*¿Has amado alguna vez a alguien hasta llegar a sentir que ya no existes? ¿Hasta el punto en el que ya no te importa lo que pase? ¿Hasta el punto en el que estar con él ya es suficiente, cuando te mira y tu corazón se detiene por un instante?-El diario de Noah-


Puente de los recuerdos

·

·

En este puente, fue aquí donde todo tuvo un final, el puente que estos 3 años he tenido en mis recuerdos, el sitio que he querido olvidar, borrar de mi mente, pero que no he podido y aunque no haya tenido un final feliz, este seguirá siendo mi sitio preferido, porque este puente me enseño a ver el mundo de otro modo, en este puente fue donde lo vi por primera vez.

[Flash back]

Después de haber estado dando vueltas durante horas pude afirmar que me había perdido, es que esto de andar sin gafas para una miope no es bueno, no veía a ni un palmo delante de mí, si esas chicas no me hubieran roto las gafas nada de esto habría pasado, pero claro, se tenían que meter con la fea y gorda de Isabella Swan, odiaba mi vida, odiaba ser así, que todos se metieran conmigo por mi físico, seguro que si fuera un barbie como esas chicas tendría a todos los chicos detrás de mí y las chicas no se meterían conmigo, pero la vida no es perfecta y la mía aun menos.

Cansada de andar me senté en el primero banco que vi, bueno, quedaría más bien decir el primer banco que divise porque no veía nada, si al menos tuviera mi móvil podría llamar a mi padre y decirle donde estoy, pero como no tenía que haber elegido este día para olvidarlo encima de mi cama, como creo que el mundo estaba harto de que me quejara de todo—cosa normal ya en mí— comencé a oír una melodía, ahora que me percataba mejor no se oía nada, ni coches ni gente gritar, nada, excepto esa hermosa melodía tocada a piano, Love me…reconocería esa melodía en cualquier parte, era mi preferida, pero quien la estaría tocando, maldigo a esas arpías que destrozaron mis gafas.

Me centre en la melodía y encontrar el sitio de donde provenía, ahora que me fijaba estaba en un puente y debajo del había una ¿fabrica?, no, dudaba que fuera una fabrica, tal vez si me acercaba podría saber que era, pero como bajar…oh, las escaleras claro, intentaba pisar con cuidado, no quería matarme antes de encontrar a la persona que la tocaba, pero si no me daba prisa acabaría pronto, nada más llegar delante de ese sitio abrí con cuidado la puerta para no asustar a esa persona, aún no sabía que sitio era, podría ser un auditorio, pero no estaba del todo segura, nada más abrir la puerta la melodía acabo y comenzó otra, del mismo autor, seguí caminando por un pequeño pasillo hasta encontrar la puerta que daba paso a otra sala que era de donde provenía la melodía.

Y ahí estaba, el pianista, aparte de verle borroso y lejano no pude saber de quién se trababa, aunque eso era bastante tonto, lo más probable es que ni siquiera le conociera, estuve observándole—más bien escuchándole porque de verle poco— mientras tocaba varias melodías de diferentes autores, creo que mi noche había mejorado, un momento…oh no, mi padre me matara, es tarde, aún sigo sin saber volver y estoy en un auditorio—ahora puedo dar por sentado que lo es—con un desconocido que no sabe ni que estoy aquí, no, mi noche no había mejorado, puede que por un momento sí, pero ya no, al levantarme bruscamente hice ruido, cosa de la que se percato el pianista que paro de golpe de tocar, roja como un tomate me disculpe y salí corriendo, sinceramente no sé cómo no me caí, ni me ningún daño, cosa rara en mí.

-¡Espera!-escuche a lo lejos, pero no iba a parar, sentía demasiada vergüenza para hacerlo-

Al salir del auditorio lo único que hice fue correr y correr hasta que al fin llegue un sitio que conocía, el centro de la ciudad, pues si que estaba lejos de casa, seguro que me castigarían sin salir el fin de semana, pero tampoco es que saliera tanto, nadie se fijaba en mí y no es que tuviera muchas amigas, por no decir ni una…con la única que hablaba era con Angela y de vez en cuando con Alice Cullen, aunque con ella era diferente, se supone que era popular, chicas como yo no se juntaban con chicas como ella, pero era buena persona y muy rara, nada comprado con su hermano…

Después de estar andando unos 20 minutos llegue a mi casa, como había dicho me lleve una bronca de mi padre, pero me invente una excusa que resulto en cierto modo creíble para él, también le tuve que decir que me caí y se me rompieron las gafas, con mi torpeza eso sí que se lo creyó enseguida, si supiera la verdad…

Subí a mi habitación y me recosté en la cama, intentado recordar el recorrido para llegar de nuevo a ese sitio, porque iba a volver y esta vez vería al pianista, al menos sabía que estaba debajo de un puente.

Ese puente que de ahora y en adelante significaría mucho para mí, aunque yo no lo supiera y mucho menos quien era mi pianista…