Hola! Este es mi segundo fanfic. Esta vez de zootopia. Tenia muchas ganas de traer uno con mi OC, y acá está.
ADVERTENCIA: Contiene temas sexuales explícitos, y contenido homosexual. También violación. Si eres sensible ante este contenido, abstente de leer, de lo contrario, disfrútalo!

"Puede que sean malas para mi salud, pero es mejor que nada" Pensó aquel zorro rojo, mirando el frasco de antidepresivos que sostenía en su pata derecha.

Su nombre es Jackson Bloodline, nació como huerfano en un orfanato de las afueras de Zootopia. Fue adoptado por una familia de jabalíes, los cuales no eran muy buenos con él. Era una familia de 4, bastante dispareja en cuanto a especie. 3 jabalíes y un zorro. A Jackson no le molestaba eso, es mas, le parecía curioso que ellos le fuesen adoptado. Pero a la edad de 7 años, se dio cuenta de que ellos no le querian, es más, le odiaban a tal punto de golpearle por cualquier cosa. Le obligaban a hacer todas las labores de la casa, y "favores" difíciles, tales como acomodar muebles pesados, o arreglar cosas complejas, asegurándole de que no comería nada hasta no terminar. Eso tampoco llegó a molestar del todo a Jackson, es más, le gustaba estar siempre ocupado. Total nunca le compraron juguetes o cosas para entretenerse, así que esas labores eran lo único que él tenia de entretenimiento. Con 12 años, descubrió algo interesante, empezo a ver a unas compañeras de clase llevar unos guantes que llegaban hasta los hombros, como se veian tambien, consiguió comprarse unos. A partir de ése día los llevaria casi todo el tiempo, consiguiendo que sus padres le criticaran llamandole "Gay" y "Mujercita", él solo los ignoraba. A los 13 años, algo no muy bueno le pasó, algo horrible.

Llegaba cansado de la escuela, ya que era bastante menospreciado al ser zorro. Para llegar a su casa, tenia que ir por un camino muy obscuro, de noche. Por lo general era tranquilo el lugar, pero esa noche no. Caminando por la acera, escucho a alguien a su lado.

-Hey! tú, zorro!- me volteé para ver quién me estaba llamando.

-Ven acá!- Miré en la oscuridad, pude distinguir la silueta de algun canino bastante grande. Como no era tonto, lo decidí ignorar. Mala idea.

Apenas me volteé para seguir mi camino, senti una garra aferrarse a mi hombro, obligandome a detenerme.

-Es de mala educación ignorar a alguien que te esta hablando- soltó aquel canino, cerca de mi oido, un gruñido bajo capaz de helar la sangre.

-Te lo diré otra vez, es de mala educación ignorar a alguien- me agarró, con su otra pata, mi brazo derecho. Entre en panico e intenté soltarme, moviendome con fuerza, logre voltearme y asestarle un zarpaso en el hocico. Pude verle la cara. Era un lobo bastante alto, mediría unos 1.7 o 1.8 métros (yo medía solo 1.3). Su pelaje era totalmente gris, y sus ojos eran marrones. Me sonrió con la marca de mi zarpaso en la cara, el cual comenzó a sangrar. Dí unos pasos atrás, tropezando con mi propia cola y cayendo de espaldas. Verlo desde ese angulo me congeló, estaba aterrado. Metió su mano en un bolsillo, sacando una navaja de él. Me agarro con fuerza del cuello y me arrastro al callejon de cerca. Su agarre era demasiado fuerte, me dolia y apenas podia respirar, empezé a toser sintiendo que me ahogaba, hasta que me soltó. Gemí tosiendo bastante y tomando bocanadas de aire mientras él solo me miraba con esa sonrisa macabra. Me intenté levantar, pero me apunto con la navaja al cuello.

-Te costará caro tu idiotez, zorrito- dijo arrinconándome contra una pared.

No sabia que hacer, ¿pelear?, ¿huir?, no parecian buenas opciones. Se quedó un rato mirandome a los ojos, yo, bastante aterrado, por fin consegui hablar.

-¿Q-q-qué quiere d-de m-mi?- tartamudeé, con un nudo en mi garganta. La respuesta fue la menos esperada. con su pata libre empezo a acariciar mi costado. instintivamente intente alejarle, pero puso su navaja en mi cara.

-seria lindo que te dejaras. Lo harías todo mas facil ¿sabes? -dijo con un leve susurro en mi oreja -déjame devolverte el favor-

Después de decir éso, puso la navaja en la parte superior de mi ceja, instintivamente cerré los ojos y sentí como la hoja atravesaba mi piel. Grité, pero me agarro de nuevo del cuello, callándome y haciendome soltar un ruido ahogado. Empezo a bajar la navaja, cortandome mi ojo izquierdo, lentamente. Lloré, no sólo de dolor, si no de miedo. esa cortada empezo a sangrar bastante, mientras el dejo de cortar. la herida era desde la parte superior de la ceja pasando por mi parpado hasta la parte inferior de la cuenca de mi ojo. Comenzé a jadear a causa de la falta de aire, a lo cual él respondió soltándome. Tosi, temblando un poco y derramando silenciosas lagrimas, mientras ponia mi pata en mi ojo herido. me dejé caer en el suelo, sentado con la espalda en la sucia pared de el callejón, le escuché reirse, así que levanté la mirada, solo para notar que se habia bajado los pantalones, mostrandome la funda de su miembro canino. Me sonroje a la vez que levantaba la mirada para ver los ojos de mi agresor, él solo seguía sonriendo, mientras acercaba una pata a mi cabeza.

-¿Qué? ¿te gusta?- agarro mi oreja forzandome a acercar el hocico a su entrepierna. Me trate de resistir.

-NO! DEJAME! SUÉLTAME! POR FAVOR! -Grite moviendo mi cabeza de un lado al otro, tratando de levantarme. Mala idea. Al moneto de lograr estar en cuclillas, el me propinó un fuerte rodillazo en el estómago. Abrí la boca para tomar aire, ya que el golpe me habia dejado sin resuello, a lo que el lobo aprovechó para intentar introducir su miembro en mi boca.

-Muérdelo y sera lo último que hagas en tu miserable vida, zorro- amenazó. Cerre los ojos tratando de recuperar el aliento, a la vez que ignoraba el sabor tan raro del miembro del canino. Era grande, lo suficiente como para no permitirme hablar. Solte un gemido poniendo mis patas en sus caderas, tratando, en vano, de separarlo, ya que tenia su otra pata en la parte posterior de mi cabeza, forzandome a no despegar la nariz de su pelvis. Respiraba por la nariz, tratando desesperadamente de separarme del lobo. Despues de un minuto, epmezo a moverse, embistiendo con cierta fuerza mi boca. Me empezó a doler la mandíbula, asi que de nuevo intenté separarme, pero deteniendome al sentir el filo de la navaja en mi cuello.

-Mejor será para tí el no pelear y dejarte llevar- gruño, embistiendo más rapido. Yo solo gemia intentando pensar en cualquier cosa, deseando que esto acabara rápido.

Después de unos minutos, saco su miembro de mi hocico, a lo cual empezé a toser y jadear a causa de la falta de aire.

-Jeje buen chico... ahora levantate -dijo alejándose un poco de mi -y enseñame esa colita tuya-

Bajé mis orejas mirandole a los ojos, no iba a hacer lo que yo pensaba... ¿o si?.

-N-no, por favor! Señor éso no!- gemi débilmente, levantandome con cuidado.

Me agarro con fuerza del cuello, de nuevo.

-Harás lo que yo diga- gruño suavemente en mi oreja- o te mataré y violaré tu cadaver-

Ante éso último me estremecí visiblemente, gimiendo de dolor y agarrando el brazo con el que me sujetaba el cuello.

Me soltó. Tosi nuevamente, mientras pensaba rápidamente en que hacer. No tenia opción, era o ser violado, o morir y ser violado.

-E-esta b-b-bien- tartamudeé aterrado. Sabia que eso no me gustaria, pero no tenia otra salida -P-pero sea cui-cuidadoso...- me voltee, inseguro si era la mejor opción, casi preferia morir. Pero no queria, así que me dejé.

Empezo a deshacer mi cinturon, bajando mis jeans hasta mis rodillas, agarró y bajó mis boxers, mostrando mi trasero ante él. Me cubria instintivamente con mi gran y peluda cola, pero el la agarró, levantandola y descubriendo lo que quieria.

-Jejeje, se ve apretado. Mejor- sin siquiera intentar lubricarme, puso la punta de su miembro en mi ano, presionando para entrar. Apreté mis dientes soltando un gemido fuerte, dolía muchísimo.

-¿Que sucede zorrito? ¿muy grande para ti?- me susurro al oido. Yo solo trataba de ignorar el creciente dolor de tener algo tan grande en mi. despues de unos minutos de sufrimiento, consiguió metermelo casi entero, aún faltaba el nudo, pero yo apenas podia aguantar su miembro.

-Sólo t-termine rápido- gruñi, gimiendo de dolor. empezó a embestirme con ganas, solo disfutando de mi sufrimiento. Se sentia muy doloroso, raspaba la pared mientras trataba de ignorar el dolor y la angustia de que después me matase.

Sonará raro, pero despues de unos minutos logré acostumbrarme a ese dolor, es más, el dolor se iba. Y entonces solte otro gemido. Ni yo me creia esto. Estaba sintiendo placer. Era un placer leve y algo incomodo, pero hacia que mi miembro se pusiera duro. Me cubri disimuladamente con mi camisa. No queria que él notas éso, aunque andaba bastante mas centrado en embestirme sin piedad. Después de varios minutos así, empezo a embestir mas lento y corto.

-Ya casi llega tu regalo, zorrito- gimio, para luego agarrar con fuerza mis costados y presionar ese enorme nudo para que entrase en mi. No lo soporte y grité, intentando desesperadamente evitar eso. Yo era un canino, y sabia que pasaria si hacia éso, asi que en mi intento de liberarme, le di un codazo en el hocico, consiguiendo partirle un diente. Aun me arrepiento de eso.

Se enojó mucho, dejó de intentar introducir su nudo y me agarro de nuevo del cuello, mientras que con la otra pata me agarro el costado izquierdo del estómago, clavando profundamente sus garras en mi piel y rasgandola, haciendome tres heridas de al menos 10 cm de largo. De nuevo grité de dolor, aunque mi grito salio mas como un gemido ahogado, debido a que me estaba agarrando del cuello. Luego, como si no fuera bastante mi sufrimiento, me metio su gran nudo, causando que arquee la espalda del dolor.

-Gahhh- solte sintiendo que perdia el conocimiento, todo se volvia colores apagados y borrosos. Hasta que solo quedo la obscuridad.