Pour Some Sugar On Me
Este fic va dedicado a mi One-chan, que siempre me pica para escribir Pomato. Se llama así por una canción de Def Leppard que se me metió en la cabeza mientras la escribía. Aquí os dejo el primer capítulo, no es mucho pero espero que os guste de momento ^^ ¡A disfrutar! Si quereis que continue dejarme algun review con la respuesta, por favor ^^U
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Capítulo 1.- El Cherry.
El moreno de ojos verdes caminaba calle-abajo con un ritmo tranquilo en la oscuridad de la noche. Llevaba una camiseta verde oscura con unos vaqueros grises y unas zapatillas de lona a juego con la camiseta.
Iba alerta ya que eran las once y media y ya había oscurecido bastante. A pesar de aquello, iba escuchando música con los cascos y tarareaba de forma aleatoria las canciones que saltaban en su movil.
Caminaba nervioso pero feliz. Era su primer día de trabajo. Después de tanto tiempo había conseguido su sueño. Trabajar en "Cherry", el mejor bar que conocía.
Era un lugar que se llenaba de gente cada noche, ni muy antiguo ni muy morderno, donde tocaban muchísimos grupos que querían quedarse allí fijos trabajando. Le encantaba.
Aunque estaba lejos de su casa y su turno era nocturno, quería trabajar allí.
Se quedó en la entrada, pero aún no había nadie. Al fin y al cabo, había llegado media hora antes para hablar con su jefe.
Paró frente a la puerta metálica llena de posters y anuncios y suspiró profundamente. Después, la empujó y entró.
Todo estaba como recordaba la última vez que fue. Las paredes de color cereza fuerte, el suelo negro y las mesas del mismo color. La barra, larga y brillante y, al fondo, las botellas de alcohol de todo tipo. Por último, las escaleras hacia la planta de arriba y las escaleras hacia los servicios, que eran los más limpios que habia visto.
Lo mejor de todo, era el olor. Un olor característico a madera y a vodka. Estaba en el paraiso.
Del fondo de la sala apareció un hombre trajeado. Era muy alto y llevaba una bufanda en su cuello de color blanca que a penas resaltaba con su piel o su pelo, tan claros como ella. A pesar de eso, sus ojos morados eran fríos aunque misteriosos. Por su voz grave y su acento era ruso.
Se dirigió al español y le estrechó la mano. Después, le dedicó una sonrisa.
- Tu debes de ser Antonio Fernandez, ¿verdad?
- Si. -Sonrie.
- Me llamo Iván Braginski y seré tu jefe. Solo te pido rapidez, limpieza y que muestres esa magnífica sonrisa en público. Te encargarás solo de la barra y estarás aquí hasta las cinco, la hora a la que se cierra. Si necesitas algo, la otra compañera te ayudará en la barra. Se llama Elizabetha Héderváry, ya la conocerás.
- Vale.
- Me voy a mi despacho.
El peligris cogió una botella del vodka más caro de la barra y subió escaleras arriba. Antonio se colocó detrás de la barra y comprobó donde estaba todo; la caja, las botellas importantes... Acto seguido, apareció su compañera. Su pelo marrón se mecía sobre su cintura y sus ojos verdes lo miraron fijamente. Después sonrió, saltó la barra y se colocó a su lado.
- Hola, me llamó Elizabetha, pero puedes llamarme Eli.
- Vale. -Rió el moreno.- Yo soy Antonio.
- Espero que estes acostumbrado a los bares porque voy a abrir. ¿Estás listo?
- Claro. -Dijo Antonio nervioso.
La Héderváry salió corriendo, abrió la puerta y entró un montón de gente que se empujaba para coger asiento en las primeras filas, delante del escenario, que no se iluminaba aún. Varias personas se acercanon a la barra y pidieron bebidas alcohólicas de todo tipo. Antonio y Eliza, a pesar de que no se conocían, se cordinaban bastante bien juntos. Sirvieron rápidamente y, de repente, el escenario se iluminó. El espectáculo estaba a punto de comenzar.
