Capítulo 1: Sin opción.
-¡Oh My God! ¡No quepo en mis pantalones!
-¿Qué pasa papá? ¿Te ganaste la lotería? – dije curiosa por su repentina alegría.
-Algo así Sakura, nos ganamos la lotería indirectamente…
-¿Y por qué no cabes en tus pantalones? Yo te veo más flaco de lo normal...
-No puedo describir el tamaño de la felicidad que siento, es lo que quiero decir.
-¿Qué pasa, cariño? - dijo mi mamá llegando a la habitación donde estábamos.
Mi padre saltó sobre mi madre, empezó a llenarla de besos y abrazos.
-¡El viaje que hemos esperado hace tanto tiempo, es una realidad! ¡Podríamos ser millonarios!
-Oh Cariño! – los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas – no sabes lo feliz que me haces.
Ahora era ella quien estaba encima de él.
- ¿Puedo saber de qué hablan? Yo también quería ser parte de aquella felicidad, pero no obtenía respuesta.
-Ok, me gustaría saber qué es lo que pasa, como parte de esta familia creo que debo enterarme….
-Tu madre y yo viajaremos al exterior, sólo en plan de negocios.
-En plan de excelentes negocios Sakura…
-Pero pensándolo bien, después de eso podríamos tomarnos unas lindas vacaciones, en una playa exótica, tomando margaritas…
-¡En una playa nudista! Oohh Dios sería tan divertido.
Sí, ellos eran así. Mis padres se comportaban como dos adolescentes enamorados.
-Eeeh... ¿sólo ustedes dos? – pregunté confundida.
-Oh hija mía! No sería conveniente que vinieras con nosotros…
-¡No lo puedo creer! Por primera vez en mis 17 años por fin me quedaré sola en casa. ¡Soy feliz!
Dejé de dar vueltas por lo contenta que me sentía, hasta que vi que los dos me miraban seriamente.
-No Sakura, sabes que no nos gusta que estés sola en casa.
-¿Entonces dónde me quedaré? Oh No, por favor! No quiero ir donde mi abuela.
- Tu madre y yo ya habíamos hablado de esto antes, y si el viaje se concretaba, te mandaríamos por un tiempo a un internado.
-¿A un qué? Repíteme otra vez que no entendí.
-Sí entendiste, pero no te preocupes, no serán muchos días.
-¿No serán muchos días? ¿Un mes, dos meses?
Los dos salieron de la habitación sin decir nada, eso significaba que yo ya no tenía nada qué hacer, estaba decidido.
Durante todos estos días, la principal preocupación de mis padres ha sido: EL VIAJE.
Creo que ya olvidaron lo que es comer, dormir, bañarse y salir. Ahora sólo existe: EL VIAJE.
Yo aproveché para "despedirme" de mis amigos. Les dije que iba a estar algún tiempo fuera, mientras mis padres regresaban del VIAJE.
Unos se aterrorizaban cuando les decía que iba para un internado, decían que te podían hacer la vida imposible si te ganabas un enemigo, hasta podrías no dormir tranquilo.
Otros pensaban que eran lugares comunes y corrientes, donde conseguías muchos amigos con los que hacías travesuras.
Yo no sé cómo eran aquellos lugares, nunca había estado en uno, así que no podía decir nada.
Siempre me pareció raro el magnífico viaje.
Nunca había escuchado a mis padres hablar de negocios. Tal vez mienten y es una segunda luna de miel, pero como sea, están felices.
Me alegra la idea de estar lejos de mis padres por unos días, no porque no los quiera, o porque pelee con ellos, todo lo contrario, nos llevamos bien y hasta nos divertimos. Me tienta la idea de saber qué se siente.
Por lo general, cuando mis amigos quedan solos en sus casas, hacen grandes fiestas, o hasta pierden la virginidad en la cama de sus padres.
Día del viaje.
Podía jurar que eran las 4:30 am y mis padres ya estaban haciendo escándalo por toda la casa.
Miré el reloj, estuve cerca, las 5:00 am.
Viajaban a las 9:00 am, no era necesaria tanta prisa.
-Sakura, por qué estás en la cama todavía, antes de irnos tenemos que llevarte. Organízate rápido.
…
Me bañé, me vestí, me arreglé, y estuve lista antes que ellos.
-Mmmm, parece que tengo más ganas de viajar que ustedes…
-AYÚDAAAME, NO PUEDO SOLA.
Mi padre había terminado de hacer su maleta hace rato, mi madre, por el contrario, creo que no iba ni por la mitad.
-Estás exagerando mamáaaaaa, ¿para qué necesitas todas estas cosas?
-Tú eres la que exagera, todo eso es necesario, anda, mételo todo en la maleta, no me preguntes nada.
Crema para el cuerpo, crema para la cara, mascarilla nutritiva, mascarilla hidratante, exfoliante para las células muertas.
Ella siempre tenía que llevar su salón de belleza a todas partes. Creo que yo soy un poquito menos complicada que ella.
Finalmente, logramos organizar todo, cabe aclarar que lo mío lo tenía listo desde el día anterior.
-Creo que no tenemos tiempo para comer nada, en el aeropuerto compramos algo, y supongo que a Sakura también le darán un desayuno.
Salimos sin pensarlo mucho. Al parecer mis padres estaban locos por irse. Yo sí guardaba un poquito más de cariño por mi casa, mentalmente le dije adiós a mi habitación y le prometí que regresaría rápido.
Era muy infantil, pero necesario.
-Por la autopista llegaremos más rápido…
-A mí me dijeron otra cosa…
-¡Cruza por aquí!
-Creo que nos vamos a perder…
Escuchaba a mis padres discutir sobre cómo llegar a ese lugar raro al que me iban a llevar. ¿En qué les podía ayudar yo? Si ni siquiera sabía para dónde iba.
Iba sentada en la parte de atrás del auto, ya me sentía cansada.
No les prestaba mucha atención a lo que decían.
Después de un largo raato, al parecer se calmaron y algo me decía que ya estábamos cerca al dichoso lugar.
-Esto es lejísimos – dije quejándome.
-¿Esa es la idea no? Que conozcas otros lugares diferentes a los de siempre.
-Cariño, voltea por aquí, mira Sakura, allá está.
Aquel lugar era enorme y eso me gustaba.
Era una construcción de un estilo antiguo, tenía ventanas grandes y mucho campo a su alrededor.
Sí, como esas típicas casas enormes donde espantan.
Nos bajamos del auto y me ayudaron a sacar mi maleta. Repentinamente, mi mamá estalló y se puso a llorar. A él también se le salieron las lágrimas. La primera vez que íbamos a estar lejos, y por tanto tiempo.
-No se preocupen, volveremos a vernos pronto – dije tratando de consolarlos. Aunque yo también estaba a punto de llorar.
Miré de nuevo el lugar, al parecer ya muchas personas se habían dado cuenta de que llegaba una nueva, porque vi a varios asomados por las ventanas.
De la puerta principal, salió lo que yo llamaría la mujer más aterradora que he visto, tenía un traje negro, era gorda y grande, muy alta, vi que estaba un poco alterada. - Supongo que entonces eres Sakura Haruno. Vamos niña, entra rápido y no me causes problemas.
-Nosotros suponemos que eres la directora de este lugar, estamos seguros de que éste será el lugar perfecto para nuestra hija.
-Ahhhhhhrrg lo mismo que dicen todos los padres. Estén seguros de que le enseñaré a esta señorita cómo se debe comportar.
Era un monstruo malévolo.
Ni siquiera alcancé a despedirme bien de mis padres, cuando ella me agarró del brazo y me llevó con fuerza. Volteé para atrás y los despedí con la mano. Ellos hicieron lo mismo.
Cuando entramos, me miró de arriba hacia y abajo y me daba miedo la forma en que lo hacía.
-Te ves como una típica niña malcriada, ¿por qué tienes ese asqueroso pelo pintado de color rosa? – dijo agarrándome de él.
-Suéelteme, me hace daño.
-Respóndeme niña, y te suelto.
-Es mi color de pelo natural.
-ARRRHHG No soporto a las niñas como tú – dijo finalmente soltándome.
-No entiendo nada, acabo de llegar y ya me odia? Ni siquiera me conoce… - dije un poco confundida.
-En tu cara veo rebeldía – respondió acercándose demasiado hacia mí.
-Yo … yo no quiero tener problemas con usted.
-Más te vale…
Me quedé sola, parada en la entrada de ese lugar, no entendía llevo más de 5 minutos aquí y una extraña mujer con apariencia de ogro acaba de amenazarme.
El lugar era, en efecto, un espanto. En las paredes había fotos de personajes antiguos que no sabía reconocer. Todo lucía tan lúgubre.
Miré hacia una pared, y vi una cabeza con pelo color negro que cuando notó mi mirada, se apartó. Era una chica, y fui hacia donde ella, se veía asustada, muy débil, y me miraba confundida.
-Per… perdón, lo siento… no quería incomodarte. – dijo con mucho esfuerzo.
-No te preocupes, no pasa nada. ¿Tú viste lo que acaba de pasar?
-No te metas con ella, es así siempre.
-¿Has sido maltratada por ella?
-No, pero si he visto como maltrata a los otros…
-¡Acabo de llegar y ya me odia!
-Tienes que saber cuidarte…
-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Hinata. ¿Y tú?
-Sakura.
-Ten cuidado Sakura…
Me dio la espalda y empezó a caminar, alejándose de mí.
Fui a su alcance, y le pregunté qué debía hacer, ni siquiera sabía dónde iba a dormir.
Me indicó que subiera por aquellas escaleras, y que ahí encontraría las habitaciones. Habría alguna señal para saber que era la mía.
-Espero verte de nuevo Hinata. Sin decir nada, se alejó de mí.
Todo era tan extraño, no veía a nadie por ningún lado…
Empecé a caminar por un pasillo que me daba miedo, no sería nada agradable estar por aquí en la noche…
Vi una puerta que tenía un papelito que decía: Sakura Haruno.
Toqué esperando a que alguien abriera.
…
Toqué de nuevo.
La puerta se abrió lenta y silenciosamente.
Vi 4 chicas que aparentaban mi misma edad en la puerta mirándome fijamente.
-Así que tú eres Sakura Haruno.
-Miren chicas, ¡tenemos una nueva!
Las otras empezaron a reírse.
-Ehh, ¿puedo pasar? Quisiera organizar mis cosas.
-¡Un momento! – respondió una deteniendo mi paso. ¿Creías que es así de fácil? ¿Qué vas a hacer para merecer dormir aquí?
-Es el lugar que me corresponde por derecho – dije desafiándola, dispuesta a entrar.
-No te ganes enemigos desde tan temprano – dijo otra.
-Yo diría que es bueno tenerla aquí – habló una voz nueva, la cual me lanzó fuertemente hacia adentro de la habitación. Vamos, acomódate, ya tienes donde dormir. Pero tendrás que seguir unas órdenes.
-Por ahora quiero que limpies todo, que laves nuestra ropa, y cualquier cosa que necesitemos.
Empecé a llorar, no aguantaba más. Al ver mis llantos, solo empezaron a burlarse entre ellas.
Me senté en la que creía que era mi cama, pues estaba vacía. Fui sacando mis cosas de mi maleta y las fui organizando en los cajones que había.
Una de ellas me entregó una bolsa llena de ropa. -La esperamos limpia y reluciente para más tarde.
Con la bolsa en mano, salí corriendo sin rumbo y empecé a llorar de nuevo. No quiero estar más aquí, con esta bienvenida no hace falta nada más.
Otra vez me sentía perdida. ¿Por qué mis padres me trajeron aquí? ¿Acaso sabían de todo esto? ¡Seguro esa horrible mujer los convenció diciéndoles que aquí me sabrían educar! Pero realmente es un lugar para maltratar a las personas.
Corría sin parar, la gente se chocaba contra mí, pero yo seguía derecho, sin darle importancia. Todos me miraban raro.
Necesitaba encontrar a aquella chica, que ha sido la única que me trató bien.
Empecé a preguntarle a todos los que veía si sabían dónde estaba, pero nadie me decía nada, sólo pasaban de mí.
Hasta que finalmente, caí en cuenta y el lugar más seguro sería su habitación.
Seguí recorriendo el lugar sin saber para dónde iba, era tan grande y nadie quería ayudarme, encontré un pasillo largo y caminé por él esperando poder encontrar algo. Llegué a otras habitaciones, y al escuchar mi ruido al pasar, varias puertas se abrieron. Ahora eran chicos.
Sin prestarles mucha atención, seguí mi camino sin saber muy bien si encontraría a Hinata, lo único que veía eran hombres que me miraban curiosos.
Uno me hizo señas y yo no le entendía.
-No debes estar aquí, si la directora te ve, te va a castigar…
-No puedes estar en el lugar de los hombres, ve al otro lado - me decían los que pasaban por mi lado.
Ahora comprendía todo. Me había metido en un lugar mismo colegio, dividido en dos. ¿Qué tipo de cárcel es ésta?
Había también salones escolares, habitaciones, y cafeterías, exactamente igual, pero con la diferencia de que sólo los masculinos podían estar aquí.
Escuché unos pasos que venían del pasillo.
Inmediatamente todos desocuparon el lugar y se fueron a sus habitaciones.
-Estoy buscando a Hinata. dije acercándome a ellos desesperadamente.
-Aquí no hay ninguna chica, vete… viene para acá. Parecían tenerme miedo. Seguro los castigarían si los ven hablando conmigo.
Corrí a esconderme dentro de un baño, y obviamente, sólo había baños é a uno y cerré la puerta sin hacer mucho escándalo.
Me puse nerviosa, me esperaría la muerte si me ve aquí.
Escuché pasos de nuevo, entrando al baño, me subí encima del sanitario, para que no viera mis pies.
-Todos corren cuando me ven, malditos niños adolescentes. Cuánto daría por eliminarlos a todos. Pero aquí estoy yo, para imponer orden.
Escuchaba cómo hablaba consigo misma, pensando que nadie la acompañaba.
Cualquier ruido Sakura y te pillará. No te muevas. Tranquilízate.
Entró a un baño, me di cuenta cuando escuché que orinaba, era la oportunidad. Abrí la puerta sin importar nada, me bajé y salí corriendo. Obviamente ella había escuchado.
-¿QUIÉN ANDA AHÍ? – gritó. Me asustó más de lo que estaba. Fue lo último que alcancé a escuchar.
Corría sin parar por ese pasillo que parecía interminable. Me alegré al ver que nadie estaba cerca. Seguramente ni siquiera podían estar cercas de la "frontera" con el otro país.
Ya un poco más calmada, en mi territorio, me senté para descansar un poco. A lo lejos vi una cabellera negra, muy parecida a Hinata y corrí hacia ella sin pensarlo. - ¿Te necesito, CÓMO HAGO PARA SOBREVIVIR AQUÍ? – dije desesperada. La chica que creí que era, volteo a mirarme y sólo me dijo que la estaba confundiendo.
Por lo menos me hubieras ayudado tú.
Pero ahí nadie parecía querer ayudar a alguien.
Sentí algo en mi hombro. Ya estaba preparada para recibir un golpe por parte de la directora o de cualquier persona que quisiera pegarme porque sentía ganas de hacerlo pero salté de emoción en una forma ridícula cuando vi que era la verdadera Hinata. Seguro había visto el error que había tenido con la otra chica.
Intentaba sonreír, pero era como si algo la detuviera.
-El problema es que eres nueva, por eso todos intentarán pasarse contigo. Este lugar es como una cárcel, tienes que ganarte el respeto.
-Mis compañeras de habitación mi obligan a ser casi que su esclava, quieres que lave su ropa.
Ropa. Recordé que cuando salí de la habitación, llevaba una bolsa en la mano.
-Hinata, perdí la bolsa con la ropa de ellas! Me la habían dado para que la lavara.
-Sakuraaa, tienes que buscarla, será mucho peor si no lo haces.
-Es que, creo que de pronto la dejé en el otro lado.
-Hinata me miró confundida. - ¿Qué otro lado?
Estuve donde los hombres…
-¿QUÉEEEEEE?
-Sssshh. Fue un error. No sabía dónde estaba. Yo me escondí en un baño, porque la directora estaba en camino, y cuando escapé, creo que dejé la bolsa allá.
-¡Ya te metiste en problemas!
-¡Hay algo que la debe detener! ¿Ella manda a todos aquí?
Hinata y yo nos desviamos de la conversación cuando vimos que una chica llegó y todas fueron a su encuentro. -¿Acaso es famosa o algo así?
.Mmm, sabes algo Sakura, sí hay alguien a quien la directora no le da órdenes.
.¿Quién?
-Ya vas a ver…
Me agarró por el brazo (esta vez suavemente) y fuimos hasta la multitud. La chica que tenía a todas las personas a su alrededor dijo: -Hoy, a las 11:00 pm, es la razón que me mandaron desde el otro , total discreción.
- ¿Que pasa hoy las 11:00 pm?
-Es una cita… que tú también tienes que cumplir.
-No entiendo nada Hinata…
-Hoy a las 11:00 pm, todos están dormidos, siempre nos hacen acostar a las 10. Pero hoy debemos salir de nuestras habitaciones a esa hora, hazlo tú también y sigue a las otras chicas, ellas te guiarán hasta el lugar.
-¿Me puedes explicar mejor?
-Hay días en los que nos encontramos todos, hombres y mujeres, pero obviamente debe ser al escondido. Siempre hay un chico y una chica que se encuentran, acuerdan el día y la hora, y después le avisan a los demás.
-¿Y qué hacen?
-No son cosas agradables Sakura, es más, muchos no están de acuerdo con lo que hacen, pero sólo callan y ven. Te daré un consejo: Se darán cuenta de que eras nueva, intentarán ponerte a prueba, no te muestres débil.
En realidad sí es como una cárcel.
Después de hablar con Hinata, me quedé pensando en lo que debía hacer. Ir a buscar esa bolsa era un gran peligro, arriesgarme demasiado, no sé cómo todas estas personas pasaban su tiempo aquí, aunque seguramente muchos ya habían encontrado su forma de mantener control. Pero por otra parte, mis malvadas compañeras también me matarían si no llego con su ropa.
Fui de nuevo a mi habitación, me alegré al ver que ellas no estaban ahí y me acosté en la cama, no quería caminar más por ese lugar viendo todas esas cosas extrañas.
Me levanté de un sobre salto cuando escuché que la puerta se abrió.
Eran ellas cuatro, y yo me había quedado dormida. Al ver el reloj me di cuenta que fuera una larga siesta, como de 7 horas. Me preguntaron por la ropa lavada, les expliqué que la había perdido, tratando de que me entendieran, pero no servía.
Trataba de no escuchar lo que decían. Me insultaban, hasta se metieron con mi madre, pero como dijo Hinata, muchos se limitan a callar, y eso era lo que yo debía hacer en ese momento. Me recordaron una y otra vez que yo sólo era una aparecida aquí, que no podía mandarme sola, estaba en su lugar y ellas podían dominarme.
Intentaron agredirme, y ahí fue cuando reaccioné. Comencé a esquivarlas y a decirles que ellas no tenían derecho, que yo también podía defenderme sola.
Rompieron un poco mi ropa por lo mucho que la halaron, me agarraban por el pelo y me pegaban, yo sólo intentaba separarme de ellas, pero era muy difícil pelear contra cuatro. Era totalmente injusto, ni siquiera podía ir donde la directora a poner la queja, porque seguramente también terminaría pegándome.
Al dormir, había perdido gran parte del día, y eso era lo único que quería, dormir hasta que mis padres volvieran del viaje, quería ir a mi casa de nuevo.
Después de lo que ellas me hicieron, salí de esa habitación otra vez sin rumbo fijo, iba a tener muy presente no volver a meterme en el lugar de los hombres, aun sabiendo que allá estaba lo que podía salvar mi vida.
¡Odio a la gente de aquí!
La única que me hablaba era Hinata. Traté de hacer nuevas amigas pero nadie me ponía atención, sólo se iban y me dejaban sola.
No entiendo, todos alguna vez fueron nuevos.
No sabía ni siquiera el nombre de ellas, nadie se tomaba la molestia de presentarse, así como siempre se hace. "Hola, me llamo Sakura… tengo 17 años… " Hinata fue la única que lo hizo. No entiendo cómo alguien así tan buena persona como ella sobrevive a este lugar, tal vez también la maltratan pero no se queja.
Me estaba doliendo el pelo, cuatro salvajes niñas habían peleado contra él, mientras yo hacía milagros para salvarme. Mi ropa también estaba destrozada.
Pensé que por fin podría estar en paz cuando veo que la directora llega hasta mí y me ordena que la siga hasta su oficina. Las chicas que estaban a mi alrededor se quedaron mirando y creo que suplicaban por mi vida, aunque en realidad creo que ni les importaba.
Ese lugar era horrible. Tenía figuras de calaveras, esqueletos, muerte, y la iluminación era casi que nula. Era casi que obvio que lo único que pasaba por la cabeza de esa mujer era asesinar a todo lo que se le atravesara.
-Llevas todo el día con esa asquerosa ropa, ¿qué has estado esperando para usar el nuevo uniforme? Tenías que venir a buscarme.
Se me había olvidado hablar del uniforme: Era una falda larga, más abajo de la rodilla, totalmente oscuro. Podría jurar que la que lo había diseñado era ella.
Cuánto hubiera dado por decirle qué me daba asco usar eso. "Asqueroso" como ella decía. ¿Buscarla? Acaso cree que es muy divertido venir a buscarla? Perra.
Pero obviamente, mi respuesta fue muy diferente: - Lo había olvidado, lo siento mucho.
Me entregó el uniforme que ahora debía usar. -Ahora lárgate lo más rápido que puedas.
Fui hasta el baño y allí me cambié. No quería ir hasta mi habitación.
Confieso que nunca había tenido el mejor gusto para vestirme, pero usar esa falda era realmente vergonzoso. Aunque no me preocupé, porque todas se veían igual.
Una campana sonó, inmediatamente todas empezaron a caminar hacia un mismo igual, ¿qué más podía hacer yo? Seguirlas. Era la hora de la comida de la noche, calculaba las 7 de la noche más o menos.
El comedor era grande, muchas mesas grandes, donde todas nos sentábamos. Era una fórmula fácil para encontrar a Hinata, cuando me vio me hizo una seña y fui junto a ella. Me preguntó preocupada qué me había pasado, pues se me veían heridas en la piel, le dije que había tenido un problema, ella entendió.
La fila para coger los alimentos era enorme. No me quedó de otra que pararme con Hinata a esperar.
Vi que llegaron mis cuatro compañeras de habitación y fueron hasta el principio de la fila, las dejaron pasar sin ningún problema.
-¿Ellas tienen pase VIP?
-No, lograron eso sembrando terror.
-Sí, creo que ya las conozco un poquito, son mis compañeras.
Hinata me miró preocupada.
-¿Piensas dormir en la misma habitación de ellas?
-Prefiero dormir en el baño que eso, o no dormir.
-Buena decisión…
-¿Qué haces aquí Sakura?
Toda mi comida cayó encima cuando una de las salvajes empujó mi bandeja y me preguntó que hacía aquí. -Voy a comer, ¿no ves? Bueno, iba, porque ahora me lo tiraste todo.
-Qué forma de hablar tan grosera, niña.
-Adiós - dije tratando de esquivarlas y para mi sorpresa no me detuvo.
-Se dice adiós señorita Karin.
Las otras chicas me miraban preocupadas pensando cómo podía comportarme así.
Después de comer, todavía estaba viva. No hubiera sido raro que alguien pusiera veneno en mi comida o algo así. Ya podía esperarme cualquier cosa.
Me quedé con Hinata hablando bastante tiempo, hasta que la directora salió y ordenó con un grito que era hora de dormir.
-10 pm, se van todas para sus habitaciones. Ella hablaba y todas obedecían al instante.
-¿En serio crees que iré a la mía Hinata? ¿Me quieres ver morir?
-Sakura, tienes que hacerlo - dijo y salió corriendo siguiendo la orden del monstruo.
Recordé que había una cita o algo así a las 11. Supuse que mientras tanto podría esconderme, no era mucho tiempo.
Verificando que ya nadie estuviera por los pasillos, empecé a caminar buscando un lugar en donde podría estar, ya conocía la oficina del ogro, así que me alejé lo más posible de ella.
Me pregunto si ella también dormía, o se quedaba toda la noche vigilando.
Llegué a los salones de clases. Era el lugar más cómodo por el momento. Intenté entrar a varios pero estaban cerrados, hasta que sólo uno de ellos estaba sin cerradura. Parecía un salón donde estudiaban locos dementes, no personas, sin embargo, tenían libros y cuadernos como en un colegio normal ¿Qué cosas estudiaban aquí?
Me tiré al piso, no era conveniente que alguien pudiera verme.
Reprimí un grito cuando vi que una cucaracha pasó por mi lado. Creo que esto no lo limpian nunca.
Empecé a ver algunos cuadernos, no me quería imaginar cómo serían los profesores de aquí. Pedía porque no fueran iguales a la directora.
Y así fue que pasé gran parte del tiempo, viendo la parte de atrás de los cuadernos, los rayones y los mensajes de amor.
Me encontré con un cuaderno que estaba marcado con el nombre de Karin, que ahora que recuerdo así se llama la maldita que me hace la vida imposible. Busqué en sus hojas, seguramente así podía averiguar el nombre de las otras tres, y sin equivocarme, encontré que había escrito: Ino y Karin, amigas por siempre.
Ino debía ser alguna de ellas, no cabía duda, tampoco me importaba.
Miré en la parte de adelante de su cuaderno, encontré lo que estaba buscando: Sus datos.
Había un espacio para llenar con nombre, dirección, teléfono, y e-mail. No sé por qué hacía esto pero algo me decía que más adelante lo podría utilizar para mi beneficio. Así que anoté en un pedacito de papel toda su información.
Empecé a buscar por todos los puestos un cuaderno de Ino, y lo encontré. Hice lo mismo.
Me asusté cuando escuché pasos afuera, miré la hora, eran las 10:50.
Supuse que entonces era hora de salir, para llegar a tiempo.
Salí del salón, fui hasta el pasillo de las habitaciones sin hacer mucho ruido.
Todas las chicas empezaron a salir sincronizadamente, todo estaba totalmente oscuro.
Si supiera dónde es la habitación de Hinata, iría a buscarla, pero no había forma.
Decidí seguir al grupo, una de ellas prendió una linterna, lo que sirvió para iluminar el camino.
No me sentía tan preocupada, si nos pillaban, nos pillaban a todas, yo sería una más.
Llegamos a una puerta que estaba bastante alejada de todo, después de que entramos, teníamos que bajar unas escaleras, vi que también me encontraba rodeada de hombres, ellos también iban al mismo lugar.
Llegamos a un lugar grande lleno de casilleros (lockers) y baños, supongo que era donde las personas se cambiaban de ropa cuando iban a jugar algún deporte.
Era una multitud de personas, no veía a Hinata por ninguna parte. Sería difícil reconocerla.
La mayoría eran más altos que yo, así que decidí ir a primera fila, estaban esperando como si alguien llegara.
Se cerró la puerta, supuse que ya todas las chicas y los chicos estaban en ese lugar.
-Él no cambia, y como no cambia, todavía merece su castigo.
Un chico se paró al frente de todos nosotros.
Podía jurar que no era mayor que yo, 17 años le quedaban perfectos. Su forma de hablar y mirar me daba miedo.
-Y todo el que muestre debilidad, recibirá lo mismo que él.
Llegaron otros dos más, los cuales traían a un chico de los brazos, que a diferencia de ellos, era pequeño, bajito, flaco y se veía débil, con un peinado gracioso y gafas en sus ojos.
Algo me decía que lo que harían no sería nada lindo.
-En este colegio, solo merecen estar personas que demuestren fortaleza. Espero que estén aprendiendo la lección.
Miré a ese pobre chico a la cara.
Quería salir corriendo, y seguramente él también quería hacerlo.
Sabía que hacía esfuerzos para no parecer asustado.
Uno de ellos abrió con una patada la puerta de un baño.
Él habló, y al parecer, cuando hablaba, se obedecía:
-Métanlo ahí, ahóguenlo, que comience a gritar…
Sus dos cómplices lo llevaron hasta el sanitario, y metieron su cabeza en esa asquerosa agua sucia. Lo hicieron una y otra vez, cuando lo sacaban para impulsarlo otra vez, podía ver que se sentía ahogado.
Esto era una pesadilla, esto no se comparaba con nada. Este lugar debería ser cerrado y clausurado. Estas personas están dementes. Me odiaba por no poder hacer nada respecto a lo que le hacían a ese pobre niño.
Ya entendía todo, era un espectáculo, un espectáculo donde se burlaban de alguien y lo maltrataban.
-Ya me estoy aburriendo de este bastardo – habló de nuevo. No aprende! Miren su ridícula figura, ni siquiera puede defenderse por sí solo.
Mi corazón se paró cuando aquel tipo, que aparentemente se veía como un chico normal que estaba en plena adolescencia pero que en realidad tenía un corazón de piedra, me miró con curiosidad y se acercó a mí.
Nadie decía nada, todos parecían estar acostumbrados, ahora entiendo lo que decía Hinata, seguro ni la directora se atrevía a molestarlo.
-A ti nunca te había visto.
Sin pensarlo mucho, respondí:
-Llegué hoy, mucho gusto, soy Sakura.
-No te pregunté tu nombre.
-Tampoco me preguntaste otra cosa. Todos parecían haberse sorprendido por la naturalidad con la que le hablaba.
-Si yo quisiera hacerte lo mismo que a ese idiota, ¿qué harías?
-Le diría que no puede, porque no tiene motivos.
-Él cree que yo tampoco tengo motivos – dijo señalándolo – pero no se da cuenta de que sí los hay.
-¿Y cualés son esos motivos? Nada lo justifica.
"No sabes lo que estás haciendo" me decían todos con sus miradas.
"Te daré un consejo: Se darán cuenta de que eras nueva, intentarán ponerte a prueba, no te muestres débil." Recordé las palabras sabias de Hinata.
-Y no le tengo miedo, porque soy fuerte – terminé.
Estaba preparada para ser ahogada de igual manera, pero la expresión de aquel tipo pasó de enojo a felicidad. -Mírenla fijamente – le habló a la multitud señalándome – ella es el tipo de persona que debería existir en este mundo.
Ahora sí que estaba más confundida que antes.
-Ella no se deja derribar por los que cree que son superiores…
Ojalá sus palabras fueran ciertas. Me había dejado derribar de mis compañeras y de mi directora, que me trataban como un insecto.
-Eres la última persona que se merece un castigo.
Ahora me había ganado el reconocimiento del que suponía que era el que manejaba a todos los estudiantes a su antojo.
Ahora podía irme de aquí.
Abrí paso entre la multitud y salí sin decir nada.
Ahora no contaba con la ayuda de la linterna así que no veía muy bien. Sabía que no podía hacer escándalo.
Mis lágrimas empezaron a salir descontroladamente, qué me importa lo que él haya pensando. Se me partía el corazón al recordar a ese indefenso niño en garras de ese idiota, ¡No tenía derecho!
¡No me importaba su estúpida filosofía de débiles y fuertes! ¿Acaso creía que nadie era superior a él?
Entré a mi habitación, ahora que no estaban las salvajes, podía estar un momento tranquila.
¿Creyeron que porque me comporté de esa manera delante del Rey de este lugar entonces todos me dejarían en paz? Todo lo contrario, lo que hicieron fue ponerme a prueba una y otra vez.
Hinata me contó que él y sus dos amigos eran algo así como invisibles, ante los ojos de los superiores eran tres estudiantes normales.
Entre los profesores había un rumor de que había un grupo de alumnos que maltrataban a otros delante de todos, pero nunca se pudo comprobar. Sin embargo, él era el único estudiante al que la directora no molestaba, tal vez no sabía a ciencia cierta sus alcances, pero seguramente algo le decía que no era conveniente estar en problemas con él.
A la mañana siguiente, después de aquella terrible noche, me levanté sana y salva, pude dormir tranquilamente, pero como era de esperarse, algo había en mi contra.
Todas mis pertenencias estaban en el suelo.
Me seguían odiando, y nunca me dirigían la palabra.
Empecé a ir a clases.
Como supuse, los profesores eran también unos monstruos, eran estrictos y violentos, a todos les encantaba imponer poder en ese lugar.
Las torturas no terminaron, jamás fui a buscar la bolsa con la ropa, supongo que perdieron gran cantidad de prendas, lo que las hacía enfurecer más.
No le di importancia, entraba a mi habitación sólo cuando necesitara algo y nada más.
Me acostumbré a dormir en lugares diferentes, casi siempre en los salones, aunque no era tan cómodo, pero no me importaba.
Hinata, como siempre, era la única que me acompañaba, sin embargo me decía que si nos veían muy cerca, ella se podía meter en problemas con las cuatro salvajes. Así que intentábamos ser cuidadosas.
Lloraba casi todos los días, recordando mi colegio anterior, donde todos se trataban amigablemente y no existía este tipo de cosas.
No volví a saber nada del Rey, aunque seguramente habría una cita dentro de poco. No me interesaba volver a ver algo así.
La directora seguía odiándome sin motivo, cada vez que me veía me regañaba sin razón, siempre amenazaba con encerrarme en un lugar especialmente dedicado a las rebeldes como yo, así como decía ella.
Aunque ni siquiera se había tomado la molestia de conocerme, no podía asegurar cómo era yo.
Pero irse en contra de ella también era un peligro, así que mejor trataba de evitarla.
Ese internado era un lugar espantoso, siempre había alguien herido, había miles de enemigos y todos parecían odiarse. Lo extraño es que todos seguían allí, entre ellos Hinata, acostumbrados al dolor y a la crueldad. Nadie parecía querer escaparse.
Pero yo sí.
Volvió a ser domingo, había pasado una semana desde que mis padres decidieron dejarme en el peor de las torturas.
Lo pensé una y mil veces, a dónde iría? No sé, pero prefería estar durmiendo en la calle.
El lugar estaba bastante lejos, ni siquiera sabía cómo llegar a una parte conocida. Sólo recuerdo que mi padre manejó y manejó el auto por bastante tiempo hasta que llegó aquí.
Desde que me levanté, fue lo único que tuve en mente, sabía que en la noche sería menos peligroso.
No volví a la habitación, desde temprano saqué mi maleta y las dejé escondidas en otro lugar. Esperé a que se durmieran, eran las 10.
Sin pensarlo mucho, cargué mi maleta a la espalda y fui hasta la puerta principal, si se daban cuenta no me importaría, correría hasta estar lejos y no podrían hacer nada.
Pero no fue tan complicado, abrí la puerta, hacía mucho frío, y sin despedirme, salí caminando.
Aumenté mi aceleración hasta que pude esconderme en un árbol, ahora estaba a salvo.
Volví a mirar hacia el terrorífico lugar desde lejos.
Karin, Ino, La Directora. Las odiaba, todo esto era su culpa.
Pero ya nada importaba, ahora me iría lejos.
CONTINUARÁ
