Capítulo I. Pesadillas
Era una noche tranquila para los habitantes de Konoha, a excepción de un par de jóvenes que se encontraban aún despiertos en distintos puntos de la aldea. Pero ni siquiera en aquella aldea de ninjas era normal caminar estar despierto a las 3 de la mañana sin un objetivo concreto. En un área de entrenamiento alejada de la aldea, se podía distinguir la figura de un muchacho de no más de 18 años, de grandes cejas oscuras y cabello en forma de tazón, con una determinación en el rostro que podría llegar a intimidar. A una distancia considerable, se encontraba resguardado por el techo una enorme mansión, otro joven de aproximadamente la misma edad, con cabello largo y castaño, sin olvidar sus hermosos ojos aperlados, primos hermanos de la hermosa luna plateada que brillaba aquella fría noche. Ambos estaban preocupados por una misma razón: la misteriosa desaparición de su compañera y amiga, Tenten, hacia ya tres meses.
Neji miraba por la ventana de su habitación hacia la enorme luna llena que se dejaba ver en aquella oscura, pero sobre todo solitaria noche, ni siquiera las estrellas habían hecho su aparición. No podía dormir, justo como le había pasado muchas noches atrás, desde el misterioso suceso. Fue tan repentino, es decir, un día Tenten estaba a su lado dándole ánimos y al otro, la joven había desaparecido sin rastro alguno, y nadie sabía nada de ella.
La buscaron por 2 meses, y tanto como Lee, Neji y Gai, fueron parte de los equipos de búsqueda. Tsunade había decidido terminar la búsqueda, y Tenten, muy a pesar de todos, fue declarada muerta. Pero jamás traidora.
Al principio hubo mucha discordia entre los ancianos y la Hokage sobre este suceso en especial, pero Tsunade tenía un tiempo ya trabajando personalmente con Tenten, quién había optado por aprender un poco de las habilidades curativas de la Hokage. Y ese tiempo le bastó a Tsunade para conocer a la joven chica, su determinación, su pasión por las cosas, y sobre todo su lealtad. No, Tenten no sería considerada una traidora sin antes ser comprobado sin lugar a dudas. Nadie de sus amigos (Sakura, Sasuke, Naruto, Hinata, Kiba, Shino, Ino, Shikamaru, Temari, Gaara, Kankuro, Neji y Lee) se resignaban a creer que ella estuviese muerta, aunque la decisión de Tsunade, desde las penumbras, alarmaba mucho al genio Hyuuga, pues en los últimos años, su relación con Tenten se había hecho mucho más estrecha. Inclusive podría llegar a decir que eran "amigos", algo que nunca había experimentado el conocido "cubo de hielo Hyuga".
Neji miró a la ventana de nuevo, pero ahora había algo diferente en la escena, algo que llamaba su atención; una chica se encontraba en los jardines de la mansión Hyuuga, y no era ninguna de sus primas. La chica estaba de espaldas, pero era fácil distinguir su figura, demasiado delgada para ser Hinata con sus y demasiado alta para ser la joven Hanabi. La extraña se encontraba abrazándose a sí misma, llevaba el cabello suelto, un mar chocolate que bailaba en el viento. Un vestido blanco se ceñía a cuerpo, cayendo en una falda amplia que se perdía entre sus piernas.
Del susto, el joven se cayó de la cama, pero logró incorporarse rápidamente y volvió la vista hacia afuera, la chica volteó lentamente y él pudo ver como una lágrima caía de aquellos ojos castaños. Un par de ojos que podría reconocer sin importar que tan oscuro estuviese, sin importar que el rostro no fuera el mismo. Pero fue incapaz de moverse, sus piernas no le respondían, su corazón latía con fuerza, casi podía sentirlo contra su pecho, haciéndole daño. No se hubiese sorprendido de encontrar un moretón en aquel lugar. Lo que notó después hizo que todo a su alrededor perdiera sentido, dejó de escuchar todo; el viento, el búho, las hojas de los árboles, sólo escuchaba su corazón y su propia sangre, impidiéndole pensar con claridad; un río rojo carmesí bajaba por el costado de la chica, manchando la tela y gran parte de una de sus piernas. Pudo ver el dolor en aquellos ojos, pudo sentirlo. La sangre seguía corriendo, perdiéndose entre los pliegues de la falda, perdiéndose con el viento, con la misma piel de la chica. De repente, nada. La chica había desaparecido de la misma forma en que había llegado.
Neji despertó asustado y con la respiración bastante agitada. En un acto reflejo llevó su mano a su frente para limpiarse el sudor, y después a su corazón, como si eso fuera a calmar el ritmo alocado que había tomado su corazón. Miró la ventana; aún era de noche, la luna llena iluminaba una buena parte su habitación, pero a diferencia de su sueño, aquella noche estaba llena de estrellas, como era normal en Konoha. Todo había sido un loco y doloroso sueño.
Ese mismo sueño le había atormentado las noches de los últimos 3 meses. Inclusive le había sucedido durante el día, cuando entrenaba, o cuando simplemente caminaba por la aldea. La misma chica, tras el árbol, entre las flores, caminando por la aldea. Un truco de la luz, una mal jugada de su cabeza, no sabía de que se trataba, pero la verdad lo estaba volviendo loco. Pero ahora algo había cambiado; la chica lloraba y sangraba, se estaba muriendo. Y él estaba aquí, en su cama, haciendo absolutamente nada.
Cerró los ojos, pero seguía viendo a la ensangrentada mujer, algo quería decir pero no podía escuchar sus palabras, era como si el mismo viento se las tragara, impidiéndole a él distinguirlas. Extrañamente, la chica, tenía un enorme parecido a Tenten, sabía perfectamente que esos ojos no le pertenecían a nadie más que a la Kunoichi experta en armas, pero Neji se negaba a creer eso. El genio Hyuga se negaba, por primera vez en su vida, a aceptar lo innegable. Se negaba a entender aquel mensaje, se negaba a pensar en una Tenten herida, mucho menos a una en peligro de morir.
El joven Hyuga se puso de pie, aventando las sábanas con fuerza. No iba a quedarse sin hacer nada, no iba a quedarse ahí teniendo imágenes paranoicas sobre la chica. "Si no está, es porque ella se ha ido. Tenten es lo suficientemente fuerte para defenderse de cualquier ataque." Se repetía mentalmente el ninja, por milésima vez en aquella semana. Cada vez que lo decía sonaba incluso más irreal, pero debía aferrarse a aquello.
"Debo tratar de calmarme" Murmuró para sí el chico, encaminándose al baño, tratando de despegar los cabellos que se le habían pegado por el sudor a la cara.
Después de unos 20 minutos, salió del baño ya vestido, listo para comenzar a entrenar. Miró el reloj: 4:20 A.M.
"Maldita sea" maldijo, acomodando sus armas y escogiendo las que usaría ese día. Si seguía a ese ritmo, no iba a progresar en lo más mínimo. Todos los días era igual; dormir a la 1:00 A.M. después de tratar de calmarse con un arduo entrenamiento con Rock Lee, para después despertarse a eso de las 4 de la mañana, con el corazón luchando por salir de su pecho, cubierto en sudor por una pesadilla con una chica que no-es-Tenten-pero-se-parece-a-ella que le atormentaba, aunque no entendía porque. Hasta aquella noche, la chica jamás había estado herida.
Una vez terminó de empacar sus armas y tomó un ligero desayuno, se encaminó a un claro, el mismo en el que solía entrenar cuando eran "el equipo Gai", cuando estaban los tres juntos. Comenzó a entrenar, sacando todo el dolor, furia, confusión y miedo, sí, miedo, el heredero del Bouke estaba asustado. Con cada golpe que daba, se sentía mejor, más relajado. Para mitad del entrenamiento, sus pensamientos comenzaron a divagar: pensaba en los posibles significados de aquel sueño. Tenía 3 opciones, y ninguna le agradaba. La primera era que Tenten estaba muerta, y que el que la chica estuviera en el jardín de la mansión significaba o que lo odiaba y se había marchado por su culpa o que él tuvo algo que ver con su muerte. La segunda era que ella estaba sufriendo, y la sangre significa el dolor dentro de la chica, pero y entonces ¿Por qué en el jardín?. La tercera, y a la vez un poco más consoladora, era que la chica estaba en peligro, y que ese era como un mensaje, una llamada de auxilio.
La tarde cayó, y las fuerzas del chico se acababan con el sol que se escondía entre las montañas.
Comenzó a caminar por las abarrotadas calles de la aldea, encontrándose con sus amigos, pero pasó sin siquiera percatarse de aquel hecho, estaba demsiado sumido en sus pensamientos.
"Ha estado así desde que Tenten desapareció, tenemos que ayudarlo" Comentó Sakura, mientras veía la figura masculina desaparecer entre los aldeanos. Trató inútilmente de esconder un par de lágrimas que lograron escapar su barrera. Con el entrenamiento médico al que Tenten había estado sometida en los últimos meses, se había hecho buena amiga de Sakura, llegando a convertirse en confidentes la una de la otra. Sin quererlo, la mente de Sakura conmemoraba aquella ocasión en la que el segundo cubo de hielo de la aldea se había ido, y las condiciones en que lo había hecho. Sabía perfectamente bien que la determinación de Tenten hacían imposible que cualquier tipo de promesa le hiciera irse de la aldea sin más, pero temía porque algo parecido estuviera pasando.
Sasuke, quién había vuelto a Konoha hacía ya 3 años, abrazó a su novia a forma de consuelo. Él no lo sabía, pero en su mente estaban los mismos recuerdos que los que pasaban por la cabeza de la chica. Le había costado mucho recobrar su confianza, cuando volvió Sakura ya no era la misma chiquilla que haría cualquier cosa por él, era una mujer independiente, y lo suficientemente fuerte para valerse por si misma, ni siquiera lo había abrazado o llorado a su regreso, lo había tomado con total serenidad. Por eso mismo le partía el corazón el verla derramar una sola lágrima. Sin contar con el hecho de que él mismo había comenzado una relación con la chica de los dos moños unos años atrás.
La desaparición de Tenten de verdad que estaba afectándolos a todos.
Temaria sólo bajó la mirada un poco. Había estado en la aldea escondida de la hoja desde la desaparición de la chica, como apoyo y sobre todo, como una más que luchaba por encontrar a la castaña, que tantos corazones se había ganado.
-¿A..alguien de….de ustedes…notó…algún comportamiento extraño en ….Tenten, o en…Neji-kun…antes de la…desaparición?-Preguntó Hinata, con cierto tono de tristeza en las palabras "Tenten" y "desaparición". A pesar de los años, Hinata no había cambiado prácticamente en nada, seguía siendo la misma chica tímida y amistosa de siempre, la única diferencia era que el rostro rojo tomate había sido reemplazado por un leve sonrojo, mientras su novio Naruto Uzumaki la tomaba de la mano. Y por supuesto, el desarrollo físico por el que había pasado, de una niña delgaducha, a una mujer bien formada.
Temari levantó la cabeza la cabeza de inmediato y se apresuró a añadir.
-Ella…la vi llorando en una ocasión, y la noté algo más distanciada. Perdía constantemente en los entrenamientos, y siempre se le veía cansada. - Su rostro estaba pálido, como si hubiese visto a un fantasma, pero ninguna lágrima logró traspasar la máscara que la joven de la arena había aprendido a portar.
A pesar de que Sakura y Tenten eran grandes amigas, o el mucho tiempo que la joven había pasado con la heredera Hyuga, su mejor amiga seguía siendo Sabaku No Temari. Principalmente por la rivalidad que había entre ambas, segundo por el hecho de que lo que más caracterizaba a las dos mujeres eran prácticamente las mismas: fuertes, independientes, con determinación, jamás se daban por vencidas. Así es como aquel lazo se había formado, y habían terminado convirtiéndose en una hermana la una para la otra. Por eso Temari no podía perdonarse el no saber que había pasado, el no poder responder cuando preguntaban si Tenten estaba triste por algo en específico, si había tenido problemas con alguien.
-Calma, mujer, no creo que sea lo que estás pensando- Dijo Shikamaru a su ahora prometida, mientras abría los ojos. Era obvio que la palabra que pasaba por la cabeza de la hermosa hermana del Kazakage en esos momentos era la palabra "fuga". Temari volteó a verlo, tendido sobre el césped, ambas manos detrás de la cabeza y suspiró. Shikamaru había sido de los primeros en solicitar la misión de búsqueda, si él no pensaba que Tenten estuviera muerta, entonces no había mucho de que preocuparse, ¿cierto? Además, Tenten era una chica fuerte, no sería tan sencillo dejarla sin batalla.
Sin embargo, todos se vieron entre si algo asustados por aquella posible idea, que llevaba rato ya en la mente de todos, pero unos minutos después la descartaron, simplemente eso era imposible, Tenten no era así. Ella era feliz, ¿no es así?
Mientras tanto, Neji comía ramen en Irichaku, aunque su mente seguía puesta en aquel sueño. Por primera vez Neji estaba asustado, y al parecer, por algo abstracto. No había ninguna prueba, nada que le dijera que Tenten había sido secuestrada, de que estuviera herida o muerta. Sin embargo, aquí estaba, presa del pánico por culpa de un maldito sueño.
Neji había llegado a pensar que quizá Tenten fuera algo más que una amiga para él, lo había escuchado en más de una ocasión en la boca de las chismosas del pueblo, y había llegado a oír el lejano rumor de las amigas de Tenten cuando hacían pijamada en la mansión Hyuga, pero él jamás lo pensó posible, y por eso mismo descartó aquella idea, al menos por el momento; él no podía enamorarse, no, él era Neji Hyuuga, el genio Hyuuga, el no debía enamorarse, los sentimientos eran solo una pérdida de tiempo, un impedimento para su camino ninja. Sin embargo, aunque se negara admitirlo, sabía que eso era exactamente lo que estaba pasando en aquel momento, no era curiosidad meramente objetiva lo que lo mantenía alerta todo el tiempo, se estaba guiando completamente por sus sentimientos. Pero por primera vez en 18 años, el genio Hyuga no veía aquellos sentimientos como una pérdida de tiempo, Tenten lo valía por completo. Si eso podría salvar su vida, si eso podría traerla de regreso a la aldea, lo valía.
Neji volteó a su derecha, viendo a la gente pasar, tratando de escapar de sus propios pensamientos. Soltó un pesado suspiro cuando, entre la gente, distinguió a Tenten, con el mismo vestido blanco que llevaba en sus sueños. Ante sus ojos, ante aquella mirada pura, casi podía jurar que era ella, que era la misma chica que llevaba 3 meses perdida, la que le había robado el sueño, el apetito, inclusive las ganas de entrenar, ahí frente a él. Pero sabía que no era cierto. Desvió su mirada a su plato y después volvió a mirar a la gente, la silueta de la chica había sido reemplaza por una nueva horda de aldeanos, ninguno lo más remotamente parecido a Tenten. Miró a los alrededores, había mucha gente pero ninguna era ella. Su mente comenzaba a jugarle bromas, y no eran para nada de su agrado, él sufría por ella, y su mente no dejaba de jugar con él, provocándole un dolor continúo y punzante en el pecho, un dolor que hacía muchos años no sentí, desde que aprendió a vivir sin sus padres, desde que aprendió a vivir con aquella marca que escondía tras la insignia de Konoha. Dos cosas que Tenten le había enseñado. Maldita sea.
Por supuesto, siendo el genio Hyuga, no le había confesado a nadie lo que había estado sufriendo todo ese tiempo, estaba solo de nuevo. Había estado sufriendo, puesto que Tenten era la única que lo comprendía y le ayudaba. No es que Lee no fuera su amigo, pero no podía tolerarlo ni la mitad del tiempo que pasaba con Tenten. Ella era la única en la que el genio Hyuuga había confiado plenamente, era la única que lo había visto sufrir, gritar, perder, inclusive derramar un par de lágrimas aquella vez que fue a visitar la tumba de su padre, todo…sólo ella, y ahora no estaba… estaba desaparecida y él sentado en un puesto de ramen.
No podía permitirse ningún descanso, sin embargo su cuerpo ya no daba para más, él lo forzaba demasiado, y eso no era nada bueno, mucho menos para su mente. Si había otra cosa que Tenten le había ensañado es que tú escribes tu propio destino. Y él no iba a permitir que el de ella acabara de aquella manera.
