intruso, de todos modos? Había que ser idiota para meterse de lleno en una casa repleta de vampiros hambrientos que no dudarán en chuparte hasta la última gota de sangre si los pones de mal humor, y tampoco es como si la casa llamara la atención de un ladrón o algo, porque por fuera parecía abandonada y que no había nada de valor dentro. Bah… Quizá era uno de esos sujetos que investiga las casas sin dueño para ver si se las pueden remodelar y vender a precios inflados, nada de qué preocuparse.

Caminó por el pasillo por enésima vez, aburrido y sin prestar mucha atención hasta que vio un poco de movimiento. Frunció el ceño al ver algo pequeñito en medio del pasillo… Otra rata más, que… ¡Por un demonio, encima no era cualquier rata, era la misma que había lanzado por la ventana! Apretó los dientes al reconocer al roedor, sentimiento que fue compartido ya que el animal le siseó apenas lo vio antes de salir corriendo en dirección contraria.

—¡Ven aquí, rata del demonio! —Exclamó siguiéndole el paso al animal. La persecución duró unos segundos hasta que este giró de repente, yendo hacia debajo de un tocador que tenía un espejo encima. El pelirrojo soltó una maldición y se agachó para mirar debajo del mueble, justo para observar como la rata se metía en una madriguera que en algún momento había cavado.— Carajo… ¡Está bien, que tú y tus amigos estén cómodos ahí dentro, pero en algún momento todos se largarán de aquí!— Chasqueando la lengua se levantó y se miró al espejo que tenía en frente… Solo que no se esperó ver que, justo detrás de su reflejo de chico guapo, seductor y sin lugar a dudas ardiente… Había una figura vestida completamente de negro junto a una capucha que ocultaba su rostro. Abrió los ojos sorprendidos, y apenas pudo reaccionar se dio la vuelta solo para sentir como le cogían del cuello con fuerza, y después de ser movido un poco fue estampado con fuerza contra la pared junto a un fuerte estruendo.

Bueno, había encontrado al intruso.

Ayato abrió los ojos lentamente, su visión se había vuelto un poco borrosa gracias al fuerte golpe que se llevó junto a la sorpresa de la aparente emboscada que ese invasor le había tendido. Le echó un buen vistazo al intruso, lo primero que logró notar fue el atuendo que llevaba. Estaba compuesto por una gabardina negra cerrada, una capucha del mismo color que estaba colocada sobre su cabeza, guantes también negros, botas de combate de color, exacto, negras… Todo en esa figura era negro a excepción de aquella máscara que llevaba puesta, de un color grisáceo y con una forma que simulaba ser un cráneo con lo que parecían ser gemas azules saliendo de las cuencas donde se supone que van los ojos. También había logrado ver lo que parecía ser la empuñadura de una espada salir de su espalda, debía tener la funda colgada en esta.

Entonces, si este intruso no era ni un ladrón, y llevaba un arma, entonces solo había una explicación posible a todo ese asunto: El individuo en frente suyo era un cazador de vampiros.

El pelirrojo llevó una mano hacia la muñeca de la mano que lo sostenía contra la pared y trató de quitárselo de encima, pero fue completamente en vano ya que esta ni se inmutó. Todo lo contrario, la mano aplicó presión contra su cuello, una silenciosa amenaza de que si no se mantenía quieto iba a perecer ahí y ahora.

—¿Dónde está? —Preguntó la figura misteriosa con una voz dura, demandante y… ¿Femenina? Eso lo sorprendió un poco. A fin de cuentas ese extraño intruso que había logrado escabullirse detrás de él y atraparlo con la guardia baja… Era una mujer.

—¿Q-Quien? —Replicó Ayato, le costaba un poco hablar por la fuerte presión que la cazadora estaba haciendo en su garganta.

—Cordelia.

Oír la voz de su progenitora le obligó a soltar un jadeo de sorpresa. ¿Qué tenía esta cazadora que ver con… La zorra de su madre? Carajo… ¿A quién más había cabreado? De todos modos no pudo evitar el darle una risa burlona como respuesta, a lo que la figura enmascarada inclinó un poco su cabeza en señal de confusión.

—Lo siento amiga, pero si vienes a hacer lo que creo que vienes a hacer entonces me temo que llegas un poco tarde. Ella ya está dos metros bajo tierra.

Hubo un silencio pesado durante un par de momentos, como si la cazadora estuviera tardando en procesar la información que Ayato le acababa de transmitir. Pareció aflojar un poco su agarre, y el vampiro creyó que esta sería su oportunidad de soltarse, pero rápidamente esta volvió a cogerlo con fuerza y estamparlo nuevamente contra la pared, sacándole un quejido de dolor.

—Estás mintiendo. —La figura de negro volvió a hablar con el mismo tono demandante de antes, al mismo tiempo que llevaba su mano libre hacia la empuñadura de su espada para desenfundarla lentamente. Ayato examinó la espada que salía con todo el detalle que logró apreciar. Era del largo de una Katana… Solo que se llevó otra sorpresa más al ver que la hoja no era de un color plateado como el de todas las otras espadas, sino que esta brillaba de un color rojo carmesí, y parecía irradiar un tipo de energía que no podía comprender. Ni siquiera sabía por qué, pero solo poner sus ojos encima de esa espada hacía que un sentimiento de pavor inunde su cuerpo. La cazadora llevó la hoja carmesí cerca de su cuello, y apenas hubo un poco de contacto esta pareció quemar su piel. Tuvo que ahogar un grito— Puedo sentir su esencia en esta casa. Sé que está aquí. Dime la verdad, o me aseguraré de que no salgas de aquí con vida. Ahora dime… ¿Dónde está Cordelia?

—Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí~? —La voz de Laito resonó en la habitación. La intrusa reaccionó acorde y rápidamente cambió la posición, atrapando a Ayato con el brazo para inmovilizarlo sin quitar la hoja de su cuello, poniéndolo en frente suyo para usarlo a modo de escudo por si los demás intentaban algo. Al otro lado estaban los otro cinco hermanos, observándola y tratando de leer sus movimientos— Normalmente aprobaría de que le hagas eso a Ayato-baka… Pero me temo que no podemos dejarte hacer eso~

Se formó un silencio atroz, ninguna persona atreviéndose a hacer nada. Finalmente, pasados un par de minutos, la cazadora metió una mano dentro de su gabardina para luego tomar algo que llevaba dentro y tirarlo al suelo. Una cortina de humo inundó el cuarto casi de inmediato, bloqueando la visión de todos los vampiros y haciéndolos toser de manera descontrolada. Ayato fue empujado al frente de inmediato, sin encontrar ninguna chance de balancearse y por ende cayó de bruces al suelo. El sonido de un cristal siendo roto resonó por todo el cuarto.

Cuando el humo se disipó, los seis vampiros intentaron buscar con la mirada a la cazadora… Pero ya no estaba, una ventana rota era la única evidencia que había de que alguna vez había estado allí.

—…¿Qué pasó? —Escucharon hablar a Yui, quien llegó corriendo y jadeó cansada por la carrera que tuvo que echarse para alcanzarlos.

—Yui, te dije que fueras a tu habitación. —La reprimió Reiji, cruzándose de brazos y mirándola con el ceño fruncido. La rubia tragó saliva y miró al suelo.

—Ah, yo… Lo siento, es que escuché golpes y pensé que algo malo había pasado. — Replicó la rubia, de seguro refiriéndose al ruido que había hecho Ayato al ser aplastado contra el muro.

—La loba negra estuvo aquí. —Comentó el peliviolaceo, ignorando lo último que había dicho la joven. Ayato se puso de pie y lo miró exigiendo respuestas.

—¿Loba negra?

—Ese es solo un apodo, supuestamente su nombre verdadero es Dabria… Pero se ganó ese apodo a pulso. Es una cazadora de vampiros, una muy talentosa. —Le informó Reiji, a él y a todos sus hermanos— Dicen que literalmente apareció de la nada y comenzó a asesinar vampiros por todas partes, donde sea que va… La muerte la sigue. Incluso dicen que su número de muertes es de más de 100.

—Tch… —Se quejó Ayato chasqueando la lengua— No me importa cuántos haya matado, va a pagar por haberme humillado de esa manera.

—¿C-Cien? —Tartamudeó Yui, sorprendida. ¿En serio esa mujer había logrado matar tantos vampiros?—Creen… ¿Creen que quiera ir… Tras ustedes?

—No lo sé, quizás esto solo haya sido un incidente aislado. Pero si de verdad tiene la mira puesta sobre nosotros… —Reiji se acercó a la ventana y miró fuera, pero lo único que vio fue la oscuridad de la noche— Entonces tenemos un serio problema en nuestras manos.

0-0-0-0-0-0-0-0-0-0

Y bien… ¡Aquí se acaba el prólogo! Me llevó un tiempito, pero me gustó el resultado final ^^

¿A ustedes les gustó? Espero que sí, mi objetivo ahora era tratar de hacer que nazca la intriga, y que se hagan preguntitas del tipo ¿Quién es Dabria y que conexión tendrá con Cordelia como para querer ir a darle caza después de tantos años? Solo un ejemplo xD

Bueno, sin nada mas que decir… Nos vemos en la próxima actualización~

~Chronophantasma.