"-Ya no nos volveremos a ver, así que puedes estar tranquila- dijo con la mirada fija al suelo, nervioso y triste a la vez.

-¿Qué quieres decir?-preguntó confundido.

-Es exactamente lo que dije.

(...)

-Nos vemos. Cuidate mucho-dijo con determinación dándole la espalda y marchándose.

-¿En verdad te vas?. No...¡No quiero eso, Sacro Imperio Romano!-susurró triste mientras le miraba irse-¡espera, espera!, ¡No!, ¿que puedo hacer?-se preguntó desesperado-¡Sacro Imperio Romano!-gritó con lágrimas en sus ojos y éste volteó a mirarle con nostalgia-te daré esto-le mostró su escoba-piensa que soy yo y llévalo contigo.

-¿Ah?, ¿una...escoba?-preuntó dudoso-¿por qué me das algo así?-lo miró unos segundos y cayó en la cuenta, aquel objeto lo llevaba siempre consigo, era la escoba que siempre tenía cuando él le espiaba-Italia...-caminó hacia él solemnemente, tomó el objeto en sus manos y esbozó una tierna sonrisa-gracias. Acepto tus sentimientos.

(...)

Le miró otro par de segundos y sintío algo recorrer su cuerpo con esa mirada.

-Entonces, yo también...¿En tu casa qué se hace por la persona que uno quiere?

-Tal vez un be...beso-contestó desconcertado.

-Ya veo-lentamente comenzó a hacercársele-siempre te he querido, desde el año 900.-acortó la distancia entre ellos y juntó sus labios de la manera más tierna posible, transmitiendo así el más puro e inocente amor.

El mundo se detuvo para ambos, sólo importaban ellos dos, ni siquiera el hecho de la guerra contra Francia era capaz de destruir ese momento.

Luego de unos minutos se separaron lentamente.

-¿En verdad?-preguntó ilusionado.

-Es verdad. No estoy mintiendo-afirmó con desición en su voz.

-Qué felicidad-se miraron por un instante, recordando cada detalle del otro. SIR sonrió tímidamente.

-Nos vemos, Italia. En cuanto acabe la batalla, vendré a verte sin falta-dio media vuelta y comenzó a caminar. Sus zafiros denotaban tristeza, ternura y amor mientras observaba por última vez a su pequeña Italia.

-¡Sí!, ¡esperaré!, ¡te estaré esperando!. Prepararé muchos dulces y esperaré, ¿si?, y también, no te lastimes ni enfermes, ¿si?. Vamos a encontrarnos sin falta de nuevo, ¿si?. ¡Sin falta!-exclamó esperando ser escuchado-¿está bien?

Voletó a verle alzando una mano-No importa cuantos años pasen, ¡eres la persona que más quiero en este mundo!-gritó con lágrimas en sus ojos."

1

"Recuerdos"

Despertó sobresaltado y se sentó en la cama para calmarse, suspiró, había sido un recuerdo de aquella vez…recordaba que lo último que vio de él fue su espalda...y luego, nunca más tuvo noticias suyas...hasta que le avisaron que...había muerto...

Miró a su alrederor y se percató que todo estaba en completo silencio y todo oscuro. Se dirigió a la ventana y exactamente, estaba de noche aún y él ya no podría conciliar el sueño, solo al menos, no. Salió de la habitación y fue a la cocina donde se sirvió un vaso de leche fría, era extraño, en ese preciso momento no se le antojaba ni pizca de pasta…Suspiró nuevamente, lavó el vaso ya vacio y subió de nuevo, pero ésta vez no entró en su habitación, sino en la de su compañero.

-Nee, Doitsu…-llamó para ver si este dormía.

-¿Qué ocurre Italia?-preguntó volteando a verle.

-¿Puedo…puedo dormir contigo?-inquirió nervioso-es que…tuve un mal sueño.

-De acuerdo-se hizo a un lado donde se metió el castaño, se volteó otra vez y sintió cómo tímidamente el pequeño se aferraba a su espalda y tiritaba. Entonces se dio la vuelta y quedó boca arriba, tomó al pequeño entre sus brazos y lo aferró a su pecho-tranquilo, descansa Italia-susurró acariciándole el cabello.

-Gracias, Doitsu-el rubor en sus mejillas aumentó al sentirse protegido por el rubio y poco a poco se fue durmiendo en los brazos del alemán.

º0º0º0º0º0º0º

Un fuerte golpeteo lo sacó de su sueño reparador, así que se levantó, se puso la chaqueta y bajó a abrir la puerta; de paso miró el reloj de la cocina: las nueve de la mañana en punto, vaya que había dormido. El golpeteo se hizo más fuerte conforme se acercaba a la puerta, suspiró y abrió encontrándose con una joven de cabello negro y ojos verde ámbar.

-Ah, Japón, no pensé que estabas aquí-se disculpó la joven al ver el rostro adormilado del otro-siento haberte despertado-sonrió a modo de disculpa.

-Descuide Egipto-san, ¿quiere pasar?-dijo haciéndose a un lado para que la nación entrara.

-Asumo que Ludwig y Feliciano están durmiendo, ne?-comentó burlona.

-Eso creo, anoche nos desvelamos-respondió neutral como siempre.

º0º0º0º0º0º0º

Abrió los ojos lentamente dejando al descubierto aquellos hermosos iris miel, intentó levantarse y entonces recordó en la posición que estaba y todo lo ocurrido durante la noche, levantó la cabeza y observó como el rubio dormía, instintivamente acarició las doradas hebras de cabello, ocasionando que el otro despertara y le mirara confundido, aquellos ojos le recordaban tanto a su primer amor, y esa extraña sensación que nacía cada que estaba con Alemania, era como estar con él, como cuando dormían juntos o le enseñaba a dibujar.

-Buenos días Ludwig-saludó el italiano con una sonrisa cálida.

-Buenos, Italia… ¿me llamaste Ludwig?-dijo sorprendido.

-Mmh…es que…nos conocemos hace tanto…pero si te molesta-intentó separarse algo apenado, pero el otro se lo impidió-Doitsu.

-No hay problema con que me llames por mi nombre-sonrió dedicándole una sonrisa especial, mostrando en sus hermosos zafiros un cariño enorme.

*-Shinsei Roma*-pensó Feliciano al ver su expresión.

La puerta se abrió de golpe y ninguno de los dos vio la sombra que saltó sobre ambos y cayó encima del castaño que tenía la mitad del cuerpo encima del rubio.

-Nya Feliciano, Ludwig-saludó la joven con una enorme sonrisa.

-Imperio Egipcio-dijeron al unísono con asombro, el rubio menos que el castaño.

-¿Qué les dije sobre llamarme "Imperio Egipcio"?-regañó tirándole una oreja a cada uno-además, si el parcito no se acuerda, ahora soy Egipto completamente-habló con superioridad y algo de arrogancia-ya, vístanse y bajen a desayunar.

-Sería fácil si no estuvieras encima-reclamó Ludwig.

-Ok, ok, no te amargues Alemania-respondió poniéndose de pie -voy a ayudar a Kiku con el desayuno, par de flojos-les miró con los ojos entrecerrados.

La joven desapareció de sus vistas y entonces el rubio fue el primero en salir de la cama y comenzar a vestirse, mientras que el italiano se cubrió la cabeza con una almohada y divagó un rato en sus pensamientos. ¿Por qué rayos Alemania se parecía o le recordaba tanto a Sacro Imperio Romano?, es obvio que el cabello rubio y los ojos azules ayudaban bastante, pero… más allá de eso, había un algo que le traía esos recuerdos, y aquello era desde que se conocieron en la Primera Guerra. Sintió que le despojaban de las mantas y su cubierta era quitada de su cabeza.

-Italia, levanta, sabes cómo se pone cuando la hacen esperar, temo por la integridad física de Japón-apuró el rubio abrochando su chaqueta.

-Ok…-respondió con desgano y se fue a su habitación.

Media hora después, ambos países se encontraron con una escena muy, demasiado particular, la egipcia contaba algunas de sus anécdotas y el japonés reía como un niño pequeño en las partes chistosas, totalmente ajenos al lugar donde se encontraban.

-Al fin bajan-comentó la joven ordenando la mesa.

-¿Y ese milagro que no estás haciendo escándalo?-preguntó con extraña burla el alemán.

-Chistoso-respondió seria-démonos prisa que saldremos a celebrar-anunció sirviendo.

-¿Se puede saber qué?-Ludwig al igual que los otros tomó asiento.

-El que mi tonto hermano menor ya no sea país oficial-contestó con una sonrisa extraña.

º0º0º0º0º0º0º

Caminaba sin rumbo fijo, llevaba más de dos horas así y todo por esa maldita fecha, aquella semana que apenas comenzaba le ponía mal y le traía recuerdos de aquellos años: el maldito cumpleaños de Independencia de Estados Unidos; y encima el mocoso emancipado ese aún tenía el descaro de invitarlo, cómo si volviese a ir después de aquella vez, en ese entonces se cumplía un centenario de esa fatídica fecha y sus jefes le ordenaron asistir por cosas diplomáticas; en esa única ocasión le obsequió un hermoso reloj tallado en madera, que el muy infeliz le devolvió medio siglo después argumentando que hacía mucho ruido. ¡Por Dios que ese mocoso era un maleducado!, el no le había enseñado esos modales, después de todo lo que había hecho y sacrificado por él…jamás le perdonaría el que le hubiese abandonado, porque él…él realmente llegó a amarlo…

"-Nee Igirisu… ¿me quieres?-preguntó un pequeño con enormes ojos azules que brillaban cada vez que decía el nombre del mayor, extendiendo sus brazos para ser tomado.

-Te adoro, eres muy lindo-respondió tomándolo y estrechándolo en sus brazos con un profundo cariño-me has dado mucha alegría, América.

-Yo también soy feliz de estar contigo…te amo Iggy"

Ese extraño flashazo le hizo estremecer, había sido tan linda aquella época, pero ahora no podía ver a ese emancipado ni en pintura, no era que le odiara, el lo amaba, pero ver su rostro y esos zafiros con ese brillo de inocencia que aún guardaban le partían el alma cada que se cruzaba con ellos. Decidió ignorar aquellos recuerdos, había pasado más de doscientos años y todo eso había quedado enterrado en el campo de batalla y no volvería jamás. Sin embargo, no sabía que tan cerca estaba todo el pasado en el presente, oculto y esperando su momento para tomar venganza del olvido.


la verdad es que estes es mi primer fic de hetalia

espero les guste..

a medida que avance se definiran mas las parejas

cualquier cosa dejen reviews

se cuidan

bye-puri