Disclaimer: Ni la serie ni los personajes que a continuación aparecen me pertenecen, sólo la historia. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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Capítulo 1: emociones descubiertas.
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Llueve. ¿Por qué tiene que llover? Eso sólo complica las cosas... Quizá no a la adolescente que está estudiando al amparo de las paredes de su cuarto, para el examen de mañana. Pero Marinette hacía ya cosa de una hora que dejó de ser esa adolescente para salir a la calle como Ladybug. Debido a la tormenta habían habido una serie de percances en la ciudad y se había dedicado a ayudar en cada uno de ellos. Estaba agotada... Y para colmo su compañero de aventuras no había aparecido. Le supuso en algún otro lugar de París haciendo lo mismo que ella, pero no había tenido tiempo ni de llamarle para preguntar.
Apoyada en una cornisa mientras tomaba aire de camino a su casa vio un destello rubio bajo el aguacero. Si sus ojos no la engañaban, acababa de ver a Adrien Agreste corriendo empapado por la calle y refugiarse en un portal. La chica no se lo pensó. Bajó de un salto y se presentó ante él, no tenía muy claro para qué.
- No es el mejor día para darse un paseo por las románticas calles parisinas. - comentó con cierta guasa. Al muchacho se le abrieron de par en par los ojos.
- ¡Ladybug! ¿Qué haces aquí?
- Salvar París, ya sabes. Lo de siempre. ¿Y qué te ha dado a ti para salir a la calle con la que está cayendo?
- Bueno... -decirle que Plagg se había quedado sin energía a medio camino de vuelta a casa tras rescatar un autobús que se había salido de la carretera a las afueras, y que tenía que volver a pie porque en su casa no debían saber que había salido, no le pareció lo más correcto, así que inventó algo. - Necesitaba algo de aire y me pilló la tormenta fuera de casa. Además, si llamo a mi padre para que vengan a buscarme sabrá que me he escapado...
Marinette disfrutaba de verle hablar, y sin querer, con aire ensoñador, le dijo:
- ¿Quieres que te lleve a casa?
Adrien trató de ocultar la sonrisa que luchaba por salir de sus labios, sin darse cuenta de que de esa forma atraía aún más a la chica con la que estaba hablando. ¿Cuánto había pasado? ¿2? ¿3 años desde que conoció a Ladybug? Y desde entonces llevaba enamorado de ella, tratando de conquistarla como Chat Noire, su alter ego, la parte más desinhibida y confiada de él. ¿Qué pasaría si lo intentara como Adrien? Sólo tenía que reunir un poco de valor y lanzarse. Y ahora era el momento perfecto. Asintió con determinación y con un tembleque en las piernas que a duras penas podía disimular. Pareció pillar por sorpresa a la heroína, la cual adquirió de repente un tono en las mejillas acorde con el resto del traje, y que con alguna duda y reprendiendose mentalmente, se acercó al chico, le pasó un brazo por la cintura y le pegó a ella preparada para lanzar su yo-yo. Aprovechó un segundo para respirar el dulce aroma de Adrien Agreste mezclado con la lluvia de mayo antes de saltar por las húmedas calles de París y dar pie a que pudiera despertar de ese sueño en el que parecía estar sumida.
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Uno de los últimos puntos de los pendientes de Marinette desapareció justo cuando llegaba a la mansión Agreste y se colaba con Adrien por la ventana de su cuarto con delicadeza. Cuando estuvieron en el suelo, y antes de soltarle, levantó la cabeza para admirar desde esa distancia los maravillosos ojos que la tenían encandilada desde hace tiempo, y los sinuosos labios que aún soñaba cada noche con degustar. Esas cosas sólo las podría hacer siendo Ladybug, ya que como Marinette no dejaba de temblar y tartamudear cuando se encontraba cerca.
Le sonrió una vez más, y justo cuando se iba a separar del chico notó cómo él la agarraba con ambas manos de la cara y, en un arrebato, la besó con desesperación y necesidad. La pilló tan de sorpresa que no supo reaccionar. Pero Adrien no se rendía, y profundizó en el beso deslizando a la vez sus manos por el cuerpo de la muchacha hasta lograr abrazarla como si temiera que se pudiese escapar. Fue entonces cuando notó que el amor de su vida respondía abrazándole de la misma forma y devolviendo el beso con la misma pasión.
¡Sí!
Lo había conseguido. Se sentía el hombre más feliz de la tierra. Al fin se separaron y se miraron a los ojos con el deseo nublando por completo sus retinas. Estaban acalorados, jadeantes, borrachos del otro. Entonces ella le puso una mano en el pecho mientras miraba hacia otro lado, poniendo punto y final al momento. ¿Qué estaba haciendo? Eso no estaba bien. Adrien estaba enamorado de Ladybug, y no debía aprovecharse del traje para conseguirle. Aunque fuera el amor de su vida. Sentía que le engañaba, pero lo peor era la sensación de que ella misma no se merecía lo que estaba teniendo, ya que como Marinette no había logrado en todos estos años ser suficiente como para atraer la atención de Adrien. Si no la quería como Marinette, no debía consentirle tenerla como Ladybug.
- Tengo que irme. - dijo con pesar mientras se separaba de él. Notó un tirón del brazo y cuando abrió los ojos volvía a estar refugiada en el chico. - Adrien, por favor. No podemos continuar con esto.
- ¿Por qué no? - preguntó aspirando de nuevo su aroma. - ¿Acaso hay otra persona? - Abrió los ojos esperanzado - ¿Acaso has sucumbido a los encantos de Chat Noire?
- ¿Qué? No no, para nada... - Adrien trató de disimular su decepción- Es sólo que... Esto no está bien. Creo... - apartó la vista de él - creo que no podremos tener una vida normal mientras llevemos este traje. Lo siento. Deberías... Buscarte a una chica mejor para ti. Alguna compañera de clase, una amiga... No sé, alguien que no te traiga tantos problemas como yo.
- Pero...
Ya no estaba. Ladybug se había ido, dejando la ventana abierta y el suelo de la habitación tan empapado como su corazón ahora mismo. Aún permaneció un rato mirando a través de la lluvia el lugar por el que había desaparecido, pensando, saboreando su recuerdo. Después de tanto tiempo se había atrevido a dar el paso, y lo mejor es que ella le había respondido con la misma pasión que había puesto él. Eso quería decir como mínimo que le gustaba. Era una gran noticia, su Ladybug se sentía atraída por él. Podría jugar con eso a su favor. Aunque como Chat Noire no tuviera posibilidades, como Adrien Agreste sabía que tenía ventaja. Plagg salió de bajo su ropa y se colocó delante de su cara.
- ¿Piensas quedarse bajo la lluvia mucho más tiempo o te vas a acordar de tu desfallecido compañero?
- Lo siento - dijo sacudiendo la cabeza-. Voy a por un poco de queso, espera aquí.
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Tikki salió de los pendientes justo en el momento en que los pies de Marinette tocaban el suelo de su terraza.
- Lo siento Marinette, he aguantado todo lo que he podido.
- Tranquila - contestó condescendiente acunando a su kwami entre las manos. - Lo has hecho genial.
Y tras un mimo a su compañera, la depositó sobre la cama junto a unas galletas y se dirigió decaída a quitarse la empapada ropa y darse una ducha caliente para entrar en calor y seguir estudiando, si el recuerdo del beso de Adrien se lo permitía.
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N/A: Buenas a todos! Os doy la bienvenida a mi nuevo proyecto. Es un experimento sacado de (como siempre) las largas horas que me paso durmiendo a mi peque, la cual ahora idolatra a Ladybug. Espero que no seáis demasiado críticos y os limitéis a disfrutar de la historia que os brindo. A quien le guste puede continuar leyendo, y a quien no, pues que la deje.
Nos leemos!
