"Prólogos del Archipiélago Vikingo."

B. B. Asmodeus.


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Resumen: A veces, las mejores historias son las menos contadas.

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#1. Inalcanzable.

Hiccup/Sorpresa.

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Toothless no comprendía a los humanos, en ocasiones.

Bueno, en muchas ocasiones.

A los humanos les gustaba lastimarse unos a otros, y Toothless no lo comprendía.

Hiccup debería ser fiel, un esposo amoroso, con sus ojos sólo para su Escogida.

Pero, por las noches, Toothless lo seguía hasta las sombras del pueblo, y cuando lo miraba entregarse a otro, no lo comprendía.

Astrid debería sentirse honrada por ser la mujer del Jefe. Debería respetar a su marido, ser devota a él, en cada momento. Deberían ser felices juntos.

Toothless no comprendía por qué la humana escogía huir con Stormfly la mayoría del verano, dejando Berk y sus responsabilidades, para compartir aventuras con Camicazi.

Toothless no lo comprendía.

Y lo odiaba. Odiaba que su sacrificio indicara haber sido para nada.

Odiaba cuando Hiccup regresaba de la choza de alguien más, apestando al sudor de otro, caminando con cuidado. Odiaba olfatear los fluidos ajenos y culposos, en la piel de su jinete.

"Te dejé ir, porque creí que serías Feliz." Por fin, rompió con el silencio una noche, su mirada clavada en la fogata de la sala.

Hiccup suspiró, dejándose caer en una silla cercana. "Te lo dije, estabas equivocado."

"Así que, ¿por eso lo haces? ¿Te vengas de mi por haberte rechazado?"

"Lo hago, porque si no, ya hubiera perdido la razón. Astrid apena soporta mi cercanía cuando tenemos que compartir la cena, y tú… Eres inalcanzable, ¿cierto? No tengo otra opción. Necesito un heredero."

"Eret, hijo de Eret, no te dará un heredero."

Una pausa. "Eret no es el único en desear mi compañía."

Toothless gruñó. "Te dejé ir para que fueras Feliz. ¿Por qué no eres Feliz con lo que tienes, Hiccup?"

"…Porque, en sí, no tengo nada, Toothless."