¡Hola! Bueno estoy de vuelta con una nueva historia, estoy emocionada y tratare de corregir todo los errores que pueda para que puedan leer mejor jaja. Bueno espero les guste tanto como a mí me gusta escribirla.
Debo decir que se tratara de un mundo alternativo, por lo que no sigue las reglas de la serie jaja.
Por otro lado quiero dejar claro que todos los personajes le pertenecen exclusivamente a masashi kishimoto, ya que yo no soy buena dibujante ni tengo su creatividad jaja.
Bueno sin más les dejo aquí el prologo…
Prologo
Hinata Hyuga era de las pocas mujeres que hacían algo bueno por los demás, de las pocas que se preocupaban por las personas mas necesitadas y de las pocas que no pensaban solo en su propio bienestar. Sin embargo, nadie es perfecto y era por eso que aquélla madrugada se había levantado a mitad de la noche, aquélla noche en particular se veía prometedora. Respiró hondo y cerró los ojos imaginándose un mundo en el cual todos los niños tuvieran una sonrisa impresa en sus caras, una sonrisa como las que ella pocas veces había puesto.
Sonrió ante aquélla imagen pero al abrir los ojos se dio cuenta de que eso aun era una meta muy lejana, como la era que su padre la quisiera y valorara.
Sintió el llamado de la puerta y se dirigió a abrirla con rapidez, para encontrarse a Sakura esperando allí. Llevaba varias bolsas y entro sin pedir permiso, tiro las bolsas al la cama y se tiro sobre ella. Suspiro:
—No sabes cuanto me ha costado convencer a Naruto que hagamos esto ¿estas segura de que es necesario?—Hinata sonrío de costado y sentándose al lado de su mejor amiga contestó:
—Por supuesto, además quiero darle una lección a las empresas—Sakura se levanto pesadamente y mirándola volvió a suspirar:
—Si tú lo dices…—volteo los ojos y un silencio incomodo se estableció en el pequeño departamento. Sakura miro a Hinata y entonces dijo: — ¿entonces como lo haremos?—Hinata volvió a sonreír pero esta vez más ampliamente:
— ¿Trajiste lo que te pedí?...
En el centro de la ciudad, a las cuatro con treinta minutos de la mañana un auto se estacionaba frente al banco mas seguro de la ciudad. El edificio era imponente, blanco con cinco pisos. La bodega se encontraba en el quinto piso, y esta constaba de rayos láser los cuales al ser tocados quemaban y activaban la alarma, dando paso así a que la policía estuviera allí en menos de cinco minutos.
Del auto se bajaron dos chicas, ambas llevaban el pelo corto a la altura de los hombros con flequillos rectos aunque se diferenciaban ya que una era morocha y la otra rubia. Sus narices eran un poco deformes y tenían ojos de color negros. Sus labios eran rojos y llevaban jeans ajustados, unas zapatillas deportivas junto con remeras con bastante escote. Ambas sonrieron y se dirigieron a la entrada que se encontraba en el callejón. Allí había un guardia bastante fornido, con una pistola en ambos lados.
Las dos mujeres se acercaron y entonces una de ellas comenzó flirtear con el guardia, el cual se resistía y miraba de reojo a la compañera. La rubia sonrío y sacando una jeringa de su bolso la escondió detrás de su espalda, mientras la morocha besaba al guardia, la rubia le inyecto un sedante que lo dejaría dormido por unas horas.
El guardia callo al suelo dormido:
—Eso fue realmente sencillo—dijo la morocha, la rubia sonrío y contesto:
—Es solo el comienzo, ahora viene la parte complicada—y a continuación le sacaron las pistolas al hombre y las escondieron en sus respectivos bolsos. Ambas llevaban una docena de agujas con sedante para todos los guardias del edificio, aunque no eran tantos. Se les hizo sencillos sedarlos ya que subían las escaleras y los atacaban desde atrás, antes de que ellos se enteraran ya se encontraban dormidos.
Cuando llegaron al quinto piso solo le quedaban treinta minutos antes de que los guardias comenzaran a despertar. La rubia corrió a una de las computadoras e inicio el sistema, comenzó a mover los dedos sobre las teclas rápidamente, logrando apagar el sistema de seguridad por unos minutos.
La puerta de la bóveda era redonda y gruesa, estaba echa exclusivamente de acero y era imposible franquearla, sin embargo esta se abrió dando paso a una sala completamente blanca, llena de casilleros que llegaban hasta al techo, algunos de estos eran dorados y otros plateados. Al final de la sala se observaba la otra compuerta que también se encontraba abierta.
La rubia se paro de golpe y junto con la morocha corrió al interior de la bóveda, contaban con unos quince minutos antes de que los guardias despertaran y dieran aviso a la policía. El ambiente parecía pesado y una de ellas, la rubia, sentía como la sangre corría por su cuerpo alojándose únicamente en su cabeza. Pasaron por en frente de todos los casilleros sin siquiera mirarlos, y entraron a la siguiente bóveda con la adrenalina recorriendo cada parte de sus respetivos cuerpos. La rubia le tiro un bolso grande a la morocha mientras decía:
—toma solo los billetes
—Sip—dijo esta, con un asentimiento de cabeza rápido.
Ambas comenzaron a llenar los dos bolsos con el dinero perteneciente a las empresas más ricas de la ciudad. El reloj les aviso que las compuertas se estaban por cerrar, cerraron los bolsos y comenzaron con la huida. El tiempo pareció volverse mas lento, vieron como la compuerta comenzaba cerrarse con ellas dentro. Aumentaron la velocidad y en el último minuto lograron salir. Se cayeron en el suelo, ambas jadeaban, más no había tempo para descansar, no aun. Se pararon y comenzaron a correr escaleras abajo y al salir por fin al callejón, respiraron tranquilas. Caminaron hacia el auto que las esperaba en frente del edificio. Se subieron rápido al auto y tiraron las bolsas sobre los asientos. Comenzaron a reírse frenéticamente mientras que el chofer comenzaba conducir.
Se comenzaron a escuchar sirenas y en cuestión de segundos los coches policías pasaban al lado del auto sin siquiera saber que allí iban a las que buscaban. Las jóvenes, que se habían logado calmar, se sacaron las pelucas y las partes deformes de sus cuerpos. El chofer por su pare las miro reprobatoriamente y dijo:
—Esto esta mal y lo sabes. Tú no eras así, no te entiendo...
—No es necesario que entiendas, solo no digas nada…
Bueno espero les haya gustado, y me gustaría que me dejaran algún comentario para saber que les pareció jaja. Gracias por leerlo, y espero estar subiendo un capitulo por semana jaja
Cuídense,
¡Hasta la próxima amigos!
