Wendelin La Hechicera
A Wendelin la Hechicera le gustaba tanto ser quemada que se dejo capturar hasta un número de 47 veces...
Disclaimer: El potterverso no me pertenece, solo es de mi autoría esta historia sobre la vida de Wendelin la hechicera.
Este fic participa en el reto "Olores de Amortentia" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
1-. Naranjas Amargas
La sacaron de la celda con un violento empujón y las correas de esparto que aprisionaban sus muñecas se clavaron retorcidas en su piel. Un tenue hilo del líquido vital fue derramándose tiñéndolas de rojo, Wendelin miró como se deslizaban hacia el suelo cruzando a través de las palmas de sus manos y entre sus níveos dedos acumulándose suavemente en el cauce de las uñas para después caer y caer de forma hipnótica.
Un soldado se acercó aplastando sin compasión la tierra bajo su calzado de cuero arrastrando tras de si el sonido frío y muerto del metal, se detuvo a unos pasos de ella y alzó una pesada cadena que se balanceaba como si fuera una serpiente. El grillete se cernió en torno a su cuello en lo que dura un suspiro.
De súbito un fuerte tirón la tiró al suelo de rodillas, otro, la obligó a echar la cabeza hacia atrás mientras una pesada bota se le clavó justo por debajo de los omóplatos haciéndole daño y empujando su arqueada columna hacia delante. Luego se vio obligada a mirar al hombre que, frente a ella sentado en una silla, observaba todo aquello con un deleite maligno en los ojos negros complementado por una sonrisa despreciable.
Se aguantaron la mirada en silencio
Y en esa mirada Wendelin podía ver sus más oscuros deseos y como esperaba que ella llorara y suplicara retorciéndose en el suelo por su vida, humillándose a sus pies, como tantos otros condenados antes que ella.
Porque era una bruja...
...y la iban a quemar viva por ello
Un crujido húmedo le hizo regresar de sus breves pensamientos. Su captor no le quitaba la vista de encima a la vez que masticaba grotescamente entre sus podridas mandíbulas algo que desprendía un olor dulce y aromático. En su mano veía el fruto del cual provenía el aroma: era redondo, anaranjado con una gruesa piel, y amargo como la delicia mas prohibida.
Trago saliva involuntariamente.
El inquisidor se echó hacia delante quedado a solo un palmo del rostro de ella, no había apartado la vista ni un segundo y la bruja hubiera jurado que no había parpadeado ni una sola vez en todo ese tiempo. Si los muggles pudieran aprender legeremancia, el inquisidor hubiera sido el más notable en esa arte, por suerte para todos los magos y brujas esa magia era un territorio vedado a los no mágicos.
El hombre volvió a clavar los dientes en el fruto y un chorro de jugo salió disparado estrellándose en su mejilla. Wendelin trato de ocultar la expresión de asco que le causo aquello, podía sentir como el jugo se deslizaba hacia su mandíbula y su cuello e intento no pensar que las babas de aquel hombre también estaban recorriendo su piel mezcladas con el jugo. Cerró los puños con rabia. Aquel ser estaba corrompiendo sin saberlo el fruto más puro y atesorado de la bruja.
El podía saber de la existencia de su amado pero no era conocedor de las circunstancias. Solo ellos dos sabían que en su primer encuentro habían quedado sepultados bajo un cargamento de aquel fruto, que sus ojos se habían encontrado por primera vez bajo una lluvia anaranjada y en consecuencia el aromático olor se les había quedado grabado a fuego en sus recuerdos, de igual manera que un granjero estampa su firma en las reses.
-Vais a morir bruja
Wendelin abrió lentamente los ojos, ni siquiera recordaba haberlos cerrado
-Si confesáis quien es el hereje que os ayuda, podría considerar ser más magnánimo, -le dedicó una sonrisa estrecha cual tiburón.- y la hoguera solo estaría destinada a ese pecador con el que compartís vuestro lecho, aquel al que habéis embrujado con artes carnales...si confesáis, mis hombres aquí presentes os cortaran la cabeza, sin más sufrimiento que el que ya os espera en las llamas del infierno.- se detuvo paladeando las palabras, siempre lo hacía en esas situaciones, para otorgar tiempo y que brotara la esperanza antes de recordar el cruel final que recibiría el condenado encaso de negarse-...pero si no lo hacéis pereceréis lentamente bajo en el fuego y me aseguraré personalmente de que os sea una tortura.
Wendelin trago saliva haciendo esfuerzos por no sonreír, no podía demostrarle a aquel hombre el regocijo que sentía al saber que iban a llevarla a la hoguera. De ello dependía la supervivencia de todas las personas mágicas, pues mientras los muggles siguieran creyendo que las llamas eran eficaces contra ellos, los magos y brujas podían vivir mucho más tranquilos. Además parecía que aquella creencia estaba muy aceptada y arraigada pues la muchacha a lo largo del tiempo, había oído a muchos de sus oradores repetir que el fuego, por ser el elemento de Dios para castigar a los pecadores en el infierno, era lo más efectivo para purificar el cuerpo de una bruja o de un mago.
Clavó sus ojos azules sobre los de el inquisidor
-Vuestra merced puede quemarme si bien le place, pero no os diré el nombre de mi amigo- respondió lenta y deliberadamente, con una serenidad avasalladora.
Tras un minuto de silencio el hombre ceso en su intento de robar cualquier secreto a través de sus ojos y volvió a repantigarse en su silla lanzando a una esquina la naranja amarga a medio comer.
-Así sea -sentenció.
Bueno, han sido 885 palabras, me alegro de no haber tenido que eliminar parte porque si no me hubiera quedado muy suelto
Esta fue la primera idea que se me ocurrió para el reto pero no me acababa de convencer el escenario que elegí entonces, y hoy que tengo un dolor de cabeza tremendo con fiebre y con todos los huesos tal y como si me hubiera pasado una apisonadora por encima, voy y escribo esto...ay ¿Quien entiende a las musas?
Cierto es que las naranjas normales, las de toda la vida, no llegaron a Inglaterra durante el medievo pero si se comercializaba con una variedad que eran las naranjas amargas y esas son las que utilizo en este fic.
Como con el tema del copyright y demás de las imágenes nunca me quedo tranquila, diré por si acaso que la imagen que encontré por internet para la portada de este fic pertenece a "The cult of beauty", Vogue USA Diciembre 2011. Fotógrafo: Steven Meisel. Editora de Moda: Grace Coddington.
Espero que el contexto me halla quedado suficientemente medieval, en cambio si crees que en algún momento he metido la pata hasta el fondo escribe tirándome de las orejas XD
Un besote
