Disclaimer: los personajes usados para este fic son propiedad de J.K. Rowling.
Este fic ha sido creado para los "Desafios" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Este reto consta de 6 capítulos, cada uno relacionado con una emoción en particular: devoción, arrogancia, responsabilidad, justicia, luguria y alegría
DEVOCIÓN
Quería a su padre, eso no se podía negar, todo lo que él le había enseñado durante toda su vida, las decisiones que había tomado, todo lo que Lucius Malfoy decía o hacía era para Draco lo real, lo que siempre estaba bien. Por eso nunca lo cuestionaba, y hacía siempre lo que él quería que hiciera, y eso fue lo que pasó cuando llegó a Hogwarts.
Las directrices que le había dado eran claras:
1)Mantener el nombre de los Malfoy en alto.
2)Ir a Slytherin.
3)Sacar buenas notas.
4)No obtener castigos.
5)Intentar hacerse amigo de Harry Potter para atraerlo hacía la oscuridad.
Esas eran las pautas que tenía que seguir, pero nada más llegar al tren del colegio, faltó a una de ellas, la de la amistad con Harry Potter. Lo intentó por todos los medios, pero el muchacho había sido puesto en su contra por el Weasley que estaba con él, y ya no hubo más que hacer. Aunque, pensándolo más detenidamente en su cama esa noche, se dio cuenta que podía haberlo hecho de otra manera, congraciarse con él de forma sutil, no tan directa e insultando al otro muchacho, porque fue el insulto hacía él lo que falló estrepitosamente.
Conforme pasaban las semanas se iba esforzando por seguir con las indicaciones que le había dado su padre, pero por más que lo intentaba, no conseguía cumplirlas:
En los estudios era el mejor de la casa Slytherin de su curso, sólo se acercaba a él, Theo, uno de sus mejores amigos, que era igual de estudioso que él, pero cuando se comparaban las notas de todos los cursos siempre se quedaba por debajo de la amiga de Potter, Hermione Granger, que no sabía cómo lo hacía pero siempre conseguía superarlo en todas las asignaturas con excepción de pociones, que en esa sí que era el mejor, y como para no serlo, si llevaba estudiando con Severus desde que podía diferenciar un ingrediente de otro.
Y eso se lo recordaba su padre en las vacaciones, tanto en las de Navidad como en las de Pascua, que tenía que esforzarse más, que no podía ser superado por una sangresucia que no valía ni el aire que respiraba, que tenía que ser el mejor, que por eso era un Malfoy.
Draco lo intentaba, vaya si lo intentaba, quería que su padre estuviera orgulloso de él, que viera que no era malo en los estudios, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, la chica, en las calificaciones finales lo volvió a superar, y él no podía hacer nada, solo aguantar el rapapolvo que su padre le iba a dar en verano.
En lo que no tuvo problemas y su padre lo alabó con creces, fue en ganarse a sus compañeros de casa. Desde el primer día, a pesar de ser de primero, todos los estudiantes de Slytherin contaban con él para los debates grupales, nunca se quedaba fuera, no sabía si era por el apellido o por él mismo, pero en ese momento no le importaba, lo que lo hacía era que era respetado por todos, que le hacían caso en sus opiniones, que dentro de la casa era uno de los más importantes, y dentro de los de primero el "jefe" de todo el curso, siempre se hacía lo que él decía y cuando él lo decía, y por eso algún que otro castigo si se llevó, pero como también fue para inculpar a Potter su padre no lo tomó demasiado mal.
Aunque sí que no se libró del sermón de que un Slytherin es demasiado astuto para ser pillado, que los planes tienen que ser perfectos para que no ocurrieran cosas como esa, que tenía que tener más de un plan por si el primero no funcionaba… un montón de ideas, de comentarios que Draco intentaba seguir al pie de la letra, ya que era lo único que sabía hacer, lo único que había conocido, el seguir a su padre y hacer lo que él quería que él hiciera, y aunque para la demás gente eso significase que no tenia personalidad propia, y que su vida era gobernada por su padre, el sabía que solo se trataba de la idolatría que sentía hacía él, la devoción que sentía hacía el, porque bien podía haber elegido a otra persona para poder admirar, y sin embargo lo eligió a él, porque nunca se había equivocado, porque era lo correcto.
Su madre no se sentía de la misma manera con respecto a Lucius Malfoy, porque si, lo quería, lo amaba con todas sus fuerzas, era su marido, y así tenía que ser, pero al ver a su hijo de esa manera, totalmente obnubilado por lo que le decía, por todas sus acciones, era demasiado para ella. Y no porque Lucius se equivocara o no llevase la razón, si no porque no dejaba que Draco se desarrollase, se equivocase y de esa manera aprendiese como se hacían las cosas. Lucius se lo daba todo hecho, todo como se tenía que hacer, y eso para un niño no era lo mejor, ellos tenían que experimentar, que caer y levantarse, imaginar las cosas, no tener todas las soluciones en la mano porque era la forma de hacerlas.
Y Draco con el tiempo se dio cuenta de eso, que tenía que experimentar por él mismo todo, que si, las directrices estaban bien, eran una guía para seguir, pero también se podían saltar, ignorar o borrar, porque no todo en la vida era una regla ya escrita, y cuando se dio cuenta de lo mal que había hecho su padre al dárselo todo hecho, fue el día en el que él eligió por sí mismo por primera vez, el día en el que dejó de creer en su padre, en sus ideales y en lo que él creía correcto, porque a partir de ese momento él quería experimentarlo todo por sí mismo, y si tenía que caerse mil veces para aprender algo, mil veces se iba a levantar, porque lo que quería hacer era vivir su propia vida, sin reglas y sin la dirección de nadie.
Y ese día fue cuando la devoción y la responsabilidad para con su padre, desaparecieron.
