.-LAS AVENTURAS DE ERZA Y EL PASTEL DE FRESA-.
¡Feliz cumpleaños, Karina Bancrofti!
Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, es propiedad de Hiro Mashima. Hago esto sin fines de lucro y una vez terminado el capítulo es devuelto a su respectivo dueño.
Advertencia: Mucho OoC (?)
Nota de la autora: Feliz cumpleaños atrasado, Kari-chan~ Ojalá hayas tenido un hermoso día y disculpa la demora ;w; pero aquí está tu regalo uwu Espero que te guste~ Ojalá se te cumplan todos tus deseos y-y-y te regalen muchos fics LoLu uwu Asdasdasdasd que cumplas muchos años más nwn Cuando vi que querías un Erza/Pastel me morí de risa *y reviví sólo para escribírtelo ewe porque, obvio, debía escribirlo sí o sí (?)* O sea, un crack así no puede ser ignorado (?) xD En fin, disfruta de tu lectura~
«SI YO TE TUVIERA»
Sus pasos se detuvieron en medio de la calle, siendo inmediatamente empujada por los transeúntes que andaban un tanto apurados, importándoles nada que aquella muchacha a la cual ya casi tiraban, era Erza "Titania" Scarlett. Bueno, la chica de cabellos escarlatas tampoco les dio mucha importancia; no podía prestarles atención, porque ésta estaba ocupada contemplando un hermoso y delicioso pastel de fresas que se encontraba en el aparador de la nueva pastelería de la ciudad.
Se veía realmente sabroso; la saliva se escurría por la comisura de sus labios. Y, para el gustillo de la chica, tenía una gigantesca fresa decorando la primera capa del pastel; porque sí, la torta tenía muchas capas… ¡Era enorme, joder! Podría vivir una vida entera y no acabaría con el pastel –bueno, no realmente, era de Erza de quien hablábamos. Probablemente el pastel desaparecería en menos de media hora–.
Sin pensárselo dos veces, la Scarlett abordó la pastelería. Debía conseguir aquella exquisitez a toda costa.
Abrió las puertas del local casi derribándolas, para luego acercarse de forma temeraria al vendedor que se encontraba en la barra: –Buenos días –saludó y, sin esperar respuesta alguna, continuó–. Me gustaría comprar aquel pastel –lo señaló. Sus ojos brillaban con nada más volver a verlo.
–Lo siento, señorita. No está a la venta –se disculpó, con una pequeña y nerviosa sonrisa, el hombre–. Sólo está de muestra, ya sabe, para atraer más clientes.
–Quiero ése pastel –insistió la de mirada achocolatada–. Le pagaré todo lo que pida e incluso el doble.
–Eh… pues, lo siento. Realmente no está a la venta, señorita –contestó nuevamente el vendedor. Erza palideció, sin creerse del todo la respuesta del hombre: No está a la venta. Aquellas crueles y despiadadas palabras continuaban rondando por su cabeza.
–¿No… están a la… venta? –No era una pregunta, no al vendedor al menos; más bien, era una manera de auto-convencerse de la realidad. El hombre asintió y la Scarlett se desplomó.
No podía creerlo, no quería hacerlo… Aquel hermoso, delicioso, único y maravilloso pastel no estaba a la venta; no podría tenerlo, ni saborearlo… Parecía una broma de mal gusto. Deseó que fuese una…
–Natsu, Gray, salgan de dónde estén –farfulló un poco cabreada la muchacha; el hombre sólo la miraba extrañado–. Si es una broma no hace ni puta gracia.
–Señorita, no sé de que habla…
–¿Le han pagado, no? Se gastaron la recompensa de esta semana en ESTO. ¿¡Cuándo van a madurar!? –Se quejó, golpeando el mostrador con sus puños. El vendedor la miró aterrado, al igual que los pasteleros que se encontraban detrás de la ventanilla que dividía ambas habitaciones–. ¡Lo van a lamentar, chicos! ¡Me vengaré mientras duermen!
Dicho esto se marchó, con un aura depresiva siguiéndola. Se sentía sola y miserable; lo único que podría consolarla en ese momento, sin lugar a dudas, sería tener en sus manos aquel manjar…
Y lo reflejaba con una canción, con un doble sentido increíble. Quizás, eso era lo que provocaban las novelas ecchi que tanto leía…
"Si yo te tuviera, sería muy feliz".
"Si yo te tuviera, podría luchar contra el mundo".
"Por favor, ven a mí. Déjame moldearte con mis manos y degustarte con mis labios".
"Si yo te tuviera, te disfrutaría. Tú y yo, en mi cama, en mi cocina, en toda mi casa".
"Vamos, entra en mí. Todo mi ser te desea".
"Si yo te tuviera, jamás te dejaría ir".
"Porque los pasteles y Erza se complementan muy bien".
Las personas a su alrededor la miraban como si de una loca se tratase, pero la Scarlett no reparó en ellos. Continuó cantando con voz fúnebre hasta llegar al gremio y, una vez estando en la seguridad de su hogar, cayó de rodillas al suelo.
Todos corrieron preocupados a socorrerla, pero la de cabellera escarlata parecía ida, como si no estuviese en este mundo y continuaba con su extraña canción. Mira fue la primera en comprender la situación, por algo tenía el título de mejor amiga de la Scarlett; sin perder tiempo la estrechó entre sus brazos, siendo inmediatamente sus ropas humedecidas por las lágrimas de la chica.
–Shh… Todo estará bien, Erza –le repetía con voz suave, mientras los demás miembros no sabían cómo reaccionar; es más, ni siquiera sabían de qué la consolaba.
–Pastel… Mi pastel –murmuraba con la voz quebrada, sin levantar la cabeza–. Gray… Natsu… El pastelero…
La mayor de los Strauss sólo les dirigió una simple mirada llena de reproche, bueno, así se veía, porque en realidad ambos jóvenes sabían que estaban muertos; Mirajane sólo esperaba que alguien se descuidase, para así atacarlos sin dejar evidencia alguna y, por supuesto, para luego no lidiar con los testigos. Los magos tragaron saliva, para luego abrazarse despavoridos.
–¡No hicimos nada! –Se defendían como podían, mientras una Lucy muy avergonzada deseaba que la tierra se la tragase. Dios… ¿Por qué sus amigos eran tan raritos?–. ¡Ni sabemos de qué habla Erza!
La pelirroja negó: –Bastardos mentirosos –diablos, si aquello sacó la peor cara de la Scarlett. Si hasta groserías comenzó a decir.
–Erza, te juro que yo no tuve nada que ver. Fue flamitas, no yo –alegó el mago de hielo, culpando de todo a su amigo, aquel que siempre soportaba las palizas solo. Sí, Natsu era un gran tipo.
–¡OI GRAY! –La escandalosa voz de Salamander resonó en todo el gremio, para luego dar paso a una batalla campal, protagonizada por ambos chicos.
–Nee… Erza, ¿qué tal si me cuentas todo, vale? –La muchacha asintió, comenzando con su relato. La albina la escuchó atenta, sin interrumpir en ningún momento a su amiga; ni cuando comenzó a narrar estupideces, como que los ángeles coreaban su encuentro con su bello pastel, ni cuando le narró, sin perder detalle alguno, las groserías que le profería el vendedor tras su salida. Las repitió como una grabadora: alto y claro, importándole poco que Wendy y Romeo estuviesen cerca con la boca abierta ante tanta grosería; groserías que ni ellos conocían, pese a estar constantemente rodeado de adultos–. Ya veo –asintió para sí misma–. Aunque quizás estés equivocada –sonrió, dando paso a las dudas de la contraria.
–¿Por qué? –Interrogó, automáticamente.
–Ara, ara Erza –se burló de manera imperceptible, la nombrada ni se percató–. ¿No lo entiendes?
La chica negó.
–Gray y Natsu no serían capaces de aquello. La culpa es del vendedor –sentenció, a sabiendas que la pelirroja comenzaría a pensar en mil y una formas de cómo vengarse del hombre–. Él es el único responsable de tu sufrimiento, Erza.
–¿Es así…?
–Sí, Erza –insistió la Strauss–. Gray y Natsu son inocentes.
La muchacha de cabellera escarlata pareció abandonar el gremio, aunque claro está que su cuerpo permanecía allí; su cuerpo, mas no su mente. Porque ésta estaba maquinando una venganza contra aquel ser oscuro que le negó al amor de su vida. Ni Zeref era tan malvado… Y Erza necesitaba darle una lección al desgraciado.
Continuará…
Nota de la autora: Espero que te haya gustado uwu subiré la continuación lo más pronto posible. Y, nuevamente, perdón por la tardanza. Que tengas un lindo día. Byebye~
