Disclaimer: Nada me pertenece, los personajes son de S. Meyer y la historia es de Shahula. Yo solo traduzco con su autorización.
Capítulo beteado por Yanina Barboza, Beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
**All the President´s Men**
Capítulo 1
"Me gusta el trabajo que tengo, pero si tuviera que vivir mi vida de nuevo, me gustaría haber terminado como escritor de deportes" —Richard M. Nixon.
El viento soplaba suavemente una brisa de bienvenida en una tarde, una tarde caliente de junio en Washington DC, Edward Cullen se puso bajo la sombra de un árbol de Magnolia gigante, viendo cómo su amado perro lobo irlandés, Jake, corría a través del amplio césped verde, persiguiendo una pelota roja brillante que Edward acababa de lanzar a la bestia.
No era frecuente que Edward pasara tiempo solo, permitiendo a su mente la libertad de vagar en cualquier dirección. En cambio es seguido a menudo por un equipo abrumador de personas, cada uno con varios teléfonos celulares, archivos, documentos, carpetas, planificadores y tarjetas informáticas. Cada uno tenía algo que necesitaba de su inmediata atención, aprobación o la firma de veto. Horarios que tuvieron que ser coordinados, detalles de seguridad que se formaron, las reuniones de política extranjera que atendió, informes de inteligencia, y la comisión que determinara si iba a conseguir su día de trabajo terminado.
Así que era muy raro cuando era capaz de tener unos minutos para sí mismo, pero era el precio que estuvo dispuesto a pagar por este trabajo.
Después de todo, él soñó en estar en esta posición desde que era un niño de seis años de edad, pelo rojo brillante y sin piel en las rodillas raspadas. Todos los planes que había hecho, los sacrificios que hizo por su familia y amigos, compromisos y ofertas que acordó a lo largo del camino, todo lo llevó a estar aquí.
Jugar un tranquilo juego en el jardín sur de la Casa Blanca.
Presidente de los Estados Unidos de América.
Sonriendo Edward se dio cuenta de lo afortunado que era de estar haciendo lo que siempre había soñado, mientras observaba al gran perro perseguir su juguete. Edward rascó las orejas de Jake cuando trotó hacia él dejando caer la pelota y moviendo la cola por el entusiasmo.
—Buen chico —elogió Edward, recogiendo la pelota para lanzar una vez más sonriendo contento cuando el animal despegó después de dar un fuerte ladrido.
Edward inhaló profundamente disfrutando del aire fresco. Sabía que no pasaría mucho antes de que fuera sacado de su soledad, y fuera metido de nuevo en el mundo de la política. Su jefe de personal y su hermano mayor Jasper se encargarían de eso.
Le había tomado muchas negociaciones y súplicas tener el día de hoy. Aunque Edward sabía que su papel como el líder del mundo libre era vital así como su paz mental, que fue lo que le dijo a su hermano cuando pidió un pequeño descanso de la reunión con la secretaria de Estado, Rosalie Hale. Jasper tenía dudas, pero después de una breve conferencia con la señora Hale, se levantó la sesión para un descanso.
Que es cuando Edward se escabulló utilizando el tiempo para aliviar un poco la presión que brotaba de su interior.
Fue con esto en mente que Edward dejó la chaqueta de traje gris oscuro detrás y desató su corbata para agarrar a Jake, y luego hizo una pausa para ello. No quería pensar en nada ni nadie que tuviera que ver con el funcionamiento del mundo libre.
Lo único que quería eran cuarenta y cinco minutos para ser solo Edward Cullen el hombre, en lugar de Edward Cullen el presidente.
Como siempre que estaba solo, sus pensamientos se desviaron hacia el momento en que sintió la mayor alegría de su vida.
—Ten cuidado —advirtió Bella, mirando a Edward con nerviosismo.
—Estoy teniendo cuidado —respondió, sus ojos centrados en la belleza que tenía delante. Era tan pequeña, tan delicada y preciosa para él. Edward pasó un dedo por su mejilla, la piel suave y cálida.
Su hija gorgoteó a su amoroso toque, una sonrisa sin dientes en sus pequeños labios, sus ojos marrones brillando de alegría, las pequeñas manos regordetas golpearon ligeramente las suyas más grandes, para que continuara con su juego. Edward obedeció por supuesto, tirando a su hija suavemente en el aire y capturándola con rapidez, ganando el sonido más increíble: su risa.
—Edward, se va a marear y te va a vomitar —intentó regañarlo Bella, pero se escapó la diversión en su tono. Edward la miró, encontrando el marrón oscuro de sus ojos tan brillantes, cálidos y amorosos como los de su hija.
—Bien, bien, entonces tendré que comerte, princesa —declaró mirando a Bella sobre el hombro del bebé. Él acunó a su pequeña cerca, y presionó besos ruidosos en su cuello, sus ojos nunca dejando a la hermosa mujer que se sentó frente a él en el sofá.
—¡Oh, Beth, sabes delicioso!, debes probarla, mami —bromeó a ambas con una sonrisa maliciosa. Bella puso los ojos en blanco por sus travesuras, pero sonrió y se acercó, presionando sus labios al otro lado de la cara de su hija, soplando fuerte una trompetilla (1) por un momento antes de que ella rápidamente se volteara capturando la boca de Edward con la suya, y presionando un dulce beso en sus labios.
Edward se dio cuenta que había sido un momento perfecto. Él lo sabía entonces, pero aún más ahora. Eso fue antes de que todo se haya vuelto al revés. Antes de que los planes que hizo cambiaran todo. Como deseaba que las cosas fueran diferentes.
Edward fue sacado de sus recuerdos y molestas reflexiones por el sonido de su jefe del servicio secreto, el agente Emmett McCarty, llamándolo mientras se acercaba.
—Señor presidente —habló Emmett, su voz profunda y grave. Edward suspiró, cerrando los ojos por un momento antes de volverse hacia el hombre alto detrás de él. Emmett se situó en su más de metro noventa de altura, una pared de músculo y fuerza. Con el pelo castaño oscuro y unos ojos grises inquebrantables, era sin duda el hombre más intimidante trabajando para Edward. Por supuesto, aquellos que realmente lo conocían sabían que era tan dulce como un algodón de azúcar, pero solo cuando estaba fuera de servicio o con personas en las que confiara.
—Señor McCarty —contestó Edward, entrecerrando ligeramente los ojos por el sol que brillaba detrás del gran hombre—. ¿Le puedo ayudar en algo?
—Señor, hay una situación que requiere su atención inmediata —le informó Emmett dando un paso a un lado para que el presidente no se viera obligado a entrecerrar los ojos.
—¿Es Beth? —le preguntó Edward con preocupación. Cuando Emmett negó con la cabeza, Edward suspiró—. Bueno, entonces, Emmett, estoy seguro de que puede esperar otros… —Edward hizo una pausa para mirar su brillante reloj Tag Heuer (2) plateado— quince minutos.
—Señor presidente, es imprescindible que usted vea esto tan pronto como sea posible.
—Entiendo, Emmett, pero ahora mismo debo llevar a Jake adentro y volver a mi reunión con la Secretaria de Estado. Si puedo llegar allí después de nuestra reunión, lo haré. Mientras tanto te sugiero que le digas a Jasper qué es tan importante y haga un espacio en mi agenda.
Con eso, Edward se dio la vuelta y llamó a Jake, que iba saltando con el juguete en la boca. Después de recuperar la pelota Edward caminó de regreso a la Casa Blanca, con Emmett detrás de él.
—Señor presidente, quiero decir, con todo respeto, le pidió a mi equipo y a mí que le hiciéramos saber si encontrábamos alguna información acerca de la situación de La Pluma, y, señor, debo informarle que lo hemos hecho —dijo Emmett mirando al presidente para medir su reacción.
Edward se detuvo en seco, todo su cuerpo se congeló, volvió a mirar a Emmett con atención buscando algún atisbo de engaño.
—¿Qué? —preguntó Edward con su voz baja y tranquila, desmintiendo los nervios que sentía con esas palabras—. ¿Qué has encontrado?
—Creemos que la hemos encontrado, señor.
Edward no podía moverse, su corazón latiendo salvajemente en su pecho, mientras miraba el jardín. Él no notó a Jake esperando impacientemente a su lado. Estaba teniendo problemas para registrar lo que Emmett le estaba diciendo.
Todo su mundo había cambiado con una sola frase. Una sencilla frase y todo fue diferente.
—¿La encontraste? —preguntó Edward incrédulo y temeroso. Él había sido engañado antes, y aunque era difícil, trató de hacer a un lado la esperanza que crecía en su interior hasta estar seguro. Miró a Emmett que asintió con solemnidad—. Vamos —respondió Edward bruscamente—, muéstrame lo que has encontrado.
Los dos hombres caminaron rápidamente por el césped, con Jake tratando de igualar su paso.
Edward corrió hacia la casa, desesperado por ver si su equipo encontró a quien rezaba que fuera.
La otra mitad de su corazón. La pieza faltante de su alma.
Su Bella. Su amada esposa, que había estado ausente durante casi cuatro años.
Trompetilla: Se usa esa palabra para describir el sonido que se produce al poner la lengua entre los labios y soplar.
Tag Heuer: Marca de relojes Suizos.
¡Hola!, no pude resistirme a traducir esta historia, creo que es divertido ver a Edward con un traje siendo uno de los hombres más importantes del mundo. Voy a actualizar cada semana, pero no sé que día será el mejor, así que si quieren pueden decirme que día prefieren.
Gracias por leer y me encantaría saber que piensan del primer capítulo.
