Notas de la autora: Bueno, después de una ausencia prolongada, mi musa reapareció! No se cuántos habrán leído Eleanor & Park, pero para quienes no lo hayan hecho: 1) ¿A qué están esperando? Y 2) ¡No lean este one-shoot porque les va a spoilear todo el final!
Creo que When you´re gone, de Avril Lavigne es un buen tema de fondo para leer esto.
Disclaimer: Ni Eleanor ni Park (lamentablemente) me pertenecen a mi, sino a Rainbow Rowell. Yo los tomo prestados por un rato.
Nada termina nunca.
Eleanor se sentó con las cartas, los paquetes y las postales frente a ella. No saber de Park la estaba matando. No sabía que hacer... Y todas esas palabras amontonándose, sn leerse. ¿Podría leerlas sin romperse en mil pedazos? Park no estaría allí, para sostenerle la mano. Park ya no estaba en ningún lado. Ni en su remera de Prefab Sprout, ni en el dije de su cadena. ¿Sería demasiado tarde?
Eleanor acercó su mano a la primer cosa que Park le había enviado. Era una postal. Y en cuanto la leyó no pudo detenerse. Leyó todas las cartas hasta que llegó a la última, que se remontaba a algunos meses atrás. En su última carta Park no se había despedido. Era una carta como las demás... Le hablaba de algunas cosas que habían pasado, del último cassette que le había mandado. De lo que le había generado la última entrega de Watchmen y finalmente del tema para el baile de graduación. Una última carta donde le repetía que la quería. Y, abruptamente, el correo diario se detenía.
Algunas lágrimas empezaron a correr por el rostro de Eleanor. No lo soportó. Necesitaba... Necesitaba a Park.
-¡Tía!- Gritó- voy a salir. ¡Vuelvo antes del anochecer!- Y antes de siquiera poder escuchar la respuesta de su tía, ya había tomado la bicicleta y se encontraba en la vereda. Dio una vuelta a la manzana. Una vuelta en sentido inverso a aquella vez en que Park la había traído... Y casi de manera inconsciente, empezó a pedalear en esa dirección, como si estuviera persiguiendo al fantasma de su novio.
Cuando estaba a punto de desmayarse, vio una estación de servicio. ¿Sería esa?
Allí estaban. Las postales. La postal. Tenia que ser allí. Eleanor compró una y volvió a casa de sus tíos.
¿Qué haría ahora? Tenía la postal... ¿Y qué con eso? Park no le había escrito más... ¿Si se había cansado de ella? ¿Si había conocido a alguien? Eleanor sacudió la cabeza, tratando de aclarar sus ideas. Ella sabía perfectamente que en todas las escuelas se estaban llevando a cabo los bailes de fin de curso. Y que Park iba a ir.
Empezó a morder la lapicera. Entonces, al azar, tomó un cassette y lo puso en el estéreo. Y empezó a sonar un tema que, para ella, siempre, siempre sería un sinónimo de Park.
I am the sun, I am the heir...
En ese cassette solo sonaba esa canción, de los dos lados. Cuando, por vigésima vez, sonó el último acorde Eleanor se decidió. No le escribiría que lo quería, eso quería decirselo personalmente. Tampoco que lo extrañaba, porque era obvio y ridículo y además era quedarse terriblemente corta.
Pero él entendería, ella estaba segura.
Nada termina nunca.(*)
(*) En la versión anglosajona, el mensaje de Eleanor es de 3 palabras.
Saludos, Morena.
Pd: No dejar reviews provoca calvicie!
