Disclaimer: Nada gano haciendo esto, todos los personajes que reconozcan son de JK Rowling, los que no son solo míos.
Resumen: Dos Personajes de diferentes razas condenadas a batallar para salvar a su protegido. Una licántropa para Harry, un vampiro para Voldemort. Condenados por una antigua profecía ¿Podrán seguir adelante?...
DOS FENIX
Capítulo 1: "Cambio en la rutina"
Era un día en que el calor era inaguantable, la brisa era mínima, y todo parecía pasar lentamente en aquella casa, era de doble piso, casi abrazada en unas matas de espinos y varios vidrios quebrados –Mágicamente para que se viera así-, una suave y casi inaudible música llegaba desde dentro, se escuchaba el mover de platos en la pequeña cocina de aquel humilde hogar.
Ahí una muchacha, de una tez morena pálida, con unos largos cabellos negros y destellos plateados, atados en una coleta; unos tristes y desolados ojos de color miel, igual que los de su padre, y se movía lentamente escuchando una radio muggle, en que los impactos de los mortifagos no eran avisados a cada media hora. Era alta y media esbelta – De acuerdo a su edad-, aunque varias cicatrices cursaban su cuerpo, y una especialmente horrible que le crecía desde debajo de la oreja derecha hasta el centro del pecho, la cual había sido un accidente con su propio padre, ella jamás dijo nada, y le hecho la culpa a un barranco mientras corría por el bosque unos años atrás, la tapaba con una larga, (verdaderamente larga) bufanda de color rojo sangre, era de una tela oscurecida, pero muy suave, era lo único entre sus ropas, que no tenia ningún parche, ni deshilachada, aunque si tenia el espléndido olor chocolate.
Ese día sofocante, llevaba una túnica negra, con varios parches, que ella misma había cosido –Le vivía insistiendo a su padre, que podía hacer durar la ropa más veces que cualquiera- se encontraba sucia –ya que había estado espantando gnomos en el jardín- y deshilachada –Se había quedado un par de veces atorada entre las zarzas, mientras era atacada por esos apestosos gnomos-, y ahora lavaba con aburrimiento un caldero en que había estado cocinando algo de chocolate –Para sentirse mejor luego de su pequeña derrota-, Eran una familia humildes, pero al igual que su padre, era uno de sus puntos débiles aquel exquisito dulce. A su lado la radio sintonizada un poco de música, y una fina varita de madera se encontraba oscilando débilmente a su lado. Se dio vuelta en unos pies descalzos, no, porque no tuviera zapatos, si no porque según ella, había explicado, que podía sentir si habían personas cerca y esa agradable sensación de frió en sus pies.
Un leve ruido hizo que tomara la varita con rapidez y se encaminara a la puerta de entrada, había alguien afuera, o mejor dicho dos personas. Apretó la varita, y abrió la puerta suavemente con el seguro solo para mirar un poco. Sintió aquel olor que había extraño los últimos días, pero por seguridad, (ya que el mismo se lo había dicho) debía preguntar.
-. ¿Quién es?- su voz sonó algo reprimida- ¿Y cual es mi fecha de nacimiento?.
-. Remus Jhon Lupin y tu cumpleaños el 4 de Octubre de 1979- Contestó una voz cansada.
-. ¿Con quien vienes?- preguntó aun sin abrir la puerta.
-. Con Albus Dumblendore- contestó.
La chica abrió la puerta con rapidez, y sonrió feliz de verlo, su padre, un hombre de 36 años con la mirada más calmada que alguien pudiera tener, aquello ojos color miel que ella había heredado y sus cabellos entrecanos algo largos por el acercar de la luna llena. Su padre era joven pero por el estado de ambos siempre se podía decir que la vida se escapaba rápido de sus manos y aparentaba unos 40 y tantos.
Llevaba en una de sus manos una capa de viaje, ya que hacia casi tres días que no volvía a casa, había estado muy ocupado en la Orden. Más atrás, recibiéndole con una sonrisa, un hombre bastante anciano, cabellos largos y blancos que caían enredados por su espalda, unos lentes pequeños que daban en aumento unos hermosos ojos azul cielo. Conocía a Albus Dumblendore, desde que tenia uso de razón, pero, cuando comenzó a verlo más seguido fue el día en que llegó a su hogar solicitando a su padre como nuevo profesor DCLAO del colegio Hogwarts
Aquella petición cambio su monotonía y tan bien regresaron a casa con un integrante más. Su hospedaje había sido en el lugar más hermoso que había conocido, el castillo. En el día no se le tenia permitido salir, mas en la noche solía dar largas vueltas por los pasillos o corretear en busca de Hagrid quien siempre le tenia un chocolate o dos. Su padre le acompañaba de vez en cuando, siempre que no tuviera que revisar los trabajos de sus alumnos y solo en la luna llena, él se iba a la Casa de los gritos o se quedaba en su despacho –Si es que la luna le afectaba más- y ella, gracias a Hagrid, se introducía por el bosque para pasar allí sus transformaciones –siempre vigilada obvio-. Pues Sirius Black en ese tiempo era un prófugo muy peligroso.
Ella aunque no tenia completo control sobre su cuerpo. Podía definir entre peligroso o no tanto, y no perdía completamente la memoria, ya que su madre había sido una bruja, y por lo tanto, ella no era un licántropo completo, pero por si bastante peligroso. No conocía a nadie más que tuviera su misma condición, y de los hijos que habían entre licántropos y humanos, desaparecían o morían dudosamente, por lo que ella agradecía no ser uno de ellos.
Dio un salto hacia un lado, recibió un beso de parte de su padre mientras sujetaba su capa y este le miraba curioso –Tal ves preguntándose sobre su estado tan desaseado- y lo dejaba pasar, Dumblendore sonrió y ella esperando su capa no la recibió mas si un par de Ranas de chocolate, sonrió aun más y cerro la puerta dando un vistazo rápido hacia fuera.
-. Febrix, ven- le llamo su padre desde la sala. Una sala por lo menos bastante decente, habían tres sillones alrededor de una chimenea, en que la repisa dejaba ver varias fotos sobre esta, la más especial de su padre, una en que salía con sus 4 mejores amigos, y un bebe en brazos de la única mujer, Lily Evans.
-. ¿Qué ocurre?- preguntó alzando solo la cabeza por el umbral y viendo que su padre veía la casa con algo de pena, mientras el director veía la foto sobre la chimenea.
-. Ve, aséate y ordena tus cosas, nos marchamos- ordenó cansadamente. Por un momento creyó que su padre estaría jugándole una pesada broma, pero su rostro y sus gestos decían otra cosa, quiso hablar pero algo se le atoro en la garganta y su corazón se estrujo en recuerdo. Su padre no le miraba a los ojos, mala señal.
-. ¿Estas...- comenzó con una voz ronca, dolida con solo pensar dejar su casa.
-. Se irán a vivir a Grimmauld Place, Febrix, los mortifagos están buscando las familias de los licántropos para que estos les ayuden a combatir con el bando de Voldemort o esperamos que sea eso- la chica no sintió ningún tipo de sensación especial, su padre le había enseñado a no tener miedo en nombres, si no a saber que lo malvado viene de la persona, no de su seudónimo- es por vuestra seguridad.
-. Pero padre- pidió- yo no me deseo ir... de aquí, este es nuestro hogar, aquí vivió mamá, ¿No te has olvidado de mamá?- preguntó para darle un pequeño chantaje emocional (made in Sirius), él hombre tampoco le miro.
Supo inmediatamente que su pequeña guerra la había perdido, no había manera de cambiarle la decisión, especialmente porque no le miraba a la cara y no había forma de que viera su expresión. Hizo un mohín disgustada, no solo con él si no con ella y se encamino al segundo piso.
-. No hay otra manera ¿No es cierto?- preguntó Remus.
Cuando vio a su hija irse sintió la pena recorrerle el alma, él desde hacia años había hecho de su hija una excelente maga todo la teoría la sabia de memoria, pero jamás había utilizado hechizo alguno, o eso creía sin estar en su presencia y sacarla de su hogar por el inminente peligro no era algo que le gustara, en especial por haberle querido chantajear de esa forma.
-. Sé que la quieres completamente ajena a esta nueva guerra, Remus, pero debes entender que aquí, pronto seria un punto de ataque- el hombre se giro en sus zapatos y miro la foto, donde sus antiguos amigos sonreía- Peter, pronto dirá a Voldemort que aun vives en esta casa.
Él escudriño al hombrecito que saluda con un vaivén, y no pudo creer que solo 2 merodeadores quedaran con vida, y uno de ellos, había traicionado a muerte a la pareja que en su vida creyó que existieran tan buenas personas.
(Febrix) Llego a su habitación, donde solamente una ventana circular del techo le daba la iluminación necesaria, en esta había varios pergaminos tirado. En los últimos tres días sola, había abierto varios libros de 7°, las botellitas de pociones que le daba su padre una semana antes de cada luna llena estaban sembrando el suelo, ella no era muy dada al orden que digamos. Se quedo mirando detenidamente uno de los libros en que la imagen de un hombre-lobo se transformaba, eso le recordaba que muy pronto habría luna llena, ¿A dónde la pasaría ahora?, las transformaciones en su casa, eran en el sótano, había dos celdas, una utilizada por cada uno de ellos, aquella infernales noches.
Se sentó en la cama y se desato el pelo, se paso la mano por la cara reprimiendo lagrimas y se levanto de un salto, miro la cama y le dio un golpe con el pie, desde abajo un baúl escurridizo salió y se abrió.
-. Sombras- llamo, mirando de un lado a otro.
Un suave ronroneo en el umbral de la puerta hizo que se girara, una gatita negra estaba ahí, era peluda y tenia unos ojos anaranjados muy hermosos, era el único animal que había aceptado su compañía desde hacia bastantes años, esta perteneció a su madre y no tenia idea cuantos tiempo ya estaba al cuidado de la familia.
La chica bajo después de varios minutos, en que intento colocar sus libros, con un movimiento de varita los había reducidos todos, si su padre llegase a saber que estaba creando magia, seguramente le ahorcaría, pero sabia que mientras hubiera adultos en el mismo sector donde ella estaba, el Ministerio no se daría cuenta.
Muy pocas veces había salido fuera de su hogar, jamás había salido a fiesta o tenido algunos amigos, no porque su papá no quisiera, si no porque ella se rechazaba a si misma, no tenia ropa muy bonita y tenia varias cicatrices, especialmente la del cuello, que aunque estuviera en casa, llevaba su preciada bufanda, aun así siempre le tenia la reticencia a las salidas, solo de vez en cuando acompañaba a su padre a Londres o a alguna vuelta por el campo, rara vez al Callejón Diagón.
El director había hecho aparecer un transportador, una sucia cuchara de la cual minutos atrás, había estado comiendo. La foto de los Merodeadores de la chimenea había desaparecido, y su padre solamente llevaba otra capa, seguramente se le seria imposible sacar tremenda biblioteca que yacía frente a la cocina.
El transporte fue algo brusco especialmente para ella, quien creyó que iba a vomitar, fue la única de los tres que cayo de bruces pero se había levantado tan de sopetón que piso la bufada y casi se ahorca. Sintió la brisa mecerle los cabellos desordenados, estaba un poco más fresco que en su casa, la hierba que cruzaban sus zapatos los dejaba empapados, y los árboles a su alrededor oscilaban tranquilamente, escucho una ruido a metales cruzar a varios metros de allí, un auto. Cuando el director había comenzado el viaje a través de aquella plaza muggle, ella sintió varios escalofríos surcarle la espalda y comenzó a mirar de un lado a otro, hasta que su padre le puso una mano en el hombro y la tranquilizo. Ese sentimiento de no estar protegida no le gustaba, ya había pasado por cosas "traumantes" y era el mismo sentimiento de estar indefensa.
Cruzaron una calle, y luego de una mirada nerviosa de parte de su padre, quien iba cargando el baúl, que estaba con un hechizo desilusionador detrás de ella. Subieron unas escaleras, el director le mostró un papel en el que se marcaba un "La Guarida secreta se encuentra en el 12 de Grimmaul Place" y de un momento a otro entraban a un vestíbulo, que a ella, tomo completamente de sorpresa.
Al entrar miro todo con extrañeza varias piezas algo lúgubres colgaban de las paredes, y un olor a humedad le penetro por la nariz, asqueándola.
Pasaron sigilosamente por un cuadro, que su padre le había hecho un gesto de silencio. La casa era enorme, y parecía que él dueño, o sea Sirius Black, jamás se complemento mucho con la limpieza, y no lo dudaba, su padre se enojaba con ambos cuando dejaban alguna sala hecha un asco.
Se aferró más a la bufanda, mientras bajaban al sótano, abrieron una puerta y una enorme cocina, dejaba ver a tres sombras, una de ellas hacia varias movimientos con una cacerola, otro que le miraba directamente con un ojo mágico y una joven de cabello morado y bastante joven, que salto de su asiento al verlos entrar.
-. Buenos días- saludó el director, mientras veían que los tres sujetos la miraban, ella se estaba sonrojando, bajo la mirada al sentir que la observaban demasiado. Estrujo más la bufanda avergonzada por sus ropas apoyándose débilmente en su padre.
-. ¿Ella es Remus?- preguntó la joven de cabellos morados, mientras se acercaba con una sonrisa de oreja a oreja. Le mando una inspección que de nuevo le acarreo un sonrojo profundo.
-. Sí- afirmó su padre- Febrix- llamó, ella le miro- ellos son Nymphadora Tonks- a la joven- Alastor Moddy- señalando al hombre del ojo raro- y Molly Weasley- la señora que había dejado la cacerola para acercarse.
-. Es idéntica a ti- contestó la Sra. Weasley y la miro de arriba a bajo- ¿Desean comer algo? Acabo de terminar- acudió a la mirada del director.
-. Yo no puedo Molly, tengo que planear la búsqueda de Harry. Ya va a cumplir los 16, Remus tendré que hablar contigo después, necesito tú ayuda- su padre asintió. La Señora Weasley miro a ambos con algo parecido a la disconformidad. Ella vio esa mirada de: "estas demasiado delgada para ser sano".
-. Bien- aceptó su padre y tomándola de los dos hombros la sentó, donde de un segundo a otro un plato algo grande de comida se aparecía, la chica miro con disgusto a su padre como si le estuviera reclamando algo, pero éste quien estaba sentado a su lado, no se inmuto ni por si acaso.
-. ¿Cuándo vas a traer a tus hijos?- preguntó el Director quien se había acercado a la chimenea.
-. Mañana o pasado- contestó la señora, y miro la hora.
-. Bien- cabeceo- nos veremos pronto- se despidió- Hogwarts, Colegio de Magia y Hechicería- pronunció mientras desaparecía en una voluta de cenizas y llamas verdes.
-. Las habitaciones están listas Remus, son las ultimas del pasillo, esta completamente ordenadas- pronunció la mujer y tomo su capa- nos veremos mañana- también se despidió- La Madriguera- nuevamente las llamas verdes.
Había sentido la mirada de Nimphadora todo aquel rato y no le gustaba que le miraran tanto, solo movió algo de comida y miraba constantemente a su padre, quien había tomado el diario, ¿Qué acaso de aquí en adelante, este seria su hogar? Se preguntaba, a ella le gustaba la soledad, le gustaba pensar y relajarse en silencio, pero esta casa era un lugar de encuentro. No le agrada demasiado, faltaban días para su transformación, ¿Y donde la pasarían?, en aquella casa le parecía un milagro que no se cayera de tan vieja que estaba. ¡¿Y porque Sirius no había ido a recibirla? Era su como el mismo le decía: "Su sexy tío Sirius". O sea su tío, ¿Dónde estaba?
-. ¿Hasta cuando estaremos aquí?- preguntó después de varios minutos en que su búsqueda fue nula. Además suspiraba a ratos así sabia que descontrolaba la calma de su padre.
-. Hasta cuando sea necesario- contestó y bajo el diario- iras un día de estos con Molly para comprarte algo de ropa, y los útiles que utilizaras de septiembre en adelante.
-. ¿Ropa, útiles?, ¿Para que?- preguntó sorprendida.
-. Vas a ir a Hogwarts, el director aceptara a varios alumnos que sus escuelas han sido atacadas, y tu pasaras normal entre ellos.
-. ¿Pero..?- empezó noqueada. Nunca había ido a una escuela, toda su educación se la había aplicado su padre y libros.
-. Sé que sabes toda la teoría en la magia, pero necesitas practicar- contestó cortante y dio por terminada la conversación.
Moody quien no paraba de dar vueltas su ojo, se había levantado y desaparecido a la habitación siguiente, y Tonks, al ver el incomodo silencio entre el dúo.
-. ¿Te llevo a tú habitación?- preguntó a la chica, quien le miro furibundamente y acepto, levantándose y siguiendo a la joven, antes de encaminar se había agachado al lado de su baúl y había sacado a Sombras de adentro, esta misma estaba durmiendo, mientras la tomaba entre sus brazos ronroneaba regalona- BAUL LOCOMOTOR- conjuro Tonks, mientras el baúl se elevaba unos centímetros- vamos- señalo, cruzando la puerta.
Siguió a la joven quien parecía muy feliz por algo, habían subido la primera escalera, y le resulto desagradable ver aquellas cabezas de elfo colgadas de las paredes. A cada peldaño, parecía que se desnivelaba toda la escalera. ¿Dónde estaba Sirius? Desde que lo habían llevado a esta casa habían perdido un poco la comunicación pero siempre había una carta que le pasaba su padre o un chocolate de ramas que le enviaba este. Hacía solo unas semanas había llegado la última. Tal vez estaba durmiendo. Podría ser...
-. ¿Dónde esta Sirius?- preguntó para ir a despertarlo. Tonks se quedo en un silencio horroroso y le cursó un escalofrió por espalda al ver su reacción.
-. ¿No lo sabes?- preguntó suavemente. Ella sintió otro desazón- murió...
Su mente no lo procesaba, tan solo no era capaz de despejar esa información para entenderla. Era una broma. No pensó absolutamente nada, borrando la respuesta de su conciente. Y cuando volvió en si estaba parada en medio de una habitación, sola. Perdió la respuesta por completo. Y volvió después de un suave trance para observar la habitación.
El no podía estar muerto... era un broma. Pronto aparecerá...
La pieza era el doble de grande que la suya propia, había una mullida cama en una esquina, y una pequeña chimenea en la otra esquina, donde una butaca se color roja le daba la bienvenida a la comodidad, el suelo estaba cubierto de una suave tela de polvo y al lado de la puerta había un closet con un espejo de pie a cabeza. La luz del atardecer caía por una ventana que daba hacia la calle, cuando Sombras ronroneo, ella comenzó a hacer sus cosas.
30 de Julio...
(Febrix) Estaba aburrida se revolvió en la cama como por novena vez. Era el segundo día que despertaba allí.
Había estado recostada en su cama, y no había dormido nada. Sombras estaba en su regazo ronroneando de vez en cuando, se había sentido especialmente mal aquella semana, y todo por la estupenda transformación que se llevaría a cabo en un par de días. Su padre no estaba mejor, el día anterior había estado muy pálido mientras su lado más humano desfallecía lentamente y su lobo salía a brote más seguido. Se había despedido de ella diciendo que llegaría el 31 de mañana y que se comportara, cosa que había hecho.
Alguien venia subiendo las escaleras, y le siguió el paso, era la Sra. Weasley, que luego golpeaba la puerta.
-. Pase- anunció con soñolencia, aun así no se movió.
-. ¿Por qué no bajas a desayunar?- preguntó entrando solamente la cabeza. El día anterior durante todo el día se había mostrado bastante austera y solitaria. Algo que agradeció ya que los nuevos personajes que iban llegado mantenían un agradable segundo plano con ella. Era su forma de venganza hacía su padre por haberle sacado de casa.
-. Bien,- aceptó- un momento- aclaro, y Sombras salto de su regazo para mirarle de más allá, la mujer desapareció por el umbral.
Se acomodo la bufanda y fue hacia el baño, se aseo un poco y bajo a la cocina, en este no había muchas personas Ojoloco, un joven quien parecía hijo de la Sra. Weasley (Charli), y Tonks, que parecía débilmente dormida. Suspiro cohibida, de verdad no le gustaba los lugares poblados, no le agradaban las miradas que se cruzaban cerca de ella, la señora Weasley le hizo un desliz para que se acercara y le dio un par de tostadas y una taza de chocolate.
¡CHOCOLATE! pensó, cuando el atrayente olor a su dulce preciado impregnaba su olfato y la embelesaba. Sus rasgos se suavizaron olvidando momentáneamente que se encontraba de exposición.
-. Mis hijos deben estar por llegar, Arthur los va a traer- anunció la señora. Y así fue, el silencio fue interrumpido por el sonido de un golpe en la puerta central, el joven pelirrojo salió rápidamente a abrir. Por mucho que la señora Weasley comentaba de sus hijos ella no sentía mayor interés en estos mismos, para ella los humanos eran todos iguales.
Se escucharon varios pasos provenir del pasillo continuo, seis en total, ella había terminado su tostada y se estaba levantando para llevar su taza al fregadero, pero la señora Weasley lo levanto antes que ella.
-. No te preocupes... ¡O Arthur!, que alegría que hayan llegando- anunció avanzando hacia un hombre igualmente pelirrojo, con una mirada inquisitiva y tranquila a la vez, que recibía con un suave beso en los labios, daba una mirada a la sala y se le quedaba mirando, ella se sonrojo y se volvió a sentar pero no sabia porque- FRED, GEORGE, ¡Dejad eso!- gritó la mujer, mientras dos jóvenes casi idénticos adentraba con unos pergaminos en las manos, eran altos, pecosos, con mirada traviesa y divertida.
-. ¡Ha! mamá- se quejó uno de ellos, mientras se adentraba dándole un beso en la mejilla a esta misma- Tenemos que ver nuestras compras.
-. Si compras como sea- anuncio un cuarto chico, más joven y pecoso, con el cabello un poco más largo, más pálido y con cara de enfermizo. Y la quinta, una chica que parecía la más pequeña venia cargando una hermosa lechuza marrón, que ululaba en su brazo, su mirada se conecto con la chica y esta se quedo varada en su lugar. Ella cambio la mirada. No le gustaba que le miraran de esa forma.
-. ¿Quién es ella?- preguntó apuntándole y mirando a su madre, ella había sido la primera en preguntar, ciertamente ya que los otros cuatro ya la habían estado mirando, y no parecían querer preguntar, ella sintió que se colocaba más colorada aun y agachaba un poco más en su silla escondiéndose detrás de su bufanda, de verdad le desagrada que le miraran como si la estuvieran exponiendo.
-. Se parece al profesor Lupin- anunció el más joven de los varones.
-. Claro que se parece a Remus- anuncio Tonks, que parecía haber despertado con la llegada de los Weasley- Ron, Ginny, Fred, George, ella es Febrix, Febrix Lupin- anuncio, ella dio un salto en su lugar cuando una cosa peluda había saltado a sus piernas, cuando Sombras se sentaba y se acurrucaba. ¿Tu tan bien estas contra mi, cierto?
-. Un gusto- saludó Ginny. Fue la primera en acercarse y darle la mano en son de saludo, ella la miro dos veces antes de aceptar, aun así le molesto la mirada que le había dado a su mano, ya que varias cicatrices cursaban esta misma, con lo que la sacó rápidamente.
-. Igualmente- anunció, y se dedico a acariciar a Sombras, mientras la chica se sentaba a su lado.
-. Es una bonita gata, ¿Cómo se llama?- preguntó, mirando aquellos ojos anaranjado, que le miraban asaltantes y esperando un mimo. Ella le reto mentalmente "¿Desde cuando eres tan carismática?"
-. Sombras- anuncio luego.
-. Un nombre muy preciso- anunció uno de los gemelos, y se acerco para saludar- yo soy Fred- saludo dándole la mano- y ese de haya George- el segundo que se encontraba al otro lado de ella, le dio cohibida la mano uno y después al otro- y ese de allá es el pequeño Ronny.
-. No me llames Ronny- se molesto el otro y se acerco- un gusto, Ron- saludo, ella cabeceo.
-. Bien vayan a sus cuartos y arreglen sus cosas- les dijo el señor Weasley a los jóvenes, quienes agobiados se fueron alejando, Ginny le dio una sonrisa antes de irse, ella bufo aburrida, "perfecto más personajes" pensó con un desquite, y levantándose para ir a su cuarto.
Se paso allí lo que quedaba del día. Leyendo un par de libros y creando aun para la ironía, el hechizo Homorphus, un hechizo que transformaba a los lobos a humanos en sus días de luna llena, al saber que esa mansión era un sector indetectable en los mapas, le resultaba lo más fácil crear magia siendo que el Ministerio no podría hacer nada para impedirlo. Había sentido pasos por afuera de su cuarto, seguramente alguno de los jóvenes, mientras más lejos estuvieran de ella, mejor para ella como para ellos. Y además ni rastro de su padre.
31 de Julio. Privet Drive.
(Harry) Estaba recostado en su cama, mientras la suave brisa le daba la bienvenida a los 16 a un joven, de unos hermosos ojos verde esmeralda, una tez pálida y algo enfermiza- aunque no sea cierta- de complexión musculosa ante los años, el quidditch y de estatura concisa con su edad, estaba vestido con una larga camisa azulada y unos jins negros, bufo aburrido por tercera vez, como siempre, sin ninguna aspiración a una gran fiesta y solamente tal vez, si era que la Orden no se interponía a unas resumida cartas de sus amigos- Ron y Hermione-, además tampoco recibiría carta de su padrino, quien aquel pasado viaje al Ministerio se lo habían quitado para toda la vida, y aquella maldita profecía que asechaba su vida y su tranquilidad no le dejaba una vida muy tranquila tampoco.
Su blanca y hermosa lechuza, -Hedwig- ululaba tranquila en su perchero, había salido de caza hacía solos unos minutos, y había vuelto con una extravagante rata, la cual le encantaría que fuera Peter Petigrew, el traidor que vendió a sus padre, una fantasía sádica, pero agradable.
La noche estaba tranquila en Privet Drive, ninguna brisa sin salirse de su monotonía, él había esperado aun más ataque de parte de Voldemort, él cual el Ministerio se había vuelto un verdadero caos en las ultimas semanas, folletos de magia para la protección de la familia y el hogar, aparatos de emergencia y cosas por el estilo, pero lo único que había ocurrido eran las desapariciones de personas con la marca tenebrosa marcadas en los terrenos de sus casas, lo que causaba aun mayor estrago.
Había notado con creces que los alrededores de su "hogar" estaban siendo cuidados, tal vez no solamente por personajes de la Orden, si no también Aurores, pero no estaba muy seguro ya que sus tíos se le había dado no otorgarle ninguna salida de su "hogar" a más de 10 metros a la redonda y de estar dentro antes del atardecer. Por otra parte en el mundo mágico era todo un ajetreo gracias a la gran equivocación de Fudge sobre que ellos- Harry y Dumblendore- eran una farsa y luego de ver a Voldemort en el Ministerio, la comunidad mágica se había vuelto en contra del ministro y estaban pidiendo nuevas elecciones para personajes más competentes, él estaba completamente de acuerdo.
Levantándose con parsimonia para cerrar la ventana dio una suave aspiración de aire libre en aquella noche de verano, cuando mirando hacia el final de la calle, las luces de esta comenzaron a apagarse de un movimiento rápido saco la varita de su pantalón, últimamente estas no habían salido de ahí. No había recibido ninguna nota sobre alguna búsqueda- aunque eran pocas veces las que le avisaban- con lo que rápidamente se llevo una mano a la cicatriz en forma de rayo, pero al ver que esta no emitía ningún tipo de dolor, proyectándolo a un ataque se irguió un poco fuera de la ventana y veía una encorvada figura acercarse a los terrenos.
Cuando la figura estuvo lo suficientemente cerca pudo reconocerla, la cansada y vieja figura de su Director le fulmino el alma, se le crisparon todos los nervios cuando este desaparecía y el sordo sonido del timbre quebró el silencio de la casa, escucho notablemente el gruñido que envió su tío, y al segundo toque, él también se acerco a la puerta de su habitación, su tío bajaba gruñendo los peldaños de la escalera.
-. ¿Quién andará a estas horas de la noche?- preguntó en un gruñido- ¿Quién es?- preguntó en frente de la puerta sin abrir, pero esta mágicamente se abrió ante la aturdida mirada de su rechoncho y amoratado tío.
-. Señor Dursley- saludó el Director hablando amablemente entrando en el hall, aun sin ser invitado, y entregándole una amable sonrisa al estupefacto hombre- ¿Estará Harry?- preguntó curioso.
-. Señor- se anunció él saliendo a la punta de la escalera, y bajando tranquilamente, el Director sonrió al verlo.
-. Buenas noches- saludo, él asintió- señor Dursley e venido por Harry para llevármelo.
-. ¿Llevárselo?, así como así, usted cree que es venir a las tantas de la noche y llevarse al mocoso- gruño alterado.
-. Pues no creo que le agradara que viniera en el día, a la hora de los Muggles están en pie, y a esta hora es menos peligroso ante los mortifagos.
-. ¿Mortifagos?, los locos encapuchados de cual tú nos has contado- incriminó observando a su sobrino quien asintió débilmente, su amoratada cara se volvió roja y soltó un largo bufido, sin quitar los ojos de cerdito encima del Director.
-. Harry prepara tus cosas- ordenó el Director, él asintió y volvió a su habitación.
A los minutos después bajo con el baúl por las escaleras elevándolo un poco para no crear tanto ruido, el director lo esperaba con una sonrisa, con un suave movimiento de su varita esta se esfumo en una voluta de humo, dejándolo más libre en movimiento.
-. Le explique a tu tío todos los puntos para que no se preocupara- él elevo una ceja incrédulo. Al abrir la puerta y la suave brisa le revolvió un poco más- si cabe- el cabello azabache- Remus, nos espera más allá.
-. ¿El profesor Lupin?- preguntó sintiendo que en su estomago se encendía una llama de aprecio muy escondida, al saber que aun el único merodeador que valía la pena, aun se acercaba a él.
-. A insistido en venir con nosotros, ya que viene con alguien más, la nueva profesora de Defensa.
-. ¿Profesora?- preguntó, pero su respuesta fue saciada cuando llegando al final de la calle dos sombras paradas debajo de un foco apagado le esperaban, se acercaron con cautela.
-. Harry- saludó un hombre que con capucha se lograba ver la tranquilidad aniquiladora que emanaba, su postura enfermiza aun recaía, ya que pronto seria luna llena, pero su apacible sonrisa borraba los malos ratos que habían pasado, le estrecho la mano sin dudarlo.
La otra sombra le encubrió el rostro, una mujer de unos 29 o 30 años, de mirada congelante y perforante ojos azules que podrían desencajar a cualquiera, de tez morena y cabello corto liso hasta los hombros, y atrás de este una cabellera más larga hasta la cintura, se podría decir esbelta, ya que llevaba una larga túnica azul oscura ceñida al cuerpo y en su cuello un pendiente parecido a una antigua moneda de oro. Ella le estiro la mano, y él tímidamente la tomo, sintió rápidamente un escalofrió recorrerle el cuerpo.
-. Ella es Anari Serke- pronunció el Director, ella asintió y soltó para volver su mano dentro de la túnica- debemos irnos. Harry nos transportaremos así que sujétate fuertemente a mí- notificó mientras le hacia un gesto para que se acercara.
El Director le entrego su brazo, él lo aferró al mismo momento que sentía una largo gancho debajo de su estomago que lo sacudía para luego caer rápidamente al césped de un lugar que ya conocía, más allá, el cuartel general "Grimmaul Place".
(Febrix) Era ya bastante tarde, acostada por encima de las tapas, mordisqueaba lo ultimo de chocolate que le había regalado el Director, cuando se escucho mucho movimiento en toda la casa, ella no se inmuto, hasta que sintió el suave olor a su padre, quien tocaba la puerta.
-. Febrix- llamó tocando y abrió la puerta, su padre un poco más desarreglado entraba y sacaba la varita para dar un poco más de luminosidad a la habitación. Ella solo levanto el rostro.
-. Creí que llegarías mas tarde- murmuró volviendo su cabeza en la almohada.
-. Me enviaron a buscar a la nueva profesora de defensa- informó acercándose a la cama, la chica se reincorporo y se aferró a las piernas arreglándose la bufanda- ¿Has conocido a los hijos de Molly?- preguntó con una sonrisa esperanzadora.
-. Sí, en la mañana- informó con despide.
-. Hija- bufó cansado ante el tono de la chica- necesitas tener más...
-. No me importa tener amigos... no quiero que me traicionen o que mueran- eso lo dijo evidentemente pensando en los amigos de su padre, él se coloco pálido, y la varita se apago, dejando todo en penumbras. Ese fue un maldito golpe bajo de ella, sabía que había dolido a su padre.
Pero no le gustaba cuando este se colocaba tan irritante para que hiciera más vida social. A ella no le gustaba y punto. No lo hallaba ni siquiera necesario.
-. No todos son así- anunció con una voz afectada, aun así ella no sintió remordimiento- mañana conocerás a Harry, a llegado conmigo, ahora esta descansando... seguramente se llevaran bien...- y diciendo esto se levanto, se acerco a la chica y le dio un beso en la frente para dejarle algo en la cama y marcharse, la chica tomo el presente, y sonrió imperceptiblemente ante el envoltorio de chocolate.
31 de julio... día
(Harry) El golpe de luz que recibió en la cara aquella mañana fue todo lo que necesito para despertar de un salto, busco sus lentes con rapidez, a lo que dos manchas se apresuraban a su lado.
-. Harry- saludo Ron, dando un salto a su cama.
-. Ron- dijo este, mientras el encandilamiento lograba ver a su larguirucho amigo sonreírle con tranquilidad, y a su lado, más alta y esbelta su "pequeña" hermana, quien también sonreía.
-. Hola Harry- saludo Ginny sentándose a los pies de la cama.
-. ¿Cómo han estado?- preguntó incorporándose.
-. Bien- contestó Ron- mamá aviso que bajáramos a tomar desayuno en cuanto despertaras, y como no despertabas tuvimos que venir a revisar si sucedía algo- él le miro extraño, su amigo sonrió a lo que su estomago rugía débilmente, se sonrojo.
-. ¿Llegaste anoche?- preguntó Ginny- no te escuchamos.
-. Era bastante tarde, me a atraído el Director, Lupin y Serke- contesto con desgana recordando a la mujer.
-. ¿Quién es Serke?- preguntó Ron pareciendo perdido en información.
-. La nueva profesora de defensa, Anari Serke habían llegado momentos después de que el director hablara con mis tíos, formalidades- contestó antes de que estos preguntaran.
-. ¿Y como es?- preguntó Ron, él sufrió un suave escalofrío.
-. Parece un poco in-sociable...-comenzó recordando a la mujer, algo en ella le daba una sensación de frialdad.
-. Ya tenemos a dos- comentó cortando a su amigo en un deje de palabras, él miro a la joven, quien subió los ojos como desesperada.
-. Febrix...- comenzó con voz pausada
-. ¿Quién?- pregunto no entendiendo
-. La hija del profesor Remus- añadió Ginny, mientras este parecía procesarlo.
-. ... (muchos segundos después)...¡¿Qué?- preguntó notablemente noqueado a lo que parecía haber escuchado mal.
-. L-a h-i-j-a d-e R-e-m-u-s- se burló su amigo, para que entendiera-... oye nosotros estábamos igual, la conocimos ayer.
-. Pero, el profesor jamás comento nada, nunca dijo nada- intentaba explicarse, bastante sorprendido.
-. Nuestro padre nos contó, que él siempre omitió cualquier cosa de ella, es de nuestra edad, podría ser un poco mayor, y es completamente antisocial, parece congelarte con una sola mirada, no se parece nada al profesor- anunció Ron.
-. Sí que se parece, pero no en actitud- reanudó Ginny- pero a mi me parece una chica muy amigable... y además el profesor Lupin "omite", Ron, porque sabes perfectamente que la caza de licántropos aun se ejecuta ilegalmente y una pequeña de dos razas sería cualquier cosa buena para a poco menos que una exhibición.
-. No seas exagerada...- anunció éste medio cohibido por las palabras que el mismo había dicho.
-. ¿Y esta aquí?- preguntó él para que no comenzaran a pelear.
-. Sí, a unas dos habitaciones de aquí, aun no baja a desayunar, tal vez este ahí- a lo que su estomago volvió a gruñir.
(Febrix) Solo faltaban cinco días para la transformación y ya estaba sintiendo los síntomas de este, le dolían los ojos, su olfato estaba susceptible y sus oídos, al más débil ruido lo duplicaba en su cabeza, en esos momentos el silencio era la música más agradable de todas. Había pasado más de treinta minutos debajo de la ducha del baño de su habitación, así por lo menos la tranquilidad la invadía de una mejor manera, al salir de esta secándose el extenso cabello.
Sombras estaba sentada al lado de una pócima que reconoció como la "poción matalobos", su padre le dijo que esta misma la hacia un antiguo conocido, pero siempre con una sombra de ironía en su voz, la tomo de un sorbo, y sus sentido bajaron un poco en densidad, a lo que la habitación le daba vueltas y se sentaba para comenzara a vestirse.
Bajo a la cocina con la pereza viva de la semana de transformación, -ese tipo de pereza que a uno le da hasta para bostezar- su único atisbo de movimiento era la presencia de una buena taza de chocolate, su padre parecía aun dormir, pues no lo había escuchado, al abrir la puerta de la cocina, un extraño ser la observo desde lejos, los profundo ojos verde claros con signos de locura, la inspeccionaron de arriba a bajo, a lo que enviaba un "chist", y desaparecía por unos muebles cerca de la caldera, un elfo domestico bastante desagradable debía aclarar.
La señora Weasley estaba en la cocina y movía por medio de la varita una gran olla y más allá Ojoloco y el Arthur Weasley hablaban tranquilamente.
-. Querida siéntate, te serviré de inmediato- observó la mujer de reojo, mientras apuntaba su varita hacia un lado, taza y plato volaban a la mesa- los demás deben estar por venir- nadie alcanzo a escuchar el mitigadle gruñido que envió al irse a sentar, "nuevamente compañía", pensó.
Al sentir el cálido olor socavar en su olfato la volvió a sumir, pensando en cualquier otra cosa, se comenzó a escuchar más movimiento y la escaleras rechinaron al sentir el peso de tres personas bajar por estas, al abrir la puerta ella no elevo la mirada hasta que un olor nuevo la removió, levanto los ojos de oro casi mecánicamente. Frente a ella, observándole con mirada sorprendida y extraña, un joven de ojos verdes. Se petrifico. Ahí en frente parecía tener la figura viva de una de las personas de la foto de su padre, pudo ver la sonrisa casi imperceptible que él le envió a la primera mirada.
(Harry) Él en cambio al bajar las escaleras sintió la tranquilidad de la casa emanar un nuevo sentido, cuando Ron abrió la puerta -pues era el más apurado-, quedo noqueado con creces, vio la primera figura que aparecía y los llamativos cabellos lo enmudecieron, cuando esta elevo la mirada se petrifico en tener frente a él, los ojos de su profesor en un semblante femenino, pero era una mirada vacía, sin cariño, fría casi misma como la de la profesora, no quería comenzar mal, así que solo pudo forzar una mitigadle sonrisa, que ella sintió pues bajo la mirada a su taza.
-. Harry, querido, ¿Has dormido bien?, o querías descansar más- enviándole una mirada reprobatoria a Ron, que ya tenia un par de tostadas en su boca, y elevo los hombros con disculpa.
-. No, esta bien- dijo a lo que se acercaba a la chica, Ginny detrás se adelanto rápido.
-. Febrix- llamo la chica volvió a elevar la mirada, sin mover su postura- el es Harry, Harry ella es Febrix, la hija del profesor.
-. ¿Tu eres Potter?- preguntó la chica con voz cansada- él que enfrento a Voldemort, literalmente- observó rápidamente.
-. Sí, aunque claramente no lo derrote- contestó él, ella sonrió a lo que volvía su mente a su chocolate.
-. Siéntate, siéntate- apuró la señora mientras le jalaba varias porciones de comida.
Rápidamente quedo con varias porciones de comida delante suyo, a lo que enviaba miradas rápidas a la joven a su lado, que parecía meditar en otro mundo, su frialdad era notable, aun así se pregunto porque llevaba tanta ropa, siendo que estaban en verano y hacia un calor de los mil soles, le agrado bastante la bufanda a su alrededor.
(Febrix) Su mente estaba muy lejana de allí. Cuando escucho la presencia de su padre, bajar las escaleras... un creciente sentimiento subió a ella, algo que no le gusto. Noqueada quedo, cuando su padre no entraba solo a la habitación, no, no quedo noqueada por la persona, si no por que no la sintió venir con él, elevo la mirada asombrada y la presencia de la mujer la intimido, cuando los ojos azules se plantaron frente a ella su respiración se acelero de un choque a lo que varios escalofrió surcaron su ser. Instintivamente dio un pequeño salto en su asiento, aquella mujer tenia atisbos vampiros, tal vez lejanos pero para menos peligrosos. Su padre sonrió tal vez por ver que estaba sentada al lado de Potter, pero ella estaba aun encandilada en la mirada de la profesora que no parecía incomoda ante el peligro que estaba emanando.
-. Os veo que ya se han conocido- anunció Remus acercándose a su hija, y besando una de sus mejillas, esta no se movió- Febrix- le llamo, ella salió de su hipnotismo.
-. Deja que me presente, Remus- observó la mujer, a la chica se le erizo la piel- soy Anari Serke- le estiro la mano, la chica dio un leve gruñido que tal vez solamente escucho la mujer, por que sonrió aun más, ella solo rozo su mano, y se levanto de la mesa.
-. ¿A dónde vas?- preguntó su padre un poco molesto.
-. Me siento mal, esta un poco pesado el aire. Quiero descansar- argumentó dando la vuelta a la mesa y saliendo como una sombra al pasillo.
¡Ho merlín, un vampiro en casa!
(Harry) Él se sintió también incomodo, la joven a su lado de un momento a otro había emanado un tipo de sensación que hasta él sintió a peligro cercano, y ese "cercano" era la profesora, que ante él sus ojos se habían iluminado al entra en la cocina, el profesor pareció indiferente ante esto, y cuando relevo el asiento de su hija, él no pudo omitir su pregunta.
-. ¿Por qué no me-nos contó sobre ella?- preguntó. Remus le vio con tranquilidad y le dio un sorbo a su café.
-. No sabes lo áspero que es tener a alguien que sufre lo mismo que uno, y no poder hacer nada por ella, lo único que pude hacer fue mantenerla lejos de problemas- contestó manteniendo su mirada lejana donde la joven se había ido- y lo único que deseo es que se habitué...
-. ¡Ha!, Remus- exclamó el Señor Weasley incorporándose a la mesa- pasado mañana se podrá ir a la el callejón Diagón, se que tal vez Febrix y tú poco podrán hacer, pero es el único día en que parte de la Orden podría ayudar en un viaje, y el único en que el Ministerio podría prestarme un par de autos Muggles, por lo menos a dos meses más adelante.
-. Si, bueno, Febrix ira, yo no me sentiré muy bien por esos días, ella puede estar un poco mejor en presencia, y acceder a lo que necesita.
-. Bien- sonrió el hombre- le e enviado una carta a los padres de Hermione, ellos la llevaran al Caldero Chorreante, para luego venir con nosotros, dicen que así la chica se siente más tranquila- Ron y Harry se miraron, pero seriamente, seguramente su amiga no quería inmiscuir a sus padres en la nueva guerra que se estaba dando.
-. ¿Profesor?- preguntó Ginny, quien había estado en silencio hasta los momentos, el hombre le miro- ¿Dónde esta Buckhead?- pregunto a lo que Harry la miraba.
-. Lo han liberado, pero por lo que sabemos ronda por la casa de Hagrid, y se puede decir que lo esta cuidando, después de la m... estuvo tiempo sin movimiento y el director logro sacarlo de aquí- anuncio con una nota pequeña de tristeza, tal vez al recordar la muerte de Sirius, Harry también lo sintió.
Pasaron el desayuno sin mayor problemas, Remus hablaba con la profesora, cuando un suave roce hizo que diera un salto en su silla, se retiro hacia atrás, cuando una sombra salto a sus piernas.
-. ¿De quien es?- preguntó, cuando la gatita se arrullo en sus piernas como si nada.
-. Es de Febrix, se llama Sombras- anunció Ginny pasando por arriba de su hermano para acariciarla.
(Febrix) Al llegar a su habitación se estiro en la cama y Sombras se acerco a su lado, ella la acaricio a lo que los ojos de la profesora le invadía, se levanto de un sopetón.
-. Ve y vigílala- le murmuró a su gata, quien ronroneo, paso su nariz por su mejilla y desapareció a la cocina
¿Un vampiro?, que hacia un vampiro allí, y ¿Por qué su padre podía llegar estar en su presencia? siendo él un licántropo completo debería tal vez tenerle más bronca que ella misma, que solamente era algo así como ¼ de licántropa.
La diferencia de sus razas siempre se baso en las batallas y los asesinatos de ambos bandos. Bueno la profesora no era un vampiro completo, pues así mismo no podía estar caminando de día, no le traía buena espina.
