Todos los personajes, lugares y canciones, pasmadas en el siguiente fic son propiedad de George R.R. Martin, yo los utilizo sin fines de lucro.

"Este fic participa en el Reto 7" Viejos tiempos" del foro Alas negras Palabras negras."

Aclaración leer escuchando The rains of Castamere –Soundtrack de Game of thrones de este link watch?v=sa9CvDPXYNI les dejo la traducción por si les place cantar la canción. (copien y pegen el link)
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"Y quién sois vos, preguntó el orgulloso señor,

¿Para haceros tales reverencias?

Sólo soy un gato con diferente pelaje,

y ésa es toda la esencia;

con pelaje dorado o pelaje carmesí,

el león garras sigue teniendo,

y las mías son tan largas y afiladas, mi señor,

como las que vais exhibiendo.

De esa manera habló, eso fue lo que dijo

el señor de Castamere,

pero ahora las lluvias lloran en sus salones,

y nadie oírlas puede.

Sí, ahora las lluvias lloran en sus salones,

y ni un alma oírlas puede."

El Comienzo de una Oda

Aquello no podía continuar, el cómo señor de Roca Casterly tenía, el deber de hacerse respetar y hacer valer el titulo de su casa como Guardianes de Occidente, dado que no podía permitir que este se ensuciara más de lo que estaba, ya bastante lo había hecho durante el señorío de su padre en aquellas tierras.

Mas, era ahora suyo y haría lo que hiciera falta para, devolverle la gloria perdida años atrás. Se había cansado.

Durante toda su vida había presenciado, las burlas contra su familia de parte de varios señores que rendían vasallaje a su casa, siendo estas incluso en las mayoría de sus casos contra el mismísimo cabeza de familia por aquel entonces, Lord Tytos, quien por su temperamento de naturaleza débil e indulgente se habría ganado en aquellos tiempos en los cuales piso la tierra por parte de aquellos que, disfrutaban burlándose el nombre de, "El león sin dientes".

Por aquel motivo esa vez tomo esa decisión, no se las dejaría pasar, no de nuevo. Ya que él no era tan blando como su difunto padre e iba siendo hora de que se enteraran, hora de que oyeran su rugido, El de un verdadero león.

Aun recordaba lo que lord Reyne en compañía de Lord Tabreck le había dicho cuando, él y su hermano menor se reunieron con ellos en audiencia meses atrás, tenía tan vivo el recuerdo que lo soñaba cada noche y en su cabeza retumbaban las risas de aquellos déspotas ingratos como, martillos que clamaban por destrozarlo poco a poco. Pero él no se lo permitiría, antes muerto que, con la rodilla hincada ante ese truhan oportunista que se hacía llamar señor de Castamere.

Les haría pagar, con sangre su ofensa al fin y al cabo tenía una deuda con aquellos señores, mostrar las garras del león de una vez y para siempre, cosa que su padre casi logra concretar solo en una oportunidad en toda su vida si no hubiera sido porque, Lady Tabreck hubiera apresado a parte de su familia, en venganza y desafío al Señor de la Roca. Y un descendiente de Lann El Astuto paga sus deudas, pero con creces.

Tal fue así que, aquella vez cuando desde la cima de una colina camino al Risco mirando el cielo pensó:

-"¿De que sirven las palabras Lord Reyne?, De nada pues, a las palabras se las lleva el viento".- Mientas que como un símbolo de triunfo, que le resulto exquisito a sus sentidos, el olor a sangre y muerte le penetraba las fosas nasales siendo él y los sobrevivientes de su ejército, los únicos testigos de la victoria concretada y los cuerpos muertos la prueba más fehaciente, del despertar de el león y de cómo este había mostrado sus garras y dientes, anteriormente inexistentes en su predecesor. Ya que, esta vez se había despertado por fin en él como anteriormente lo hubiera hecho en Lann El Astuto y no pensaba volver a dormirse, o al menos no en un largo tiempo.