Recuerdos de lo que fue
Prólogo:
08 de Junio de 2000
Qué infantil creer que me amabas, cuando nuestra relación ya se había acabado hace tiempo, era tan lindo sentirme enamorado, pero no sabes como duele saber que ya no es así. No quiero nada más de ti, porque sé que te lo di todo, y no me arrepiento de eso, me arrepiento más por no haberte dado suficiente aunque ya todo te lo di. Sólo una palabra describe lo que sentí cuando estuve a tu lado: Amor. Y otra describe lo que ahora siento: Odio. Quizá hice bien en irme ese frío y lluvioso 4 de Julio de 1776, e hiciste bien en pensar que te odiaba, porque ahora sabes que es verdad, si llegué a amarte algún día, olvídalo, sólo tengo dos palabras para ti: Te odio. Y jamás quise que fuera así, pero tú me obligaste. Quizá por última vez te lo diga, no hagas ilusiones, así que... Adiós.
Las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos esmeraldas, con una mano sobre su boca tratando de contener su triste sollozo, que poco a poco se fue haciendo más audible, haciendo eco en las paredes, llegando nuevamente a sus oídos. Mordiéndose los labios en un intento de no llorar, se levantó de su cama, que aún mantenía el aroma del más joven, apuñalando su corazón con miles de recuerdos que le producían una terrible nostalgia. Plantó un beso en el papel y lo dejó sobre su mesa de luz, donde habían también miles de obsequios, entre ellos una hermosísima rosa que, mientras inocente posaba a un lado de la carta, se llevaba el alma del mayor, haciéndole suspirar con los recuerdos de aquel chico que en algún tiempo lo hizo tan feliz.
