LA RAZÓN DEL GATO
BY: K. G. Á. É.
AU Un cachorro albino conoce a un gato… Y vidas después se reencuentran… ¡Por el día de la amistad!... ¿Yullen?... podría ser…
Advertencia: Forma de redacción no uniforme… Creo… Y partes de la llegada de Allen a la Orden hasta la misión en Martel…
N/A: Espero reconozcan a los personajes…
DEDICADO A: ¡¡TODOS USTEDES!!
¡¡¡¡FELIZ DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD!!!!
D Gray-Man no me pertenece.
LA RAZÓN DEL GATO
Un alma puede ser eterna…
Pero todas tienen un punto de partida y un primer encuentro con alguien que será especial para siempre…
Hace mucho tiempo, un cachorro fue rechazado por su madre al haber nacido albino cuando el resto de la camada era color marrón, de algún modo el pequeño se las arregló para continuar siendo amamantado hasta abrir sus ojos, siendo finalmente abandonado en el crudo invierno, donde su pequeño cuerpo no resistiría demasiado.
Fue afortunado al ser recogido por un amable viajero quien piadoso cuido de él, aun sabiendo que quizá no sobreviviría. Pero su fuerza de voluntad fue grande y logró sobrevivir, acompañando al viajero hasta su desafortunada muerte apenas meses después de su encuentro.
Estando sólo y aun siendo cachorro sufrió de los abusos de un perro de pelaje rojizo que le encontrase días después del fallecimiento del viajero, pero a pesar de las malas experiencias estaba feliz de no estar sólo, aunque, al ser mayor que él, su gusto por las perritas hizo que le perdiera de vista.
Buscándolo por las privadas en que frecuentaba sus conquistas, corrió la suerte de ser adoptado por una pequeña niña y su familia. Era felizmente el guardián de la familia de quien estaban orgullosos sus dueños. Pero un día, salvando a la pequeña de un auto que no había visto, al no tener manos para detenerle, había hundido sus dientes en su ropa, alcanzando su piel al ser tan delgada la prenda.
La niña lloraba mientras su mamá se mostraba sumamente preocupada y el padre le insultaba por atacar a su hija, ante el malentendido terminó en un lugar aislado, frío, húmedo y oscuro de la perrera, parecía ser una especie de sótano con una pequeña ventana de barrotes que daba a un callejón continuo.
No alcanzaba a entender porque de un momento a otro la confianza que habían depositado en él se había esfumado, el sólo había protegido a la pequeña.
Con la esperanza de que volvería a ser de su confianza, se quedó dormido…
Un ruido le despertó de pronto... Era de noche y afuera estaba lloviendo, por los barrotes de la ventana que había ahí entraba un poco de agua, pronto vio una sombra colarse al interior.
—Tsk ¡Maldita lluvia!—una voz se dejo oír proveniente del lugar en que la sombra había caído.
—Eres un gato—reconoció, viendo también que estaba todo empapado.
—Y tú un estúpido perro—le respondió viéndole despectivo.
— ¿No huirás de mí?—se extraño, dado que generalmente los gatos huían al apenas verle.
— ¿Por qué habría de hacerlo? Comparado con otros perros con los que me he encontrado, tú eres tan insignificante como un moyashi (1) —mientras terminaba su frase levantaba su pata apenas unos centímetros del suelo, asiendo alusión a lo pequeño que era.
—Pero soy más grande que tú—razonó de inmediato, con tono algo molesto.
— ¡Cállate! Te cortaré con mi Mugen—agudizó la mirada mientras levantaba una de sus patas delanteras mostrando su parte inferior.
— ¿Tu pata se llama Mugen?—preguntó ingenuo.
— ¡Esto es Mugen!—le mostró sus filosas uñas mientras una sonrisa maligna adornaba su rostro.
— ¡Tengo una duda: ¿por qué se llama Mugen?!—levantó una pata preguntando mientras le veía curioso.
—Por el infinito (2) dolor que te harán sentir—sonrío siniestro mostrando sus colmillos.
— ¡Ooh!—estaba asombrado por lo genial que era el gato.
—Estúpido perro, ni siquiera captas una amenaza—le insultó mientras guardaba sus uñas, no tenía caso usarlas con alguien como el cachorro.
— ¿Eh? "¿Amenaza, dijo?"—apenas iba comprendiendo.
—Che—el gato decidió que era mejor ignorarlo, por lo que comenzó a secarse.
El perro sólo le observó, cuando el gato se acurrucó para dormir se levantó de su lugar y se acostó a su lado.
— ¡FUu! ¡FUu! ¡¿Qué rayos crees que haces?!—se esponjó, enojado por la excesiva cercanía, levantándose en el acto.
—La noche es fría—respondió.
—No me importa. No te me acerques ¿entendiste?—y se echó en otro lugar, alejándose nuevamente del cachorro, en cuanto acabó de amenazarle.
A la mañana siguiente el gato estaba tan calientito, que le extrañó y abriendo sus ojos quedó en su enfoque un montículo de pelaje blanco.
— ¡Auu, auu, auu…!—aulló lastimero el cachorro al sentir a Mugen en su nariz, porque cuando el gato se dio cuenta que el cachorro disminuyó la distancia entre los dos en la noche le arañó aunque siguiera durmiendo.
— ¿Por qué me arañas?—le vio con ojos acuosos (N/A: los famosos "ojos de cachorrito").
—Te advertí que no te me acercaras—comenzó el gato a bañarse, ahora olía a perro.
— ¿Por qué eres tan frío? ¿Deberías de confiar en los demás?—decía mientras pasaba su pata por su nariz continuamente, el rasguño le ardía.
— ¿Para que me abandonen como a ti? No gracias—casi finalizaba su aseo.
— ¡No me han abandonado!—le gritó enojado.
—Estúpido. Nadie va ha venir por ti—se encamino a la ventana.
—Prometo mostrarte que te equivocas y entonces salvaré tu corazón—su mirada era determinada.
—Estás sentenciado—dijo el gato marchándose por los barrotes.
Algunos días pasaron sin tener noticias ni del gato ni de sus dueños, pero no perdía las esperanzas, porque habían sido buenas personas con él, no como el viajero que le daba más cuidados al ser aun demasiado pequeño en ese tiempo, pero sabía que le apreciaban.
Quienes le llevaran ahí no se habían presentado para verle ni una sola vez, pero una niña y su hermano le llevaban de comer desde el siguiente día en que el gato se fuera, aunque sabía que pronto volverían a su casa en un país distante y no volvería a verles.
De hecho esa tarde se habían despedido de él y le habían dejado un poco de pescado, que aun no comía porque se sentía tan triste y sin hambre por la despedida.
Por la ventana veía el cielo que esa noche era muy oscuro a falta de la luna.
Risas y gritos de niños se dejaron oír muy cerca de ahí.
— ¡Ahí está!—escuchó gritar a algunos.
Poco después el gato entró por los barrotes pero no se mantuvo en pie después de caer como anteriormente había hecho, al acercarse le vio jadeante y sangrando.
Los niños llegaron y arrojaron piedras al lugar.
— ¡No le di! ¡Qué mala suerte!—decían al no oírlo quejarse.
— ¡Yo si lo conseguiré! ¡Hazte a un lado!—trataban de ver por los barrotes, acercándose más.
— ¡Wuaff! ¡Wuaff!—se paró en dos patas cerca de la ventana asustando a los niños cuando alcanzó apenas a rozar con sus colmillos el dedo de uno de ellos.
— ¡Me mordió!—gritaba el niño al que alcanzara, alejándose.
— ¡Corran!—los otros también se alejaron.
— ¡Maldito perro!—el último de ellos lanzó una piedra con formas puntiagudas antes de marcharse, que si le alcanzó a lastimar su ojo izquierdo, que comenzó a sangrar.
— ¡Baka moyashi! ¡No pedí tu ayuda!—trató de levantarse pero no lo consiguió.
— ¿Qué tan mal estás?—se acercó más preocupado por el gato que por su ojo.
— ¡No te me acerques!—no quería la lástima de nadie.
— ¡Esto es lo que hacen los humanos! ¡¿Puedes verlo?!—reafirmaba su palabra de no confiar en nadie.
Claro que entendía, el gato sólo había tenido la mala suerte de encontrarse con personas malas, por eso desconfiaba de todos, además por lo que había dicho al conocerse seguramente se habría enfrentado a fieros perros que gustaban de cazar gatos.
Pero él estaba preocupado y no iba a ceder al deseo del gato de que no se le acercara.
—No puedo abandonar lo que está frente a mí. ¡Por eso quiero protegerte! Sé que no todos los humanos son malos ¡Por favor confía en mi!—a pesar de sus palabras el gato no se lo dejaría fácil.
Pero luego de una no muy larga pelea, a causa de la falta de fuerzas y movimiento del gato, el cachorro lo aprisionó entre sus patas delanteras comenzando a lamer sus heridas para limpiarlas, estando solos, sin humanos que les atendieran, ese era su único ungüento, afortunadamente su saliva tenía propiedades curativas (3).
El resignado gato sólo siguió insultándolo cuanto pudo… Se quedaron dormidos poco después, teniéndole el cachorro bien agarrado para que no tratara de irse en ese estado…
Despertando en la noche se dedico a observar la herida del cachorro, odiaba deber "favores" así que comenzó a limpiarla de forma suave, el otro solo se quejó un poco pero no despertó, después de acabar volvió a dormir, acurrucándose en el cuerpo del otro, aquel contacto no era tan desagradable y estando el cachorro dormido no se enteraría de la debilidad que provocaba en él su calidez y bondad…
A la mañana siguiente el cachorro le dio el pescado que le dejasen los niños antes de irse. Y como prácticamente le obligó a aceptarlo se lo comió a regañadientes, y no le dirigió la palabra el restó de los días que permaneció ahí hasta que estuvo mejor, lo suficiente para poder moverse tan ágil como solía. Pero el cachorro llevaba más días sin comer, además de anteriormente haber estado mal comiendo, sumándosele el hecho de que el agua que la lluvia dejase se había evaporado ya hacía días (4)…
—Morirás por tu amabilidad. Moyashi—dijo el gato saliendo por la ventana dejando al cachorro que estaba apenas consiente, estaba molesto con él por no preocuparse por si mismo…
Por su parte, el cachorro no quería creer en tan crueles palabras y esperaba con ansias la siguiente vez que le viera para tratar de pasar los muros que resguardaban el corazón del gato, así como también mantenía la esperanza de que sus dueños fueran por él.
Así pasaron los días pero ni un alma se acercó ni a la ventana.
Las ratas del lugar se burlaban de él descaradamente en su cara, sus fuerzas lo habían casi abandonado ya no podía asustarlas como antes hacía, sabía que moriría en cualquier momento y nadie iría por él.
—"El gato tenía razón"—pensó apenas consiente, sus parpados pesaban, estaba a punto de dormirse, pero un ruido se escuchó de pronto, llevando su borrosa vista al origen.
— ¡Jah!... Ahora tu esperanza morirá contigo…—se burló desde la ventana.
—Lo siento… Te… salvaré… la… próxima…vez…—le sonrió con todas sus fuerzas dedicándole su último brillo de felicidad al verle una vez más.
El gato vio como todo rastro de luz desaparecía de los demacrados ojos del cachorro, la próxima vez que se vieran no sería más en esa vida…
— ¿Salvarme? ¡Jeh! "Es absurdo. Perro tonto. En vez de morir con furia en tus orbes al ser traicionado por quienes protegiste sólo piensas en salvarme"—entró al lugar tambaleándose hasta el cachorro.
—Como si me importara—fueron sus últimas palabras antes de caer muerto, recargado en el cuerpo del contrario.
Desde que se fuera la última vez que estuvo ahí se dedicó a buscar comida para el cachorro empero, en su búsqueda por un gran bocadillo, había sido envenenado…
.
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Los años pasan y muchas almas se buscan a través de las diferentes épocas, pocas tienen la fortuna de estar en la misma que a quien buscan, algunas pueden reconocerse apenas sus miradas se cruzan…
"En cuanto supe que habías vuelto a este mundo me encarne también en un cuerpo. Tú ya llevabas tres años más que yo en esta época. Entonces, desee estar en un lugar en que no hubieras buscado, porque aun guardo las esperanzas de no ser yo el único que desea este encuentro.
Los años pasan y casi tengo ganas de burlarme de mi mismo. Pues me es gracioso que la historia que me ha tocado vivir es parecida a aquella en que te conocí. Buscándote en otras vidas no pude encontrarte me preguntó si podré encontrarte esta vez.
Siendo un exorcista podré viajar a varias partes buscando la inocencia y también buscándote a ti, pues mi deseo de estar a tu lado está tatuado en mi alma y va más allá de mi promesa en está vida.
Apenas llego a la congregación, una sombra cae de pronto y unos fieros ojos se encuentran con los míos, paralizándome.
¡Que horrible!
— ¡Todo esto no es más que un malentendido!—trató de explicarme.
—Con mi Mugen, yo… te partiré en dos—pero mis palabras llegan a oídos sordos y nuevamente Mugen (5) me amenaza.
—Socorro…—estoy totalmente acorralado contra un muro, mientras que ni su espada ni su vista se apartan de mí. Y a pesar del miedo que siento una afirmación asalta mi mente:
Él es el gato.
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N/A: ¡GRACIAS POR LEER ESTO…!
Y SI DEJAN REVIEWS ¡GRACIAS TAMBIÉN POR ELLOS!
¡Espero les vaya gustado…! Y le hayan entendido…
Información del contexto en general:
Sé que hay ocasiones en que las perras desconocen a los cachorros que no sienten suyos, por lo que los hacen a un lado…
Por otro lado, se dice que los ojos son el espejo del alma y si vez los ojos de otra persona que sea una de tus almas gemelas le reconocerás. Y las almas gemelas no necesariamente son o fueron amantes, pueden tener diferente rol a lo largo de sus reencarnaciones… Y según algo que leí, nosotros somos quienes elegimos quienes serán nuestros padres y demás encuentros…
(1) Moyashi: Sobre esto, no creo que un gato se asuste del brote de una planta, que es como lo ve.
(2) Mugen: En este caso use "Infinito" y no "Seis ilusiones" como traducción de Mugen (5).
(3)Tuve una vez un gato que era bien callejero y le pasaba de todo, a veces no sabíamos que darle y luego de unos días ya estaba bien, igual mi perro y ellos solo se la pasaban lamiéndose las heridas.
(4) He oído por ahí, que aún sin alimento, teniendo agua el cuerpo sobrevive…
