DISCLAIMER: Todos los personajes y ubicaciones pertenecen a G.R. . Nada es de mi propiedad, yo solo cree las descripciones y la historia.
Sansa descanso la cabeza entre sus brazos cruzados mirando hacia el mar del Ocaso. El balcón de su dormitorio en Roca Casterly se pintaba gradualmente con los tonos del atardecer, retocando el color de su propio cabello tornándolo más rojo aun, contrastando oníricamente con sus profundos ojos azules fijos en la lejanía del horizonte.
Sus sentimientos estaban tan a flor de piel que necesito unos momentos para que su resolución tomara forma y determinación, mientras su interior bullía con una extraña sensación de calor y nervios. Se preguntó si se debería al sol que bañaba la estancia con la intensidad propia de los últimos rayos, o si fuera por lo que sentía y lo que debía hacer en las próximas horas. Obviamente era lo segundo.
Tratando de no pensar en la sensación extraña de su cuerpo y en el patético picor de sus ojos, llamo a sus doncellas para que prepararan la tina del baño. Puso especial esmero en su limpieza, escogiendo con cuidado las esencias y perfumes que creyó adecuadas. A pesar de su miedo deseaba verse bonita para esa noche y escogió un vestido azul, bordado con hilos de plata que resaltaba su belleza según decían todos. Con las mejillas sonrojadas espero que Calei y Mila, sus doncellas, no notaran su agitación mientras le arreglaban el pelo.
Y pensar que todo fue por causa de la visita de Lady Dorna Lannister de la casa Swift y Lady Genna Frey de la casa Lannister a su sobrino Tyrion, señor legítimo de Roca Casterly y cabeza de la casa Lannister. Fue bastante raro para Sansa convivir con esas mujeres como familia, ambas muy amables pero Lady Genna era lo que se decía impertinente en el buen sentido. Sabia decir las verdades de manera tan sutil que no se notaba los verdaderos reproches disimulados que eran. La asemejo en carácter a la vieja lady Olenna Tyrell que conoció en Desembarco del Rey hacia tanto tiempo. Ya conocía a Lady Dorna y la apreciaba mucho porque había pasado con ella un tiempo, a su llegada a la Roca hacía dos años, donde la buena señora aun sufría la pérdida de su esposo Ser Kevan. Ambas se hicieron compañía y Sansa encontró una protectora entre todo aquel entorno Lannister en donde era su hogar ahora.
Durante dos semanas paso el tiempo con las señoras haciéndoles compañía asumiendo su papel de anfitriona y señora del castillo como esposa de Tyrion. Aunque él le advirtió la personalidad aguda de Lady Genna, Sansa deseaba cumplir con su deber y eso significaba pasar mucho tiempo con ellas y menos con Tyrion, quien se había escaqueado desde el principio a tratar más de lo reglamentario con sus parientes. Así la descendiente de los Stark tenía que pasar cada tarde compartiendo el té, y en las mañanas endilgarse en tareas de administración exhaustiva del castillo o dar paseos eternos por los alrededores.
-Debes aprender a ser más dura con la servidumbre, Sansa querida –protestaba una de esas mañanas Lady Genna ante la demora de los caballerizos al llevar los caballos ensillados. Un paseo de despedida había sido propuesto por la voluminosa señora quien se decía era la única Lannister gorda que había. Lady Dorna trato de oponerse puesto que ya habían realizado muchos paseos en esas dos semanas y podrían disponer ese último día para estar listas a partir al día siguiente. Pero nadie podía discutir con la dama. –Si yo fuera señora de un castillo como este ya me conocerían por lo estricto y exigente de mi persona, todo obviamente por el bien de los habitantes…–
Avanzaban por el camino del norte a uno de las zonas boscosas de la región seguidas de algunos criados y doncellas. Sansa montaba en su yegua alazana favorita y trataba de disfrutar el aire fresco de esos días que anunciaban que el invierno por fin se iba. Eso era algo tan bueno que el reproche casi regaño no la molestó, añadiéndose a los cientos que había escuchado esa última semana. Se sentía pequeña al lado de las dos damas a pesar de tener 19 años y prácticamente ser la señora de Roca Casterly, pero trataba de tomar cada "consejo" por las buenas.
-No digo que hay que ser un ogro como era mi hermano a veces -¡vaya carácter que tenía, hija!- pero no conviene dejar a los súbditos relajarse y hacer lo que les venga en gana sin ninguna autoridad firme –Lady Genna continuaba hablando con efusión sin cansarse, saltando un poco en su silla haciendo resoplar al pobre caballo marrón – mi patético esposo así lo demostró en Aguasdulces por ese año que estuvo al mando del castillo. Los hombres débiles no nacen para gobernar y ser Lord sin más, hay que tener carácter. Yo hice todo lo posible por mantener el orden pero no podía tomar las decisiones y dejar en mal al pobre Emmon. Las mujeres siempre tenemos una cruz en nosotras querida que no se te olvide, no puedes demostrar que eres mejor que un hombre porque en seguida te tildan de estirada o interesada.-
-Pero la reina Daenerys consiguió el poder ella sola mi señora –dijo Sansa para mostrar que estaba prestando atención a la conversación ya repetida muchas veces –ahora es reina de todo Poniente y…-
-Claro pero no está casada ¿verdad? –Lady Genna agito la mano a uno de los criados que montaba junto a ella para que le diera más sombra con una estera pequeña –dicen que lo estuvo dos veces pero dejo a uno muerto y al segundo al otro lado del mar. Eso demuestra independencia sí, pero también que no le importan los hombres y que en absoluto es afectiva. Los Targaryen se caracterizaban por eso, ¿verdad Dorna? Con los ojos tan fríos y el pelo tan blanco que parecía nieve helada como ellos. Desde antes amaban más a sus dragones que a sus propios hijos…-
Sansa se mordió los labios para no responder. De lo poco que conocía a la reina sabía que lo que todos pensaban de ella estaba equivocado. Lejos de la fachada de su poder, en el fondo era amable, bondadosa, justa por sobre todo y con un corazón más cálido y apasionado que cualquier otra persona que hubiera conocido antes. Y si no tenía marido era porque no podía tener hijos, un secreto que pocos conocían. Debía tener cuidado al elegir un consorte que se convertiría en Rey inevitablemente.
El resto del viaje Lady Dorna desvió la conversación de Genna a otros temas. En unos minutos más llegaron a un claro del bosque donde descansarían y tomarían un refrigerio. Sansa vio los limoneros a un lado del camino y ordeno a Garrett, uno de los mayordomos, que bajara unos cuantos. Prepararía pastelillos de limón para Tommen y Tyrion al día siguiente se dijo. Sonrió y con un limón en la mano se acercó a las señoras que ya estaban sentadas sobre una manta bajo un frondoso roble.
Lady Dorna hablaba sobre su hijo Lancel con lady Genna. Siempre se ponía triste cuando se tocaba el tema de su hijo mayor. Vivía en estos momentos en el castillo de Darry con su esposa, Lady Amerei, después de pasarle la locura de formar parte de los hijos del Guerrero en Desembarco del Rey durante el poderío de Cersei.
-Está mejor de lo que solía estar –decía la señora llevándose una uva verde a la boca –la última vez que lo vi estaba más animado con respecto a su esposa ahora que le dio un hijo. Pero mi nuera es algo tosca para Lancel y no tolera su devoción por los Siete. Temo que trate de huir nuevamente a unirse a lo que queda de la Fe de los Siete.
-Esa organización está más muerta que viva o lo estará pronto Dorna, desde que se estableció la libertad de religiones. Pierde mucho en fuerza frente al nuevo dios rojo que sin duda es más llamativo para la plebe. Lancel será devoto pero no es estúpido para unirse a algo destinado a desaparecer.-
-Sí, pero Amerei es insoportable a veces. A pesar de ser viuda antes y haber tenido otro marido no sabe cómo tratar correctamente a un esposo. –La mujer suspiro con resignación-A veces desearía que mi hijo no se hubiera casado con ella, sería más feliz con cualquier otra dama. –
-Espero que pronto todo se arregle entre ellos Lady Dorna –dijo Sansa con las cortesías de rigor –todo es cuestión de tiempo para conocerse y tolerarse y un hijo seguro ayudara mucho; deseo que encuentren felicidad-.
-Tengo entendido que cuando se decidió tu casamiento hace años Sansa, una de las opciones entre los Lannister aparte de Tyrion era Lancel ¿lo sabias? –intervino Lady Genna de repente dirigiéndole una mirada evaluativa para ver su reacción.
Sansa se ruborizo ante la sorpresiva declaración –si lo sabía mi señora – tuvo que admitir bajando la mirada a sus manos. Tyrion mismo se lo había dicho.
-Bueno sé que en ese momento Lancel estaba más muerto que vivo y se recuperó de milagro -lo siento Dorna– pero míralo ahora que está más sano que Baelor el Santo –la mujer sonreía y se abanicaba el rostro ante el sol del mediodía con una mano y con la otra se llevaba un panecillo guisado a la boca. Lady Dorna la observaba con gesto contrito - habría sido una mejor opción a Tyrion ¿no crees Sansa?-.
-Genna no es correcto hacer ese tipo de declaraciones…–
-No pasa nada Dorna, no es nada malintencionado solo es una simple pregunta…apuesto que a ti también te hubiera gustado más Sansa como nuera que Amerei…-
Esa era una de las impertinencias más incomodas que Sansa tuvo que escuchar. Con el rostro demasiado caliente se quedó callada un rato escuchando a las dos mujeres rebatir. ¿A qué se debía esa pregunta? Recordó amargamente los días en que veía un ataque o trampa de los Lannister en cada rincón… ¿De nuevo tenía que pasar por eso? Si ahora era más Lannister que Stark…estaba casada con Tyrion.
Obviamente se alegraba no haberse casado con Lancel recordando ese aciago y muy lejano día en la Fortaleza Roja, donde Joffrey la había hecho golpear y casi desnudar en un patio repleto de soldados entre los que estaba Lancel como su principal acusador de ser hermana de un traidor. Recordar la vergüenza que sintió ese día la hicieron estremecer. No podía decirle eso a la madre de Lancel pues sería casi como una ofensa pero también no podía quedarse callada porque ofendería a su propio esposo con su silencio.
Mientras, las mujeres continuaban discutiendo.
-Claro que me hubiera gustado Sansa como nuera Genna pero no debemos pensar en eso ahora…-
-No es que con el pensamiento mágicamente se vayan a casar entre ellos, tranquilízate un poco Dorna. Solo doy mi punto que si los acontecimientos habrían sido diferentes Sansa no estaría casada con Tyrion y no tendría que vivir aquí, la guarida misma de los Lannister, tan lejos de su casa como es posible. Por lo menos casada con Lancel podría vivir en Darry que está más cerca del norte, o en la misma Invernalia con la familia que le queda. –Las palabras salían implacables sin tener consideración por ninguna de sus acompañantes -Podría tener hijos…no tendría que pasar por esto…-
Sansa levanto bruscamente la cabeza confundida casi ahogándose con las palabras –disculpe Lady Genna, que quiere decir… ¿a qué se refiere con lo de pasar por esto?-
Las dos mujeres intercambiaron miradas diferentes. Lady Dorna con prevención a su cuñada y los ojos entornados y la otra con una mirada de resolución soltando un resoplido nada delicado volviéndose hacia Sansa.
-Mi querida niña, todos saben que te casaste con mi sobrino por la fuerza en tiempos del peor régimen Lannister que ha habido. No te culpo de nada pero es evidente que tu no quieres a Tyrion como una esposa quiere a su marido, por más obligados que estén. Conociendo a Tyrion como lo conozco y viendo como os lleváis puedo decir que ustedes aun no han consumado el matrimonio después de todo este tiempo-
Sansa se quedó sin habla, estupefacta ante lo dicho por la señora. Saber que la gente hablaba de esos temas la avergonzaban y enfurecían a la vez, de sobre manera…pero…
Lady Dorna tomo su brazo con delicadeza tratando de apaciguar su exaltación y con más amabilidad dijo – Sansa, cuando una mujer se casa, lo único que espera es que su esposo le dé hijos. Para la mayoría de nosotras, al principio, el hombre solo es un extraño que se mete en nuestras vidas y en nuestra cama. El amor queda bien lejos todavía, que bien puede llegar o no. Pero el amor de los hijos compensa como nada y es el objetivo de toda mujer en realidad-
El silencio dio paso a un incómodo momento. Sansa no sabía que decir aunque esforzaba a su mente a una respuesta. Pero su cabeza parecía un torbellino. ¿En serio estaban hablando de eso en medio del campo, durante la merienda como una charla más de mesa…?
Lady Genna impaciente como siempre interrumpió llamando su atención –no te culpo niña, Tyrion es como sabemos y eso no podrá cambiar nunca. –su mirada parecía capaz de atravesar el concreto con solo verla –pero tiene varias cualidades innegables que lo hacen un hombre importante y de los más inteligentes que hay. Heredo todo eso de Tywin y por eso fue siempre uno de mis sobrinos favoritos. –hizo una pausa mientras se secaba la boca con la mano húmeda de tanto hablar -No sé a qué arreglo habrán llegado ustedes pero debes tomar en cuenta que ahora Tyrion es Lord de Roca Casterly y necesita herederos y una verdadera esposa comprometida que este a su lado para ayudarlo en su actual posición.-le dirigió una mirada tan valorativa a Sansa que está casi se sintió enferma – ha pasado tiempo desde que estas aquí, te reconozco eso pero…no necesita a una niña con prejuicios que aún está soñando con príncipes encantados que vengan a rescatarla.-
Lady Dorna tenía el rostro congestionado de aprensión ante las duras palabras de su cuñada, viéndola a ella y a Sansa alternativamente. Parecía querer regañar a la corpulenta dama pero en el fondo parecía saber que todo eso era verdad y que tal vez Sansa podría pensarlo un poco. La miro casi con pesar pero no salió a defenderla como antes.
Nunca se había sentido tan incómoda en su vida como hasta entonces. Bueno, la escena del patio y Joffrey aun venía a su cabeza como la situación más humillante que tuvo que soportar. Ese día todos se burlaron de ella y ningún caballero de los muchos que allí había movió un dedo para ayudarla. Solo Tyrion. Tyrion la había salvado ese día, enfrentándose a su sobrino, al rey de ese entonces, sin miedo, todo por ayudarla. Hizo que atendieran sus heridas, le dieran ropa nueva, y trato de consolarla muy a su manera. Solo que en ese momento ella estaba demasiado asustada como para notarlo.
Pero ahora…como se atrevía Lady Genna a decir que ella no quería a Tyrion. Después de todo lo que habían pasado juntos, después de todo lo que él hizo por ella; su intimidad no tenía por qué ser compartida de ese modo por la gente. Tyrion era su esposo y ella su esposa y eso era todo. Nadie podía entender nada…nadie…
…Niña la había llamado esa mujer tan desesperante y directa. A pesar de estar casada y tener casi 20 años y ser amiga de la reina, la mujer más fuerte de Poniente en ese momento; a pesar de haber visto dragones, atravesado el continente y sobrevivido como solo una pieza en el juego de Tronos casi convirtiéndose en jugadora al final. Después de perder a la mitad de su familia. Y prejuiciosa… ¿cómo era posible? se preguntó con enojo. Si esa faceta de su vida había quedado atrás hacia mucho con la niña tonta y superficial que debía admitir que era antes. Pero ya no más.
Ahora era una mujer madura y completa. Nadie tendría que rebatir eso. El hecho que su matrimonio no fuera consumado era un tema aparte. Tyrion era el hombre más respetuoso y cordial que había conocido y ella apreciaba eso después de conocer tantos hombres desalmados que enturbiaron su niñez. Con él se sentía segura y tranquila. Podía contarle todo y confiaba en él. Se había convertido en un amigo por así decirlo. Algo le decía que eso era el matrimonio en verdad.
Aunque lo de los hijos...Tyrion nunca había tocado ese tema con ella. Era casi como que él no la veía de esa manera. Siempre se dirigía a ella con propiedad y condescendencia, sin embargo…eso era porque la respetaba o porque no la veía de manera diferente que… ¿a una niña? Tyrion no la tocaba nunca más de lo necesario porque… ¿era aún una niña? ¿Continuaba el viéndola como la niña que había desposado? Sus miradas y acciones para con ella… una sensación desagradable le surgió ante la nueva luz de esas sospechas.
-Yo quiero a Tyrion –se obligó a decir alejando sus últimas ideas con la voz débil, tratando de sonar segura ante la mirada irónica de la señora – puede que no tengamos eso que usted dice que un matrimonio debe tener, pero yo lo aprecio más que a nada y sé que también el a mí. Si él está conforme para mí es suficiente también…no creo que lo entienda y no es un tema que quisiera tratar más con usted…-
-¿Así que me estás sugiriendo que lo que sientes es amor por él? –le corto la dama con la ceja levantada y una sonrisa sarcástica casi cruel. Ante el titubeo y sonrojo de la chica movió la cabeza –lo quieres como tu protector y amigo, alguien que te ayudo y salvo en esa etapa de la guerra que nos tocó vivir a todos. Lo tomas como un refugio conveniente, pero te darás cuenta tarde o temprano Sansa que es una manera muy conformista de vivir. Todo esto no puede continuar así y tú lo sabes en el fondo. El amor es una cosa errada muy sobrevalorada en estos tiempos, debes dejar eso sueños de lado. Sé que ustedes tienen una relación muy buena pero ¡eso no basta!- las palabras tajantes y fuertes cortaban el aire repentinamente silencioso y Sansa se preguntó si todo el mundo o por lo menos todos los sirvientes no estarían escuchando esa "reprimenda" - Eres una dama y él es un Lord y deben comportase como tales. ¡Debes ser su esposa no su amiga Sansa...! -Lady Genna lanzó un resoplido y tenía el rostro colorado pero se detuvo al ver la mirada de advertencia de Lady Dorna y el semblante blanco de Sansa. Termino con la voz más moderada -¿no crees que es hora que lo veas más como marido que como…un "pequeño" amigo…?
