¿Quién soy yo? Pues soy Logan Ian Echolls. Muchas personas me conocen por ser el hijo del famoso actor Aaron Echolls y la actriz Lynn Echolls, o por ser el matón de la escuela Secundaria de Neptune.

Pero, ¿Les digo algo? Ser un ricachón no siempre es fácil.

Aparentar que estás feliz cuando tienes el corazón destrozado en pedazos. Eso sí que no es fácil.

Sí, vivimos como si el mundo fuera perfecto para mostrarle lo que puede ser.

No quiero sonar sabio ni cursi. No me considero ninguna de las dos cosas.

Pero mi vida no ha sido como la aparentan siempre en la TV.

Quiero decir, mi padre nos presiona para que mi madre, mi hermana y sobre todo yo, mostremos una gran sonrisa frente a la cámara…para que finjamos la amorosa familia que no somos.

Mi vida apesta. Así de simple. Apesta.

Aprendí de muy pequeñito…a cerrar la boca y sonreír por el camino más duro. Como si de un animal, un cachorro, maltratado se tratara.

Él está gritandole a mamá y ella llorando. Y yo apenas tengo seis años y le hago frente para que deje de herirla. ¿Y qué me gano? Unas descontroladas bofetadas de parte de mi padre y más llanto de mi madre.

Sí, mi padre es un hombre abusivo. No se esperaban eso de Aaron Echolls, ¿O si?

La historia comenzó incluso antes de que yo naciera. Con mi abuelo.

Él, mi abuelo paterno, maltrataba a mi abuela y a mi padre. Y supongo que eso los dejo marcados de por vida.

Y así fue que…mi padre también decidió maltratarme a mí física y mentalmente. Y a mi madre verbal y psicólogicamente.

Pero tal vez algún día, yo pueda poner los pies sobre la Tierra…y todo este dolor se haya ido.

A veces es tan difícil ser yo. No es fácil ser Logan Echolls.

No dejen que las apariencias los engañen.

Pero…sucedió algo el sábado pasado que ciertamente no olvidaré.

Como si los milagros existieran.

Y existen…por eso nací yo. Jajajaja. Perdón, no pude resistirme.

Era temprano en la noche, cerca del atardecer.

Me había sangrado la nariz…pero esta vez había sido diferente. Porque no era papá que con un golpe me la había hecho sangrar. No, simplemente sangro.

Estaba terminando de limpiarme y ponerme otra camiseta cuando detecto a papá en el marco de la puerta de mi habitación.

Un escalofrío recorrió mi espalda. Tragué saliva y me giré a mirarlo.

Él puso su cara seria y me pregunto si estaba bien. Yo pude balbucear algo así como "sí, padre".

Luego dijo que quería verme en su oficina. Eso fue todo, yo temblaba creyendo que estaba en problemas y él me azotaría con un cinturón en mi espalda otra vez… ¡Y apenas me estaba recuperando de la paliza anterior!

Vacilando, entre en su oficina. Me pidió que tomará asiento y simplemente no pude controlarme y comencé a pedirle disculpas de todo tipo.

Él sólo se rió. Y eso me hizo enfadar pero no dije nada.

Dijo que me tranquilizara, que no estaba en problemas.

Yo suspiré aliviado.

Él me pregunto cómo iba en la escuela y otros temas variados. Yo le contesté lo más educadamente posible.

Lo que sucedió luego me dejo atónito…atónito como nunca lo había estado.

Él me abrazo, me sento en su regazo y mientras me mecía lentamente me contaba lo orgulloso que se sentía de mí y cuanto me amaba.

Cuando logré relajarme él me dio un beso en la sien y me dijo que podía irme.

¿Mi padre? ¿Orgulloso de mí? ¡Ya puedo morirme feliz! Pero, espera, ¿Él, amarme? ¿Esto es un sueño o una cruel broma?

Trataba de darle vueltas a mi razonamiento para que no sonara inmaduro o estúpido. Pero no podía.

Así que me di una ducha y me fui a por Dick y Beaver. Quizás podríamos ir a la playa un rato.

Esos dos son como los hermanos que nunca tuve.

En fin, lo que paso entre mí y mi padre dentro de esas paredes…fue…de acuerdo, fue agradable pero no deja de ser extraño, demasiado extraño.

Y esa es una parte de mi vida.

Se despide educadamente, Logan Echolls.