Otra pesadilla hizo que la noche volviera a ser cruda. Con insomnio se levantó de aquella cómoda cama. Ella no era débil, pero en ese momento deseaba echarse a llorar hecha un ovillo. Era peor... Peor que cuando se enteró que era adoptada, peor que cuando se enteró de que Steven, el mayor de los hermanos, murió en un accidente de avión.
Peor que ver a sus hermanas y a su madre convertidas en caminantes.
Quería a su hermano y jamás dejaría de tener la esperanza de verlo de nuevo. Ella era Annelise Rhee, la hermana de veintiún años de Kim, Hye, Yeon, Glenn y Steven Rhee. Hija adoptiva de Tahra y Aareum Rhee. Extrañaba a su familia, pero probablemente todos, hermanas, padres, estaban muertos.
Quizás hubiese sido mejor morir con ellos, así no tendría que vagar como alma perdida sola, destruida, huérfana y deprimida. Su vida ya no era fácil. Llena de sabores amargos, pocos dulces. Solo lo necesitaba a él; a su hermano favorito, Glenn.
Después de volver a Colorado, su estado natal, comenzó el caos. Las noticias eran cada vez peores, la pelea con su familia adoptiva igual y las esperanzas de conocer a su familia biológica ya eran muy pocas. Desde Colorado a Georgia. Huyendo por si misma, escurridiza y rápida, la suerte estaba de su lado. Con los alimentos necesarios para sobrevivir pudo sustentarse. Claro, hasta que se acabaron.
Luego de cuatro meses aguantando hambre llegó un psicópata que en este momento le deseaba la muerte mas dolorosa existente: Philip Blake, alias el Gobernador. Al principio todo era perfecto, luego, se fue todo a la mierda. Las cosas eran iguales o peores. Para comer debías trabajar, sin trabajo no hay comida, y ella no era muy buena trabajando.
Al principio comenzó como ayudante de la Dra. Stevens, luego llegó Jey y le quitó el puesto. Se postuló como guardia, pues era buena con el arco, y dejaron solo a Hayley. Si que la odiaba. Finalmente aceptó el único puesto que estaba accesible aunque rompiera todos sus principios: amante del Gobernador. Todo era dulce y se fue el temor, pero luego se volvió más rudo e incluso a llegar a lastimarle y golpearle, si tan solo tuviera buena comida por simplemente ser una ciudadana.
Se levantó de su cama. No le importaba que hubiera toque de queda, solo quería salir, sentirse libre, después de todo ya no había nada más que el idiota de Philip pudiera hacerle. Colocándose la chaqueta que solía ser de Glenn salió del pequeño departamento. Allí en Woodbury las cosas no eran como parecía. Eran un horror. Solo deseaba salir, pero como ella siempre decía: "Si entras a Woodbury nunca saldrás, ni si quiera muerto".
Hacia frío, hace poco había acabado el invierno, el clima aun no cambiaba. Se estremeció un poco y con pasos temblorosos caminó por toda la calle. Recordaba aquel invierno en que sus tíos los llevaron a Steven, Glenn y a ella a Canadá. Era el mismo clima, tan frío, tan irreal, tan perfecto. No como el caluroso Michigan.
Sabía que era algo inmaduro intentar revivir el pasado cuando todos estaban muertos, pero era la única forma de sentirse viva en ese infierno, solo eso. Una voz helada y espantosa hizo que se estremeciera. Estaba frita.
—No sé, si mi memoria no falla, creo haber dicho que había toque de queda.
"Mierda, mierda." Se dio la vuelta encontrándose al elegante Gobernador con una cara de pocos amigos. Estaba de mal humor y lo pagaría con ella, con Merle, con Milton o con Martínez, siempre era así. Puso la sonrisa más falsa e hipócrita que pudo.
—Oh, lo siento. Necesitaba tomar aire fresco—se disculpó con un puchero sarcástico—. Discúlpeme, alteza.
Hizo una pequeña caravana, era demasiado masoquista, pero de todas formas sería así con ella. No veía diferencia. La tomó con rudeza por el brazo y la haló por las calles de Woodbury. Una pizca de miedo despertó en ella, pero solo una pizca. Ella no tenía miedo.
—La tercera vez en la semana... Hayley me lo ha dicho todo. Tus salidas, tus comentarios ácidos, con desobediencia. Nunca aprendes la lección. Sabes que con un dedo que mueva Merle te daría una golpiza hasta dejarte inconsciente.
"Siempre tan cursi y romántico, mi querido Philip, el príncipe que toda mujer sueña." Rodó los ojos. No sería ni la primera ni la ultima amenaza. El hombre, frente a su casa, se acercó a ella procurando que nadie lo viera.
—Otra más, Anne, y prometo no ser pacifico.
La empujó con fuerza y entró a su departamento con rudeza. No entendía por que el acoso. No era muy bonita. Sí, tenía buen cuerpo, pero era desaliñada, enana, de ojos verdes, cabello desordenado, piel demasiado pálida, pecas que le hacían parecer una niña y labios demasiado grandes para su gusto. Hayley, aunque no lo aceptara, era mucho más guapa que ella.
Si tan solo llegara alguien que llamara la atención de ese bastardo. Arrastrando sus pies peor que antes entró a su casa. Se lanzó a la cama mas no podría dormir. No después de eso.
En esos momentos Glenn Rhee no la estaba pasando nada bien. Aquel ataque de caminantes fue la gota que colmó el vaso, y todo fue peor cuando se enteró de la muerte de Lori, T-Dog y la desaparición —muerte— de Carol. Rick estaba perdido. El ver a Maggie con el bebé en brazos hizo que quisiera echarse a llorar. Todos querían.
Estaban esperando a que Hershel revisara a la bebé. Era una linda niña. Lastima que Lori nunca la conocería. Pudo ver que Maggie y Carl estaban destruidos, no era para menos, vieron a Lori morir. El intentó hablar con Rick pero se llevó una golpiza.
El anciano salió con una bebé llorosa en brazos. Tenía el rostro tranquilo y a la vez preocupado.
—Esta sana. Pero sin la leche materna no sobrevivirá, necesita comer.
Su rostro se contorsiono en una mueca.
—Yo iré—fue Daryl el que rompió el silencio—, pero necesito que alguien vaya conmigo.
—Yo iré.
Maggie suspiró mientras se acercaba al cazador. Esa bebé sobreviviría, quizá ella y Carl fuera lo único que pudiera darle esperanzas a Rick. Mientras debían cavar las tumbas.
Vengo con un nuevo fic de TWD. Trauma la actualizare mañana o pasado, el de Sophia también. Esta historia, como ven, esta ubicada en el 3x05, después de la muerte de Lori. Espero que les guste.
