ESTE ES EL PRIMER CAPITULO DE MI NUEVO FANFIC

ESPERO QUE LES GUSTE

ES SOBRE OVER THE GARDEN WALL,

UNA SERIE DE LA QUE SE HA OIDO HABLAR MUCHO EN ESTOS DIAS

UNA HISTORIA BASADA EN LA FRAGILIDAD QUE HAY EN EL HILO ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE, LLENA DE ARTE, MISTERIO Y UN POCO DE REFLEXION DE LO QUE SOMOS Y A DONDE NOS DIRIGIMOS EN LA VIDA.

A MI ESPECIALMENTE ME ESCANTA ESTA PAREJA WIRTRICE (WIRTXBEATRICE), NO HAY NADA MÁS HERMOSO QUE UN ROMANCE PROHIBIDO

ESPERO QUE LO DISFRUTEN TANTO COMO YO DISFRUTÉ ESCRIBIÉNDOLO :)

Capítulo I

Nuestro Reencuentro

"Wirt… Wirt, por favor no cierres los ojos… Wirt? Puedes oírme?... Wirt… Wirt… Wirt!..."

Donde… dónde estoy?

Wirt despertó recostado al pie de un árbol tupido y frondoso que le prestaba su sombra para protegerse de los intensos rayos del sol de verano, se volvió hacia todas partes, arrugó la cara al darse de frente con un destello del sol que se coló entre los espacios de entre árbol y árbol.

Habían pasado seis años desde la última vez que había visto ese bosque, le resultaba familiar, aunque algunos recuerdos todavía estaban confusos y borrosos, ¿había sido un sueño? ¿O fue algo más significativo? Realmente eso no le importaba en ese instante, se levantó con dificultad del suelo, entumecido, con mucho dolor de cabeza, brazos, piernas, espalda y hombros. El muchacho se dispuso a caminar sin rumbo, justo como había hecho la última vez.

Greg?- preguntó el chico esperando respuesta- Greg, estás aquí? Greg, si te escondiste para hacerme una broma, pues sal entonces, no es divertido- el chico quedó en silencio un segundo y se convenció- creo que esta vez no vino conmigo…- se dijo a sí mismo- muy bien, Wirt… no es la primera vez que estás aquí, conoces el camino… si… lo conoces… ahora sólo…- señaló al frente- sigue el camino y lograrás salir… t-tal como pasó la última vez… simplemente que esta vez estarás solo… perfecto! Qui- quizás así logres llegar más rápido, sin interrupciones y sin desvíos innecesarios… ow… mi cabeza…

Wirt siguió caminando hasta encontrarse con un ojo de agua, se hincó a beber un poco de ella, juntando sus manos y sorbió de golpe, suspiró pesadamente al haber saciado su sed, mojó de nuevo sus labios y de pronto escuchó un sonido detrás de él.

Se le heló la sangre y de pronto empezó a ponerse muy nervioso.

N-no hay nada que temer, Wirt…- se dijo- s-sabes que la bestia ya no existe… creo- tomó una vara cercana con ambas manos y se puso en posición de batter, listo para atacar lo que fuera que se le acercara. Atento a todo, Wirt no bajó la guardia cuando de pronto el sonido se hizo más fuerte, los arbustos se abrieron de golpe y una figura salió de ellos, acompañada de un grito de guerra, Wirt echó un chillido de terror muy agudo y dejó caer su arma improvisada al suelo, perdió el equilibrio y de pronto cayó dentro del pozo de agua, haciendo que su atacante se detuviera en seco.

Quien se atreve a acercarse a mi lugar secreto?- exclamó la figura furiosa.

L-lo siento mucho, señor!- exclamó el chico con voz temblorosa- s-solo estaba tomando un poco de agua! No sabía que este sitio era privado…! E-en seguida me iré… solo déjeme vivir déjeme vivir déjeme vivir!- suplicó el chico pidiendo clemencia de quien fuera que le estaba amenazando. La voz se tronó apacible y suave.

No eres de por aquí, verdad, forastero?- el chico negó, dándole la razón a la criatura. Esta tomó su mano y ayudó a levantarle, el chico todavía estaba nervioso y ahora temblaba no solo de miedo sino que también de frío- ahora tendrás que quitarte esa ropa a menos que quieras…

Esa persona quedó atónita al ver la cara del chico, que le resultaba tan familiar, él le devolvió la mirada y ambos quedaron paralizados mirando unos segundos. Sin querer empezaron a sollozar mientras de sus labios pronunciaban los nombres de dos viejos amigos.

Wirt…?- susurró la chica sonriendo entre lágrimas de felicidad.

Beatrice…?- mencionó el chico sin poder disimular la emoción.

Empapado y todo se lanzó sobre la chica y le dio el más cálido abrazo que podría haber dado en su vida, ella no tardó mucho en corresponder gustosa. Se separó de él para mirarle la cara.

Como has cambiado, pelele- le dijo sin ocultar sus lágrimas- pensé que nunca volvería a verte.

Tú también cambiaste- le dijo sonriente el chico tomando un mechón su pelirrojo cabello, suelto y brillante- estás más alta.

Mira quién habla- respondió la chica jocosa- ven- le invitó- vamos a mi casa, tienes que quitarte esa ropa o te dará un resfriado- habló con madurez, el chico hizo una mueca y se fueron caminando el sendero.

Luego de unos minutos ambos arribaron a una casa campestre, Wirt quedó un poco asombrado al ver la cabaña, Beatrice se acercó a él y le tomó el hombro.

Pasa algo?- preguntó la chica un poco desconcertada, el chico solo negó.

No es nada… creo que… no había visto tu casa antes- Beatrice sonrió algo divertida y bajó la mirada.

Ah sí… es cierto. Bueno, pero no te quedes ahí parado, entra. Realmente puedes enfermarte y no voy a estar cuidando de ti. No te creas la gran cosa!- Wirt se sonrojó un poco.

C-como si quisiera eso!- esbozó incómodo y luego se adelantó frente a la chica, ella se fue corriendo detrás de él.

Beatrice se le anticipó nuevamente y se paró frente a la puerta, dudó al abrirla, se volvió un poco al ver al chico, que tiritaba de frio vestido con ropas totalmente empapadas y mirándole con impaciencia.

Qué esperas? Abre la puerta- exclamó medio molesto. Ella devolvió la mirada al frente y suspiró pesadamente; tomó la manija y empujó la puerta de madera que se trabó un poco al abrirse pero finalmente se desplegó hacia un lado y dio entrada a ambos chicos. Wirt miró hacia todos lados fascinado con el ambiente, acogedor, cálido, se respiraba tranquilidad en esas paredes hechas de madera tapizadas y adornadas con lindos cuadros de aves, muchos muebles que le daban alegría a la casa en un sillón mullido descansaba una mujer mayor tejiendo un pañuelo, vestida con ropa modesta y un perro descansando a su lado. Wirt quedó extrañado al ver al animal pero no le dio importancia, siguió admirando la casa conmovido por la belleza y calidez de esta.

Que tienes?- preguntó la chica, Wirt la miró rápidamente.

Es que… tienes una casa muy bonita, Beatrice.- ella sonrió un poco avergonzada y sin decir nada. La mujer sentada en el sillón se volvió hacia ellos y la recibió con una sonrisa.

Hija! Qué bueno que llegaste. Ya pronto serviríamos la cena- exclamó la mujer levantándose y acercándose a ellos, cuando miró con curiosidad la cara del joven apuesto que acompañaba a la pelirroja- te conozco de algún lado, muchachito?- preguntó la mujer tratando de recordarle.

Mamá, él es Wirt. No lo reconoces?- respondió Beatrice sonriendo. La madre de la chica se acercó y miró detalladamente al muchacho, quien seguía temblando de frio.

Ah claro! Pero si es aquel muchacho que venció a la bestia! Vaya que has cambiado! Que te trae de nuevo por aquí, hijo?- preguntó muy agradada la mujer, Beatrice se le adelantó a la respuesta del chico.

Lo encontré vagueando por el bosque Edelwood, tuvimos un accidente y ahora está empapado. Por favor, mamá, tienes algo para él?- preguntó la chica mirando de reojo a su invitado. La madre asintió encantada y lo condujo por las escaleras a un cuarto pequeño en el piso superior.

Puedes cambiarte de ropa allí- afirmó la mujer desde el otro lado de la puerta- Por favor, siéntete como en tu casa- Wirt agradeció la cortesía y tomó las toallas y las prendas de ropa que la mujer le había ofrecido, en seguida las visualizó. Era una vestimenta muy sencilla, como la de un campesino.

Me recuerda a mi traje de Halloween- se dijo el chico evocando viejos recuerdos de su niñez cuando de pronto escuchó un golpeteo en la puerta.

Wirt. Estás listo?- preguntó la chica pelirroja desde afuera- la cena está servida- baja pronto- el chico sonrió algo avergonzado y se encimó un atuendo bastante fresco. Unos zapatos de cuero marrón, unos pantalones algo desgastados del mismo color y una camiseta blancuzca amarillenta. Salió de inmediato al corredor y se encontró con la chica que lo esperaba pacientemente apoyada contra la pared de en frente. Beatrice se sorprendió al verlo y sin querer se sonrojó un poco.- l-la… la… la cena está es lista- dijo ella con dificultad tratando de no mirar al chico a los ojos.

Te sientes bien?- preguntó Wirt al encontrar extraña la forma en la que Beatrice se estaba comportando, ella solo asintió con la cabeza y lo llevó hacia donde estaban todos reunidos en una amplia mesa llena de platillos deliciosos para degustar. Wirt quedó conmovido al ver el tamaño de su familia; seis hermanos, cuatro tíos, ocho primos; mamá, papá y los abuelos y el que todos vivieran tranquilos y contentos en una casa tan pequeña. Beatrice le tomó la mano y lo guio a su asiento, al lado de uno de sus hermanos y frente al de ella.

Al principio él estaba un poco incómodo, intimidado por la cantidad de gente, pero pronto empezó a sentirse a gusto conforme pasaba la cena. El padre de Beatrice seguía haciéndole bromas, secundado por sus otros hijos, Beatrice reía alegremente de las burlas y de lo divertida que estaba resultando ser esa cena. De vez en cuando dedicaba una rápida mirada a su invitado y se sentía feliz de que este estuviera disfrutando con su familia.

Finalizada la cena, tanto su madre como ella y unas primas se dedicaron a traer un enorme y apetitoso pastel de chocolate para cerrar la cena con broche de oro. Wirt estaba muy complacido y hacía tiempo que no se sentía tan bien como lo había hecho en ese momento.

Terminada la hora del postre, rápidamente cada miembro de la familia se fue levantando en fila a lavar los trastes, así eran ellos, siempre juntos, siempre unidos, trabajando solidarios y apoyándose el uno al otro. Wirt se levantó de la mesa y con él se llevaría su plato, pero Beatrice se le adelantó y lo tomó primero.

No te preocupes- le dijo- yo me encargo- Wirt quedó extrañado con la amabilidad que le estaba ofreciendo la muchacha. No puso objeciones, aunque sabía que debía hacerlo.

Al rato luego de sentarse a hablar frente a la chimenea, ya todos se estaban alistando para ir a dormir. La madre de Beatrice le ofreció al muchacho una cómoda cama en aquel mismo cuartito que le había propinado antes, Wirt se sentó en una silla frente a la ventana, mirando hacia el bosque, pensando si regresaría a su hogar. Se sentía cansado y ese dolor de cabeza, a pesar de haber estado tan tranquilo durante mucho rato, nunca le mejoró. Sentía como si hubiese chocado la cabeza contra algo sólido, el dolor en sus articulaciones había cesado pero esa migraña continuaba igual de terrible e impetuosa. El dolor le hacía ver borroso pero logró divisar una figura que se movía lentamente frente al prado que veía desde su ventana, Wirt se quedó mirando fijamente tratando de adivinar la figura, cuando un movimiento sutil de esta sombra dio con un rostro encantador para sus ojos.

Beatrice?- articuló el chico algo curioso de que la muchacha se encontrara a esas horas merodeando por los alrededores. Pensó un segundo no estando muy seguro, pero se atrevió y sin mucha espera tomó sus zapatos y se los volvió a colocar.

Wirt salió por la puerta trasera y se encontró con la figura de la chica sentada en la colina, con la luna en un costado. Era una silueta tan perfecta, el chico estaba tan maravillado con la belleza de aquella mujer, no era la misma joven que había dejado hace tiempo atrás; las curvas de su cuerpo se delineaban a la perfección, su cabello rojo y ondulado caía como cascada en su espalda y flotaba con el viento como la estela de una estrella, sus ojos verdes, penetrantes que derramaban astucia y picardía, esa piel blanca de porcelana y esos labios rojos y carnosos, todos estos elementos convertía a la chica en un agasajo para la vista de cualquiera.

Wirt seguía embelesado solo admirando a la chica, quien ya se había dado cuenta de su presencia.

Hasta cuando te vas a quedar ahí parado?- preguntó la chica sin volverse a verle. Wirt salió del trance y empezó a excusarse nerviosamente.

O Eh- eh? Uh… yo no… no fue mi intención… y-yo solo…- la chica se volvió hacia él y le regaló una sonrisita burlona, haciendo que se avergonzara más- lo siento, Beatrice. No quise molestarte.

No me molesta- le dijo le chica encogiendo los hombros en señal de indiferencia. El muchacho se acercó dudoso a su lado y se sentó. La chica volvió a mirar hacia la luna- linda noche, no?- preguntó la chica a su visitante.

Si… es muy bonita…

Y silenciosa…

Bastante…- el chico se quedó callado un segundo, pensando en que podría decirle para romper el silencio, miró de reojo a Beatrice, lucia realmente hermosa- Beatrice…- murmuró el chico. Ella se volvió al ver que le había llamado la atención. Wirt se puso nervioso sin saber que decir a continuación así que solo dijo lo primero que se le ocurrió- p-p… por… por qué has sido tan amable conmigo?- preguntó el chico, Beatrice se extrañó con la pregunta- d-digo! Es que… tu no eras así antes… t-te gustaba molestarme…

Antes era muy diferente a quien soy ahora, no?- bromeó la chica, rió un poco y prosiguió- quizás era porque tenía una maldición que nunca hubiera podido resolver por mí misma… algo como eso creo que amargaría a cualquiera, no lo consideras?- el chico no supo responder a eso- de todas formas… supongo que todavía es que estoy muy agradecida contigo… gracias a ti, mi familia y yo… bueno…- la chica se ruborizó un poco, Wirt le seguía observando con atención y ella se incomodó- deja de mirarme así!- empujó al chico hacia la grama y empezó a reír- no hagas eso! Es raro- volvió a exclamar y se levantó rápidamente sin dejar de reírse.

Baja la voz- dijo Wirt- tus padres pueden despertar- Beatrice sonrió aun divertida y ayudó a levantar al chico, tomó su mano, eran tibias, grandes y gruesas, se quedó contemplándole maravillada, esos ojos café claro, no era el mismo chico que ayudó a regresar a su hogar, aunque su sensación de tener que verle desde abajo no había cambiado mucho. Los ojos de Beatrice destellaban como dos luceros, perdida en la mirada del chico, sus mejillas empezaban a ruborizarse y ella parecía en trance. Wirt correspondía el gesto, no había nada que pudiera interrumpir ese momento, en el que dos amantes se reencontraban, después de tanto tiempo. En la lejanía, en las entrañas del bosque se escuchaba el canto melancólico de alguna avecilla nocturna que se había extraviado y pedía auxilio para encontrar su hogar.

Beatrice reaccionó súbitamente y recordó donde y con quien estaba, no reparó dos veces en alejarse, avergonzada aunque todavía extasiada por el efímero momento.

Hasta mañana, Wirt- dijo sin muchos ánimos de querer irse, él no dijo nada y esperó unos segundos para entrar detrás de ella.

Wirt se acostó en su respectiva cama boca arriba todavía pensando en la mirada de la chica pelirroja.

Y pensar… que la conocí siendo un ave…- murmuró para sus adentros y luego cerró los ojos para tratar de dormir.

Mientras en la otra habitación, un dulce lamento salía de los labios de la muchacha, sollozando en completo silencio pensando en un sueño imposible de cumplir, pero decidió no seguir reflexionando en ello y se rindió en los brazos de Morfeo hasta la mañana siguiente, la cual le traería un nuevo día y una nueva oportunidad.

ASÍ CONCLUYE LA PRIMERA ENTREGA DE ESTA HISTORIA. POR FAVOR, SI QUIEREN QUE LA CONTINÚE PUES HAGÁNMELO SABER DEJANDO ALGÚN COMENTARIO, Y SI TIENEN ALGUNA SUGERENCIA O CONSEJO PUES ES BIENVENIDA TAMBIEN :D

GRACIAS POR LEER.