¡Ni hao fandom de Osomatsu-san!

¡He vuelto con una nueva historia para ustedes! (Pero Aya psssss donde esta el cap de Mr. Matsuno!...) Si~ He estado ocupada y es difícil narrar una parte del cap de Choro °3°/

En fin, este fic es un tanto especial, pues que me gusta el salseo extremo este fic se vio obligado a existir por mis ansias de romance, salseo y bares (?

Este fic es un KaraIchi, OsoChoro y JyushiTodo. Pero comienza siendo KaraOso/Osokara, JyushiIshi/IchiJyushi, KaraTodo y un montón de parejas mas que se me ocurrirán en medio de la historia.

¡Por lo que solo me queda dejarle el primer (y aburrido) capitulo 1! ¡Les prometo algo mejor al capitulo dos!

Disclaimer: Osomatsu-san, no me pertenece, yo solo contribuyo al fandom.

Advertencia: Malas palabras, futuro yaoi. Posible Ooc, lamento las molestias.

Aclaraciones: Al principio las personalidades no se notan, pues cuando eres nuevo en algo no llegas a ser como cuando tomas confianza. Por lo que iremos a paso lento~


Rendezvous.

Capítulo 1: El Bar.

Eran aproximadamente las siete de la tarde pero no parecía como si fuese a haber una puesta de sol aquel día, pues el cielo estaba cubierto de nubes grises y espesas. Después de todo hoy comenzaban las temporadas de lluvia. Las personas mayores comenzaban a salir de sus trabajos, los estudiantes, abrigados más de lo común por las próximas lluvias, caminaban a sus hogares o a los de sus amigos para pasar el rato.

Desde arriba se podía apreciar como todas personas caminaban bajo sus paraguas, había uno que otro que lo había olvidado en algún lugar y que espera resguardarse de la lluvia, el ruido de los autos se escuchaba a lo lejos y la estación del metro comenzaba nuevamente a funcionar como de costumbre.

Pero nos vamos a fijar en un punto espacial esta vez.

En un pequeño establecimiento de dos pisos, se encontraban dos chicos de pie, mirando la estructura como si fuese una diosa. Más solo uno de ellos miraba el lugar con verdadero asombro. La cara del mismo paso de asombro a incredulidad.

Y es que Karamatsu no era de este tipo de "trabajos".

— Jyushimatsu ¿Estás seguro de esto? —hablo el de ojos azules, apuntando de manera nerviosa al pequeño local. Su acompañante le dirigió su mirada ámbar, mientras sonreía de una manera extraña y casi fija.

— ¡Karamatsu-san, es tu única oportunidad de conseguir un trabajo estable! Además tú me dijiste que te ayudara a buscar uno~ —le respondió de manera divertida, parecía que su tono de voz no podía ser tomado en serio.

Yes, I know but…No creí que tendría que llegar a… esto…—miro a Jyushimatsu de manera cansada.

— ¡Jaja! ¡No dramatices! No estas cometiendo un crimen —Jyushimatsu se estaba casi partiendo de la risa al lado de su amigo, el ver sus expresiones ante el lugar en que lo había traído era sumamente gracioso.

Pero a Karamatsu le seguí dando vueltas aquel empleo.

— Jyushi… ¿¡Porque de todos los lugares, tenías que trabajar en un bar-gay!? —lo soltó finalmente. Algunos peatones se giraron a verlo con una expresión de extrañeza. Seguro pensaban que estaba loco.

— Bar-gay a medio tiempo, en el día es un restaurante normal~—le dio como si fuera la cosa más normal del mundo.

— ¿¡Y por qué no trabajas de día!? —le pregunto con una cara algo exasperada.

— ¡Por que no podría jugar beisbol! —respondió con una amplia sonrisa.

Vale, no valía la pena preguntarle el por qué tenía ese empleo, ni el por qué lo quería a él ahí.

Jyushimatsu era Jyushimatsu.

— ¡Además, me debes ocho años de amistad, así que lo menos que puedes hacer, es trabajar conmigo! —Karamatsu suspiro, mirando a su "mejor amigo", quien sostenía un paraguas amarillo entre ellos, con la mirada desorbitada y una sonrisa alegre.

Sonrió en un acto de reflejo.

Ocho años en verdad no pasaban en vano.

Volvió a dirigir su mirada al local que tenía en frente. Leía el cartel que resaltaba con luces de neón.

"Rendezvous"

Suspiro, recordando que lo había llevado a estar en esa situación tan vergonzosa. Oh bueno solo para él, Jyushimatsu parecía estar partiéndose de la risa con las caras que ponía.

Ocho años.

Jyushimatsu y Karamatsu eran amigos desde que tenía memoria, fueron a la escuela juntos, jugaban en casa del segundo e incluso debido al parecido que tenían de niños solían gastarles bromas a los adultos. Todo cambio cuando cumplió catorce años, tuvo que mudarse por el trabajo de sus padres a Estados Unidos, no quería irse pero tuvo que ser así. Se prometieron volver a verse, hablarse cada vez que tenían la oportunidad y mandarse cartas.

Y así fue.

Llamadas cada vez que podían pues llamar al extranjero era bastante caro y ellos eran unos niños, una carta cada mes con fotos y a veces regalos en algunos paquetes. Era una amistad bonita.

Y ahora, Karamatsu había vuelto, la promesa de volver a verse ya se había cumplido aun cuando le hubiera llevado ocho años.

— ¡Entonces entremos! Mi lugar de trabajo es en el segundo piso y si pasas la prueba, también será el tuyo —hablo el castaño entrando por la pequeña puerta de entrada.

I'm going...little Jyushimats…—y es que no quería entrar, de hecho no quería trabajar en ese lugar. Pero tenía que hacerlo si quería sobrevivir en la ciudad.

Karamatsu volvió a Tokio, Japón, pues ya tenía suficiente edad y dinero ahorrado como para pagarse un boleto hacia su país natal. Pero al volver y no tener donde quedarse, Jyushimatsu como buen amigo de la infancia le ofreció compartir su apartamento con el hasta que pudiera conseguir un trabajo estable y vivir por su cuenta. Acepto, pero al segundo día de llegado a la ciudad, comenzó buscar trabajo como un condenado, no encontrando ningún trabajo de medio tiempo que le ayudase a sustentarse lo suficiente.

Aun cuando Jyushimatsu le dijera que todo estaba bien, Karamatsu no quería ni pensar en aprovecharse de la amabilidad de su mejor amigo, no podía serle una carga. Por lo que cuando el de ojos azules ya iba a rendirse, Jyushi le ofreció que trabajaran en el mismo lugar.

Le había hablado sobre lo mucho que le gustaba su trabajo de guardia de seguridad, en un pequeño bar en Tokio. Y como no tenía más opciones, decidió que podía ser una buena idea.

Sí, claro.

Y ahora estaba ahora, subiendo unas escaleras metálicas hasta un segundo piso, esperando un trabajo muy poco ético.

En un bar-gay.

— En serio no quiero hacer esto…—lloriqueo el mayor, el menor solo rio de manera sonora.

— Tranquilo, el trabajo es sencillo, tú me hablaste de como tu padre, Matsuzo-san te había enseñado algo de este oficio, deberías sacarle provecho a "ese" talento nii-san~ —bueno el "nii-san" estaba de más, no eran hermanos, pero se conocían desde hacía tantos años que a Jyushimatsu se le había quedado grabado en su memoria aquella muletilla.

— Ser bar-man en este lugarno me parece muy cool, brother…—su padre había sido un barman en su juventud, enseñándole algunos trucos a la hora de hacer uno que otro trago. Pensó que algún día podría utilizar esas enseñanzas para impresionara algún amigo o a alguna dama bonita.

No a un montón de hombres.

Miraba hacia todos lados, el primer piso había sido un restaurante común, pero no quería ir al segundo.

En serio, no quería.

No le desagradaba para nada esos lugares, de hecho el respetaba a todas la personas por cómo eran, pues nadie tenía el derecho de juzgar a otro solo por sus gustos sexuales. Pero había que admitir, que existía una gran diferencia entre respetar y trabajar en lugares como esos.

Pero estaba desesperado.

— ¡Te dije que te calmes! ¡No es tan malo! Los trabajadores son buenas personas, te van a agradar mucho, te lo aseguro —aseguro el oji-ámbar, pero Karamatsu no se lo decía por eso.

— Pero es un-

— ¡YA LLEGAMOS! —anuncio el oji-ámbar, pateando la puerta negra que decía "Puerta de servicio", como si se tratase de su propia casa. Karamatsu lo miro con una sonrisa nerviosa.

Miro aquel segundo piso, era más grande de lo que aparentaba, el suelo era de piso vinílico color café, habían algunas mesas dispersas por el lado derecho y más pegados a los grandes ventanales blancos, habían algunos sillones de color rojo con sus respectivas mesas. Supuso que se debía pagar un poco más por estar en esa zona. En el lado izquierdo estaba la barra de bebidas, con algunos asientos en la misma. Junto a ellos había una puerta que un letrerito blanco que rezaba en letras doradas, "cocina".

Lo que le llamo más la atención fue aquel pequeño escenario frente a las sillas, tenía cortinas rojas y un piano de color negro en un rincón con el piso más elevado.

Pronto, un sujeto vestido de camarero, acomodando el pequeño delantal negro en su cintura, se acercó a su amigo con una sonrisa gatuna.

— ¡Oh, Jyushimatsu-kun! llegas temprano —hablo el chico de apariencia juvenil, no importándole el que su mejor amigo casi rompiera la puerta de una patada, como si fuera un ritual diario el que Jyushi llegara así. Pronto los ojos del muchacho se fijaron en Karamatsu, logrando que este se tensara por la mirada penetrante que le daba— ¿Quién es tu amigo?

— ¡Él es Karamatsu, mi mejor amigo! ¡Viene por el empleo de barman! —dijo Jyushimatsu a toda voz, menos mal que aún no había clientes en aquel lugar. Seguro que los habría asustado.

— ¿Tu mejor amigo? —puso una cara de concentración, arrugando el entrecejo para recordar aquellas palabras. Soltó un "ha" mientras golpeaba su puño con su otra mano abierta— ¡Ah! ¿¡Él es el chico de las cartas dolorosas!? —señalo el de ojos rosas.

— ¿¡Dolorosas!? —sintió como su corazón se hacía añicos. El quien le había escrito cartas poniéndole todos sus sentimientos en ella, rociándolas con perfume y poniendo las estampillas más lindas que encontraba. Le dirigió una mirada de perrito a medio morir a su mejor amigo, quien nervioso miro a otro lado.

— A-a-a…yo… ¡No se dé que me hablas! —se hizo el desentendido poniendo una mirada extrañamente afilada. Karamatsu se juró interrogarlo cuando llegaran al apartamento del menor— ¡Como sea! Karamatsu nii-san, él es Todomatsu, trabaja aquí como camarero —le presento con alegría.

Todomatsu era un joven de apariencia delgada, ojos de un tono rasado claro con largas pestañas en ellos, tenía el cabello oscuro y facciones finas. Si no estuviera vestido como un chico en este minuto, Karamatsu hubiera apostado a que era una mujer de cabello corto. Seguro la falda se le veía muy bien.

¿Por qué pensó eso?

Sacudió su cabeza ante esos pensamientos extraños.

— Es un placer Karamatsu-san, Jyushi-kun nos ha hablado mucho de ti —le tendió la mano de manera amistosa.

— Hm…El placer es mío Todomatsu-san —dijo aceptando el apretón de manos, le parecía una persona agradable, aun que tenía una boca peligrosa.

Sus ojos rosas viajaron de manera fugaz a través del cuerpo contrario.

Nada mal.

— ¡Quita el "san" me siento viejo y no lo soy~!—sonrió de forma tierna, soltándole la mano con suavidad.

Se formó una extraña aura entre los dos, algo que incomodo un poco al de ojos azules.

— ¿Totty sabes dónde está el jefe? —Jyushimatsu irrumpió en el aura formada como si no le afectase en lo absoluto. Todomatsu puso una mueca algo más desanimada luego de aquella pregunta.

Karamatsu se preguntó a qué se debió ese cambio tan brusco.

— Mmm… Parece que aún no ha esta por aquí, yo he llegado hace poco así que no estoy muy seguro —se encogió de hombros, mostrando una sonrisa nuevamente— Pregúntale al resto o de lleno ve a su oficina. Yo debo ir a buscar unas cajas al almacén en el sótano, Nekomatsu no está de turno hoy y me toca todo el trabajo pesado —suspiro de forma cansina.

¿Nekomatsu? ¿Qué clase de nombre era ese? Karamatsu se preguntaba a cuantas personas extravagantes tendría que conocer si trabajaba en ese lugar. Aunque parecía que no tendría que preocuparse por el hoy.

— ¿¡Eh!? ¿No vino hoy? Que lastima quería presentarle a Kara…—dijo con un tono algo decepcionado, mientras Karamatsu a su lado solo parpadeaba confundido. — De todas maneras ¡Gracias Totty! ¡Te iré a ayudar luego! —tomo del brazo a su mejor amigo y lo arrastro hasta el fondo del bar ante los pequeño reclamos de Karamatsu.

Todomatsu les vio irse al fondo, mirando fijamente al de ojos azules.

— Las noches serán más divertidas desde ahora —dijo para sí mismo, soltando una ligera risa. Continúo su camino hasta el sótano.

Jyushimatsu le arrastro hasta el fondo del lugar, donde dos sujetos salieron discutiendo desde atrás del pequeño escenario. Pararon al sentir aquella discusión tan extraña. Su mejor amigo en ningún momento borro su sonrisa.

— ¡Osomatsu te digo que vamos a tocar la primera! ¡Y punto! —reclamaba un chico de traje negro, corbata verde y ojos del mismo color. Traía unos papeles en las manos, los cuales apretaba de manera furiosa.

— ¡Pero la segunda es más bonita y atraerá más clientes! ¡Estoy seguro! —aseguraba la segunda persona en salir desde atrás. Tenía los ojos rojos y usaba un elegante traje blanco algo ajustado.

— ¿¡Quién se murió y te hizo el líder!? —se volteo para encáralo con una expresión de furia.

— Yo soy quien canta la canción, yo escojo ¡Así funciona! —sea punto así mismo, mientras el de ojos verdes se acercaba al piano de color negro.

— ¡Agg! ¡Eres un idiota! —grito exasperado, golpeando las teclas del piano.

— ¡Pero soy tu idiota favorito~! —se rio el de ojos rojos, logrando ganarse un golpe en la cabeza de parte del oji-verde.

— ¡Osomatsu-san! ¡Choromatsu-san!—pregunto Jyushimatsu, metiéndose de lleno en la conversación. Karamatsu miraba la escena de manera divertida— ¿Mama y papa pelean de nuevo por la música?

— ¡No somos pareja! —se quejó el de ojos verdes, siendo pasado por alto por el mayor de los cuatro presentes.

— ¡Jyushi-kun! ¡Llegaste más temprano hoy! —"saludo" aquel al que escucho llamarse Osomatsu.

— Siii~ Es que hoy vengo a enseñarle a mi mejor amigo mi lugar de trabajo, a ver si también le consigo el empleo —le respondió el de ojos ámbar, mientras empujaba a Karamatsu hacia adelante para que se presentara.

Se sintió como una pequeña muñeca de trapo a la que mandaban hacia todos lados.

— ¡Oh! ¡Es el amigo del que nos hablaste! ¡El de las cartas horriblemente pegajosas! —el de ojos rojos recordó algunas fotos y cartas que le había enseñado su querido guardia de seguridad. El recién llegado lloro internamente, mientras su mejor amigo se disculpaba muchas veces en su mente. — En todo caso, es un gusto Karamatsu-kun, mi nombre es Osomatsu, soy uno de los cantantes de este lugar~

Un cantante bastante confiado ante sus ojos.

— Osomatsu-san, no pierdas las notas de vista —le menciono su acompañante. Osomatsu se giró a él con una mueca molesta.

— Eres un aburrido Choromatsu ¿¡No ves que estoy saludado!?

— No seas imprudente —el llamado Choromatsu, le dio un pequeño golpecito a Osomatsu, quien solo se quejó haciendo un berrinche— Mi nombre es Choromatsu, es un placer Karamatsu-san y por favor, ignore a este idiota.

— A no…no es nada, supongo ¡Un placer Choromatsu-san! —se presentó, sintiendo como las palabras se le quedaban en la boca. El tal Choromatsu era una persona tan correcta que daba algo de miedo tratar de hablarle.

— No pongas esa cara de miedo, cuando lo veas en sus "mejores momento" pierdes respeto por el ¡Como esa ves que encontré su altar hacia una chica 2D! —rio el traje blanco.

Jyushimatsu y Karamatsu comenzaron a sentir un aura oscura que emanaba desde atrás de aquel oji-rojo.

— Te matare…

El de ojos ámbar le tapo los ojos a Karamatsu y este a Jyushimatsu, el primero porque sabía cómo sería aquella masacre, el segundo porque se lo esperaba al sentir ese escalofrió en su espalda. Se escucharon gritos, patadas e insultos por algunos minutos hasta que todo quedo en silencio y se destaparon los ojos.

Osomatsu estaba sentado al borde del escenario con la ropa algo descompuesta, mientras que Choromatsu tenía la ropa arrugada y algunos raspones que deberá cubrir con maquillaje. Claro no podían hacer mucho si pronto tendría función.

Karamatsu estaba seguro que a la salida de ese lugar, se matarían entre ellos.

El de ojos verdes, carraspeo para llamar la atención del chico nuevo y su guardia de seguridad.

— Así que vienes por el trabajo…—Choromatsu ya más calmado, se sentó en asiento del piano, mientras que

— ¿El de bar-man? Uhhh~ Desde que Hijirisawa Shonouske dejo el negocio nadie ha vuelto a ser el bar-man—los ojos rojos de Osomatsu lo examinaron con rapidez— Aunque con el aquí…estoy seguro de que los hombres los amarían en la barra~

Al oji-azul le recorrió un intenso escalofrió en la columna.

— Jum…G-Gracias, Osomatsu-san… —prefería pensar que era un alago. El de ojos rojos le sonrió mientras tomaba una de sus manos entre las suyas.

— No este nervioso, no es como si les fueras a bailar la macarena ¡Ese es el trabajo de los que estamos en el escenario! —se burló el castaño, logrando que el de ojos azules sonriera un poco, sintiéndose algo más cómodo que al principio.

Mientras estos dos reían de las bromas de Osomatsu, Jyushimatsu aprovechaba para preguntarle a Choromatsu sobre el jefe. Aun que el de ojos verdes no pareció tener alguna idea, pues todo ese tiempo estuvieron discutiendo sobre que canción tocarían esa noche. El de cabellos castaños afilo un poco la mirada mientras ponía una de sus mangas cerca de su boca, como si estuviera pensando en algo.

— ¡No te fíes de él, es un demonio con cara de ángel! —le dijo Osomatsu, hablándole sobre aquel chico de ojos rosas que se habían encontrado antes. Pues Karamatsu le había preguntado acerca de sus compañeros de trabajo.

— ¿En serio está bien que se refiera así a sus compañeros? —pregunto Karamatsu con una sonrisa ladina.

— Si~ Porque es nuestro pequeño demonio~—rio de manera tonta mientras balanceaba sus piernas en el borde del escenario.

Osomatsu hablaba sin rodeo alguno, incluso a Karamatsu le pareció algo sin vergüenza su manera de actuar, pero supuso que era algo a su favor. Era divertido estar con él, aun cuando recién se conocían sentía que podía hablar con el oji-rojo de manera completamente normal y tener una conversación fluida. En parte le alegraba, pues en Japón no tenía con quien más hablar que con Jyushimatsu.

Este último, bajo de un salto del escenario en dirección a su amigo, tenía una pequeña mueca en forma de puchero. No parecía haberle ido bien con su "misión autoproclamada"

— ¡Karamatsu-kun! Choromatsu-san dijo que no sabe dónde está el jefe, así que tendré que llevarte a su oficina y-

— ¿A quién debes llevar a mi oficina Jyushimatsu-san? —pregunto una voz más suave y grave proveniente de sus espaldas.

Ambos se giraron, uno que más brusquedad que el otro.

Tras de ellos había un sujeto de mirada caída, cabellos castaño grisáceo, piel algo blanca y usaba un elegante traje color gris. Se veía como un hombre importante, como si hubiese sido heredero de la fortuna más grande de todas. Si incluso su aura te decía "Mi auto vale más que tu vida".

— ¡Jefe! —grito Jyushimatsu, mientras reía como de costumbre.

¿¡Ese era su jefe!? ¿¡De verdad!?

— ¡Atsushi-san! No le oímos entrar~—rio el de traje blanco— ¿Estaba acosando a Todomatsu bajo la escalera~?

No podía ser solo el quien pensara que eso no estaba bien. En verdad que no.

¿¡Qué clase de persona le hablaba a si a su jefe!?

— Osomatsu-san, usted tendría que estar ensayando y no haciendo el vago ¿Ya se aprendió la nueva canción que escribió Hana-san? —dijo con un tono calmado, pero con un pequeño tinte amenazante. Osomatsu pareció nervioso por unos segundos, pero se recompuso inmediatamente.

— He he~ ¡Es que teníamos que saludar al futuro miembro del bar! —se excusó el de ojos rojos, mientras se subía complemente al escenario. Choromatsu pensó en que por esta, el nuevo le había salvado de una regañada mortal por parte de su jefe.

— ¿Futuro miembro? —el llamado Atsushi, busco con la mirada a él infiltrado, dando de lleno con Karamatsu quien estaba justo al lado de su mejor guardia— ¿Quién eres?

— ¡Ah! L-l-lo siento mucho señor, soy Karamatsu. Lamento irrumpir en su… bar —eso ultimo lo dijo desviando la mirada, pues aún le costaba digerir la idea de que estaba en un bar-gay.

— O no te preocupes, solo estoy sorprendido —sonrió levemente— Soy Atsushi, el dueño del Rendezvous, es un placer Karamatsu-san —dijo dándole un ligero apretón de manos.

Fue ahí cuando el guardia vio su oportunidad de conseguirle el trabajo a Karamatsu.

— ¡Atsushi-san! ¡Karamatsu-kun viene por el empleo de bar-man! —levanto la mano como si hubiera obtenido el permiso para hablar— Él es mi mejor amigo venido desde Estado unidos y sabe hacer muchas cosas con las bebidas ¡Así que por favor dele una oportunidad!

Karamatsu comenzó a escucha como su mejor amigo hablaba sobre las maravillas que hacía con los tragos. Se maldijo por haberle enseñado en su apartamento, algunos trucos que su padre le había enseñado, incluso la de los shots de vodka coloridos.

Lo curioso era que él ni siquiera ingería alcohol en demasía.

— En realidad… yo solo…—trataba de excusarse entre las palabras que soltaba el de cabello castaño. Pero parecía que no le oirían por ningún motivo.

— ¡Oh! ¿En serio quieres el empleo? ¡Hace mucho que busco a uno, pero nadie nunca se ofrece! —y ya veía por qué. Él era el único que se debió presentar en meses y ni siquiera fue por voluntad propia— Si de verdad lo quiere, yo no tengo ningún problema, incluso hay algunos manuales para algunos tragos que podrían servirte en caso de que uno se te olvide.

Lo tenía todo tan malditamente preparado. A este paso, ya solo le faltaba firma su sentencia de trabajo.

— ¡Ves Kara! ¡Podemos trabar juntos! ¿No es genialestrike? —sus ojos brillaban más de la cuenta e incluso había usado esos juegos de palabras tan extraños que poseía.

— Bueno la verdad es que… ¡Q-Quiero ver como es primero y como funciona! —no, no quería decir eso, pero la cara de alivio que traía el "jefe" del bar, parecía poder con él. Se maldijo internamente por ser débil ante quien necesita ayuda. Aunque siempre podía tratar de mentir con que no le gusto la rutina e irse para no volver.

Si, era buena idea.

— Eso significa que tendrás que quedarte y mirar cómo trascurre todo ¿Estarás bien con eso? —pregunto Atsushi.

— ¡Yes estará bien por mí! —respondió efusivamente, mientras Jyushimatsu le miraba con una sonrisa brillante.

El de verdad quería trabajar con su mejor amigo a su lado. Se veía divertido poder tener a alguien más de confianza con él.

No podía esperar a poder presentárselo a su otro amigo del bar, seguro y se llevaban bien.

— ¡Entonces si vas a quedarte hoy puedes escucharme en el escenario! —salto repentinamente Osomatsu a la conversación — ¡Estoy seguro de que luego de escucharme no dudaras ni un segundo en querer quedarte! —se señaló.

— Presumidomatsu… —murmuro por lo bajo el de ojos verdes, ordenando sus notas con una mueca de disgusto.

— Envidiosomatsu… —susurro el, pues le había escuchado.

Ambos se voltearon furiosos y comenzaron a gritarse como si fueran un matrimonio fallido. El de ojos azules pensaba que si trabaja en ese lugar, debería acostumbrarse a esa rutina.

La noche comenzó a trascurrir y cuando menos se lo esperaba el lugar ya estaba lleno, tanto en la barra como en los asientos, incluso había persona de pie, cotilleando entre ellos. Aunque fuera uno de "esos" bares, se veía muy animado.

Karamatsu estaba apoyado en la fría pared junto a su amigo, quien traía un uniforme de guardia. Por alguna razón ponía una cara tan dura que al de ojos azules le daba hasta risa verle, pues nunca imagino que usaría una cara tan graciosa para su trabajo.

Pronto el espero que conoció en un principio se les acerco trotando.

— ¡Todomatsu! —grito Jyushimatsu, quitándose toda la seriedad como si nada. El mencionado le sonrió de vuelta.

— ¡Jyushi-kun! ¡Karamatsu-san! Osomatsu me dijo que ya era hora de su función y que debía avisarles —dijo el de ojos rosas, mientras se recargaba en la pared junto a Karamatsu

Hasta ese momento solo había sonado una pequeña orquesta de fondo, que si bien era cómodo, podía ser algo aburrido.

— ¿Cómo es Osomatsu-san en el escenario? —pregunto el más grande de los tres.

Los menores se miraron entre ellos y le miraron con una cara seria.

— No te enamores de el —dijeron al mismo tiempo.

Hubo una especie de tensión por algunos minutos, hasta que los tres se largaron reír en ese mismo lugar.

— ¡Me asustaron! —dijo entre risas. Él no se enamoraría de un chico, creía ya tener su sexualidad definida desde que tenía quince o dieciséis años.

— ¡Lo siento pero es cierto! Osomatsu-san tiene una voz muy bonita que ha enamorado a muchos —sonrió de manera felina el menor de los tres.

— Tiene razón~—rio el de ojos ámbar.

Los tres cesaron sus risas cuando comenzaron escuchar algunos aplausos y silbidos.

Osomatsu y Choromatsu avanzaban al escenario de manera calmada.

— Oh~ Van a comenzar —susurro Todomatsu al mayor.

— Espero que Osomatsu-san no le cambie la canción al comienzo…—Karamatsu pego un respingo al sentir la voz del jefe cerca de él.

¿¡En que momento había llegado Atsushi!?

Choromatsu toco algunas teclas del piano, probándolo. Desde su posición se veía como todo un profesional. En cambio Osomatsu solo mantenía los ojos cerrados frente al micrófono.

Los abrió de manera lenta en cuanto comenzó cantar. Pronto el piano comenzó seguirle de manera lenta.

Reuniendo noche tras noche cual mariposa, con Rudeza y Belleza.

Sus palabras eran pronunciadas con un tono lento y hasta cierto punto seductor. Tenía una voz demasiado hermosa incluso para ser un chico. Choromatsu en el piano le seguía observando de vez en cuando sus notas sobre aquel piano negro y brillante.

Tristemente la luz llueve turbando el rostro;

Las personas se sonrojaban incluso cuando solo llevaba las primera letras de la canción, incluso el mismo pudo sentir su cara algo caliente. Ellos suspiraban o se susurraban cosas, seguramente dedicándose las canciones entre ellos u opinando sobre el cantante.

En el salón de baile se lleva a cabo nuestro último

Rendezvous…

Alargando la última nota, se ganó una pequeña, pero bien merecida, ovación por parte de su público. Incluso el mismo miro la escena con una sonrisa enorme, se había emocionado. La canción a partir de ese punto comenzó a ir de manera más rápida, añadiéndole algunos instrumentos de fondo.

Los tres miembros del bar, miraron al posible nuevo bar-man.

— ¿Y qué me dices? ¿Quieres el trabajo? —Atsushi le puso una mano en el hombro, mientras Jyushimatsu le miraba esperanzado.

Karamatsu fijo su vista en aquella mirada escarlata. La misma y brillante mirada que vio cuando se le presento. Este le miro desde el escenario y le saludo guiñándole un ojo de manera descarada.

Sonrió de vuelta.

— Lo quiero.


Al día siguiente Jyushimatsu ayudaba a Karamatsu a instalarse en la barra. Le habían dado un pequeño delantal negro con arbusto verde como logo. Le pareció algo original y "cool" aquel pequeño detalle.

— ¡Y estos son algunos libros! ¡Podemos comprar algunas bebidas en casa y podrás experimentar! —Jyushimatsu parecía más emocionado que el por ese nuevo trabajo. Atsushi había sido demasiado bueno dándole el empleo sin siquiera haber probado su habilidad antes.

Supuso que si estaba tan desesperado como para contratar al primero que se ofreciera.

— No es necesario my little Jyushimats, podre experimentar con los clientes ¿Right? —la verdad era el que mayor no quería tener que tomarse los tragos después con su amigo. Estaba seguro que si tomaban demasiado ninguno podría si quiera pararse al día siguiente.

— ¡Bueno tienes razón! —dijo de manera alegre.

La puerta de servicio hizo aquel chirrido que hacia al abrirse. Jyushimatsu asomo su miraba olor ámbar para ver quién era, como cualquier persona curiosa. Pronto esta misma se ilumino, como si le hubieran salido estrellas o quizá una constelación entera.

— ¡Ichi! —salto de su asiento y corrió hasta el mencionado

El castaño salido de la barra para ver que tanto había emocionado a su mejor amigo. Peor al ver la escena solo atino a quedarse estático. Frente a él había un sujeto de piel muy pálida, cabellos oscuro y desordenado, con unos ojos caído por el sueño de color violeta. Jyushimatsu refregaba su mejilla contra la de este como si fueran amigos de toda la vida. Al tal "Ichi" no parecía importarle mucho.

Parecia como un gato siendo acariciado por su dueño.

"Ohh, el debe ser "Nekomatsu", del que se quejaba Todomatsu" fueron sus pensamientos.

Este último reparó en la presencia de Karamatsu.

Se miraron un rato largo. El castaño podía sentir aquella aura negativa que provenía de ese chico.

— Oe, Jyushimatsu ¿Quién es este? —pregunto de manera "sutil". Su voz era algo grave y baja.

— ¡Oh! ¡Lo siento! ¡Ichimatsu, él es Karamatsu-kun, mi mejor amigo del cual te he hablado! —comenzó a presentarlos— ¡Karamatsu-kun él es Ichimatsu, mi amigo del bar! —soltó de manera emocionada.

Ambos se miraron por algunos segundos que al de ojos azules le parecieron eternos. Karamatsu suspiro y le dio su mejor sonrisa, ofreciéndole su mano en señal de amistad.

— Es un placer Ichimatsu-san —la mirada violeta miro hacia la mano contraria con aburrimiento.

La tomo.

.

.

.

Karamatsu sintió como su mano se hacía pedazos con ese simple apretón de manos.

— El placer es mío…Karamatsu —con esa sonrisa retorcida, mostrándole aquellos dientes afilados que poseía.

Ese día Karamatsu lo supo.

— ¿I-Ichimatsu-san? —sonrió nervioso. Jyushi solo veía como sus dos amigos se daban aquel apretón de manos como si fuera algo normal.

Se había ganado un enemigo desde el momento en que conoció a Ichimatsu.

— Espero nos llevemos bien…

Dios se apiadara de su alma.


Glosario:

* - Rendezvous: Significa "Encuentro".

*- Cancion: La canción que canta Osomatsu es "Just a Game" la que a mí me gusta es la versión de "Da-little", ¡Escúchenla es muy buena!


¡Y este es el comienzo! ¡Se que les debo un fic de Religion-matsu y lo subire dentro de esta semana si es que puedo! (Me costo ordenarlo ;V;)

¡Espero les gustara este primer capitulo, en verdad la idea de que todos trabajen en un bar me ilusiona mucho! ¡Y aun que solo una persona me lea, yo seguiré escribiendo!

¡Gracias por leer! Nos vemos~