Estaba muy nerviosa. Por fin quedábamos a solas. Yo sabía lo que iba a pasar, lo deseaba, pero me aterraba por varias razones: 1º yo no me veía como una top model, se que no soy gorda, pero tengo mis grasas por la cintura y un poco de barriga, y eso me tenia muy acomplejada. 2º era mi segunda vez, y no quería que fuera un completo desastre como la primera. 3º no quería hacer el ridículo por la segunda razón, aparte yo me seguía escandalizando como una niña pequeña que acaba de descubrir que un chico es más que un amigo de juegos en el parque, ahora sabía que podía excitar a un chico con mi cuerpo. Porque vale, tengo un poco de grasa corporal, pero también tengo mis curvas…

Todo empezó con unos simples besos que cada vez eran más apasionados. Yo, por alguna extraña razón, empecé a atreverme a hacer más cosas; le seguí el juego.

Primero fue la ropa, después fue la ropa interior. Todo estaba por el suelo de la habitación, y nosotros dos estábamos echados en la cama a nuestro rollo. Esta fue la primera vez que estaba completamente segura de que por mucho que hiciera el idiota como los novatos, lo iba a disfrutar completamente. Esta vez no sería un fracaso.

Fue muy cuidadoso a la hora de penetrarme, él sabía que era mi segunda vez y no quería hacerme daño. Antes de seguir me pregunto si estaba bien, si quería seguir o dejarlo ahí. Se lo agradecí con un beso y le invite a seguir.

Al principio fue despacio, pero a medida que avanzaba el tiempo, intensifico el ritmo. Yo seguía sus movimientos con mis caderas al mismo compás. Los dos llegamos al clímax a la vez, tocamos el cielo juntos…

Antes de que se derrumbara encima de mí del cansancio, nos miramos a los ojos con una sonrisa cómplice.

Ahora sabía lo que era ponerle dos velas al diablo. Él me había hecho sentir muy bien y lo seguiría haciendo durante el resto de mis días.

Por eso odiaba ser mortal, ser simplemente Cat. Él era Angelo, alguien que en sí seria inalcanzable para mi, pero yo sabía que no era así, que él estaría conmigo toda mi vida, y que nunca se olvidaría de mí por muchos años que viviese un demonio, él seguiría acordándose de mí.