Hola de nuevo a todos los que se tomaron la molestia de pasar por aquí y leer este nuevo fic. que espero sea de su agrado, antes de empezar quisiera contarles que no estaba muy segura de publicarlo por lo delicado del tema que aborda, pero una de mis amigas me alentó a que si lo publicara (Así que si les gusta es a ella a quien deben agradecer y si no… Pues ya tiene a quien reclamar) Ahora después de toda esa innecesaria presentación aquí les dejo la trama y el primer episodio, no sin antes pedirles que por favor dejen reviews para darme a conocer su punto de vista acerca de si debería o no seguir con el fic. Agradecería mucho sus opiniones. Supongo que eso es todo por hoy y de nuevo gracias.
Lazos de sangre
Prólogo:
Inuyasha es el chico más popular de toda la escuela, y el tipo de chico perfecto, todos lo quieren y supuestamente tiene una vida perfecta, ya que tienen de amigos a los chicos más sobresalientes-Después de él-de la escuela, y de novia a una de las chicas más bonitas de toda la escuela: Kikyo, a la vista de todos su vida es más que placentera; pero él tiene un pequeño problema toda su vida ha estado enamorado de su hermanita menor Kagome, que si bien es una joven muy hermosa, todos la toman en cuenta sólo por el hecho de que es hermana de Inuyasha. El problema está en que a pesar de que él tiene novia y su hermanita empieza a salir con un chico: Kouga, no logra olvidarla, por eso el día en que se entera de que no son hermanos de sangre; no podrá contener más sus sentimientos por ella…
Capitulo 1: Los hermanos Taisho
Contado por Kagome:
-Kagome, despierta, despierta hermanita-Dijo una voz tan suave y musical que conocía de memoria, tratando de sacarme del dulce sueño del que aún me negaba a salir-Kagome despierta-Insistió la voz, entonces sentí que me sacudían levemente-
-Por favor 5 minutos más-El chico se río, y luego contesto:
-Si duermes más llegaremos retrasados a la escuela. Ya te he dejado dormir media hora más, así que levántate.
-¡Hermano! Pero…
-Pero nada vamos-Me interrumpió él, con lentitud abrí los ojos y divise con trabajo una figura borrosa, pero cuándo enfoqué bien la mirada pude ver 2 hermosos ojos color dorado que me miraban fija y serenamente, me senté en la cama y a regañadientes me levante de ella, fui a buscar al armario mi uniforme, cómo siempre por mi culpa íbamos a llegar tarde, nunca tenía mucho tiempo para desayunar, en realidad agradecía tener un hermano tan bueno cómo lo era Inuyasha, ya que si no fuera por él, de seguro ni asistiría a la escuela.
Inuyasha era mi hermano mayor, un chico de cabello tan negro que parecía hecho con finas hebras de la noche, y ojos de un extraño color dorado, al igual que nuestro padre, Inu No Taisho. Era el chico más popular del instituto, y prácticamente tenía a todas las chicas del mismo comiendo de su mano, pero a él no le importaba, era muy atractivo, por eso cuándo éramos pequeños jugaba conmigo a que yo era la princesita encantada y él era el príncipe encantador que venía a rescatarme, era el mejor hermano que hubiera podido pedir.
Cómo casi siempre no tuve tiempo de desayunar, bajamos y subimos al auto, cómo le llamaba yo, aunque Inuyasha siempre me corregía diciendo que se llamaba limusina. Por suerte llegamos a tiempo, al llegar a la escuela, me dirigí al área de secundaría, la escuela en dónde estudiábamos era una escuela privada, que se dividía en 3 secciones: Primaría, Secundaría y Preparatoria. Yo estaba cursando el último grado de secundaría, y mi hermano mayor Inuyasha estaba en el 2 grado de la preparatoria, yo era una chica común y corriente, y él el chico más popular del instituto, la estrella de el club deportivo de atletismo, el chico más destacado en todas las asignaturas, entre otras cosas. Yo sólo era su hermanita menor, a la cual todos se acercaban para poder tener acceso a él, ya que sabían que me quería mucho, sin embargo no me gustaba nada el hecho de que todos me tratarán bien sólo por el hecho de ser la hermana de la estrella de toda la escuela, caminábamos por el patio, mi hermano siempre se ofrecía para llevarme a el salón del primer módulo que me tocara, al vernos pasar, todos empezaron a llamar a mi hermano, y a saludarlo, cómo siempre, nadie me hacía caso cuándo él estaba cerca, y cuándo no lo estaba sólo se acercaban para preguntarme acerca de Inuyasha, que cuál era su color favorito, que cual era su comida preferida, su deporte, que tipo de chicas le gustaban, que si podía conseguirles una cita con él, y cosas así, fue entonces cuándo escuche, a alguien llamarme:
-¡Kagome!
-Kouga-Le salude alejándome un poco de mi hermano, que ya se encontraba rodeado de chicas y chicos-
Kouga era un chico que estaba en el mismo grado que mi hermano y en el mismo grupo, era alto, de cabello castaño y ojos azules, era muy lindo y atento conmigo. Hacía unos meses que había estado ayudándome en todo lo que podía, y se ofrecía a acompañarme a algunos lugares. Pero por alguna razón a Inuyasha no le agradaba para nada, en realidad a él, nunca le habían caído bien los chicos que me trataban, siempre había sido muy sobreprotector conmigo en esos aspectos.
-Kagome, llegando tarde cómo siempre ¿No es cierto?-Se burlo él, con gracia-
-Si, una mala costumbre, podríamos decir-Le sonreí-
-¿Te puedo acompañar a tu salón de clases?-Preguntó-
-Supongo que sí-Dije volteando hacía atrás, ya que Inuyasha estaba muy atento con las personas que estaban a su alrededor-
Empezamos a caminar, Kouga me caía muy bien, y además era muy gracioso, las chicas me habían dicho que yo le gustaba, tal vez fuera cierto, pero no pensaba que mi hermano me dejara tener novio, ya que creía que yo era muy chica para eso. Además él siempre se molestaba cuándo yo hablaba de ese tema, no le agradaba pero para nada. Llegamos a la puerta del salón y Kouga, se despidió, preguntándome si en la tarde podríamos vernos, le conteste que no estaba segura-No sabía, si mi hermano, que estaba a cargo, ahora que mis padres estaban de viaje me dejaría, y además no quería que se pusiera de mal humor, cómo lo hacía cada vez que le mencionaba que si podía salir con algún chico-pero Kouga no desistió, insistió diciendo que no me dejaría, hasta que el dijera que si, así que tuve que aceptar. Luego de decir obtener esa respuesta, se fue sonriente, diciéndome que me estaría esperando, en el parque que estaba a unas cuadras de mi casa a las 3, pero que me esperaría hasta la 4, ya que sabía cómo era Inuyasha conmigo en esos aspectos. Pero que si no podía ir lo entendería, le sonreí y él se marcho finalmente. Una vez que entre al salón, las chicas se apilaron a mi alrededor, cómo de costumbre, preguntando por Inuyasha, el resto del día paso así. Hasta que sonó la campana de salida, todos los chicos salieron, yo tenía que esperar hasta que llegara Inuyasha, pero él se quedaba un tiempo a conversar con sus amigos, y con esa muchacha de otro salón con la que últimamente pasaba mucho tiempo, Kikyo, así se llamaba ella, Kikyo era muy bonita, pero por alguna razón no me quería, cuándo estaba con Inuyasha me trataba bien, pero cuando no lo estaba todo lo contrarío. Esa chica me daba algo de miedo.
-Kagome, vámonos-Me llamo Inuyasha, interrumpiendo mis pensamientos-
Me levante de mi asiento, y lo seguí.
-¿Y cómo estuvo tu día?-Me pregunto sonriente-
-Bien gracias, a Inuyasha…-Dudaba un poco sobre preguntarle-
-¿Sí?-Dijo sin dejar de sonreír, al parecer hoy estaba de buen humor-
-Bueno, yo…
Entonces llegamos al auto, Inuyasha me abrió la puerta, y yo entre, seguida de él.
-¿Y bien que querías decirme?-Me cuestionó-
-Bien, verás… Este… Kouga me invito a salir-Le dije con la mirada baja-
-¿Y eso qué?-Su voz había cambiado, sonaba algo irritada-
-Bueno yo quería saber si me podrías dejar salir con él esta tarde…-Pero él me interrumpió, gritando:
-¡No!-Su tono me asusto es por eso que no le cuestionaba a menudo sobre ese tipo de temas, Inuyasha era muy bueno conmigo en cualquier aspecto, pero cuándo se trataba de novios y citas, se ponía cómo una fiera-¡La respuesta es no! ¡Y no vuelvas a preguntar por que mi respuesta será la misma!-En estos momentos agradecía que hubiera una ventanilla separándonos del conductor, por que si no me moriría de la vergüenza-
-Pero…
-Nada Kagome, ya te he dicho que no, y esa es mi última palabra-Afirmo furioso-
-¿Por qué nunca me dejas salir con otros chicos? A otras chicas, sus hermanos si las dejan, además sólo es un paseo en el parque-Le reproché-
-Eso es por que esos chicos no se preocupan por sus hermanas, yo sólo estoy cuidándote.
-Si lo que quieres es cuidarme, ¿Por qué no vienes conmigo a la cita y me vigilas de lejos?-Le propuse-
-Ya te dije que no. Y no hablaremos más del tema.
Durante todo el viaje, ya no hablamos más, y cuándo al fin llegamos a nuestra casa, me baje rápidamente del auto, y enojada me dirigí a mi habitación. Al llegar me encerré con llave, tal vez mi hermano hubiera dicho que no, pero ¿Y que más daba si le desobedecía por una vez?, no tenía ningún amigo o amiga, y sólo quería alguien con quien conversar. Me bañe, y me arregle un poco, nunca usaba pintura cómo otras chicas, así que sólo me puse una cinta blanca en forma de diadema en al cabeza, un vestido azul cielo, y unos zapatos blancos, que combinarán con la cinta que usaba, y resaltarán el vestido azul que portaba, estaba lista, ahora el punto era escapar de mi hermano, los guardias no eran gran cosa, porque seguramente Inuyasha les habría dicho que no me dejarán salir, ya vería cómo convencerlos. Salí de mi habitación, y caminado con cuidado camine por varios pasillos, cuidando que nadie me viera, baje por las escaleras, y llegué hasta la puerta de salida, ahora sólo faltaba cruzar el jardín, casi lograba llegar a las enormes puertas de metal que me separaban del mundo, cuándo un hombre me habló:
-Señorita Kagome, ¿Qué hace aquí?
-Voy a salir-Trate de no mostrarme nerviosa-
-Pero su hermano ordeno que no la dejáramos salir.
-Bueno verá que convencí a mi hermano y me dejo salir-Le invente-
-Pero no he recibido nuevas ordenes.
-Es que cómo él esta muy ocupado, no pudo dar la nueva orden, pero si me dejo salir.
-¿Segura?-Preguntó dudando-
-Sí-Le sonreí-
El guardia tomo el llavero, que portaba en su cinturón y eligiendo una llave, abrió la puerta, al fin logre salir, ¡No podía creerlo estaba afuera y pronto estaría paseando en un parque cómo una persona normal!
Cuándo llegue al parque que habíamos acordado Kouga y yo, al principió él se sorprendió, pero luego me saludo:
-Kagome, ¡Qué sorpresa! creí que no vendrías.
-Pues mira, ya estoy aquí-Le dije-
-¿Te dejo salir tu hermano?-Me pregunto-
-Ahh, si algo así-Le respondí, él me miro extrañado por un momento y luego empezamos a pasear-
Conversamos de muchas cosas, que animales nos gustaban, las materias que más se nos dificultaban, y cosas así, hasta que de pronto el muchacho me dijo:
-Kagome, eres una chica muy especial para mí, ya que además de ser bonita, eres divertida, e inteligente. La verdad no entiendo por que todos hablan de tu hermano, si tu eres incluso más maravillosa-Su comentario me sonrojo-
-Gracias Kouga.
-No tienes que agradecer es la verdad, pero hay algo que tengo que decirte, la verdad es que me gustas, y me gustas mucho, por eso quería preguntarte ¿Quisieras hacerme el honor de ser mi novia?-Eso me sorprendió, había escuchado que le gustaba pero no pensé que fuese en serio, a mi me gustaba él, pero sólo cómo un buen amigo, no sabía que decirle, no quería lastimarlo, pero tampoco engañarlo-
Estaba a punto de contestarle que lo sentía pero no, cuándo escuche una voz que me causo temor:
-Kagome, ¿Puedes decirme que estás haciendo aquí? Recuerdo haberte dicho que no podías venir.
-Inuyasha, yo…
-Ve, al auto y ya hablaremos cuándo lleguemos a casa-Hice lo que él me pedía, empezando a alejarme, pero antes de que me fuera, Kouga me gritó:
-Piensa en lo que te propuse.
Llegue hasta el auto, y me metí ahí, supuse que Inuyasha estaría hablando con Kouga, después de unos minutos él llego, entró al auto y me dijo:
-Cuándo lleguemos a la casa, tú y yo vamos a hablar muy seriamente.
-Inuyasha…-Quise tranquilizarlo-
-No me hables, ya te dije cómo se harán las cosas.
Cuándo llegamos, salí del auto, y corrí hasta mi habitación, pero Inuyasha me alcanzo, me jalo hacía su cuarto, y al entrar cerro de un portazo la puerta. Me acorralo contra la pared, y se inclino sobre mí, no pude evitar abrir los ojos en par al ver que se acercaba a mi rostro, con claras intensiones de besarme…
Contado por Inuyasha:
Me levante temprano, a estás horas seguramente mi hermana menor Kagome todavía estaría durmiendo. Hermana, que ridícula sonaba esa palabra en mis labios y en mi mente, ¡Nunca había logrado verla cómo una hermana! Me vestí con el uniforme de la escuela, y me dirigí al cuarto de Kagome, entré cerrando la puerta atrás de mí, me acerque a la cama, observando con detenimiento a la pequeña persona que dormía en ella, a Kagome todavía le quedaban 15 minutos de sueño, ella siempre dormía medía hora más que yo, me arrodille al lado de la cama, observando su rostro con detenimiento, ella era cómo un pequeño ángel, siempre hermosa; mis manos se deslizaron por su rostro acariciándolo, era tan suave, aparte con delicadeza los delicados mechones de cabello que me impedían observar su cara en su totalidad, entonces mi mirada se centro en sus labios, aquellos pequeños labios, por dónde ella tomaba pequeñas bocanada de aire, y me acerque a ellos deseoso de probarlos, y degustar de su dulce sabor, pero retrocedí inmediatamente. Si Kagome llegará a enterarse de lo que de verdad sentía hacía a ella me aborrecería totalmente y eso no lo soportaría. Tome grandes bocanadas de aire, y entonces al fin hable:
-Kagome, despierta, despierta hermanita-Cuánto odiaba que ella fuera mi hermana, y aún más lo que sentía por ella, sabía que Kagome nunca me vería cómo yo la veía a ella y eso me lastimaba, mucho más de lo que pudiera expresar-
Kagome era mi tímida hermanita menor, era hermosa, aún más que eso; Kagome era una chica de una estura pequeña comparada conmigo, piel blanca cómo la leche, cabellos negros y preciosos que formaban coquetos rizos en las puntas, y un par de ojos castaños soñadores, amaba esos ojos, ¿Cuántas veces no me había perdido en su mirada?, sólo deseaba que ella sintiera al menos una pequeña parte de lo que yo sentía hacía ella…
-Kagome despierta-Insistí yo al ver que la muchacha no se levantaba, y entonces al notar que ella seguía algo dormida la sacudí levemente-
-Por favor 5 minutos más-Rogó ella, Kagome era tan infantil en estos sentidos, me reí levemente y luego le respondí:
-Si duermes más llegaremos retrasados a la escuela. Ya te he dejado dormir media hora más, así que levántate.
-¡Hermano!-Odiaba escucharla pronunciar esa diminuta palabra- Pero…
-Pero nada vamos-La interrumpí, nuestros padres no estaban en casa, pero me habían dejado a mí a cargo, y eran muy estrictos con eso de la puntualidad y la asistencia.
Kagome se levanto haciendo puchero, se veía tan linda haciendo eso, fue hacía el armario a buscar su uniforme y poder cambiarse. Íbamos a llegar tarde, ella se cambio, amaba verla con el uniforme, en realidad la amaba a ella.
Siempre había sido así desde que tenía memoria, había estado enamorado de mi hermana menor, había intentado de todo para sacármela de la cabeza, pero era completamente imposible, eso sólo provocaba que me gustará aún más, todo estaba bien, hasta que empecé a tener fantasías eróticas con ella, nunca había imaginado que podría tener ese tipo de deseos conforme a mi hermana, y me dolía que para ella sólo fuera su hermano mayor, cada vez que la veía me moría por besarla hasta quitarle el aliento, y ella se la pasaba sonriendo, sin saber que eso sólo aumentaba mi deseo. Era un tortura tener que verla todos los días, sin poder confesarle lo que sentía sólo por que era mi hermanita…
Abordamos la limusina, y durante todo el trayecto estuve observando a Kagome, cómo lo hacía siempre, al parecer aún tenía algo de sueño, ya que bostezo en más de una ocasión.
La limusina, al fin se detuvo, Kagome y yo salimos, e ingresamos a la escuela, yo llevaría a Kagome a su primera clase cómo acostumbraba, aunque no siempre podía hacerlo, caminamos lentamente por el patio, eso fue culpa mía, ya que lo único que quería era pasar más tiempo al lado de mi amada hermanita-Amada en el sentido literal de la palabra-entonces alumnos tanto de secundaría, cómo de prepa, empezaron a llamarme, y a reunirse a mi alrededor, tanto que ya no pude ver más el rostro de Kagome, trataba de parecer atento con las personas a mi alrededor, pero lo único que deseaba es que dejaran de molestarme y así pudiera estar más tiempo con Kagome. Entonces caí en la cuenta de que ella ya no estaba ahí, empecé a buscarla, disimuladamente, hasta que al fin la divise, Kagome caminaba a su salón, acompañada por Kouga, ¡Maldición! Sentí que la sangre me hervía de los celos, en momentos cómo este odiaba que Kagome fuera tan hermosa, a pesar de que ella no lo aceptará. Bastante ya había tenido, con Hoyo, Bankotsu, Renkotsu, Shoujo, e incluso los hermanos gemelos de Unigumo y Naraku. Era un fastidio, tener que estar al pendiente de que nadie se interesara en ella, no quería que ella estuviera cerca de algún chico, por que me sentía capaz de asesinarlo si la tocaban. Tal vez no podría tener a Kagome, pero no dejaría que ella se enamorara de alguien más.
Conocía al chico que iba con Kagome, Kouga, o cómo yo lo llamaba el número 2, por que siempre era el que quedaba en segundo lugar detrás de mí, no permitiría que Kouga, tuviera algo que ver con Kagome, ¡Primero muerto!
Me aleje de la multitud, con bastante mal humor, aún escuchando sus peticiones de que no me fuera, al llegar al salón cerré los ojos, y me imagine a Kagome, diciéndome que me amaba, cómo lo hacía siempre que estaba molesto, era la única manera de tranquilizarme, aunque eso no fuera verdad.
Todas las clases, pasaron sin novedad alguna, Sango preguntándome por Miroku, quien no vino, por alguna extraña razón, yo también necesitaba verlo, él era el único que sabía acerca de mis sentimientos hacía mi inocente hermana menor, y necesitaba desahogarme, y por supuesto aquella chica Kikyo, que me agradaba bastante, pero sólo cómo amiga, a pesar de eso, se notaba que ella pensaba en mí de otra manera, sin embargo yo sólo tenía ojos para Kagome. Kagome, Kagome, Kagome, Kagome, ¡Maldición Kagome! No podía dejar de pensar en ella. En todas las clases no tuve ninguna queja cómo siempre, a pesar de que estaba distraído, eso era algo natural en mí, ante los ojos de todos.
Sonó el timbre de salida, y todos los chicos se apilaron a mi alrededor preguntando, cosas cómo si podía salir con ellos este fin de semana, que qué era mejor un deporte o el otro, etc. Sin saber cómo me libre de ellos, y salí de ahí, antes de que empezarán a molestar de nuevo, llegue hasta el salón de Kagome, sabía que ella estaría esperándome.
-Kagome, vámonos-La llamé-
Ella me obedeció, y salio del salón para encontrarse conmigo.
-¿Y cómo estuvo tu día?-Le pregunte sonriendo, me sorprendió que el mal humor que tenía hubiese desparecido, y es que sólo ver a mi pequeña hermana me alegraba extraordinariamente-
-Bien gracias, a Inuyasha…-Contesto ella, la conocía perfectamente y sabía que algo me ocultaba-
-¿Sí?-Le pregunte sin dejar de sonreír-
-Bueno, yo…
En ese momento llegamos a la limusina, le abrí la puerta para dejarla pasar, y luego entre yo, recordé que ella quería preguntarme algo, y le cuestione:
-¿Y bien que querías decirme?-Mi hermanita bajo la mirada , para luego decir:
-Bien, verás… Este… Kouga me invito a salir-¡¿Que ese estúpido había hecho qué?, sólo imaginar a Kagome con él provocaba malestar-
-¿Y eso qué?-Trate de no mostrarme enojado, pero lo estaba-
-Bueno yo quería saber si me podrías dejar salir con él esta tarde…
-¡No!-La interrumpí, ¡Ni con él, ni con nadie! No quería que ella pensará en alguien que no fuera yo de esa forma, por que me moría de los celos-¡La respuesta es no! ¡Y no vuelvas a preguntar por que mi respuesta será la misma!-Sabía que lo que deseaba estaba mal, pero la quería sólo para mí, para mí, y nadie más-
-Pero…-Quiso protestar ella-
-Nada Kagome, ya te he dicho que no, y esa es mi última palabra-Le recalque furioso-
-¿Por qué nunca me dejas salir con otros chicos?-Eso me descolocó, no podía dejar que se enterara de lo que sentía por ella- A otras chicas, sus hermanos si las dejan, además sólo es un paseo en el parque-Ella me reclamó, tratando de persuadirme, en cualquier cosa que ella me pidiera accedería sin dudar para hacerla feliz, pero no en esta, no cuándo se trataba de salir con otro chico-
-Eso es por que esos chicos no se preocupan por sus hermanas, yo sólo estoy cuidándote-Le mentí, pero no tanto, en realidad todo el mundo notaba que era muy sobreprotector con ella, y a veces decían de broma, que si no fuera su hermano, podrían asegurar que estaba enamorado de ella, pero que eso era imposible, ¡Si claro imposible!-
-Si lo que quieres es cuidarme, ¿Por qué no vienes conmigo a la cita y me vigilas de lejos?-Ella me sugirió, ¿Verla de lejos en los brazos de otro? Eso sería peor que una tortura, más que el mismo hecho de imaginarla en la misma poción-
-Ya te dije que no. Y no hablaremos más del tema-Le dije cortante-
Durante el resto del viaje por la tensión de la platica reciente, no hablamos más, me dolía ver a Kagome tan triste, pero no tanto cómo imaginarla con alguien más. Cuándo al fin llegamos a la mansión, ella se bajo rápidamente de la limusina, y se dirigió molesta a su habitación, yo me dirigí a la mía, pero antes de llegar le ordene al jefe de seguridad que bajo ninguna circunstancia la dejará salir, escuche que se metió a bañar, pero nada más. Estaba en mi habitación sintiéndome mal, ¿Quién me daba derecho de decidir por Kagome cómo si fuera de mi propiedad? Me sentía culpable por eso, así que me dirigí a su cuarto para disculparme, y tal vez proponerle algo que lo compensará, al llegar frente a su puerta toqué, pero nadie abrió, imagine que debía estar muy enojada conmigo, y volví a tocar, nada, lo hice varías veces pero nadie abrió, forcé la cerradura, sin romperla, y logré entrar, estaba vacía, pero aún así podía estar en otros lugares de la mansión, sin embargo algo de mí me decía que no era así, fui a ver al jefe de seguridad, y el dijo que no sabía nada, entonces recordé, el guardia de seguridad que cuidaba la puerta, Kagome, no podría haber salido sin toparse con él, cuándo llegue hasta dónde estaba el señor, le cuestione si sabía dónde estaba mi hermana menor, el sujeto retrocedió asustado, excusándose con que ella le había dicho que yo le había dado permiso. Hubiera estallado en injurias contra el hombre, pero no podía si Kagome estaba paseando tranquilamente al lado de Kouga, la sola idea no me dejaba ni respirar. Ese maldito, si se atrevía a tocarle un solo cabello, despertaría en el hospital. Pero la pregunta era ¿Dónde estaba Kagome? de tantos sitios en esta ciudad, ¿Dónde? Entonces recordé sus palabras, "Es sólo un paseo por el parque" pero habiendo tantos parques, ¿A cuál habría ido? Trate de analizar la situación, pero Kagome no podía alejarse tanto, y el parque más cercano era, ¡Si no podía equivocarme! Llamé al cochero, y le ordene que me llevará ahí. Sólo imaginar que Kagome estaba con Kouga… ¡Me estaba muriendo de los celos!
Cuándo al fin llegamos, baje rápidamente del auto, empecé a recorrer el parque hasta que los divise a lo lejos, mi pequeña hermana lucía tan feliz, por un pequeño momento desee ser yo, quien estuviera a su lado, siempre me preguntaba, ¿Por qué había tenido que enamorarme de mi hermana menor? ¿Por qué? ¿Qué había hecho yo para merecer esto? Era una verdadera agonía el pensar en ella de una manera, que jamás podría confesarle. Camine hacía ellos, tratando de contenerme, cuándo al fin llegué hasta ella, vi que estaba a punto de decirle algo a Kouga, pero yo la Interrumpí.
-Kagome, ¿Puedes decirme que estás haciendo aquí? Recuerdo haberte dicho que no podías venir.
-Inuyasha, yo…-Pude ver cómo el cuerpo de mi hermanita se tenso al escucharme hablar-
-Ve, al auto y ya hablaremos cuándo lleguemos a casa-Kagome, accedió, caminado lentamente, y antes de que se alejará más oí a Kouga gritarle:
-Piensa en lo que te propuse-No pude evitar preguntarme que era lo que lo que ese maldito le habría propuesto-
Cuándo Kagome se alejo, miré al chico y le dije:
-Kouga.
-Inuyasha
-¿Para que viniste Inuyasha? Kagome y yo estábamos muy bien solos-El que me dijera eso, con tanto cinismo me molestó aún más-
-Kagome, es mi hermana, sólo me preocupo por ella-Le respondí con naturalidad-
-Inuyasha, ¿Para qué sigues fingiendo?-Me pregunto con sorna-
-No sé a que te refieres-Mentí-
-Por supuesto que lo sabes, puedes engañar a todos los demás idiotas en la escuela, pero no a mí, Inuyasha sé perfectamente que tú no ves a Kagome, cómo a una hermana, y eso lo sé por que yo tengo una hermana, ¿La recuerdas? Yo si trato a Sango, cómo a una hermana, pero tú, Inuyasha tu no ves a Kagome, cómo una hermana, ¡La ves cómo a una mujer! ¡Tú estás enamorado de tu hermana menor!-Sabía que lo que decía era verdad, pero simplemente le mentí:
-¿De qué hablas Kouga? ¿Estás tan mal de la cabeza que ya hasta inventas cosas?
-Inuyasha, que pena me das. Estar enamorado de tu hermana menor, de tantas mujeres que hay, ¿Por qué ella? Dime ¿Alguna vez te lo has preguntado?-Baje la mirada, para no verlo-Y a eso no es todo, dime ¿Qué sientes cada vez qué la vez con otros chicos? ¿Te sientes bien?
-Ya basta-Le pedí, con la voz entrecortada-
-Si Inuyasha, sabiendo que ella jamás te verá cómo tú lo deseas, para Kagome, eres y siempre serás su hermano mayor. Ella jamás te verá cómo me ve a mí, o cualquier otro chico, ¿Lo entiendes?
-Basta-Le pedí de nuevo, sus palabras me atormentaban, por que sabía que eran verdad-
-Y si crees que eso es malo, ¿Cómo te sentirás cuándo la veas en los brazos de otro sonriendo? ¿Cuándo la veas correspondiendo a un abrazo o a un beso?
-¡Ya basta!-Le grité, pegándole en la cara-
Kouga quedo inconciente en el suelo, por lo fuerte del golpe y yo salí de ahí. Kagome, no podía concebir que quisieras a otro, no podía, antes de eso preferiría la muerte. Camine y llegue hasta el auto en silencio, y después entre. Pude ver que Kagome estaba ya adentro.
-Cuándo lleguemos a la casa, tú y yo vamos a hablar muy seriamente-Le hice saber-
-Inuyasha…-Ella me habló-
-No me hables, ya te dije cómo se harán las cosas-Le dije, aún tenía en la mente los recuerdos de la reciente conversación, ella jamás vería cómo veía a otros chicos, entendía… Pero aún así dolía y mucho-
Cuándo llegamos a la casa, ella salio corriendo, tratando de evadir la conversación, me baje del auto, y la seguí, no tarde mucho en alcanzarla, por algo era el campeón del equipo de atletismo. Cuándo la alcance, la lleve a la fuerza a mi cuarto, al entrar cerré la puerta con tanta fuerza que se oyó cómo un golpe, la acorrale contra la pared, observando su mirada temerosa, y entonces vi sus labios, semiabiertos, totalmente preparados para recibir un beso, el beso que yo tanto anhelaba, el que había estado esperando desde que podía recordar, me acerque a sus labios deseoso, completamente sediento de probarlos, y saborear del dulzor de ellos hasta hartarme, no podía contenerme, le daría a mi hermanita un beso que no podría olvidar…
