El castaño se dejó caer sobre el mullido sofá del avión donde ahora estaban, realmente le temía volar pero debía mantener la calma por su familia, miro a sus amigos ellos parecían bastante tranquilos excepto el peliblanco boxeador que tampoco había volado en avión en su vida pero parecía más emocionado que asustado. El peliplata iba tranquilo mientras el pelinegro estaba jugando un videojuego con el más joven, el bovino, y la peli morada estaba metida en un libro, al parecer estaba más relajada estando en un gran pájaro de metal, las dos chicas iban metidas en una revista animadas por las aventuras que representaban Italia junto a la familia.
Sawada Tsunayoshi, el Vongola Decimo al fin volvía a su tierra "natal", la cuna de su linaje escondida entre la verdosa Italia, donde ahora el viviría con la mayoría de los guardianes en la mansión Vongola, comenzarían a trabajar pronto para poner el orden que el Nono tanto quería, ahora este tomaría las largas vacaciones que se merecía.
El vuelo fue largo pero había valido la pena aquellas horas de mareo que había sufrido en el pequeño pero cómodo avión, hecho un vistazo por la ventana cuando estaban por llegar a un aeropuerto, no era en especial grande pero era el más cercano que tenían a la mansión. No esperaba que nadie fuera a recogerles pero de pronto vio una cara conocida y sonrió de inmediato antes de acercase alegre al ver a el Cavallone y al ahora mano derecha del líder de Cedef, Basil.
-bienvenido a Italia, Familia Vongola-dijo el rubio animado- tenemos mucho que recorrer, mucho que hablar y muchas personas que deber conocer
-apenas llegamos hoy, Dino-san
-hoy hay una importante fiesta, se ha declarado cuál será la prometida de Dino-dono
-¿declarado?
-tranquilo Tsuna, eso es solo de la familia Cavallone-dijo riendo- los más viejos miembros escogen una chica que sea digna y esté preparada para ser mi esposa, es un poco estúpido, pero le he dado una oportunidad a esta tontería -sonríe
- es muy amable-añadió Basil
-espero conocerla entonces-sonríe
-vamos a casa
La mansión Vongola era tal como se la había descrito aquel casi castillo que aparecía entre un mar verde, elegante pero cómodo, se notaba que el nono se había preocupado de que no se sintieran tan extrañados con el lugar. Tenía algunas habitaciones con estilo japonés para jamás extrañar demasiado su hogar, observo su oficina y varias de las habitaciones que tenía el lugar, finalmente Dino le llevo hasta su habitación mientras Basil mostraba sus guardianes sus habitaciones.
El lugar era espacioso, una cama cómoda, algunos muebles, una televisión aparecía con solo apretar un botón y una puerta que llevaba a un lujoso baño, su ropa ya estaba acomodada y todas sus pertenencias guardadas. El rubio le hizo una señal para que mirara por la ventana, él se asomó sorprendido por aquella hermosa vista, aquel mar verde y luego se asomaba una cuidad, no muy grande pero parecía que tenía mucho movimiento, aquella cuidad que el Primo había jurado proteger ahora era su cuidad que debía cuidar con su vida
-¿impresionante, no?
-claro que si, Dino-san
-sé que estás cansado pero de verdad quiero que la conozcas, es una real belleza
-¿la quieres?
-cuando te comprometes de esta manera es difícil decirlo-dijo riendo- ella es agradable pero no hay mucha química, aunque nos conocemos hace tiempo aun ni siquiera nos hemos besado
-quizás si intenta de otra manera
-tiene razón -sonríe- ella es una duquesa… aunque no una normal
-¿duquesa?
-así es-sonríe- la familia Cavallone no comenzó con un grupo como los Vongola, la familia Cavallone era parte del ducado Italiano, es normal que los viejos quieran que me case con una duquesa
-eso suena difícil
-más de lo que crees-sonríe- sabes que debes hacer Tsuna, aprovecha que todos se están acomodando y sale a caminar al pueblo solo, de hecho, yo te llevare
Miro que nadie le siguiera y subió al auto con el Cavallone que iba con una sonrisa, en un parque abrió la puerta y le dejo bajar, el castaño miro algo nervioso el lugar ¿Cómo había dejado que esto sucediera? Ahora estaba perdido en un lugar sin saber si quiera como volver a casa. Camino algo nervioso, siguiendo la corriente de las personas, asombrado por la frescura de los alimentos que vendían tranquilos en las calles, los niños corriendo, los diferentes manjares que se exponen en algunas vitrinas, las personas charlaban tranquilas mientras el caminaba observando el lugar. Su vista se perdía entre tantas personas cuando de la nada sintió que alguien chocaba con él, vio una taza de café caer al piso y la mujer sentada en el suelo mirando algo decepcionada su café en el suelo y él se apresuró a ayudarle a levantarse mientras ella decía algo que no entendía del todo
-¡lo siento mucho! –hablo el nervioso
-descuida, fue un accidente
La mujer alzo la vista para encontrarse con los ojos del castaño, el quedo sorprendido, era realmente hermosa, estaba con una leve sonrisa sobre aquella piel pálida, cabello negruzco como la noche cayendo como una trenza por uno de sus costados y ojos azulados, un simple vestido holgado azulado y un sombrero blanco que aun seguía en el suelo, él se apresuró a levantarlo y limpiarlo levemente antes de dárselo
-déjame invitarte un café
-descuide-sonríe levemente
-insisto, estaba lleno al parecer-dijo nervioso
-bueno si insiste-sonríe levemente
Ella le llevo a una cafetería y se sentaron en el segundo piso viendo la cuidad desde ahí, el aire fresco revoloteaba algunos de los cabellos que enmarcaban su rostro, él estaba tan perdido en el paisaje como ella, desde el lugar se podía ver la plaza principal donde estaba rodeada de árboles y césped, en medio se levantaba una fuente que dejaba salir agua y los niños se acercaban a ella alegres para refrescarse del calor
-¿hermosa, no?
-¿Qué?-dijo sonrojado mirándole
-la cuidad… ¿no es de por aquí, cierto?... no hay tantas personas que se queden mirándola de esa manera
-si… vengo de Japón
-eso es muy lejano… me llamo Lily, por cierto
-Tsuna-dijo antes de dar un sorbo a su café- está muy bueno
-cappuccino italiano-sonríe- creo que el té ni siquiera se le parece
-muy diferentes-dijo asombrados- perdona por tirar tu café, Lily
-estabas concentrado en otras cosas, descuida… fue una coincidencia agradable-dijo con una leven sonrisa ocultándola antes de beber de su taza
-quizás era el destino-dijo levemente sonrojado
Caminaron un poco más, ella estaba decidida en mostrarle un poco de su cuidad, algunos parques y tiendas, incluso algunas estatuas donde resalto una de Primo, se veía con una sonrisa y tranquilo a diferencia de cualquier estatua que él hubiera conocido. Siguieron caminando por un largo parque mientras se escondían del sol entre los árboles, la mujer se sentó sobre el césped y dio un suspiro sonriente
-cuéntame mas de esa chica
-ya no sucede nada con ella-sonrió tristemente- seguimos siendo amigos pero ya fue el pasado
-suena triste-dijo observándole mientras abrazaba las piernas
-está todo bien Lily, no es tan triste como parece… cambiemos de tema ¿Qué es lo que más te gusta hacer?
-tomar fotografías… y descansar sobre el césped como ahora-sonríe-¿y tú?
-dormir hasta tarde… el césped es agradable y sobre todo salir con mis amigos a divertirnos
-dormir hasta tarde suena relajado-sonríe- me encanta quedarme en los días fríos cubierta con las sabanas y una taza de té negro
-nunca lo he probado
-¿el té negro?-dijo soltando una risita- sí que eres japonés
-mucho-dijo soltando una risita- te asombraría lo diferente que puede ser
-algún día iré a conocerlo
Luego la mujer le indico donde tenía su motocicleta, una vespa que a pesar de ser vieja estaba muy arreglada, en un mensaje el Cavallone le dijo más o menos el lugar donde la mujer podrían dejarle sin que pareciera que era un Vongola así que le dijo a la mujer y ella lo llevaría hasta el lugar muy adentrado en el bosque. La mujer se subió y él estaba tras de ella, le dijo que se sujetara así que atrapo a la mujer con sus manos en su cadera, una fina y delicada cadera entre aquella delgada tela azulada. Cuando llegaron él se bajó levemente sonrojado, la mujer se acercó y le dio un pequeño trozo de papel, después se alzó levemente hasta él y beso su mejilla antes de despedirse como una típica italiana.
Camino sonrojado y en las nubes hasta casa donde el peliplata le miraba algo sorprendido, primero de que se fuera solo a caminar en un lugar extraño y que volviera con la cabeza en las nubes. No dijo mucho solo le quedo observando como a pesar de que la cena era servida él estaba aún algo distraído, pensativo quizás, se quedó con la mirada perdida mientras comían hasta que miro hacia abajo algo que tenía en las manos y cuando se encontró con los ojos de su guardián lo oculto a prisa, este simplemente soltó una leve sonrisa.
Luego el castaño se preparó frente a su espejo para la fiesta, se acomodó la camisa y se aplicó un poco de perfume cuando vio la puerta abrirse, era su guardián de la tormenta con su capa Vongola, la que debía usar sin falta para estas cosas, el peliplata se sentó sobre la cama mirando algo intrigado
-ni siquiera miraste a Kyoko durante la cena, Decimo
-¿e-enserio?-dijo acomodándose la camisa
-¿Cómo es la cuidad?
-muy hermosa-dijo en un suspiro
-¿cómo se llama?
-¿Quién?
-la mujer, decimo… no veía esa expresión en ti desde mucho tiempo
-Lily, es fotógrafa -sonríe- es una dama tan dulce… no fue lo mismo que con Kyoko-chan… esto fue…
-explosivo-dijo levantándose- me alegro por ti Decimo… solo tenga cuidado
-me ha dado su número-dijo sonriente- le escribiere para que nos veamos de nuevo
-espere-dijo agarrándole del hombro- es muy pronto para llamarla, apenas la vio… parecerá desesperado, espere hasta al menos mañana
-d-de acuerdo
Su mano derecha como la mayoría del tiempo tenía razón, así que solo guardo su número de teléfono y rápidamente apareció en los mensajes su fotografía y su nombre. Aun podía sentir el sabor a café y la frescura del viento a pesar de que iban camino a un hotel donde se llevaría a cabo la fiesta del Cavallone, era primera fiesta en que el décimo Vongola era reconocido como tal así que esta fiesta estaría llena de personas que querrían saludarle y a pesar de que el peliplata les enseño lo que debían hacer eso parecía tan lejano y tan torpe cuando lo escuchaba, quería salir de ahí, sentir la brisa en su rostro y el calor del cuerpo de la mujer
Camino por la fiesta algo nervioso ya que no conocía a muchas personas pero antes de que alguien se acercara el peliplata le indicaba quien era y como debía saludarle, lo que hacía su trabajo mil de veces más fácil de lo pensaba que seria y no dejaba en completo ridículo a la familia.
Muchas mujeres bonitas se acercaban para saludarle y conocer al Vongola, personas importantes de la aristocracia italiana se peleaban para estar bajo la mirada del Vongola o de alguno de sus guardianes pero ellos no decían ni miraban mucho más que entre ellos y los círculos cercanos a la familia Vongola.
No tardo Dino en aparecer y dar un brindis para todos, se movió sinuoso entre la multitud agarrado de la mano de alguien se acercó a prisa hasta el castaño emocionado, pero él no podía creer quien estaba ante él, iba a murmurar algo pero aquella persona le hizo una señal con su mano para que no dijera nada, se tragó sus palabras antes de que el Cavallone sonriera emocionado
-recuerdas quien te hablaba… bueno ella es Lily Zanetti, mi duquesa inglesa-dijo sonriente- mi prometida, provisoriamente-la mujer frunce el ceño mirando al rubio- él es Tsuna, el Décimo Vongola
Ambos se miraron sorprendidos sin mucho que saber que decir, el finalmente extendió su mano hasta la mujer y ella se la estrecho, él se sonrojo levemente ante aquel cálido tacto que con una sonrisa trato de disimular
-es un placer
-el mío, Decimo Vongola
